RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

viernes, 12 de septiembre de 2008

Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife

Esta joven pareja que pasea en una tarde de domingo por el Puerto de la Cruz, era de Santa Cruz y vinculada temporalmente a mi vida a través de la Escuela Superior de Bellas Artes donde la chica y yo estudiabamos aquel año del 73/74.
Él, a pesar de su juventud, es ciego y su novia, ese día de visita al Puerto, hace de lazarillo componiendo, como puede bien apreciarse, esta tierna imágen de pareja. Yo les sorprendí en aquel momento determinado y guardo este testimonio gráfico que no recuerdo si alguna vez les llegué a ofrecer.
Si lo desean y lo encuentran aquí, estaría encantado.
Como empieza a ser costumbre en mí, no recuerdo sus nombres pero sí sus jóvenes fisonomías.

13 comentarios:

  1. Ensayo sobre la ceguera

    Ensayo sobre la ceguera (Original en portugués, Ensaio sobre a cegueira) es una novela del escritor portugués José Saramago, publicada en 1995. Es uno de sus libros más conocidos, junto con Todos los nombres.

    Tabla de contenidos [ocultar]
    1 Argumento e Interpretación
    2 Adaptación cinematográfica
    3 Referencias
    4 Bibliografía



    Argumento e Interpretación [editar]La novela relata cómo una extraña epidemia de ceguera asola todo un país. Un pobre hombre que espera en su coche frente a un semáforo es el primero en padecerla y a partir de entonces se extiende cada vez más rápidamente entre la población. Los afectados son puestos en cuarentena, pero resulta imposible contener la enfermedad y las calles acaban llenándose de ciegos que son víctimas de este inexplicable mal consistente en una infinita ceguera blanca, como un mar de leche. A medida que aumenta el temor y la crisis en el país, gradualmente las personas se convierten en presa de los más bajos instintos del ser humano, llegando a los extremos más miserables.

    El profundo egoísmo que marca a los distintos personajes en la lucha por la supervivencia, se convierte en una parábola de la sociedad actual, trascendiendo así el significado de ceguera más allá de la propia enfermedad física.

    Algo hace que esta novela sea muy particular. El autor se da el lujo de obviar los nombres de los múltiples personajes. Solo la exhaustiva descripción que hace de cada uno de ellos permite que el lector los identifique claramente.

    La estructura de la obra semeja una pieza de jazz clásico, donde el tema o estadio inicial ampliamente descrito, poco a poco se va deformando caprichosamente, explorando diferentes situaciones hasta quedar casi irreconocible, para después paulatinamente volver a retomarlo regresando nuevamente al estadío inicial, dejando en el lector todas las experiencias y posibilidades de la trama.

    Uno de los numerosos protagonistas de la trama, por alguna circunstancia no descrita por el autor, no se contagia de la enfermedad y para acompañar a su cónyuge finge sufrirla. Este personaje se convertirá en el “guía” colocado en la obra no solamente para los enfermos de la narración, sino para que los lectores nos hagamos muchas preguntas. En especial; ¿Cuál sería nuestro grado de responsabilidad como personas que “vemos la luz” en un mundo de ciegos?

    También hay que recordar, Saramago es de ideología globalifóbica, dato con el cual podemos analizar lo siguiente:
    La mayoría de los ciegos durante la novela toman actitudes egoístas, como las de la posesión de alimentos, entre otras cosas, mientras que el personaje que no se contagia busca el bien común preocupándose por el bienestar de los demás individuos del aula.

    Podemos vincular a los ciegos egoístas con la privatización de empresas y con el pensamiento capitalista que la globalización arrastra, y a la búsqueda del bien común por parte del personaje "guía" con el comunismo que está en contra del pensamiento capitalista (globalización).

    Otra posible interpretación, teniendo en cuenta una de las frases finales, una vez que todos recuperan la vista ('Somos ciegos que, viendo, no ven'), es que la ceguera simbolice diversos vicios o defectos que abundan en la sociedad moderna, criticada por Saramago. Así, en la historia la ceguera reduce a los hombres a un estado de naturaleza, instintivo, donde su egoísmo se potencia y se hace lo que sea por conseguir comida. Y la ceguera viene a representar a la ambición, las ansias de poder, que llevan a los hombres de la sociedad actual a actuar de idéntica forma, desinteresada por el porvenir ajeno.

    Aún recuerdo aquella vez que al visitarlo en su residencia de Lanzarote me dijo : Antonio Pedro, no lo olvides estamos en un país de ciegos evidentes y sin más dándome la mano se despidió de mí.

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  2. Historia de Miami.

    Por Mario Martí:

    Los primeros habitantes de estas tierras fueron los indios apalaches, tequesta, timucua y calusa que se establecieron aquí hace aproximadamente 3000 años.. Todos ellos fueron absorbidos más tarde por los seminolas, quienes emigraron -huyendo de los colonos ingleses- desde Georgia hacia Florida y lograron establecerse en el territorio a principios del siglo XVIII, con el beneplácito de España que los veía como aliados. La Florida había sido descubierta para España por Juan Ponce de León en 1513, que exploró su costa en busca de la mítica "Fuente de la Juventud". No logró un establecimiento permanete. El segundo intento de colonizarla estuvo a cargo de Pánfilo de Narváez, en 1528 pero el clima húmedo y caluroso, los insectos y la hostilidad de los indios impidieron que llevara a feliz término su propósito. A Hernando de Soto, Gobernador de Cuba, el rey de España lo nombró Adelantado de La Florida. De Soto dejó a cargo sus responsabilidades en Cuba a su esposa, doña Isabel de Bobadilla, y se lanzó a la empresa entre 1539 y 1540, pero murió en el empeño. En 1562, el hugonote francés Jean Ribaut, al frente de un grupo de compatriotas suyos de la misma religión que él, reclamó el territorio de La Florida para Francia pero no se quedó, sino que se fue para Carolina del Sur. En 1565 regresó a La Florida, pero fue hecho prisionero por el Gobernador de Cuba, Pedro Méndez de Avilés, que se había enterado de las pretenciones francesas. Fueron ejecutados en el mismo Fort Caroline, construido por los franceses. En ese mismo año de 1565, Méndez de Avilés funda San Agustín, la ciudad europea más antigua de los actuales EE.UU. Finalmente, en 1567, una expedición encabezada por el gobernador de Cuba, ya nombrado oficialmente Adelantado de La Florida, Almirante Pedro Méndez de Avilés, sometió definitivamente a los indígenas y anexionó la península de La Florida a la Capitanía General de Cuba. Los españoles sufrieron muchas dificultades para mantener La Florida. En 1763, al final de la guerra de los Siete Años, cedieron Florida a Gran Bretaña a cambio de La Habana, que estaba ocupada por los ingleses. El dominio británico a duras penas continuó durante la guerra de Independencia estadounidense (1776-1783), porque las fuerzas españolas invadieron la Florida occidental en 1779, y tomaron San Carlos de Penzacola en 1781. España recuperó La Florida por medio del Tratado de París en 1783, status jurídico que se mantuvo hasta 1819 cuando España, en medio de las guerras de independencia de Iberoamérica, se vio obligada a vender ese territorio a EE.UU., segregándolo de la Capitanía General de Cuba. No obstante, nunca han dejado de vivir cubanos en La Florida. Desde 1810, los Estados Unidos demandaron La Florida occidental como parte de la compra de Luisiana, efectuada en 1803. Era un pretesto jurídico para aprovechar la situación que atravesaba España. España entregó La Florida a los Estados Unidos tras la firma del Tratado de Adams-Onís de 1819.

