RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

jueves, 21 de agosto de 2008

La calle de LAS LONJAS

La Cofradía de Pescadores estaba situada en la llamada Calle de Las Lonjas nº 5. Una calle estrecha y tortuosa que comenzaba en el muelle y finalizaba cerca del Penitente, en la llamada hoy Plaza de Europa donde en otro tiempo existía un mercado popular, tipo ZOCO, de marroquinería general.
En días sucesivos continuaremos viendo fotos de esta calle.
Este trozo de pared enjalbegada publicitaba el restaurancito con terraza de La Cofradía. La puerta de al lado conducía hasta una escalera y a través de ésta se llegaba hasta la terraza misma. Nunca fué el lugar más frecuentado por los portuenses aunque, por lo menos, una vez en la vida ,todos los ciudadanos se dignaron a pasar por allí, comiendo lo que había que comer: pescado; bebiendo lo que había que beber: vino tinto; y pagando, naturalmente.
La terraza en cuestión daba a la parte posterior, sobre el mar. Solo por eso valía la pena no comer bien, a veces.

35 comentarios:

  1. ANTONIO CASTRO GARCIA

    POR LO VISTO SU PADRE FABRICÓ HELADOS AL FINAL DE LA CALLE DE LAS LONJAS

    1.- Pasaba de los 80 años; pero nada hacía presagiar un final tan inesperado. Murió repentinamente en el Puerto de la Cruz don Antonio Castro García , alcalde que fue de la ciudad norteña en la que nací. Era un hombre profundamente cordial, que jamás renunció a sus ideas. Bajo algunas expresiones enérgicas se escondía su bondad. Era hijo de don Antonio Castro Díaz , un industrial portuense que fabricó, junto al muelle, en la calle de Las Lonjas, refrescos y sifones. Los que se tomaban los turistas de los años cuarenta, cincuenta y sesenta y nosotros, los chiquillos del Puerto, que le íbamos a pedir a don Antonio polos de hielo. Era falangista y me dio clase de Formación del Espíritu Nacional. Igual que ocurriera con otra gran persona, a la que quiero recordar y que felizmente leerá este artículo, don Francisco Suárez , delegado del Frente de Juventudes, supieron educarnos. No había nada de sectarismo en sus clases. Jamás les escuché pronunciar la palabra "rojo". Nunca. Defendían sus ideas con corrección y nos dejaban en paz.

    2.- Puede que porque aquello era ya el tardo franquismo, o no tanto, nosotros fuimos niños felices con maestros así. A Antonio Castro le tocó administrar parte de la herencia política de Isidoro Luz , junto a hombres como Marcos Brito, Felipe Machado del Hoyo y Felipe Machado González de Chaves . Y mi propio padre, en sus años de alcaldía accidental. Dirigieron con mucho acierto un Puerto cordial y amable, que empezó a tirar con fuerza del carro de la economía insular en épocas económicas complicadas. Daba gusto pasear por una ciudad que nacía de nuevo, con la anarquía propia de los tiempos pero con un fondo de belleza incuestionable.

    3.- Los ediles de entonces perdían dinero en el Ayuntamiento. No tenían sueldo; apenas unos gastos de representación. Hacían encajes de bolillos para sacar la ciudad adelante. Antonio Castro fue un hombre bondadoso, amante de su familia, íntegro. A veces la política nos distanció, pero siempre le guardé un gran respeto. Lamento mucho su pérdida y quiero testimoniar a su viuda y a sus hijos el sentimiento más sincero de pesar por su muerte. Les queda, nos queda a todos, su recuerdo, su forma de ver la vida, su sabio consejo y su exquisito talante personal. Un hombre del Puerto, que ya no podrá ver más -o a lo mejor sí, desde otro lugar- las luces y las sombras de la ciudad que contribuyó a crear. Siento muchísimo su muerte.

    ANDRÉS CHAVES


    http://www.eldia.es/2008-01-07/criterios/criterios5.htm

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  2. LA CASA DE LA REAL ADUANA

    Avanzando hacia el puerto, La Casa de la Real Aduana, construida a partir de 1620 por la familia Franchy -y localizada junto a los restos de la antigua Batería de Santa Bárbara-, se caracteriza por su porte voluminoso, distribuido en dos niveles y entresuelo. Esta edificación esencial en la historia de la ciudad fue levantada entre los siglos XVII y XVIII, organizándose en torno a un patio rectangular sobre el que se dispone una notable galería con presencia de gárgolas zoomórficas. En la fachada principal las puertas y ventanas muestran una decoración de cojinetes, existiendo un balcón de un cuerpo con idéntica decoración. En la fachada que mira al puerto, un sobresaliente balcón sobre jabalcones y decoración de cojinetes conforma una estampa característica de este rincón portuario.

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  3. LA CALLE DE LAS LONJAS

    Continuando por la calle de las Lonjas, que rememora una de las actividades económicas secularmente esenciales, la antigua lonja de pescado del siglo XVIII muestra una escalera exterior a la segunda planta, y en el extremo de la calle, esquina calle Santo Domingo, la Casa Miranda (siglo XVIII) posee un patio trapezoidal consecuencia de la ubicación del solar entre dos vías. Sus dos plantas evolucionan a una tercera hacia la calle las Lonjas, mostrando una notable carpintería en sus numerosos balcones, puertas y aleros. En la calle Santo Domingo se localizan varios inmuebles de tres plantas, de los siglos XVIII y XIX, representativos de una arquitectura más cuidada, entre los que merece citarse el antiguo convento de Santo Domingo.

    Incendiado en 1778, sólo conserva algunos elementos originales en su fachada (diseñada por José de Bethencourt y Castro).

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  4. EL BARRIO DE LA RANILLA


    Junto a esta arquitectura de mayor calidad constructiva, el Puerto de la Cruz alberga notables ejemplos de arquitectura popular (en gran parte desaparecidos), que se concentraban mayormente en el barrio de La Ranilla.

