RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

sábado, 16 de agosto de 2008

Todos hemos tenido PADRES

En mi modesta opinión, nuestros padres pudieron haberse llevado a la tumba ciertas experiencias particulares que no consideraron pertinentes ponerlas en nuestro conocimiento pero que, al igual que la mayoría de todos nosotros, sí que necesitaron ponerlas en práctica.
Zoilo

Los textos de ficción de Carlos Cay en El Pais carecen para mí del más mínimo interés. No voy a entrar en su calidad narrativa ni en el estilo "expresionista" del relato pero sí que reconozco, sin embargo, mi total interés por la estupenda ilustración que acompaña siempre a "me cago en mis viejos" y que, en mi opinión, está muy por encima, superando con mucho la creación narrativa y de cuyo autor, por desgracia, sabemos muy poco o casi nada por no figurar su firma en ninguna de las historietas publicadas hasta ahora.
Por su impecable estilo le he podido reconocer en ilustraciones similares en otros distintos artículos de distintas características pero siempre omitiendo su propio nombre.

(Reproduzco aquí un texto sobre el particular de mi amigo Antonio Pedro).
ME MEO CON LOS VIEJOS.
AL MAL TIEMPO, BUENAS MACETAS.
Hoy también salí.
Fui con los colegas del curro a dar un volteo.
Cuando llegué vi un libro encima de la mesa de la entrada.
La vieja no había llegado y el viejo se le oía como tecleando sus rollos en el ordenador que no sabe usar, por cierto.
Bah, lo abrí.
De pronto se cayó del libro, como una hoja podrida. La miré fijamente y hasta la olí, no sea que fuera hierba de la buena y que la tuviera disecada por algún recuerdo. Me la hubiera fumado allí mismo en su honor, pero no era eso. Parecía una rosa por el color y porque me pico un espina. Rápidamente me chupé la sangre para no dejar rastro y miré el libro y era de poemas, jajaja, y de cuentos, no sé por qué, mi pureta usa estos rollos y menos a su edad. La leyenda esa decía al principio:
Introducción sinfónica
"Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los extravagantes hijos de mi fantasía, esperando en silencio que el arte los vista de la palabra para poderse presentar decentes en la escena del mundo.
Fecunda, como el lecho de amor de la miseria, y parecida a esos padres que engendran más hijos de los que pueden alimentar, mi musa concibe y pare en el misterioso santuario de la cabeza, poblándola de creaciones sin número, a las cuales ni mi actividad ni todos los años que me restan de vida serían suficientes a dar forma.
Y aquí dentro, desnudos y deformes, revueltos y barajados en indescriptible confusión, los siento a veces agitarse y vivir con una vida oscura y extraña, semejante a la de esas miríadas de gérmenes que hierven y se estremecen en una eterna incubación dentro de las entrañas de la tierra, sin encontrar fuerzas bastantes para salir a la superficie y convertirse al beso del sol en flores y frutos."
Gustavo Adolfo Béquer
Joder, menudo el tronco, me dije. Siempre armándome ruido por las cosas que digo y el tío disparata en colores. Leyendo cosas extrañas sobre los hijos, a ver si encima, eso va por mí.
Mis viejos leen mucho porque hicieron varias carreras, de cuando había que estudiar mogollón.
Los viejos son viejos, imagínate, que entonces no había LOGSE, ni primaria, ni eso, ni nada, sólo habían números en las puertas de las clases.
En aquel tiempo, si tenías faltas al escribir, no te pasaban, si estaban colgados todos con lo del Franco, ese del culo blanco. (¡Viva Franco! que tiene el culo blanco porque su mujer lo lava con ARIEL..........., pero con música del Himno Nacional).
Ah, un día, mi viejo me dijo que tenían que hacer filas para entrar y cantar mirando al sol o de cara al sol que era una canción jodida. En fila y sin pibas en la clase yo no sé como el viejo no salió del otro bando.
Por cierto, que leer, a mi viejo con el messenger es cojonudo pone hasta la comita esa encima de las palabras y todo. Nada, que mi pureta es un finolis escribiendo. A saber, que del tipo se puede esperar cualquier cosa, aunque siempre me troncho con sus historias. Me da a mí que se la está pegando a la vieja con una tía, porque ese libro tiene poemas. Voy a revisarle la cartera a ver qué foto le saco aparte de algún billete prestado para mis gastos. O la chaqueta por lo de los preservativos, aunque me da que él ya no los usa ni con la vieja. Ahora que ya casi me quería olvidar del tema, entro aquí, pongo el blog tuyo, Zoilo, y me encuentro esto de las macetas y las plantas y me persigue el mal rollo con lo del tiempo. Por cierto para la hierba del armario del cuarto de lavar de la azotea necesito otro envase. Esto del cuarto éste te lo cuento otro día, pedazo de historia alternativa.
Que conste que al viejo mío, sólo lo oigo reír cuando se encierra en el despacho, pone el sándalo y le oigo a Bob Marley de fondo. Tremendos vacilones que con las plantas se monta mi viejo y no precisamente moviendo macetas porque ese curro a él no le va.
Stanley Jr.