    Osceola, seminola que venció repetidamente a las tropas del General Duncan Los seminolas:
    Los seminolas fueron obligados, en 1832, a aceptar el pacto por el cual acordaban ceder sus tierras en La Florida a cambio de un nuevo territorio en el oeste. Sin embargo, la mayoría de ellos se resistieron a ser expulsados, y encabezados por el jefe Osceola lucharon contra las fuerzas estadounidenses en la II Guerra Seminola (1835-1842). La mayoría de los seminolas fueron desterrados a Oklahoma o murieron en la lucha. Florida fue admitida en la Unión Nortamericana, como el estado número 27, en 1845. En su historia está el hecho de que se segregó de EE.UU. el 10 de enero de 1861, uniéndose a los estados esclavistas del sur. La zona de Miami fue habitada durante mucho tiempo por indios nativos americanos. A ellos se le atribuye el nombre: Miami significa en lengua tequesta "AGUA GRANDE" (y Hialeah "PRADERA ALTA"). Los españoles también crearon en el lugar algunos núcleos de población como Boca Ratón y Lemus, en la Bahía del Vizcaino (Biscayne Bay ). Pero en la época hispana las ciudades más importantes estaban alejadas de lo que hoy es el Condado de Dade. Eran San Agustín, San Carlos de Panzacola, Fernandina, Talajasi, Cayo Hueso, Sarasota y Tampa. Ya siendo territorio norteamericano se repobló la zona. En 1844 el centro de la civilización fue ubicado en lo que hoy es la ciudad de Miami, y 6 años después se realizó un censo que reportó 96 habitantes en la región. Poco después de la Guerra Civil Norteamericana (1861-1865) los lugartenientes comenzaron la distribución y puesta en producción de las tierras del sur de la Florida. El primer gran asentamiento de colonos fue fundado en la década de 1870, próximo al conjunto Fuertes Dallas de los Estados Unidos, que fueron construidos (1835) durante las Guerras Seminolas.

    Para entender la historia de Miami hay que indagar en Henry Flagler.

    Henry Morrison Flagler (1830-1913) Henry Morrison Flagler (1830-1913):
    Nació el 2 de enero de 1830 en Hopewell, New York; y murió el 20 de mayo de 1913 en West Palm Beach, donde había construido una espléndida residencia que hoy está transformada en museo. Financiero norteamericano. En 1850 fundó en Chicago, Ohio, junto a John D. Rockefeller la Standard Oil Company. Más tarde fue pionero del desarrollo de La Florida como centro vacacional de EE.UU. Puede ser considerado como el "Padre de Miami" Había visitado La Florida en 1883 percatándose del deplorable estado de las comunicaciones. Y no satisfecho con su imperio industrial, crea entonces la Florida East Coast Railroad, construyendo ciudades a lo largo del recorrido del ferrocarril. Lo más duro fue establecer la comunicación entre West Palm Beach y Miami (Mayaimi para los indios Tequesta) y hasta Cayo Hueso. Eran unos tramos cenagosos o de mar entre cayos y el camino de hierro debió hacerse sobre pilotes y puentes. Fue una impresionante obra de ingeniería que enlazó el punto más al sur de EE.UU. con el resto del país. El camino de hierro llegó a Miami en 1896. No se quedó ahí, hizo ramales hasta las ciudades principales; construyó hoteles. En fin transformó el tremedal en centro turístico. (Por cierto, parece que José Martí fue gran usuario de esta línea férrea que unía fácilmente New York con Cayo Hueso y Tampa). En general, Flagler, apoyó el desarrollo local en todo sentido ayudando a la construcción de iglesias, escuelas, hospitales y cualquier tipo de obra social de interés comunitario. La población del estado se duplicó entre 1870 y 1890, y el turismo aumentó considerablemente a partir de entonces. No se puede ignorar que un componente básico de este aumento poblacional fue los emigrados cubanos que se refugiaban aquí huyendo de los horrores de la guerra de Cuba. Ellos fueron siempre la mano de obra para las tabaquerías y los hoteles. Los cubanos combatientes mandaban a la familia a fin de colocarla a buen recaudo o simplemente venían para conspirar en territorio franco. Las numerosas líneas ferroviarias y carreteras construidas facilitaron la importante inmigración a Florida. Entre 1920 y 1925 el valor de la tierra prácticamente se duplicó, y los naranjales fueron arrancados para crear nuevas subdivisiones territoriales. El desarrollo económico se reanudó después de la II Guerra Mundial, en 1945. Con sólo 528.000 habitantes en el año 1900, Florida pasó a tener una población de unos 5 millones en 1960, y cerca de 13 millones en 1990, convirtiéndose en el cuarto estado con mayor población del país. En 1990, cerca del 85% de la población de Florida vivía en áreas urbanas. Este gran incremento demográfico ha llevado al gobierno estatal a intentar controlarlo en varias ocasiones, en particular durante las décadas de 1970 y 1980, a través de restricciones en el uso de la tierra y medidas medioambientales. También la economía ha experimentado rápidos cambios; aunque la agricultura aún está en expansión, el turismo, los servicios y las nuevas industrias se han ido haciendo cada vez más importantes. Desde su proclamación en 1836, el Condado de Miami-Dade ha presenciado todo tipo de fenómenos, desde las Guerras Indígenas (Guerras Seminolas), hasta los efectos de los devastadores huracanes, que pasan por sus alrededores sin cesar. Esta ciudad se ha sobrepuesto a muchos episodios sociales, políticos y naturales, y es hoy en día, en muy buena parte gracias a los cubanos, uno de los centros poblados de mayor crecimiento en los Estados Unidos, siendo reconocida como un área metropolitana de primer orden.

    Veámoslo por partes:
    A finales del siglo XIX, el futuro desarrollo de Florida era un asunto de importancia para muchos inversores y empresarios del norte -entre ellos, el magnate Henry M. Flagler, quien construyó la línea del ferrocarril de la costa este de Florida hasta Miami y hasta Cayo Hueso (Key West), pues el objetivo era también acercar a Cuba a los EE.UU.-. Así la población del estado se duplicó entre 1870 y 1890, y el turismo aumentó considerablemente a partir de entonces. El desarrollo de Miami, una vez establecida como ciudad, se hacía difícil; hacia el este las costas del Atlántico y hacia el oeste los pantanos Everglades, sin embargo, tras la construcción de la línea ferroviaria interestatal, la ciudad de Miami quedó completamente integrada a los Estados Unidos y cuando, en 1959, debido al episodio de violencia comunista en Cuba, comenzó una inmigración masiva de personas muy ricas y preparadas que influyó enormemente en lo que sería la cultura de esta ciudad en los tiempos por venir. Debido a esta afluencia de inmigrantes, la población de Miami ya pasaba del millón de habitantes censados en 1962. Miami ha sido una comunidad luchadora desde sus inicios. Ni los más catastróficos fenómenos naturales, como el huracán Andrew que azotó la ciudad en 1992, dejando un saldo de más de $20 mil millones en pérdidas, ha logrado detener la expansión de esta zona, que ha seguido desarrollándose con el mismo tesón de sus tiempos coloniales. Los huracanes, sobre todo los que tuvieron lugar en 1926, 1935 y 1992, han causado considerables daños en la ciudad y a las zonas próximas. El nombre de la ciudad se deriva de un término tequesta que quiere decir agua grande, quizá refiriéndose al lago Okeechobee. Población (1990), 358.548 habitantes.