    El auge demográfico de este núcleo urbano a partir del siglo XVIII configuró una trama urbana de calles rectas organizadas bajo una retícula de tendencia ortogonal, en la que la casa terrera de gran desarrollo longitudinal y organizada en torno a una patio central o lateral constituye el rasgo definidor de su arquitectura.

    Utilizando materiales más modestos, las casas presentan fachadas estrechas en las que se abren dos o tres vanos, prolongándolas en altura a medida que avanza el siglo XIX y, en especial, a partir del XX, con objeto de enmascarar las características cubiertas de tejas. Es entonces cuando proliferan igualmente viviendas de una planta con azotea, como evolución constructiva propia del siglo pasado.

    Esta misma tipología popular se repite en los sectores periféricos del núcleo urbano: Las Cabezas y zonas exteriores de La Hoya.

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  5. LA PLAZA DEL CHARCO

    El eje comercial del Puerto de la Cruz lo representa la Plaza del Charco de los Camarones, como elemento organizador de la estructura social y urbana de la ciudad portuense, y centro económico vinculado a la proximidad del desembarcadero.

    En su fachada occidental se conservan algunos de los inmuebles que sirvieron como almacenes y casas comerciales, siempre articulados en dos plantas en torno a patio central y cubiertas de teja, alternando con azoteas. Destaca el inmueble nº 12 de la plaza, dotado de un estrecho torreón del siglo XVIII, galerías superpuestas y una labor de carpintería de gran riqueza en la que son notorias las gárgolas antropomórficas. Adosado a éste, otra edificación de características similares contribuye a la conservación de la imagen histórica de este hito urbano, muy transformado y de cuyo perímetro restante sólo merece destacarse el inmueble ubicado en la esquina con la calle Quintana.

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  6. EL CENTRO HISTÓRICO DEL PUERTO DE LA CRUZ

    (PRIMERA PARTE)

    El centro histórico del Puerto de la Cruz ha sufrido importantes alteraciones morfológicas a partir de la eclosión del turismo de masas a mediados del siglo XX, padeciendo un proceso gradual e inexorable de destrucción de la arquitectura tradicional y de suplantación de las volumetrías originales por otras que en nada se diferencian del modelo desarrollista imperante en otras ciudades turísticas españolas.
    La intensidad de este proceso destructivo ha sido tal, que hoy día no es posible hablar en el Puerto de la Cruz de un conjunto histórico homogéneo. Sin embargo, la ciudad histórica está aún presente en la trama urbana -hecho éste de fácil constatación, si se coteja la actual configuración con los planos históricos de A. Riviere (1741) o de Álvarez Rixo (1828)-, así como en importantes manifestaciones arquitectónicas, aisladas, entreveradas con edificios modernos, que traducen la importancia de este enclave portuario durante los siglos XVII, XVIII y principios del XIX.
    Esta dispersión no implica un obstáculo para justificar su declaración como Conjunto Histórico, atendiendo a la definición que de esta categoría realiza la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias (Ley 4/1999, de 15 de marzo), que admite el carácter disperso de la agrupación de inmuebles que lo conforman. Muy al contrario, esta dispersión -como consecuencia del proceso de degradación progresiva que sufre este núcleo urbano en los últimos 50 años- constituye la única solución para preservar los últimos vestigios de interés patrimonial compatibilizándolo con el previsible desarrollo urbanístico del resto de la ciudad.

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  7. EL CENTRO HISTÓRICO DEL PUERTO DE LA CRUZ

    (SEGUNDA PARTE)

    La condición de primer puerto de la isla durante parte del siglo XVII y del XVIII, el crecimiento demográfico del XVII y de principios del XIX, y los beneficios generados por la exportación de vinos -en especial los de finales del XVIII y principios del XIX, la última etapa alcista en el comercio vitícola-, redundarán en una importante actividad constructiva y en la definitiva configuración del centro urbano de la ciudad, caracterizado por unos indudables valores históricos y patrimoniales.
    En el ámbito propuesto perviven edificios religiosos como la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Peña y la antigua iglesia del convento franciscano, restos exiguos de la arquitectura conventual de San Francisco y Santo Domingo, plazas que articulan amplios espacios urbanos (del Charco y de la Iglesia) y un importante elenco de arquitectura doméstica, en especial la del tipo de casa comercial, testimonio de la actividad mercantil de tiempos pasados.

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  8. EL CENTRO HISTÓRICO DEL PUERTO DE LA CRUZ

    (TERCERA PARTE)

    Por el contrario, en el barrio de la Ranilla se verifica una forma diferente de ocupación del suelo, consolidada en el decurso de los siglos XVII, XVIII y XIX: el asentamiento de las clases populares, relacionadas en su mayoría con la actividad comercial del muelle y la pesca, en terrenos de escaso valor inmobiliario -sobre todo los más septentrionales-, nulo aprovechamiento agrícola y anegados ocasionalmente por el mar. La vivienda característica en esta zona es la casa terrera entre medianeras, con un frente de fachada escaso (dos o tres vanos) y mayor desarrollo hacia el fondo.
    La presente delimitación tiene por objetivo la protección de estos núcleos, así como la preservación de otros elementos externos mediante la constitución de varios islotes, incluyendo inmuebles religiosos, haciendas, edificios y jardines significativos; persiguiendo con ello ponderar, junto con otras construcciones de interés, el legado irlandés y británico. En todos estos casos se pretende la creación de entorno de protección lo suficientemente amplio como para preservar los inmuebles de futuras afecciones edificatorias en sus inmediaciones o de impactos que perturben la apreciación de sus valores históricos y patrimoniales.

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  9. EL CENTRO HISTÓRICO DEL PUERTO DE LA CRUZ


    DESCRIPCIÓN.

