RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

jueves, 21 de agosto de 2008

La calle de LAS LONJAS (con niño)

Esta calle significó para mí el encuentro grato y gratuito con unas nuevas formas de vida que yo ni siquiera podía imaginar viniendo, como venía, de un lugar tan alejado del mar como era La Cuesta (a unos 10 Kms. en dirección Sta. Cruz) dónde nuestro único entretenimiento consistía en descender a los profundos barrancos en lugar de jugar placidamente sobre la erizada superficie del mar, como hacían la mayoría de los niños del Puerto de la Cruz.
Durante muchos años mantuve una disciplina diaria: recorrer esta calle cada día como mínimo una vez. En ocasiones con la cámara fotográfica y en otras muchas sin ella. Este día, obviamente, si la llevaba.

2 comentarios:

  1. LA CALLE DE LAS LONJAS


    Continuando por la calle de las Lonjas, que rememora una de las actividades económicas secularmente esenciales, la antigua lonja de pescado del siglo XVIII muestra una escalera exterior a la segunda planta, y en el extremo de la calle, esquina calle Santo Domingo, la Casa Miranda (siglo XVIII) posee un patio trapezoidal consecuencia de la ubicación del solar entre dos vías.

    Sus dos plantas evolucionan a una tercera hacia la calle las Lonjas, mostrando una notable carpintería en sus numerosos balcones, puertas y aleros.

    En la calle Santo Domingo se localizan varios inmuebles de tres plantas, de los siglos XVIII y XIX, representativos de una arquitectura más cuidada, entre los que merece citarse el antiguo convento de Santo Domingo.

    Incendiado en 1778, sólo conserva algunos elementos originales en su fachada (diseñada por José de Bethencourt y Castro).

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  2. LA CUESTA
    NOMBRE COMPLETO:

    LA CUESTA DE ARGUIJON

    ECLECTICISMO Y RACIONALISMO EN VÍAS DE EXTINCIÓN
    (Desarrollo I: EL CASO DE LA CUESTA).