    Desde su descubrimiento por Juan Ponce de León en 1513, La Florida recibió numerosísimas expediciones españolas sin ningún éxito, hostigados por los elementos naturales y por los nativos, hasta el asentamiento definitivo realizado por Menéndez de Avilés quien, en los diez años que ejerció el cargo de Gobernador de Cuba y Adelantado de La Florida (1564-1574), logró su incorporación definitiva al sistema colonial español.

    San Agustín San Agustín de La Florida (1565):
    Una flota de barcos españoles, bajo el mando de Pedro Menéndez de Avilés, estableció en 1565 el primer asentamiento europeo en Norteamérica. La ciudad de San Agustín de La Florida. Después de una difícil primera década de conflictos con los Indios Timucua nativos del lugar, la ciudad se convirtió en la capital de La Florida Española que, en el Siglo XVI, se extendía hasta el actual estado de Virginia en el norte, y hasta el río Misisipi en el oeste. La Florida comprendía los territorios que hoy conforman los estado de Carolina y Georgia hasta la bahía de Chesapeake. Por el sur se extendía hasta la desembocadura oriental del Misisipi. La ciudad también era el centro administrativo para el extenso sistema español de misiones franciscanas que se extendió a través de La Florida en el Siglo XVII. San Agustín estaba entrando a su quinta decada cuando los primeros colonos ingleses llegaron a Jamestown. Es decir, 50 años antes que el primer colono inglés pisara América del norte, ya existía San Agustín. Es, por tanto, la ciudad más antigua de la hoy nación de Estados Unidos.

    La gobernación dependía de la Audiencia de La Habana, así también la jurisdicción eclesiástica de la capital antillana abarcaba la iglesia de Florida. Durante más de 300 años la Capitanía General de Cuba abarcaba, además de la Isla de ese nombre, las de Puerto Rico y Santo Domingo, justo a la Península de La Florida. En 1607, los ingleses se asentaron definitivamente al norte, en Virginia, y los franceses en su expansión norte-sur lograron establecerse en la desembocadura del Misisipi, fundando la ciudad de Mobile (1702). La situación estratégica frente a las costas de Cuba, su pobreza y despoblación, así como el cerco de las colonias inglesas y francesas, hacían de esta provincia una de las más conflictivas del territorio americano. Esta gobernación, como las restantes provincias indianas, se benefició de la emigración canaria. Para evitar la influencia inglesa, a mediados del siglo XVIII se ordena la salida de 50 familias canarias durante diez años, que desembarcando en el puerto de San Agustín, se les llevará a aquellas tierras americanas, con el ofrecimiento de tierras, ganados, y semillas para la primera y segunda cosecha (dos vacas, una puerca de vientre, cinco gallinas, un gallo, un caballo y una yegua). Este desplazamiento se realizará con ayuda de la recién creada -en 1740- "Compañía de La Habana" para el transporte de las familias canarias. La compañía se comprometía a entregar el suministro de alimentos necesarios para la travesía, además de 150 pesos, dos campanas, dos misales y ornamentos para el culto. En 1757 salen 42 familias, y dos meses después embarcan 43 más, y un año más tarde, 36 familias. No obstante, en 47 años de continuas salidas embarcaron rumbo a la Florida 984 familias de las 2.350 que pretendía la Corona, porque la gente isleña prefería seguir dirigiéndose hacia Caracas o La Habana. A finales de 1763, los canarios que estaban situados en un pequeño distrito al oeste de San Agustín, totalizaban 246 personas. Posteriormente en 1778, comienzan los canarios a emigrar a un nuevo destino: La Luisiana, que había sido cedida a España por Francia, para compensar la pérdida de La Habana durante la Guerra de los Siete Años. La Revolución Francesa de 1789 creo una nueva situación política y, durante el gobierno de Napoleón Bonaparte se desconocieron los compromisos anteriores, y el emperador de los franceses vendió Luisiana, ya española, a los norteamericanos, recién independizados de Gran Bretaña.

    * Isleños en Florida | Isleños en Luisiana | Isleños de Cuba. Por José Martí
    * (www) Historia de la ciudad de San Agustín | Mayflower

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  3. Conquista y colonización de México:

    El México azteca y el colonial:

    La fundación de Tenochtitlan tuvo lugar hacia 1325 por los aztecas de la familia náhuatl, que, procedentes del norte, llegaron en busca de mejores climas y más fáciles medios de vida. Según la leyenda, el emplazamiento estuvo determinado por el hallazgo de un águila en lucha con una serpiente sobre un nopal, imagen que ha pasado a formar parte de las armas nacionales. Otras ciudades existían en la región (Tacubaya, Texcoco, Tlaxcala), pero ninguna era tan importante y bella como Tenochtitlan. Bernal Díaz del Castillo describió sus canales y sus grandes edificios. La isla sobre la que se encontraba la ciudad se comunicaba con tierra firme por tres calzadas que todavía subsisten, convertidas en calles o caminos: la meridional a Ixtapalapa, por donde entraron los españoles; la occidental a Tlacopan, por donde tuvo lugar la retirada de Cortés; la septentrional, actual calzada a Guadalupe, que llevaba hasta Tepeyac. Las calzadas se interrumpían por canales, salvados mediante puentes levadizos, y estaban orladas por verdaderos jardines, flotantes, de los que son los últimos representantes las Chinampas de Xochimilco.

    Escudo de Cortés La capital azteca:
    La ciudad era, según las descripciones de los contemporáneos, una de las mayores y más bellas de la época. En el momento de la Conquista se calcula que en lo que hoy es el Distrito Federal vivían de 570.000 a 600.000 personas. Habitaban casas de adobe rojo muy poroso, pero no faltaban los edificios monumentales, palacios y templos. Las casas tenían dos pisos y forma cuadrada, con un patio central adornado por pórticos y fuentes. Los espacios vacíos eran escasos y las calles, estrechas y tortuosas, estaban interceptadas por un laberinto de canales (72 según Francisco Cervantes Salazar), que cruzaban puentes; existía una doble comunicación, por agua y tierra, que hacia recordar a Venecia. Los barrios o calpulli tenían una clara estratificación social y funcional, visible en el hecho de que cada calle estaba ocupada por un oficio o profesión. Un sistema de diques protegía la ciudad contra las inundaciones, como el famoso de Moctezuma, de 12 km de largo y 20 m de anchura. Tenochtitlan tenía como centro al gran teocalli, situado cerca de donde hoy se eleva la Catedral: era el templo dedicado al dios de la guerra, Huitzilopotchtli, y al de las lluvias, Tláloc. Al oeste estaba el palacio de Moctezuma; al este, el de Axayácatl y el palacio nuevo de Moctezuma, Xocoyotzin; y al norte el tianquixtli, famoso mercado de Tlatelolco. El abastecimiento de agua estaba asegurado por los manantiales de Chapultepec.