    (PRIMERA PARTE)


    El Conjunto Histórico del Puerto de la Cruz tiene sus orígenes a lo largo del siglo XVI, en que se trazan las líneas directrices de la estructura sociofuncional del casco; si bien su configuración como entidad urbana se produce a partir de la centuria siguiente, al convertirse en vía de salida de la rica producción agrícola del Valle de La Orotava y foco de atracción de una activa burguesía comercial. La trama urbana que se configura a lo largo de los siglos siguientes, asociada a la expansión económica y social, ha conservado muchos de los elementos arquitectónicos y urbanísticos desarrollados secularmente y que configuran el actual casco histórico de la ciudad. Esta arquitectura mantiene, en líneas generales, los cánones tradicionales -propios de los siglos XVI al XVIII- hasta que se incorporan en el XIX los lenguajes arquitectónicos posteriores, sin alterar la coherencia volumétrica y ambiental.

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  10. EL CENTRO HISTÓRICO DEL PUERTO DE LA CRUZ


    DESCRIPCIÓN.

    (SEGUNDA PARTE)


    El conocido como barrio del Centro constituye el núcleo fundacional del Puerto de la Cruz, albergando dentro de su perímetro territorial buena parte de los edificios y elementos urbanos singulares de la ciudad, tales como plazas, templos, conventos, así como las viviendas de los ciudadanos principales. Es éste el dominio espacial de una arquitectura doméstica en el que se imponen los inmuebles de dos y tres plantas, organizados en torno a patios claustrados, con dos o tres galerías superpuestas -dependiendo de la existencia del entresuelo tan característico de las casas comerciales-, abiertas o cerradas mediante ventanales y apeadas sobre jabalcones o pies derechos, con acceso mediante escalera de ida y vuelta. En las viviendas tiende a predominar la composición simétrica de vanos en las fachadas de mampostería, que se refuerzan mediante esquinas vistas en cantería. Sus ventanas son mayoritariamente de guillotina o de cojinetes labrados, siendo igualmente característicos los balcones cubiertos, de varios cuerpos, decorados con celosías o balaustres y variados diseños de cojinetes en sus antepechos. Como elemento representativo de la arquitectura doméstica de las islas, contribuyen a configurar el paisaje urbano del Puerto de la Cruz.

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  11. EL CENTRO HISTÓRICO DEL PUERTO DE LA CRUZ


    DESCRIPCIÓN.

    (TERCERA PARTE)


    Como inmuebles singulares de la ciudad, las casas comerciales aparecen a finales del siglo XVII, mostrando variantes respecto al modelo tradicional, incorporando la ya mencionada galería intermedia -correspondiente al entresuelo-, así como un tipo de estructura torreada -los miradores-, localizados generalmente en los vértices de los inmuebles y vinculados a la propia actividad comercial en relación con la arribada de navíos a los muelles.

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  12. SOBRE LA CASA DE LA ADUANA

    (PRIMERA PARTE)

    El edificio civil más antiguo
    La Antigua Casa de la Real Aduana es uno de los inmuebles más valiosos del Puerto de la Cruz desde el punto de vista histórico-patrimonial. La familia Franchi la construyó en 1620. Luego fue registro del tránsito aduanero y hasta Consulado Británico. El Cabildo la compró en 1997 a la familia Baillon e invirtió 22.000 euros en su restauración. A partir de abril de 2001 empezó a funcionar como centro socio-cultural. Ubicado en la calle de Las Lonjas, originariamente fue un conjunto arquitectónico formado por la antigua batería de Santa Bárbara -que el Ayuntamiento proyecta reconstruir-, el resguardo de la Real Aduana y la vivienda de la familia Franchi. Se trata de una edificación de 793 metros cuadrados distribuidos en dos plantas alrededor de un patio, altillo y una pequeña construcción en cubierta, típica de la arquitectura civil tradicional, realizada con muros de mampostería, estructura de madera y cubierta de teja. El edificio, gestionado por la Empresa Insular de Artesanía, cuenta con una zona comercial en la que se encuentran ubicadas tiendas de artesanía y gastronomía, y salas para conciertos, cursos formativos y exposiciones.

    http://www.diariodeavisos.com/diariodeavisos/content/30545/

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  13. SOBRE LA CASA DE LA ADUANA

    (SEGUNDA PARTE)

    La Antigua Casa de la Real Aduana, el edificio civil más antiguo que se conserva en el Puerto de la Cruz, construido en 1620, será a partir de enero la nueva sede de la Oficina de Información Turística de esta ciudad. El vicepresidente primero del Cabildo y consejero de Turismo y Planificación, José Manuel Bermúdez, confirmó a DIARIO DE AVISOS que este servicio insular, incluido en la Red de Centros de Información Turística de Tenerife, se instalará en la planta baja de la Casa de la Aduana, en el local que ocupó anteriormente la tienda de Sinpromi y al lado de la tienda del Centro Insular de Artesanía.

    El proyecto de remodelación de la nueva oficina turística portuense así como el de equipamiento y mobiliario, está prácticamente terminado y se espera ejecutar en diciembre para abrir al público en enero. Bermúdez destacó las especiales características de la Casa de la Aduana y su situación estratégica en pleno centro histórico y peatonal del Puerto de la Cruz. "Es un emplazamiento ideal y emblemático para la oficina de información turística y, además, dado los 400 visitantes que ésta recibe al día, puede proporcionar una sinergia muy positiva que ayude a aumentar las ventas en el Centro de Artesanía existente en la misma Casa de la Aduana". El consejero insular de Turismo resaltó que el traslado proporcionará a su vez un nuevo aliciente a este inmueble histórico, propiedad del Cabildo, que se ha convertido en un punto de referencia en la ciudad por la intensa actividad que genera en diferentes ámbitos (cultural, artesanal, empresarial, formativo, etc.).

    La Oficina de Turismo del Puerto de la Cruz está situada en la actualidad en las oficinas municipales de la Plaza de Europa, a donde se trasladó años atrás al incendiarse su sede anterior, ubicada en la plaza de la Iglesia. Este emplazamiento servía además de sede del CIT Local, situado ahora en la calle Puerto Viejo, en una espléndida oficina reformada con una subvención insular.