--
Antonio Pedro

3 comentarios:

  1. ME MEO CON MIS VIEJOS

    CAPÍTULO 5

    NO SABE LO QUE ES.

    ¡ ANIMAL !, ES UN APARATO.


    Lo sabía, el viejo se pasaba mucho tiempo tecleando, anoche.


    Me imaginé que estaría otra vez con los traumas en la pantalla del Word, intentando hacer una tabla o cambiando el tamaño de la letra, todo eso es una complicada operación para él.


    También podría estar copiando cosas o inventándose viajes que nunca hizo para publicarlos.


    Pero no, según él, se le metió un virus.


    Pobre viejo, mira que le costó entender que lo del virus como animal de compañía no era de verdad, que era un programa del ordenata que había hecho un hacker.


    Estuvo una temporada echándose alcohol en las manos, cada vez que lo cogía por si se infectaba con el teclado.


    Hay que mearse con él al mirarlo con el portátil poniendo hasta una clave y todo pensando que su firma es un tesoro escondido en el disco duro.


    Después llegó mi vieja, con una pizza fría bajo el brazo para ponernos de cenar.


    Venía de estar con las amigas, eso dice ella.


    Me había dicho antes de salir que le grabara no sé qué programa, creo que callejeros o algo así, que habla de pobrezas y cosas chungas y que ponen por la cuatro.


    Sé que lo echan los viernes, justo el día de salida de ella y como yo me las piro con los colegas después de la una, pues me da tiempo de ser el imprescindible una vez más, en ésta mi familia.


    A ella le gusta sufrir creo que era comunista o socilista o algo parecido cuando joven y ahora que gana pasta a montones ya no lo es, bueno de la puerta a la calle sí.


    Con las amigas en el Club, que son como ella, le gusta hablar de cosas de igualdad social , de los problemas del hambre en África, de los cayucos, siempre de los pobres pero no hace nada por ellos.


    También habla de noticias que dice que lee en El País.


    Sólo compra el periódico para parecer de izquierdas.


    Lo pone adrede en el coche para que se lo vean.


    Y encima, la falsa, se cabrea al ver los temas de los sufridos.

    "Que se jodan y trabajen como yo". dice ella cuando no la oye nadie, pero yo sí.


    Pues resulta que la tía no sabe usar el grabador ni del vídeo, ni del DVD.


    No sabe poner una peli, pero el móvil, la lavadora y la plancha se las conocen mejor que yo o al menos así se lo explica a la colombiana, sin papeles, que por poca pasta le hace las cosas de la casa para que ella pueda salir al Club que ya dije con las amigas a salvar al mundo de las injusticias sociales que se producen cada día.


    Ella sabe hacer lo que le interesa, hasta sin leerse el manual de los aparatos


    Por otro lado, mi viejo, cree que un virus es un animal y por lo tanto hay que matarlo.


    El tío es un tronco, no piensa, no sabe la diferencia que hay entre un animal y una máquina y a veces confunde a mi perra con un aparato.