    Al norte de la plaza mayor salía el camino real hacia Tlatelolco (conquistado en 1473 por Tenochtitlan, que poseía otra gran plaza, dominada por el templo de Huitzilpochtli y la pirámide mayor; tenía gran interés por ser la sede de un importante mercado (la venta se realizaba por intercambio), y los granos de cacao desempeñaban el papel de moneda circulante). La situación de la ciudad hacía que no fueran necesarias las fortificaciones; sólo los templos y las principales mansiones tenían gruesos muros de piedra y se asentaban sobre plataformas. Los cuatro barrios de la ciudad no seguían una traza determinada, y las casas eran distintas según la posición social de los habitantes (unos 30.000 en el momento de la conquista); las chinampas albergaban chozas con techo de paja cubierta de lodo y paredes de varas. Las casas principales, asentadas sobre plataformas para protegerse de las inundaciones, eran de adobe o de piedra, no tenían ventanas y poseían un patio interior. No hubo casas de dos pisos hasta después de la conquista. Los aztecas habían resuelto el problema del saneamiento . El abandono de sus métodos por los españoles causó graves problemas. Desde mediados del s.XV la ciudad contaba con un dique en la zona oriental para evitar el desbordamiento del lago en épocas de lluvia, y con dos acueductos , el de Chapultepec y del Coyoacán.

    Economía azteca:
    La agricultura constituía su base. Cultivaban gran número de especies pero el cultivo esencial era el maíz. La ganadería era muy pobre. Entre los pocos animales domesticados estaban el pavo y una especie de perro criada para consumir su carne. El desarrollo de la población del valle de México condujo a una situación de falta de tierras que ocasionaron guerras y emigraciones. Los aztecas llegaron tardíamente al valle, se vieron obligados a residir en las islas e idearon el sistema de islas artificiales o chinampas, que les permitió aumentar sus tierras de cultivo y alimentar a su creciente población. Otra forma de incrementar sus recursos agrícolas fue obligar a los pueblos vencidos a trabajar, destinando parte de su tierra para sostener el estado y el clero. La manufactura se hallaba en un estado artesanal muy primitivo. La mayor parte de los hogares eran autosuficientes pero había cierta especialización entre los poblados que generaba un pequeño intercambio.

    Los calpixque eran los administradores y recaudaban los tributos. La confederación estaba organizada de tal manera que todos los estados eran independientes en todo, salvo en su proyección exterior. La relación entre pueblos conquistadores y conquistados era muy variable, dependiendo de la forma en que se había producido la anexión. Vivieron en un estado de guerra continuo. Razones religiosas, económicas e históricas hicieron de la guerra un elemento esencial de su cultura. Los pochteca o comerciantes sirvieron al mismo tiempo de espías y de embajadores ante los otros pueblos de México. En la clase dirigente estaban el Tlatoani y el Ciuacoalt, como cabezas de la biarquía. Los tecuhtli, o jefes de diferentes categorías, los pipiltin, o nobles por nacimiento, los calpuleque o jefes del capulli y los quauhpipiltin, o nobles por méritos. Los nobles poseían sus tierras por herencia o por concesión del estado, en pago a sus servicios, estas tierras eran cultivadas por los mayeques.

    Mapa de Nueva España Administración colonial:
    Capital de un virreinato que extendía sus dominios desde California y Texas hasta Panamá, México se fue, poco a poco, convirtiendo en una de las principales ciudades del mundo. En 1600 tenía unos 15.000 h, de ellos 7.000 españoles. A mediados del s. XVIII tenía ya 90.000 y durante la segundad mitad de dicho siglo, merced a la interesante labor del virrey conde de Revillagigedo, a quien muchos han llegado a considerar como el verdadero fundador de la ciudad moderna, México empezó a ser lo que es hoy. Durante el gobierno del citado virrey se construyeron numerosos edificios, se pavimentaron las calles y se proporcionó a la ciudad alcantarillado y alumbrado público. Revillagigedo creó escuelas populares para los indios, fundó la Escuela de Minas, mejoró la administración de justicia, reorganizó la hacienda y la política, estableció un correo bisemanal entre la capital y las intendencias provinciales y mejoró todos los caminos del país. Con estas reformas la población aumentó y en 1790 dio la cifra de 112.992 h, que unos años después Humboldt estimó en 137.000. La mitad, aproximadamente, eran españoles, y existían unos 40.000 mestizos, mulatos o negros y unos 10000 indios. México llegó entonces a ser la primera ciudad de América y una de las mayores y más bellas del mundo. Era el centro del comercio interior de las provincias de Nueva España y también del de Ultramar por sus buenas relaciones con los puertos de Veracruz y Acapulco. Humboldt la llamó la "ciudad de los palacios"; estaba repleta de buenos edificios y contaba con más de cien iglesias y cincuenta conventos. Las calles, rectas y anchas (14 varas), estaban empedradas y enlosadas. Dos grandes acueductos de 900 arcos cada uno, hoy destruidos, conducían el agua potable hasta una fuente monumental construida en 1779 por el virrey Bucareli.

    Cronología de la presencia española (siglo XVI):
    1517 - Fuerzas al mando de Hernández de Córdoba llegan a las playas de Yucatán, éste muere a causa de las heridas recibidas en batalla contra los mayas. La llegada de los españoles trajo consigo enfermedades del Viejo Mundo desconocidas entre los mayas, incluyendo la viruela, la influenza y el sarampión. En un siglo murió el 90 por ciento de la población nativa de Mesoamérica. 1518 - Se introduce el cultivo de la naranja en Nueva España. Cuando terminaba el año, Cortés partió de Santiago de Cuba con 11 naves. 1519 - Hernán Cortés comienza la exploración de Yucatán. En noviembre entra en Tenochtitlan. 1520 - En abril el gobernador de Cuba envía a Pánfilo de Narváez a apresar a Cortés. En julio Cortés vence en la batalla de Otumba. 1524 - Hernán Cortés encuentra al pueblo de los Itzá, el último de los pueblos mayas que permaneció sin ser conquistado por los españoles. 1524 - Llegan los primeros dominicos. 1528 - Los españoles comienzan la conquista de los mayas del norte bajo Francisco de Montejo. Los mayas contraatacan con sorprendente vigor, manteniendo a los españoles a raya por muchos años. 1536 - Se funda el Colegio imperial de Santa Cruz para caciques. 1541 - Los españoles finalmente logran someter a los mayas y acabar con su resistencia. Sin embargo las revueltas continúan, no dejando a los españoles nunca en paz durante el resto del siglo. 1542 - Los españoles establecen la capital de Yucatán en Mérida. 1553 - Se inaugura la universidad de México. 1554 - Se introduce el beneficio de patio en la minería. 1555 - Se inicia la construcción de la catedral de Puebla. 1556 - Se edita el ordinario de la misa, primera edición musical mexicana. 1568 - Bernal Díaz del Castillo termina su Historia verdadera de la conquista de Nueva España. 1571 - Comienzan las obras de la catedral de Guadalajara. 1572 - Llegan los primeros misioneros jesuitas. 1598 - Juan de Oñate termina de conquistar una amplia zona.

    Siglo XVII:
    1618 - Termina la construcción de la catedral de Guadalajara. 1650 - Lucas Méndez trabaja en el Retablo de la capilla de los Reyes de la catedral de Puebla. 1665 - Se publica la primera Gaceta de México. 1689 - Alonso de León explora Texas. 1695 - Las ruinas de Tikal son casualmente descubiertas por el sacerdote español Fray Andrés de Avedaño y sus compañeros, quienes se habían perdido en la selva del Petén. 1695 - Se inicia la construcción de la basílica de Guadalupe. 1697 - La ciudad de Tayasal, capital de los Itzá en el Petén, es tomada por los españoles. Así es sometida a la corona española la última entidad política maya independiente.