    José Manuel Bermúdez explicó que el traslado y mejora de la Oficina de Turismo portuense es una de las actuaciones enmarcadas en el convenio de colaboración para la creación de la Red de Oficina de Información Turística de Tenerife (Infoten). Destacó la importancia de la coordinación entre el Cabildo, los ayuntamientos y los CIT para conectar las 36 oficinas turísticas de la isla, "con el fin de implantar estándares de calidad para mejorar la atención en destino a los turistas y aumentar sus índices de satisfacción".

    Agustín M. González

    http://www.diariodeavisos.com/diariodeavisos/content/30545/

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  14. SOBRE LA CASA DE LA ADUANA

    (SEGUNDA PARTE)

    Casa de la Real Aduana

    Esta casa data del S. XVII (1620), y es el único edifico de carácter civil de ese siglo que se conserva en el casco urbano del Puerto de la Cruz.


    Orígenes históricos de su entorno
    Los aledaños de la Casa de la Aduana, en el espacio conocido desde sus inicios como Puerto de la Cruz de la Orotava, surgieron desde principios del S. XVI como lugar de salida de las producciones del Valle de la Orotava.

    La pequeña caleta del Charco servía, no sin cierta dificultad, como embarcadero.

    El intenso oleaje en invierno y las dificultosas condiciones naturales para el acceso obligaban a los barcos a asentarse a poca distancia, transportándose la carga por medio de barcas.
    El Cabildo de La Laguna – por aquél entonces capital de la isla – acuerda la construcción de un muelle para facilitar estas operaciones.


    Con escasa población completamente vinculada al mar y a corta distancia de su caserío, no empezará a desarrollarse hasta principios del S. XVII.


    Casa ligada al puerto
    La Casa de la Aduana fue erigida a partir de 1620 por la familia Franchy, coincidiendo con un gradual asentamiento en el Puerto de la Cruz de una rica y poderosa élite mercantil de procedencia foránea, entre los que destacaban portugueses, ingleses, franceses y catalanes; de ahí el interés de la oligarquía orotavense por controlar en su provecho el proceso de expansión de lo que sería el puerto principal de salida de sus producciones, destacando entre ellas el vino de malvasía.


    No en vano S.M. El Rey don Felipe IV en su Real Orden de 1648 otorgó al Puerto de la Cruz el título de "Llave de la isla", como se simboliza en su escudo heráldico.
    Por Casa de la Aduana se entendía el conjunto arquitectónico formado por la Batería de Santa Bárbara, el antiguo resguardo de la Real Aduana y la vivienda de los Prieto – Alfaro, descendientes de los Franchy; quienes la arrendaron a la Real Hacienda para acomodar en ella las dependencias de las aduanas como residencia de los almojarifes o administradores hasta 1833, año en que pasa a Santa Cruz de Tenerife.


    En 1689 contaba el Puerto de la Cruz con 596 casas y 2605 habitantes, alcanzando su mayor desarrollo en la segunda mitad del S. XVIII, propiciado por la destrucción del cercano puerto de Garachico tras la erupción volcánica de 1706, con un activo comercio tanto local como extranjero.


    Su ambiente cosmopolita no pasó desapercibido y causó la admiración del propio Humboldt en 1799.


    Al comienzo del S. XIX vive el Puerto sus últimos momentos de esplendor, pasando a ser el principal centro mercantil de Canarias y contándose a cientos los buques que arribaban, en su mayoría de nacionalidad norteamericana por tratarse de una nacionalidad neutral durante las guerras napoleónicas.


    Tras este espejismo, surgió una crisis de una intensidad hasta entonces desconocida.
    La emigración fue masiva y el viñedo caía en picado debido a las plagas, por lo que el Puerto de la Cruz pasó a ser un centro mercantil secundario.


    Distintos usos de la casa
    Muchos son los usos que se han dado a la Casa de la Aduana desde su origen.

    Su misión inicial era gestionar y vigilar que las normas legales de tránsitos se cumplieran, pero no fue éste su único destino.

    Sus estancias bajas fueron también sede del Consulado Británico.


    La Casa compartió los momentos más apasionantes de la historia local del Puerto de la Cruz, protagonista en fiestas, complots políticos, transacciones comerciales de dudosa legalidad, juegos, comidillas sociales, tertulias, conciertos y escandalosas huidas con damas de la alta sociedad.


    Sus balcones y ventanas fueron testigos de numerosos actos y eventos que acontecieron más allá de sus paredes, formando parte de la extraordinaria configuración urbana que la ciudad tenía y que constituía uno de los centros de arquitectura doméstica más originales de Canarias.


    En el Puerto de la Cruz surgió un nuevo modelo económico, el turismo, aunque éste se había ido desarrollando a la sombra de la actividad comercial desde inicios del S. XIX, transformando completamente la ciudad, pero desgraciadamente sin conservar el magnífico legado de su arquitectura.


    La Casa de la Aduana sobrevivió a esta transformación urbanística gracias a la familia Baillon, quien adquirió la casa en 1963, usándola como residencia personal y a la vez manteniendo una parte abierta al público.


    La batería de Santa Bárbara
    Las costas de las Islas Canarias se vieron obligadas a fortificar sus puntos más estratégicos, ya que no se libraron de la presencia de piratas y corsarios, sobre todo en el periodo comprendido entre finales del S. XVI y mediados del S. XIX.


    La batería del muelle o de Santa Bárbara es una de las más antiguas del Puerto de la Cruz.

    Data del S. XVII y en 1741 se llevó a cabo su ampliación y renovación.

    De forma semicircular, contaba con un muro empalizado, una garita y una caseta que servía de polvorín adosada a la trasera de la Casa de la Aduana.

    Su misión era defender los barcos que fondeaban en el “Limpio de las carabelas” de los ataques de piratas o corsarios. Contaba con cuatro cañones del calibre 12, dos de hierro y dos de bronce, luciendo éstos las armas de Portugal y de Holanda, pues provenían de un barco holandés que le había sido entregado al Capitán General de la isla, Don Luis de Córdoba.


    La Casa de la Aduana alojó en sus habitaciones más cercanas a la batería al comandante de la institución.