    David Martín López



    La disciplina urbanística es una tarea arduamente complicada en un siglo XXI, donde la destrucción masiva de nuestro pasado patrimonial, se hace cada vez de manera más indiscriminada. Las trazas urbanas de una localidad o sector poblacional, siempre se han adecuado a los problemas geográficos y sociales que demanda el ciudadano; pero es -sin duda- cuando se producen los choques entre los intereses políticos y económicos con los patrimoniales y culturales donde se debe actuar en la medida de lo posible, para ser respetuosos con nuestro legado. Atrás quedan aspectos de la nostalgia, y de otras cuestiones que no deben ser planteadas en esta disertación, pero bien es verdad, que un patrimonio se conserva y se valora sólo si desde nuestro ámbito se difunde y se conciencia.
    En este caso se trata de las últimas actuaciones del Plan Urban La Cuesta-Taco, desarrollado en los meses de este verano, donde la urdimbre urbana e histórica del entramado compositivo de las calles del barrio de La Cuesta de Arguijón han sido totalmente alteradas en pro de una vía más amplia y ancha, que dificulte en menor medida el problema del intenso tráfico que sufre la zona. El grupo de asesores de este proyecto Urban no ha sabido valorar -en su justa medida- una trama urbana histórica, consolidada tras algo más de una centuria, como elemento y eje representativo del lugar. La unión entre Santa Cruz y La Laguna, por esta cuesta, calzada empinada e histórica, como otras cuestas de la toponimia tinerfeña -La Cuesta la Villa, La Cuesta en el Sur, etc.- hizo que se formara un conjunto singular entorno a la vieja carretera. El s. XIX y, principalmente las primeras décadas del siglo XX hizo de La Cuesta, el lugar de paso habitual y obligado entre la ciudad añeja y aristocrática de La Laguna y una nueva capital de la isla, más alegre y burguesa, pero al mismo tiempo un referente experimental para nuevas soluciones arquitectónicas. El tranvía instalado desde 1900, los caballos, los coches posteriormente, han sido testigos directos del urbanismo de esta área suburbana a medio camino entre la nueva capital y la sede episcopal. Este sector poblacional giró entorno a un viejo mesón, construido probablemente a comienzos del s. XIX, y al que todos los viajeros señalaban en sus diarios (1).
    Entre 1869 y 1936, el paulatino crecimiento que experimenta la zona, hace que sea uno de los sectores más dinámicos en el proceso urbanizativo de la isla, expandiéndose el caserío y generando diversos nombres, en función de algún hito arquitectónico o un área concreta, encontrándose nombres como el Mesón de La Cuesta, la Cuesta Vieja, el barrio del Arguijón, La Cuesta de Arguijón, el castillo de La Cuesta, entre otros. El proceso de parcelación de La Cuesta se realizó de manera particular, donde cada finca de suelo rústico se construía sin un plan previo, generándose así “[...] un viario espontáneo, de simple acceso, desarticulado interiormente y sólo jerarquizado por la carretera principal.”(2) A principios del s. XX, las familias burguesas de Santa Cruz y La Laguna buscaban un clima más benigno que el de sus ciudades. Los calores de la capital en verano, y los grandes fríos a los que Aguere era proclive en invierno. Esto provocó un cambio en la mentalidad de la sociedad insular, que se evadía de la urbe, para construir su residencia a modo de villa suburbana. Familias importantes tuvieron así una segunda residencia en La Cuesta, con rejas traídas de Londres y otros lugares iban creando un estilo entre modernista y ecléctico, pero principalmente de influencia inglesa. Tejados con maderas recortadas, al estilo chippendale, estilo muy prolijo en las islas, como lo señala la viajera victoriana Florence du Cane en su libro Las lslas Canarias, editado en Londres en 1911 (3).
    Este eclecticismo floreciente de casas y chalets ingleses, de casas modernistas, surgido en la época de los años 20, contrasta con una nueva valoración de la arquitectura popular hecha a través del racionalismo. Arquitectura popular como fuente de modernidad, puesto que “[...] La belleza estética de este racionalismo y purismo de la arquitectura rural se asienta sobre la eliminación de todos los recursos decorativos, ya que sus soluciones no son efecto de la genialidad pasajera, sino fruto del poso de lo permanente en un fenómeno colectivo [...]”(4). Por eso en estas zonas, las casas racionalistas de La Cuesta tienen una especial importancia pues no siguen los dictámenes estrictos de las tendencias teóricas del racionalismo constructivo, sino que los propios albañiles y maestros de estas obras imprimen un carácter diferente y más personal por la escasez de recursos y por ser viviendas de bajo presupuesto para la clase obrera de Santa Cruz. Así en el barrio de La Cuesta, tanto en el eclecticismo, en el neocanario, como en el racionalismo se verá una extraordinaria “impureza” de estilo, que recrea un nuevo eclecticismo casi propio de esta zona, que hace encontrarnos ejemplos singulares, como una casa seudo-racionalista con elementos neocanarios, en la línea marcada por Marrero Regalado, adoptando ventanas de esquinera como las casas tradicionales del s. XVIII de los hijos-dalgo (5).
    En la actualidad, con las viles actuaciones de remodelación del entramado urbano y del eje representativo de La Cuesta, muchas casas históricas de la clase trabajadora lagunera han sido demolidas. Muros con espléndidas yeserías han desaparecido también, en esta “intervención” urbanística de 2003, junto con rejas y cerramientos traídos de Londres -en las importaciones de los propietarios-, etc. Casas y concepciones espaciales de porches cóncavos, se han desvirtualizado para “anchar” una carretera con unas dimensiones históricas, a las que nadie se había atrevido a desconfigurar, y que sin duda era uno de los ejemplos más relevantes del crecimiento urbano de las islas Canarias, a finales del s. XIX. Proyectos parecidos al de Ciudad Jardín de Las Palmas, y con otras ideas, fueron plasmados aunque sin tanta aceptación por parte de grandes arquitectos como Manuel de Cámara, Mariano Estanga, Domingo Pisaca,... en La Cuesta, barrio emblemático que hasta hace pocos meses tenía unas ruinas neogóticas como paso testimonial de los distintos estilos que eran visibles en esta zona, en peligro de extinción por la llegada de una nueva modernidad, que no cuenta entre sus planes, el respeto y el valor patrimonial como fuente -incluso- explotadora de sus recursos, como hubiera sido factible.

    http://perso.wanadoo.es/alonsocano1601/cano8/Eclecticismo%20y%20Racionalismo%20en%20Extinci%F3n.htm

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