    Siglo XVIII:
    1712 - Los mayas de los altiplanos de Chiapas se levantan contra el gobierno mexicano. 1714 - Se inicia la construcción de la iglesia de la Profesa. 1719 - J. de Balbás trabaja en el retablo de la capilla de los Reyes de la catedral de México. 1720 - Se inicia la construcción del ayuntamiento de México. 1724 - La corona española suprime el sistema de encomienda, que había dado a los terratenientes españoles el derecho a forzar al trabajo a los indios. 1740 - Fundación de El Mercurio de México (1740-1767). 1749 - L.Rodríguez trabaja en el sagrario de la catedral de México. 1789 - Creación de un sistema restringido de comercio libre con Nueva España. 1764 - Establecimiento del estanco del tabaco. 1761 - Los mayas de Yucatán, encabezados por Jacinto Canek, se levantan contra el gobierno. 1772 - Comienza la construcción de la iglesia de la Enseñanza. 1779 - Se construye la capilla del Pocito, junto al santuario de Guadalupe. 1780 - F.J.Clavijero publica Historia antigua de México. 1783 - Se funda la Academia de San Carlos.

    Siglo XIX:
    1809 - Se inicia la catedral de Potosí. 1813 - Congreso de Chilpacingo: proclamación de la independencia de México. 1821 - México se independiza de España. 1823 - Las Provincia Unidas de América Central se separan de México. 1836 - Independencia de Texas.

    * México: Reconstrucción | Hernán Cortés | Indice expediciones | Colombia
    * Flota de Indias | México: Revolución | Exiliados en México

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  4. Conquista y colonización de Colombia:

    Los primeros españoles que vieron las costas de Colombia fueron Alonso de Ojeda (1499-1500), que acompañó a Colón, y Juan de la Cosa y Américo Vespucio, que recorrieron el norte de Venezuela y llegaron hasta la península de la Guajira, primera parte del país en ser descubierta. En 1501 Rodrigo de Bastidas descubrió las bocas del río Magdalena y la bahía de Cartagena, acompañado del propio Juan de la Cosa. La primera carta del litoral fue levantada por Juan de la Cosa entre 1492 y 1510. En 1511 Vasco Núñez de Balboa descubrió el río Atrato y contempló las aguas del Pacífico desde la sierra panameña de Darién. En 1522 Pascual de Andagoya, descubridor del Perú, llegó por el Pacífico hasta las bocas del río San Juan. Los españoles invirtieron unos veinte años en explorar las costas colombianas, fundaron varias ciudades y factorías y después avanzaron hacia el interior del país, que, por la fama de las fabulosas riquezas que contenía, recibió el nombre de El Dorado. Este nombre tenía una cierta base en la ceremonia efectuada por los caciques indígenas, que, al ser elegidos, se bañaban en la laguna de Guatavita después de espolvorearse con oro molido.

    Muchos fueron los exploradores del interior de Colombia: de 1529 a 1531 el alemán Ambrosio Alfinger bordeó el lago de Maracaibo y exploró los ríos Magdalena y Lebrija. En 1533 Pedro de Heredia exploró la llanura del Sinú y llegó hasta Antioquia. El alemán Jorge de Spira (Spier), entre 1533 y 1539 penetró en los llanos de San Martin, en lo que le imitó su paisano Nicolás Federmann, quien, recibiendo noticias del reino de los muiscas de la meseta, escaló la cordillera y penetró en la sabana de Bogotá donde se encontró con Gonzalo Jiménez de Quesada, que ya la había ocupado. Quesada compró la neutralidad del explorador alemán dándole dinero e incorporando a sus hombres. Los alemanes hacían la competencia a los españoles en estas exploraciones desde que Carlos I, para pagar deudas a sus banqueros, los Fugger, les hubiera cedido derechos a explorar en las Indias. También Sebastián de Belalcázar tropezó en Bogotá con Quesada y quedó decepcionado, aunque logró avenirse con él.

    Jiménez de Quesada Gonzalo Jiménez de Quesada (1536-40):
    Es el verdadero conquistador de Colombia, enviado por el gobernador de Santa Marta, Lugo. El conquistador remontó el río Magdalena (orilla derecha) y realizó una difícil travesía, con sólo 200 hombres y 60 caballos. Al llegar a Chipatá, después de cruzar las serranías del Atún, habían muerto ya muchos; emprendieron luego los exploradores su itinerario por Chunila, Chimiquica, Clureguana y Tamalameque, y cruzaron los ríos César, Lebrija y Sogamoso. Llevaban bergantines para aprovechar la parte navegable de los ríos y no ahorraron trabajos y esfuerzos en aquella tierra desconocida. Al llegar a la hoya de Saravita torció Quesada su rumbo hacia al sur, bordeó el lago de Fúquene, pasó por Gachetá y Lenguazaque y, después de explorar otros muchos puntos, llegó a Bocatá (nombre del que se derivó Bogotá), capital del antiguo estado indígena donde residía el gran cacique. Los españoles quedaron asombrados ante el aspecto de las casas de la capital, cuyas puertas estaban guarnecidas de oro. La llanura de Bocatá se llamó entonces «valle de los Alcázares», Abundaban también las piedras preciosas. El territorio fue designado con el nombre de Nuevo Reino de Granada, patria del conquistador. A la capital se le dio el nombre de Santa Fe, granadino también, que lo tomaba del campamento mandado construir por Isabel la Católica en la Reconquista. Los indígenas ofrecieron escasa resistencia, pues estaban espantados del aspecto desconocido de los recién llegados, de sus caballos, sus barbas y las detonaciones de sus armas de fuego, tres cosas que no habían visto jamás. Al aproximarse los españoles, el zipa (soberano) envió 600 hombres para cortarles el paso, pero los españoles los derrotaron y persiguieron hasta Cajicá, donde estaba el zipa, y prosiguieron después hasta Chía, donde se hallaba el príncipe heredero, que huyó. Los españoles pasaron allí la Semana Santa de 1537. Había en Colombia un estado indígena rival del de Bocatá, el de Tunja, gobernado por un soberano llamado zaque en la lengua del país. Ocupaba el trono a la sazón el zaque Quimuinchateca, hombre de carácter tiránico, que poseía sentido político, pero había matado al padre de uno de sus gobernadores. Este indicó a los españoles el modo de llegar a la corte del zaque, para vengarse de él, cuando estaban explorando la región de Baganique. Quesada emprendió la marcha con poco más de 50 hombres, mitad jinetes y mitad infantes. El zaque envió una embajada suplicándoles que se detuvieran, pues quería ocultar sus tesoros. Pero los españoles, que sabían que el zipa había escondido sus riquezas, no quisieron que el zaque hiciese lo mismo y continuaron el avance. En el río Chicamocha recibieron una segunda embajada que les ofreció mantas de rica tela y objetos de oro y pedrería. La capital del zaque (región de los muiscas) era la más rica del país y se llamaba Hunza (moderna Tunja). En ella había varios caciques, como el de Mauquetá, Tundama y el famoso de Guatavíta o el Dorado, que se bañaba en la laguna espolvoreado con oro. El zaque escondió su tesoro en una gruta, pero los españoles lo hicieron prisionero y no tardaron en descubrirla. Aunque Quesada puso en libertad al cacique, tratándolo con más generosidad que Pizarro al inca, el soberano, desposeído de su reino, murió de tristeza. Luego volvió el conquistador a la sabana para fundar Santa Fe de Bogotá (1538).