    Por ello contaba la casa, tras su remodelación, con una entrada conectada a la zona militar (hacia la plataforma del muelle), además de la entrada principal, de carácter civil, en su fachada de la calle de Las Lonjas, comunicándose ambas por un patio central.


    En 1810, el espacio exterior común de la casa y la batería fueron testigos de un suceso que marcaría una de las páginas más negras de la historia local, hecho conocido como el "Motín de los franceses", cuya consecuencia fue el cruel linchamiento de dos pacíficos franceses que vivían en el Puerto de la Cruz y que fueron acusados de colaboradores con las tropas napoleónicas, que por esas fechas se enfrentaban a las españolas en la Guerra de la Independencia.


    La batería se desartilló por Real Orden de 25 de Julio de 1878 y fue declarada en 1924 inadecuada para las necesidades del ejército, siendo derribada a petición del alcalde D. Melchor Luz, para permitir el acceso a los camiones que iban a descargar fruta para ser embarcada en el muelle.


    Reparación de embarcaciones

    En numerosas ocasiones la plataforma que fuera de la batería se convertía en improvisados astilleros, donde se han construido y reparado numerosas embarcaciones para la pesca en el litoral.

    Hoy se conservan de la misma los muros que dan hacia el mar y la escalera para acceder a él como prueba testimonial de la historia de esta ciudad.


    Una cruz llamada La Carola
    Adosada a la Casa de la Aduana aparece una cruz llamada "La Carola". Se trata de la más antigua de las que se tiene noticia en el Puerto de la Cruz, tal vez la primera, la que marcó la cristianización y de donde tomó el nombre la ciudad.


    Se sitúa junto a las escalinatas que antes servirían para dar salida a los pasajeros del control de pasaportes y aduanas.

    Posee dos sudarios, el más antiguo es el que se coloca en la cruz de la vecina Casa Miranda.

    El otro está confeccionado con tela e hilos traídos desde Londres

    De grandes proporciones (243 cm. x 205 cm. ; ancho 15 x 15 cm.) y de sección octogonal, es la última cruz que ven los marineros cuando se hacen a la mar.

    http://www.todotenerife.es/index.php?sectionID=16&lang=1&s=2&ID=4676

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  15. EL BARRIO DEL CENTRO

    El barrio de El Centro se completa con los inmuebles localizados en la calle Blanco, Dr. Ingram, Nieves Ravelo, calle Valois y Pérez Zamora.

    Predominan las viviendas de los siglos XVIII y XIX, con modificaciones en el último siglo, dos y tres plantas y patios con galerías abiertas o cerradas mediante ventanas de guillotina.

    Sobresalen los inmuebles alineados a ambos lados de la calle Pérez Zamora, en su mayor parte de dos plantas y entre los que destacan la antigua Casa del Pueblo (nº 32) o el nº 36, una de las viviendas más antiguas del Puerto de la Cruz.

    El nº 38 ofrece un original balcón central con decoración vegetal y columnillas salomónicas.

    En el patio existe otro balcón, éste en estilo neoclásico.

    En la calle Blanco, el nº 22 -o antiguo casino de la ciudad- cuenta con un torreón-mirador, mientras que el nº 19 ocupa el antiguo emplazamiento de la casa donde nació Álvarez Rixo, erigiéndose como uno de los elementos patrimoniales más valiosos del Puerto de la Cruz.

    Destacan sus ventanas delimitadas por pilastras estriadas y cornisa moldurada, así como los balcones -de gran originalidad-, gárgolas en la fachada y mirador.

    Este conjunto acoge, igualmente, elementos de arquitectura contemporánea igualmente valiosos, como la gasolinera de La Estrella (obra del arquitecto Luis Cabrera) o el Callejón de Las Damas, de indudable resonancia histórica para la ciudad.

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  16. LA IGLESIA PARROQUIAL Y SU PLAZA

    El otro polo, en este caso simbólico, del Puerto de la Cruz está representado por la iglesia parroquial y su plaza, que constituyen el conjunto más relevante de la misma.

    En su entorno se desarrollaron los tres conventos (con sus respectivos templos) de las órdenes franciscana y dominica (este último ya reseñado).

    La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Peña es el edificio religioso más importante del Puerto de la Cruz, organizado en tres naves separadas por columnas, con artesonados mudéjares.

    Sobresale la capilla principal, ricamente decorada con columnas y motivos vegetales.

    Su fachada sufrió modificaciones desde finales del siglo XVIII.

    En sus inmediaciones, la casa parroquial se levanta en este mismo siglo.

    Del antiguo convento franciscano se conserva su iglesia, edificada a partir de una ermita del siglo XVI, a la que se le adosa una nave paralela.

    En la calle Agustín de Bethencourt, 6, aparece un inmueble que debió pertenecer al complejo conventual y del que sólo conserva su fachada y la galería.

    Junto a ella, una casa de fachada ecléctica y con motivos vegetales perteneció, igualmente, a aquél.

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  17. LA HOYA

    En el entorno urbano de la iglesia, que incluye el sector de La Hoya, se concentran algunos de las principales vías urbanas y edificios de la ciudad.

    En la calle Quintana se alternan inmuebles del siglo XVIII de dos plantas -como el Hotel Marquesa, que destaca por su patio cuadrado delimitado por cuatro galerías altas y una destacada labor de carpintería- y algún otro, de factura modernista (nº 2), que constituye una singularidad dentro de la arquitectura portuense.

    Las calles de San Juan, Las Tiendas, La Hoya, Zamora, Iriarte y Luis de la Cruz completan la red viaria tradicional, conservando numerosos inmuebles de indudable valor patrimonial.

    Desde el nº 4 de la calle la Hoya, que, con sus dos plantas y el balcón en la fachada, constituye uno de los edificios más antiguos de la ciudad; hasta la célebre Casa Iriarte, con un patio cerrado por ventanales y dos bellos balcones en sus fachadas.