    Mi perra también siente lo mismo que nosotros y es que somos lo mismo, estamos hecho igual.


    Eso a él le es difícil de comprender.


    Como que cree que las enfermedades y la comunicación sólo le pertenecen a los humanos.


    Hasta la perra se aburre con él, cuando alguna vez la saca a la calle o intenta jugar con ella se queda y la vez con cara triste.


    No entiende la comunicación extraña de mi viejo.


    Sencillamente, el animal no lo entiende.


    Lo que me jode de verdad es que quiere que me someta a las leyes del instituto y a las de él, para tocarse las bolas y presumir de progre educando hijos por control remoto.


    No, viejo, que los perros y perras también lloran como nosotros.


    Es un zorro de los grandes.


    Se la casca con pornografía de la Red, le meten el bicho social (virus seguidor de viejos verdes), para controlarlo y saber lo que hace.


    Si hasta la sociedad desconfía de los viejos como el mío.


    Le ponen programas para perseguirlos cada vez que se conectan.


    Si se descuida y se mete en una página rara veré a mi pureta en el talego y eso que se lo advierto, pero es un ignorante y me descojono de él.


    Por ejemplo, el ordenador se le para o se le frena a la mitad de una página y va a darle un golpe.


    Cree que dándole golpes el ordenador aprende, menos mal que mi perra no se la dejo para que la enseñe.


    Pero pedazo de tronco, piensa un poco, discrimina de una vez entre un ser vivo y otro que no lo es.


    Entiéndelo, que tu móvil no habla, que te hablan por él.


    No, si desde que le regalaron como indirecta ese libro de Bucay de cuentos que son todos iguales, da igual uno que otro, el tío se volvió eso que llaman animista.


    Cree que hasta el coche le hace señas con los intermitentes y caso con la alarma.


    Como según él le habla.


    El viejo no entiende, se lo dijo el vendedor, el coche le vino con frases, le dice cosas grabadas cuando conduce, pues él cree que el coche le oye y habla.


    Yo lo he trancado haciéndolo diciéndole cosas al coche y entonces me cuenta, para disimular, lo del móvil y lo del manos libres, como si yo no lo conociera ya.


    Mi viejo habla con las cosas modernas.


    No distingue entre lo animado y lo animal. Jajaja.


    Duerme con libros al lado, para no estar sólo cuando la vieja llega tarde de salir con las “amigas” socialistas del Club.


    Encima me cuenta cosas de sus abuelos, de cuando pusieron la tele en blanco y negro, dice que su abuela, que era ya viuda, creía que el locutor la veía al dar las noticias y se ponía muy arreglada para verlas y por momentos le hablaba a la tele

    y llegó a tener esperanzas de volver a casarse, porque al terminar las noticias el locutor se despedía de ella hasta el día siguiente y ella pensó que eso era una relación.

    Dejó de ir a misa durante un tiempo porque pensó que tenía una relación con el de la tele, un tal Álvarez, por cierto.

    Espero que eso no se contagie esta enfermedad animista, ni se herede.

    Es que me meo con la inteligencia del tío y la falta de predisposición a “algunos” aparatos, de mi vieja.




    STANLEY JR.

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  2. HISTORIAS CORTAS DE

    ME MEO CON MIS VIEJOS.


    LA GUAPA PANADERA

    Hay veces que mi viejo es lo que más quiero después de mi perra.

    Se lo merece por su honestidad con la repartidora del pan.

    Le dio 50 euros para que se cobrara y ya no la vimos más ese día.

    Justo cuando se los daba aparecí yo y ella salió corriendo.

    No la denunció y eso que la volvimos a ver una, dos o tres veces más por la casa.

    Mi viejo de bueno se pasa algunas veces.

    Ahora que caigo el viejo no prueba nunca el pan, es más en mi casa nunca ha habido pan.

    Mejor olviden esta historia de mi viejo.



    STANLEY JR.

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  3. ME MEO CON MIS VIEJOS

    CAPITULO 6

    EL ECLIPSE LUNAR DE ANOCHE

    PEDAZO DE TODO LO QUE TIENE MI PIBA Y YO

    ECLIPSADO LUNARMENTE POR ELLA

    Acabo de tener una experiencia religiosa extraña.