    En 1537 otro explorador, Francisco César, saliendo de San Sebastián de Urabá, exploró la sierra de Abibe. Al año siguiente repitió la exploración con Juan de Vadillo, remontando el río Cauca, pero perdió la vida y Vadillo, siguiendo hacia el sur, llegó hasta Cali, donde estaba un comisionado de Belalcázar, Jorge Robledo, para fundar algunas poblaciones en el valle del Cauca, que exploró también este último. En 1540 Andagoya se encontró a su vez con Vadillo. En 1542 Hernán Pérez de Quesada, hermano del conquistador, salió de Bogotá por Tunja, cruzó las montañas de Labranzagrande y llegó a Casanare, Prosiguió la marcha hacia el sur no obstante el obstáculo de las altas montañas y llegó a Sebundoy y Pasto para regresar después a Bogotá. En 1541 Francisco de Orellana recorrió parte del territorio colombiano navegando por el alto Amazonas (Marañón), cuyo descubrimiento había de hacer famoso su nombre. Quesada hizo una segunda exploración de 1569 a 1571 y, llegando hasta San Fernando de Atabapo, regresó a Bogotá.

    A fines del s. XVI la dominación española estaba ya sólidamente establecida en Colombia y el país quedaba explorado. Las principales ciudades que fundaron los españoles allí, por orden cronológico, fueron las siguientes: Santa Marta (1525), Cartagena de Indias (1533), Cali (1536), Popayán y Bogotá (1538), Pasto y Tunja (1539), Cartago (1540), Antioquia (1541), Tamalameque (1544), Río Negro y Riohacha (1545). Pamplona (1549), Ibagué (1550), Barranquilla (1629), Girón (1631), Medellín (1674) y Socorro (1681). Muchas de ellas no prosperaron y fueron destruidas por los indígenas. El país fue dividido en provincias. Los territorios de Santa Marta, Cartagena, Nuevo Reino de Granada y Popayán dependían de la audiencia de Santa Fe. En 1564 el territorio fue erigido en presidencia, en 1719 en virreinato y otra vez, en 1740, en presidencia. La audiencia de Santa Fe fue creada ya en tiempos de Carlos I. Los fallos de la audiencia eran inapelables y sólo en asuntos civiles podían elevarse al Consejo de Indias. En 1550 se fundaron en Bogotá los primeros conventos de franciscanos y dominicos. La audiencia organizó expediciones para apaciguar las sublevaciones de indígenas y fundó poblaciones. Se distinguió en estas tareas el capitán Orzúa, que luchó contra los indios muzos. En el norte luchó contra los indios chitarreros y fundó la ciudad de Pamplona, en cuya montaña adyacente fue descubierta una mina de oro nativo en forma de pepitas, La audiencia desautorizó a Orzúa en su propósito de emprender una exploración en busca de más oro y el capitán, resentido, se retiró a Santa Marta. El papa Pío IV erigió el primer arzobispado de Santa Fe, del que fue prelado fray Juan de los Barrios; al mismo tiempo se iniciaron las obras de la Catedral. La catedral de Cartagena comienza a construirse en 1575.

    El oidor Angulo disminuyó los tributos que pesaban sobre los indígenas, agitados por la sublevación de Lope de Aguirre en las tierras del Marañón. La historia del «loco Aguirre» se desarrolló principalmente en el territorio de Venezuela, pero la audiencia de Santa Fe tomó parte en la persecución del resto de sus feroces soldados asesinos, los marañones, de 1562 a 1563. Felipe II, que había visto en peligro su autoridad, decidió reformar algunas cosas de Colombia y suprimió la audiencia creando la presidencia. Sus funcionarios, los presidentes, desempeñaban sus cargos siete años. Después de 1584 volvió a quedar el territorio en manos de la audiencia. En 1596 fue presidente Francisco Sande, muy riguroso, lo que le valió el apodo de Doctor Sangre. Varias fueron las incursiones de los piratas franceses e ingleses. Cartagena había sido asaltada en 1544 y de nuevo en 1559. En 1586 la atacó Drake con una gran flota que logró rendirla algún tiempo. La paz entre Felipe II y Enrique IV de Francia puso una tregua a estas hostilidades. [...] (R.Ballester)

    Siglo XVII:
    En 1605 fue muy eficaz la presidencia ejercida por el duque de Gandía, Juan de Borja, que reglamentó la instrucción pública y tuvo la curiosidad, rara en sus tiempos, de ordenar componer una gramática de la lengua chibcha, cosa que los párrocos necesitaban para sen entendidos por sus fieles, que no sabían el castellano. En Cartagena estableció Borja el tribunal de la Inquisición. Los jesuitas y los dominicos pleiteaban sobre el privilegio de fundar una universidad con el legado del acaudalado Gaspar Núñez. Perdieron el pleito los jesuitas, pero obtuvieron autorización para fundar otra universidad: la de San Francisco Javier. En 1631 comienza la reconstrucción de la catedral de Bogotá. En 1654 vuelve a haber ataques piráticos. En 1668 se hizo una expedición contra los indios carares, que atacaban algunos centros urbanos.

    Almirante Vernon. Asaltante de Cartagena Siglo XVIII:
    En 1702 se produjo una epidemia de viruela que ocasionó más de 8000 víctimas en Bogotá. Las piraterías extranjeras, que habían proseguido durante todo el s. XVII, tomaban a veces aspecto de batallas campales. El presidente Diego de Córdoba Lasso de la Vega (1703-12) se instaló en la costa por este motivo, como si España hubiese estado en guerra abierta con las potencias que le enviaban sus corsarios. En esta época se inicia una auténtica corrupción de cargos públicos, pues, por falta de numerario, se vendían algunos cargos a nobles influyentes. Los virreyes se nombraban por cinco años con sueldo de 60000 pesos al año. Las rebeliones de tribus indígenas eran constantes, aunque ello no representaba entonces un peligro para la soberanía española. A fines del s, XVIII comienza a manifestarse el espíritu de iniciativa de la clase de los criollos, que más tarde serán los precursores de la Independencia. Durante el virreinato de Manuel Antonio Flórez se sublevaron los llamados «comuneros» (1779-81) debido al aumento de los impuestos. Los gobernantes, aterrorizados, llegaron a conceder a los indios el derecho a ocupar destinos públicos, pero después reprimieron el movimiento. La insurrección de los comuneros aparece históricamente desligada del movimiento de independencia que hubo más tarde, pero puede considerarse un antecedente psicológico de la misma. El virrey Flórez subrayó el fin de la contienda con un indulto general.