    Otros inmuebles de interés son la Casa Reimers (siglo XVIII), que dispone de granero; la Casa Ventoso (siglo XVIII), en la que la originalidad del patio con escalera decorada en lacería no desmerece la fama de su esbelto torreón con seis pisos; el nº 4 de la calle Zamora, notable por sus grandes dimensiones y por el espacioso granero en la tercera planta; el antiguo Colegio de la Pureza, construido en el siglo XVIII y conservando su torreón y un patio cerrado con ventanas de guillotina.

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  18. EL BARRIO DE LA RANILLA

    (SEGUNDA PARTE)

    Estos ejemplos de arquitectura burguesa portuense se complementan en estas calles con otros de arquitectura más popular -casas terreras-, relacionadas con el antiguo entorno rural que rodeaba el casco urbano desde el siglo XVIII al XX.

    El barrio de La Ranilla se extiende al oeste de la Plaza del Charco y se ha caracterizado tradicionalmente por un modelo de vivienda popular, levantada con materiales de menor calidad y una tipología bien definida: casa terrera, de planta rectangular organizada en torno a un patio central o desplazado respecto al eje de la edificación, y cubierta de teja. La Plaza Pérez Galdós, la calle Mequinez, calle Puerto Viejo, calle El Lomo o calle San Felipe acogen numerosos ejemplos constructivos de estas características, alternándose con otros edificios de mayor porte (dos plantas) y, ocasionalmente, elementos historicistas, neoclásicos; si bien el aspecto más delicado de la conservación patrimonial de este barrio ha sido, además de las modificaciones que han sufrido algunas fachadas, la sistemática destrucción de los testimonios de esta arquitectura popular, que se han reducido aceleradamente en los últimos años.

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  19. EL BARRIO DE LA RANILLA

    (TERCERA PARTE)

    En este barrio se documentan algunas capillas de cruz, unas modestas construcciones relacionadas con la importancia concedida a la festividad del 3 de mayo, que conmemora la fundación de la ciudad desde 1851, cuando el Alcalde José Agustín Álvarez Rixo instauró nuevamente esta celebración sobre la fecha en que la ciudad había conseguido la Real Cédula de 1651 que le otorgaba su independencia como entidad local.

    Fueron construidas entre los siglos XIX y XX y suelen caracterizarse por su planta rectangular, fachadas rematadas -en ocasiones- por un frontón, cubierta a dos aguas y cruz procesional en su interior.

    Han de citarse las dos de la calle Mequinez, la de Las Maretas y, fuera de La Ranilla, la de la calle las Lonjas y, en la periferia del Conjunto Histórico, la de Cruz de Cuaco, El Durazno, Dña. Severa y D. Dámaso.

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  20. ISLOTES EN LA DELIMITACIÓN DEL CASCO HISTÓRICO DEL PUERTO DE LA CRUZ

    LOS DENOMINAREMOS A LOS ISLOTES:

    SITIOS


    La delimitación del Conjunto Histórico se completa con una serie de islotes que corresponden, en general, a grandes haciendas (en su mayoría pertenecientes originalmente a comerciantes extranjeros), que conservan una tipología singular al integrar aspectos arquitectónicos y ambientales o naturales, pues la mayoría de estos edificios disponen de espléndidos jardines y antiguas explotaciones agrícolas, configuradas bajo una clara influencia británica. Entre estos islotes han de señalarse los siguientes:

    EL SITIO LUNA

    El Sitio Luna -construido por el comerciante portugués F. Caballero Sarmiento y epónimo de Dña. F. de Orea y Luna, mujer de B. Renshaw, quien lo compró a Sarmiento-. Su estilo es neoclásico americano y fue levantado en 1891, destinándose a instalación hotelera.

    Más tarde, F. Renshaw de Orea construyó en los terrenos del Sitio Luna el llamado Templete de Lomo Nieves. En sus inmediaciones, la Casa de Arroyo.

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  21. EL SITIO LAVAGGI

    El Sitio Lavaggi es un gran inmueble de dos plantas y azotea, rematado por un mirador con balaustre.

    Su forma de gran cubo rectangular se inscribe dentro de la estética neoclásica del siglo XIX, y constituye una de las primeras mansiones del casco antiguo portuense.

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  22. EL SITIO LITRE


    El Sitio Litre es un inmueble de planta rectangular, con fachada principal hacia el norte y trasera hacia el sur.

    Está emplazada en lo alto de un malpaís y la fachada principal se halla elevada sobre el camino de acceso a la casa.

    Bajo el patio delantero, aprovechando el desnivel del terreno, se ubicaron las caballerizas y el pajar.

    Frente a estas dependencias hallamos una pequeña casa de servicio.

    En la fachada norte destaca una galería alta cerrada, de fábrica, con cubierta de teja árabe, en la que se abren ventanas de cristalera de doble batiente con montante acristalado.

    Sobre estos montantes se despliegan sendos toldos de madera listados en blanco y verde.

    Esta galería descarga en el patio mediante unos pies derechos de madera, de fuste liso, base de piedra y zapatas de moldura mixtilínea, originando un corredor frontal o un amplio soportal abierto.

    La cubierta es plana, compuesta por vigas de madera, astillado, torta y baldosas.

    En la azotea se eleva un pequeño mirador u observatorio octogonal, con cubierta de cobre.

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  23. EL SITIO LITRE

    (SEGUNDA PARTE)

    El jardín es aterrazado, con una vía central perpendicular a la puerta trasera de la vivienda y dos laterales que enlazan con la principal.

    El pavimento de estos caminos es de losa chasnera. Llegados al centro del jardín, una glorieta o cenador con columnas de piedra y travesaños de madera sostiene una enorme buganvilla.

    La denominación de Sitio Litre le viene dada por deformación del epónimo Little.

    James y Archibald Little se asociaron con su tío, John Pasley, vinculo del que resultó la Pasley Little & Co. Archibald permanecería en Tenerife mientras James se ocupaba de los asuntos de la compañía en Londres.

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  24. LA CASA COLOGÁN


    La Casa Cólogan se localiza en el sector de La Paz, en el centro de una antigua finca de viñedos, emplazada en el borde del acantilado de Martiánez.

    La belleza de esta hacienda llegó a ser alabada por científicos extranjeros que recalaron en el Puerto.

