RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

domingo, 24 de agosto de 2008

.....buena mar

No cabe duda de que los jóvenes son los primeros en ponerse a la altura de las circunstancias cuando de divertirse se trata. El clima, el tiempo, el espacio y la mar coinciden en idoneidad y bonanza para festejo de todos aquellos dedicados a la sabia práctica del ocio pero tan criticados por todos aquellos otros para los que el negocio consiste en lo fundamental.

1 comentario:

  1. MUELLE PESQUERO DEPORTIVO
    DEL PUERTO DE LA CRUZ


    La placidez del actual muelle pesquero probablemente no permita vislumbrar el dinamismo y la importancia que tuvo en el pasado no sólo para la ciudad sino para la vida económica de toda la isla. Y es que el origen y desarrollo de Puerto de la Cruz ha estado vinculado de forma casi exclusiva hasta bien entrado el siglo XIX a la actividad portuaria que según muchos historiadores es incluso anterior al nacimiento de la ciudad.
    El surgimiento de instalaciones portuarias es el resultado de la necesidad de encontrar una salida al mar en la comercialización de los productos agrícolas de La Orotava. El Cabildo de Tenerife acuerda su construcción en 1506, si bien el primer atisbo de puerto no se ubica en el emplazamiento actual, sino en la desembocadura del Barranco de San Felipe (en la zona actual de Playa Jardín), denominándosele más tarde como el “Puerto Viejo”. Desprovisto prácticamente de las mínimas infraestructuras portuarias se utilizaba para exportar azúcar, cereales y pez, al tiempo que se desembarcaban todo tipo de géneros y manufacturas. Este inicial auge supuso que el 80% de todas las exportaciones del archipiélago se hicieran a través del Puerto Viejo lo que motivó que Felipe IV le otorgara al Puerto de Orotava la distinción de “Llave de la Isla”. Pero las deficientes condiciones del emplazamiento del Puerto Viejo propicia que se busque una nueva ubicación y de esta iniciativa surge el llamado “Puerto Nuevo” (actual muelle pesquero), hecho que marcará de forma muy significativa la evolución de la trama urbana de la ciudad.


    Durante la primera parte del siglo XVI destaca la comercialización de azúcar como producto más significativo, pero ya en el segundo tramo de la centuria la comercialización de los vinos se convierte en el gran motor del desarrollo comercial y en consecuencia del crecimiento del Puerto de la Cruz. Un periodo de auge que se mantiene durante casi dos siglos hasta que comienza el declive a finales del siglo XVII debido a la pérdida de los mercados coloniales de Portugal e Inglaterra, la competencia de los vinos italianos y el jerez español, los altos impuestos y tasas que sufrían los caldos isleños a lo largo de su comercialización, así como un giro de la demanda hacia productos de menos calidad.
    Pese a todo el muelle portuense continuó siendo durante el siglo XVIII uno de los centros portuarios más dinámicos del archipiélago y junto con el de Santa Cruz el más importante de Tenerife.
    Por otro lado a partir de 1723, en el marco del centralismo comercial y portuario impuesto por la Corona, se traslada la Comandancia General a Santa Cruz, donde se busca concentrar todo el tráfico marítimo del Archipiélago, lo que genera importantes consecuencias económicas en los núcleos de población vinculados al resto de los puertos. Este centralismo bloquea cualquier tipo de iniciativa de potenciación de otros enclaves portuarios, generando unas consecuencias muy graves al ser una política estructural que se mantendrá hasta nuestros días.
    Con el paso de los años el uso principal del muelle portuense se ha limitado al abrigo de la actividad pesquera, si bien se tiene previsto que en 2007 pueda iniciarse una amplia rehabilitación del recinto portuario con la intención de proyectarlo a una dimensión de puerto pesquero-deportivo dentro una actuación integrada con el futuro Parque Marítimo que lo conecta con la zona de Playa Jardín.
    Este repaso histórico del papel que el Puerto ha jugado en el nacimiento y desarrollo de la ciudad, nos muestra claramente como este enclave ha sido testigo privilegiado de todos los hechos más destacados que ha vivido Puerto de la Cruz. Desde los tiempos del auge comercial a los más recientes como puerto pesquero, el muelle portuense siempre se nos ha presentado como un lugar especial. Escenario de oníricas evocaciones, sirvió de inspiración a ilustres viajeros que como Marianne North, Olivia Stone, Elizabeth Murray y tantos otros de finales del siglo XIX que quedaban extasiados en sus paseos.
    Espacio de tertulias improvisadas de los portuenses, lugar donde mirar al mar y perderse entre los pensamientos, mercadillo de los frutos de la mar, territorio natural para la embarcación de la Virgen del Carmen durante las fiestas patronales, territorio tradicional para los amantes de la caña de pescar o sencillamente el mejor lugar para las zambullidas de los más jóvenes. En lo que todos coinciden es que es un lugar donde uno siempre vuelve, por donde uno siempre procura pasar de camino a los quehaceres más cotidianos, el lugar donde el turista se embelesa y se pierde con el sonido de las olas.

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