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  5. Bernardo O'Higgins (1778-1842):

    Nació en Chillán en el seno de una acomodada familia criolla. Cursó sus estudios en Inglaterra y a los 21 años conoció en Londres a Francisco Miranda, quien supo ganarle a los ideales de la independencia. Después de una breve estancia en España, regresó a Chile en 1801. Siendo alcalde de su ciudad natal desde 1804, le notificaron la revolución de Santiago (1810) y se puso de inmediato al servicio de la Junta que debía gobernar el país durante el cautiverio del monarca español Fernando VII. Nombrado vocal de dicha Junta, sostuvo diferencias con el presidente de la misma, José Miguel Carrera, pero- después de la victoria de Linares (1813) contra las tropas realistas, O’Higgins fue nombrado general en jefe del ejército. La derrota que sufrió en Membrillar permitió a los hermanos Carrera recuperar momentáneamente la dirección de la lucha contra la metrópoli. Después de la restauración del poder español en 1814, O’Higgins se incorporó al ejército que San Martín organizaba en los Andes. La victoria de Chacabuco (1817) significó el inicio de la reconquista chilena y, por declinación de San Martín, O’Higgins fue nombrado director supremo. Tras varias vicisitudes las tropas de O’Higgins, apoyadas por los guerrilleros de Rodríguez Erdoiza, afianzaron la independencia de Chile en la batalla Maipú (abril 1818). El héroe de la libertad Chilena dirigió con mano firme el rumbo del nuevo Estado. Después de eliminar a su antiguo aliado, Rodríguez Erdoiza, y a los hermanos Carrera, a los que no perdonó su anterior oposición, O’Higgins proclamó en agosto de 1818 una constitución autoritaria. Abolió los títulos nobiliarios, lo que le granjeó la hostilidad de la nobleza que le había apoyado en un principio, e intentó, sin éxito, suprimir los mayorazgos. En el aspecto militar, creó una potente escuadra que aseguró el dominio del Pacífico por parte de Chile, lo que permitió la liberación de Perú, último eslabón del proceso emancipador de toda Latinoamérica. A pesar de varios contratiempos, entre los que se cuentan la bancarrota del país en 1818, consiguió afianzar su popularidad. Contribuyó a ello su política de fomento de obras públicas y de la educación nacional, así como la mejora de relaciones con la Iglesia, algo deterioradas desde 1817. Sin embargo cometió el error, en l821, de mandar a fusilar a José Miguel Carrera, hecho que marcó el inicio de su declive político. El creciente descontento popular quedó patente con las insurrecciones de Concepción y La Serena, dirigidas por el general Ramón Freire. Los notables de Santiago forzaron entonces su dimisión en 1823 y tuvo que emprender el camino del exilio. Sin embargo, su prestigio era demasiado elevado para que perdiera su influencia política. Rodríguez Aldea, antiguo ministro de Hacienda, fundó el Partido o’higginista que intentó en varias ocasiones restaurarlo en la presidencia. En 1839 el Senado devolvió a O’Higgins todos sus bienes y su título de capitán general. Tres años más tarde, cuando se disponía a regresar a la patria por la que tanto había luchado, falleció en Lima.

    Beagle Llegada a Valparaíso (23 de julio). Charles Darwin:
    Durante la noche el Beaqle echa el ancla en la bahía de Valparaíso, principal puerto de Chile. Al amanecer nos encontramos en cubierta. Acabamos de abandonar Tierra del Fuego; ¡que cambio!, ¡que delicioso nos parece todo esto aquí: tan transparente es la atmósfera, tan puro y azul es el cielo, tanto brilla el sol, tanta vida parece rebosar la naturaleza! Desde el lugar en que hemos anclado, la vista es preciosa. La ciudad se alza al pie de una cadena de colinas bastante escarpadas y que tienen cerca de 1.600 pies (480 metros) de altitud. Debido a esa situación, Valparaíso no es sino una larga calle paralela a la costa: pero cada vez que un barranco abre el flanco de las montañas, las casas se amontonan a uno y otro lado. Una vegetación muy escasa cubre esas colinas redondeadas y los lados rojo vivo de los numerosos barranquillos que las separan brillan al sol. El color del terreno, las casas bajas blanqueadas con cal y cubiertas de tejas, me recordaban mucho a Santa Cruz de Tenerife. Hacia el nordeste hay una vista espléndida de los Andes, pero desde lo alto de las colinas vecinas se les ve mucho mejor; se puede apreciar la gran distancia a que se hallan situados y el panorama es magnífico. El volcán Aconcagua ofrece un aspecto particularmente imponente. Esa inmensa masa irregular alcanza una altitud más considerable que el Chimborazo, porque, según las triangulaciones hechas por los oficiales del Beagle, llegan a una altitud de 23.000 pies (6.900 metros). Sin embargo, vista desde donde nos hallamos, la Cordillera debe una gran parte de su belleza a la atmósfera a través de la que se divisa. Qué admirable espectáculo el de esas montañas que se destacan sobre el azul del cielo y cuyos colores revisten los más vivos matices en el momento en que el sol se pone en el Pacífico. (Darwin)

    Isabel II Méndez Núñez bombardea Valparaíso (1866):
    España se veía envuelta también en un extraño conflicto con Perú y Chile, entre 1864 y 1866, cuya chispa inicial resulta un misterio. En cualquier caso, España, que todavía no había reconocido la independencia del Perú, enviaba un comisario al país andino para que resolviera las viejas cuentas pendientes desde el virreinato colonial. El gobierno peruano exigió la presencia de un plenipotenciario español, a lo que la escuadra española comandada por el almirante Pinzón respondía el 14 de abril de 1864 con la toma de las islas Chinchas, vitales por su producción de guano. El 27 de enero de 1865 surgía un amago de negociación favorable a España, desautorizada por la opinión pública peruana, y las islas eran devueltas, pero la declaración de guerra a España por parte de Chile, aliada con Perú el 5 de diciembre del mismo año, reavivaba las hostilidades. En septiembre de 1865. el almirante español José Manuel Pareja entregaba en Valparaíso un ultimátum al gobierno del presidente chileno Pérez Mascayano, al que exigía un saludo con 21 cañonazos al emblema español, indemnización de tres millones de reales por la negativa chilena a abastecer de carbón a la flota española y la petición de excusas a la agraviada reina Isabel II. Chile respondía con su declaración de guerra a España el 14 de septiembre de 1865. En la batalla de Papudo, La Esmeralda capturaba la goleta española Covadonga lo que provocaba el suicidio de Pareja, que era sustituido por Méndez Núñez. Mientras tanto, la alianza entre Chile, Perú, Ecuador y Bolivia por su temor a una reconquista colonial dejaba sin base de operaciones a la flota española. Ante su fracaso, el gobierno español ordenaba a su escuadra que atacara los depósitos de carbón, las minas de Lota o el puerto de Valparaíso. Méndez Núñez bombardeó durante tres horas Valparaíso, hasta devastarlo el 31 de marzo de 1866, y luego, en mayo, ya sin éxito. El Callao, Después, las naves españolas se retiraban sin esperar a recibir las indemnizaciones que habían reclamado. (Manuel Irusta Cerro)