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  25. ERMITA DE SAN ANTONIO

    La ermita de San Antonio fue fundada a mediados del XVIII por el alférez Antonio José Borges Temudo y María Perera Guervalán, su esposa. Terminada la construcción de la ermita se hizo la plaza, que posteriormente se incluyó en la casa de los White o Blanco.

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  26. OTROS ISLOTES



    Otros islotes están representados por el templo de Nuestra Señora de la Paz -la antigua ermita de San Amaro-, el más antiguo del Puerto de la Cruz y que conserva las imágenes de la patrona y del santo epónimo.

    El gran islote ocupado por el Casino Taoro y su parque, articulado en torno al Camino de la Sortija, incluye la Iglesia Anglicana "All Saints, en estilo neogótico propio de los países del norte de Europa entre finales del siglo XIX y principios del XX, así como la casa del párroco.

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  27. EL CEMENTERIUO PROTESTANTE.
    Y
    EL CEMENTERIO CATÓLICO.

    el cementerio protestante, que constituye la institución religiosa más antigua que tenían los residentes británicos en el Puerto de la Cruz (aunque servía para los de cualquier otra nacionalidad y religión), popularmente conocido como La Chercha.

    Tuvo sus comienzos en el XVIII, a raíz de las estipulaciones del Tratado de Utrecht (1713) y su amurallamiento corrió a expensas de los súbditos holandeses, los más numerosos por entonces.

    Según algunos autores, es el cementerio no católico más antiguo del país.

    El cementerio católico de San Carlos fue construido en 1810, siguiendo las recomendaciones higiénicas del real mandato de Carlos III, a las afueras de la ciudad.

    La capilla y el trazado reticular de las calles son, al decir de Álvarez Rixo, de 1840. Los muros de cerramiento han sido modificados, elevándolos en altura.

    Las fotografías de principios de siglo nos muestran una tapia más baja y almenada.

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  28. LA HACIENDA DEL DURAZNO

    En el camino de El Durazno, la hacienda del mismo nombre conforma un gran inmueble -actualmente destinado a actividades hoteleras-, que responde al modelo característico de la arquitectura rural canaria y, en especial, de las grandes haciendas.

    Fue lugar de retiro de D. J. de Herrera Ayala y Rojas (1714-1766), XI conde de La Gomera y VI marqués de Adeje, siendo el artífice de su edificación.

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  29. JARDINES DEL HOTEL MARTIÁNEZ


    Los jardines del antiguo Hotel Martiánez que, con el transcurso del tiempo, han quedado aislados al sur de la calle Valois.

    El jardín limita, por el norte, con la calle Valois, por el sur, con el barranco de Martiánez, por el este, con la plaza de Viera y Clavijo, y por el oeste, con el camino del Sitio Litre.

    En la actualidad, los caminos interiores, han desaparecido, así como los muros de cerca- por el norte, oeste y parte de la tapia este- y la verja de entrada, conservándose tan sólo la pila, cuatro ejemplares de laureles de indias y dos palmeras canarias.

    Muy próximo, la Plaza de Viera y Clavijo que es resultado del proceso urbanizador de mediados del siglo XIX, en el intento de resolver los problemas derivados de las avenidas del barranco inmediato.

    Algo más alejado, el Chorro Cuaco o Fuente de Martiánez data de 1840, abasteciendo desde entonces a la población de este sector urbano.

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  30. LA CASA AMARILLA DEL PUERTO DE LA CRUZ


    La Casa Amarilla se localiza en la denominada Finca de La Costa, en la Costa de Yeoward, a la que se accede por la Carretera General del este (TF-131) en el término municipal de Puerto de la Cruz y su importancia histórica radica en haber acogido un centro de experimentación con primates promovido por el neurofisiólogo alemán Max Rothmann y por la Real Academia Prusiana de las Ciencias en 1910.

    La labor más destacada del centro correspondió a Wolfgang Kšhler, que lo dirigió durante cinco años, trasladándose entonces a El Ciprés.

    El emplazamiento corresponde a una antigua finca de explotación platanera, a la que se accedía por el camino tradicional de Los Orovales hasta la apertura de la nueva carretera.


    La delimitación se corresponde con un polígono irregular definido por los siguientes vértices:

    El vértice 1 coincide con las coordenadas U.T.M. (350.187; 3.144.116), como vértice oriental del polígono del que parte una línea recta imaginaria en dirección SO hasta contactar con el vértice 2, con coordenadas U.T.M. (350.182; 3.144.091), y situado en la margen meridional de un camino que parte del desvío de la carretera TF-131.

    Prosigue en línea recta y dirección OSO hasta un punto situado en el mismo camino, con coordenadas U.T.M. (350.174; 3.144.085).

    La línea imaginaria discurre hacia el oeste por la margen del camino hasta el vértice 4, con coordenadas U.T.M. (350.153; 3.144.078).

    Desde aquí quiebra hacia el sur hasta contactar con el vértice 5, con coordenadas U.T.M. (350.153; 3.144.067), y de nuevo hacia el SE hasta conectar con el vértice 6, con coordenadas U.T.M. (350.157; 3.144.058).


    Desde este punto avanza hacia el oeste, cruzando el Camino Orovales, hasta contactar con el vértice 7, con coordenadas U.T.M. (350.132; 3.144.056) y avanza hacia el vértice 8, con coordenadas U.T.M. (350.128; 3.144.053).

    Desde este punto se dirige hacia el NO hasta conectar con el vértice 9, con coordenadas U.T.M. (350.130; 3.144.066), torciendo hacia el este hasta contactar con el vértice 10, con coordenadas U.T.M. (350.130; 3.144.069) y desde aquí, de nuevo hacia el NO hasta conectar con el vértice 11, con coordenadas U.T.M. (350.117; 3.144.093), desde donde avanza hasta el punto origen.

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  31. LA CASA AMARILLA DEL PUERTO DE LA CRUZ BIEN DE INTERÉS CULTURAL.