    Salí con la piba esta tarde.

    Estuve un rato antes con el viejo que me taladraba el cerebro con sus rollos de que me prepare para septiembre y de que me enrolle con la vida.

    En definitiva que estudie y lea más.

    Decidí no oírlo y me fui de morros totales con mi pibita.

    Nos liamos la historia nuestra antes, durante y como no dejamos un poco para tener después de nuestro rollo.

    Ella y yo salimos hasta llegar como siempre a nuestra parte del jardín ya reconocida y reservada por el resto de colegas.

    Nos sentamos y poco a poco nos fuimos estirando.

    Me quedo en posición horizontal y ella que poco a poco va bajando con su lengua de mi boca por mi pecho,
    el ombligo y … De pronto, me quedo paralizado en el suelo y mirando al cielo, se me bajo totalmente la moral y… ¡Dios Mío!, por un momento ,
    yo que soy un ateo total me dio la impresión de ver al Señor ese, en el cielo, castigándome con la ceguera parcial.

    Joder que se fue la Luna, como si la borraran del cielo los angelitos negros de Machin o de Pachín ese que canta el viejo cuando se ducha.

    La luna no estaba, le habían borrado un cacho del suelo lunar de debajo de la Luna que antes, hace sólo un rato tenía, estaba completa, lo juro.

    La piba se puso de rodillas con las bragas a medio muslo y … me dieron ganas de revolcármela de nuevo antes de morir.

    No supe que hacer, me subí los pantalones y me abroché como pude.

    Tiré la mercancía que llevaba para la noche del sábado. Salimos por patas del lugar camino de la casa como algo seguro, buscando un techo que te cubriera del mal que te iba a caer de los cielos.

    Ese Dios malo y cruel del que hablaban los que iban a catequesis los domingos en los que nosotros salíamos a la playa.

    La piba iba rezando todo el camino hasta llegar conmigo a su casa diciéndome que se metía de monja. Los preservativos quedaron regados por el césped del jardín de la Universidad.

    Perdí la chaqueta con el bono del tranvía y de la guagua, la piba perdió lo que llevaba en el bolso porque lo dejó abandonado y en el que menos mal, según ella, no llevaba nada.

    Llegamos perdidos de sudor a la casa de ella.

    La dejé y con la misma cogí rumbo urgente de la mía.

    Con las cosas de la piba y mías hechas a la mitad y perdido totalmente del juicio cerebral me meto en el bloque, cojo el ascensor llego a mi piso que es el 9º B. Entro precipitado.

    Miro por los alrededores, La colombiana ya no estaba, la vieja sin llegar, con las amigas y de reunión de partido o de secta o de lo que sea.

    El viejo, en el despacho, que seguía persiguiendo con insistencia al virus maldito del ordenador.

    Me fui a la habitación y me encerré durante mucho tiempo.

    Sonó mi móvil varias veces y recibí varios mensajes.

    No quería comunicación con nadie que no fuera Dios.

    El tiempo pasó en soledad. Recapacité y decidí ir a hablar con el viejo que para eso están. Voy al despacho.

    Me pongo allí con él y le pregunto por Dios.

    Me contesta que qué droga me metí.

    Casi lo mando a la mierda pero no lo hice.

    Me sigue interrogando a mí y yo a él.

    Cuando estoy a punto de convertirme a su religión social, con lágrimas en los ojos y a punto de llorar por el espectáculo celestial de ver como se borraba la Luna del cielo y el culo de mi piba se vestía de nuevo y con ese panorama tuve que elegir y elegí perderme de allí.

    Mi viejo más tranquilo que nadie me suelta de sopetón:

    Stanley Jr, ¿Viste el eclipse que hubo de Luna de hace un rato?

    No si va a tener razón creo que debo estudiar y aprender que estas cosas también pasan en el mundo de todos.

    Me quedé eclipsado, anoche y sin la piba, por listo.


    STANLEY JR.

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