    EXPLICACIÓN DE LA RAZÓN

    Bien de Interés Cultural se justifica por tratarse del inmueble que acogió un centro de experimentación con primates promovido por el neurofisiólogo alemán Max Rothmann y por la Real Academia Prusiana de las Ciencias en 1910.

    Su primer responsable -Eugen Teuber- alquiló en 1913 una finca conocida como El Sitio, donde se localizaba la Casa Amarilla, para instalar las jaulas y el centro.

    A principios de 1914 llegó el nuevo director -Wolfgang Kšhler- que lo dirigió durante cinco años, trasladándose entonces a El Ciprés.

    La trascendencia del recinto se deriva de su utilización como centro experimental y cuyos estudios fueron esenciales para la gestación de la psicología de la Gestalt, desarrollada posteriormente en Berlín y Estados Unidos.

    La delimitación del entorno de protección se justifica por la necesidad de controlar la relación del inmueble con su ámbito espacial más inmediato, y por la necesidad de atender los requisitos básicos de su preservación más allá de la mera protección física del bien, lo cual implica la consideración de aspectos como su significación e integración en el paisaje y su visualización.

    La delimitación también satisface los preceptos enunciados en el artículo 26.2 de la Ley 4/1999, de 15 de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias, que establece que ésta se realiza "a fin de prevenir, evitar o reducir un impacto negativo de obras, actividades o usos que repercutan en el bien a proteger, en su contemplación, estudio o apreciación del mismo".

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  32. LA CASA AMARILLA DEL PUERTO DE LA CRUZ

    (PRIMERA PARTE)


    DESCRIPCIÓN.


    Se trata de una antigua vivienda rural de dos plantas y una cubierta de tejas a cuatro aguas, organizada en dos crujías.

    Los vanos se distribuían de manera irregular en las fachadas, presentando los rasgos propios de la arquitectura tradicional de las islas. La denominación obedece al color de los paramentos, que aún se conserva parcialmente.

    No obstante en la actualidad, la edificación se halla muy transformada por las obras y la presión urbanística que recibe, constituyendo uno de los justificantes para su protección.


    El centro de experimentación se situaría, según todas las fuentes, al este de la casa, existiendo una descripción por parte de los científicos Max Rothmann y Eugen Teuber:

    "Una pequeña casa con su jardín es suficiente para el director de la estación y su familia.

    Justo al lado hay un patio de juego de alrededor de medio acre cubierto por una malla metálica que se despliega en todas direcciones desde un mástil de cinco metros (...) de altura.

    Así los animales disfrutan de una completa sensación de libertad pese a estar encerrados.

    En el medio del patio de recreo se ha instalado un aparato gimnástico; el árbol y los dos plantones de plátanos han sido inmediatamente devastados por los chimpancés.

    A un lado del recinto, que está situado en medio de una platanera, se erigió la casa de los monos con cuatro dormitorios, siendo cada uno de ellos adecuado para albergar varios animales".

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  33. LA CASA AMARILLA DEL PUERTO DE LA CRUZ

    DESCRIPCIÓN.

    (SEGUNDA PARTE)

    El lugar donde los monos campaban libremente era un terrizo de un cuarto de acre -aproximadamente- cubierto por una red sujeta a un mástil.

    Había algunas matas y arbustos, así como dos plantones de plátanos y un árbol, árbol este que cobraría fama al ser utilizado por Kšhler en su primer experimento crucial: el "Experimento de la cesta de frutas".


    Un laboratorio anejo a la casa de los primates incluía facilidades para filmar, fotografiar y un fonógrafo.

    Estos dispositivos fueron utilizados por Teuber y Kšhler en sus experimentos, filmando y fotografiando el "inteligente comportamiento" de los chimpancés: el uso de instrumentos, apilamiento de cajas, el uso de las puertas para alcanzar objetivos, etc.

    Esta ubicación fue confirmada por Ronald Ley (A Whisper of Espionage.

    Wolfang Khšler and the Apes of Teneriffe), que contó con la inestimable ayuda de Manuel González García, o Manuel "de los Machangos", quien estuviera al cuidado de los animales.

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  34. LA CASA AMARILLA DEL PUERTO DE LA CRUZ

    DESCRIPCIÓN.

    (TERCERA PARTE)


    Glaser coincide con esta localización:

    "La mayoría de los experimentos descritos (por Kšhler) se realizaron en 1914 en el "patio de recreo" inmediato a la casa por el noreste".

    Juan Carlos Gómez, traductor y autor del proemio de Intelligenzprüfugen an Menschenaffen (The Mentality of Apes) en su versión española, también recoge la descripción de las instalaciones:


    (...) Estaban divididas en dos zonas: una, interior, con cubículos destinados al alojamiento de los animales, y otra, exterior, que era una especie de amplio patio de tierra, cercado mediante una alambrada por la zona donde no había edificios y cubierto por una especie de carpa de malla de alambre que colgaba desde un mástil de cinco metros de altura y cerraba perfectamente el recinto.

    Esta es la zona que Kšhler llama en sus escritos "el patio de juego".

    Estaba destinado a albergar a los animales durante la mayor parte del tiempo.

    Además del mástil, los chimpancés contaban con una especie de aparato gimnástico, algunos árboles y toda una serie de plantas, hierbas y objetos diversos, como piedras y tarugos.

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  35. LA CASA AMARILLA DEL PUERTO DE LA CRUZ

    DESCRIPCIÓN.

    (CUARTA PARTE)

    Es evidente que la trascendencia de este recinto se deriva de su utilización como centro experimental.

    Se trataba, en rigor, de la parte más importante de la Estación de Antropoides, concebida por Rothmann como un espacio compartido donde los animales debían desarrollarse libremente.

    "Desde la perspectiva actual, el planteamiento de Rothmann resulta extraordinariamente lúcido.

    La importancia otorgada a la sociabilidad del chimpancé, a la necesidad de un amplio espacio de terreno donde estos pudieran interactuar libremente y a la observación de su comportamiento espontáneo, se echa a faltar en muchas instituciones actuales que albergan chimpancés con fines científicos o educativos".

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