    Corso en Chile:
    Las operaciones de los ingleses en aguas chilenas durante el Siglo XVI caen dentro del marco de las operaciones de corso, aunque la corona Española consideraba a cualquier navegante que penetraba al Pacífico como un pirata, y había ordenado a las autoridades locales tratarlos como si lo fueran. Estas actividades comienzan con el paso de Francis Drake por el Estrecho de Magallanes en 1578. En ese momento Inglaterra y España estaban oficialmente en paz, pero ya existía un estado de tal tensión entre ellos que se puede considerar que existía un estado de represalia. Como resultado la Reina había retirado su anterior prohibición al plan, y probablemente invirtió dinero en la expedición. Aunque el viaje de Drake tenía objetivos estratégicos que reflejaban las ambiciones comerciales y coloniales de los líderes ingleses en la región meridional de América del Sur, fue una continuación natural de los ataques de represalia y saqueo a Panamá de los años anteriores. Las expediciones de Thomas Cavendish de 1587 y de Richard Hawkins en 1593, para mencionar sólo aquellos que lograron pasar el Estrecho, ya que ocurrieron durante tiempos de guerra, no tenían la dudosa calidad de aquella de Drake. Sin embargo, esto no cambió la posición española de considerarlas como piratas. Cavendish logró apoderarse del galeón anual de Manila y volver a Inglaterra con un enorme botín. Hawkins al contrario fue capturado y solamente la caballerosidad de don Beltrán de Castro, al cual se había rendido, consiguió salvarle la vida. Las autoridades en Lima, siguiendo las instrucciones de las autoridades metropolitanas, lo condenaron a muerte y Castro mucho tuvo que luchar para cumplir su palabra. Aunque Castro tuvo éxito al final, Hawkins fue enviado como prisionero a España, donde fue encarcelado hasta el final de la guerra de la guerra en 1604. Cuando terminó la Guerra Anglo-Española, desaparecieron los corsarios ingleses de las aguas del Pacífico, para ser reemplazados por los Holandeses, que si seguían en guerra con España. El auge del desarrollo de los recursos marítimos holandeses para los primeros años del Siglo XVII les permitían montar una ofensiva en contra de las posesiones españolas en Asia, Africa y América. Esto formaba parte de un plan estratégico que tenía dos propósitos. Primero, atacando a las colonias de la Corona española, no sólo la debilitaría financieramente, sino también la obligaría a desviar recursos y soldados de Flandes, el frente principal de la guerra, a Asia y América, donde su poderío naval otorgaba una sustancial ventaja a los holandeses. Segundo, el botín tomado y las conquistas que lograban hacer los holandeses, tanto en Asia como en América, fortalecían su economía. Esto fue especialmente cierto, dado que al contrario del gobierno español, la guerra colonial no representaba un cargo para el fisco holandés, ya que era de responsabilidad de inversionistas privados, y últimamente de dos empresas privadas, la Compañía de las Indias Orientales y la Compañía de las Indias Occidentales. Chile sufrió una serie de ataques de parte de los holandeses durante el ocaso del Siglo XVI y durante el siglo siguiente. El objetivo de estas expediciones fue de abrir el comercio con los establecimientos españoles a la fuerza y de establecer una base, equivalente a Ciudad de Cabo, adonde los buques que iban a las Indias Orientales podrían hacer escala. Los puntos en la costa de Chile seleccionados para esto fueron Valdivia y la Isla de Chiloé. La primera expedición holandesa a América fue la de Simón de Cordes y Jacobo Mahou (1598) que atacó Chiloé; siguió la flota de Oliver van Noort (1599), que saqueó Valparaíso y fue el primer holandés en circunnavegar el mundo; la de Joris van Spielbergen (1615), que pese a existir la Tregua de los Doce Años entre España y Holanda, atacó la isla Santa María, mientras al mismo tiempo sus compatriotas arrebataron el control de las Molucas a los portugueses; la de Isaac Le Mayre y Wilhelm von Schoutten (1616), que descubrieron el paso del cabo de Hornos; la de Jacobo L'Hemite (1623), que recaló en la isla de Juan Fernández, y la de Hendrick Brouwer y Elias Herckmans (1643), que atacó Chiloé e intentó afincarse en Valdivia, sin éxito. De estas seis expediciones, fueron la primera y la última lo más peligrosas para España. Fueron estas dos las que lograron, aunque fugazmente, apoderarse de las llaves del Pacífico sudamericano. La importancia que España otorgó a la zona austral se refleja en la enorme inversión que hizo en fortificar a Valdivia una vez que fue recuperada. Que al final los holandeses no tuvieron el mismo éxito que en aguas asiáticas se debe a la geografía y el clima de la zona austral, que fueron eficaces aliados, más que niveladores de fuerzas, a favor de los españoles. (Hamish I. Stewart Stokes y Claudio Cabello Pizarro)

    Santiago de Chile:
    El centro antiguo es de planta ortogonal y edificaciones bajas, debido a la constante amenaza de los terremotos; comprende la Catedral, la Plaza de Armas, el centro comercial y financiero, la Plaza Mayor, el barrio cívico y los edificios públicos entre los que destaca el Palacio de la Moneda. La ciudad se expandió en todas direcciones: hacia el oeste, llega hasta el barrio Yungai, formado por viviendas obreras y plantas industriales. Hacia el norte se extiende hacia el barrio de la Chimba y el cerro San Cristóbal, más allá del cual disminuye la densidad de la edificación y aparecen barrios de residencias lujosas. Al sur del Mapocho, y con las avenidas España y O'Higgins como eje, se levanta un barrio de clase media alta, con casa suntuosas de varios pisos. A fines del siglo XVIII, Santiago contaba con 40.000 hab., cantidad que se sextuplicó en un siglo. Pero el gran impulso lo experimentó a comienzos del siglo XX, con el desarrollo de la industria minera. La posición central que ocupa y sus buenas comunicaciones con la costa (puerto de Valparaíso) han contribuido a su desarrollo. En la actualidad, la conurbación de Santiago acoge al 38% de la población chilena. Tuvo como origen un fortín instalado en el cerro de Santa Lucía por Pedro de Valdivia, en 1541, para apoyar la expansión de la conquista hacia el sur. La ciudad tuvo un desarrollo relativamente rápido, a pesar de los terremotos que la asolaron en 1647, 1657 y 1688, y en el siglo XVII era ya la capital administrativa de la Capitanía General de Chile. Otros terremotos, como el de 1751, no impidieron que Santiago se consolidara como principal ciudad del país, sobre todo cuando quedó unida por carretera al puerto de Valparaíso y, a través de los Andes, a Mendoza, en Argentina. En 1811 se instaló en Santiago la primera junta de gobierno independiente, y la ciudad diversificó sus actividades productivas, que ya no dependían en exclusiva de la población agrícola de la zona. El acusado ritmo de progreso duró hasta 1822, cuando Santiago sufrió un nuevo terremoto de graves consecuencias. La prosperidad chilena, generada por las actividades mineras, convirtió a Santiago en una de las principales ciudades de América Latina a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Las industrias manufactureras (textil sobre todo) atrajeron hacia Santiago a miles de campesinos, que se agruparon en viviendas precarias, llamadas callampas, en torno al núcleo urbano. De capital administrativa y política, Santiago pasó a ser una ciudad industrial, a la que caracterizaba además una rica vida universitaria. A partir de 1970, la ciudad fue centro de graves agitaciones, que culminaron en el golpe militar de 1973.

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  6. Cautivos y corsarios en Argel (s.XVI):

    En Argel, todo tenía un precio. Los cautivos más relevantes valían, como mínimo, unos cinco mil ducados. El mecanismo del negocio era sencillo y resultaba eficaz: a través de prisioneros que, previo cobro del rescate, eran liberados y volvían a Europa, se hacía saber a las familias qué había pasado con sus respectivos parientes y cuánto debían de pagar si tenían intención de recuperarlos. Los frailes de las órdenes de los trinitarios y los mercedarios solían encargarse de la intermediación. Según las malas lenguas, ciertos miembros de la Iglesia medraban con estos buenos oficios: Entre Europa y Argel, un importante porcentaje de lo recaudado por los familiares de los cautivos iba a parar a sus arcas. Sólo excepcionalmente, algunos prisioneros musulmanes de altísimo rango eran intercambiados por iguales cristianos cautivos en Argel. En el Viejo Mundo, la recogida de limosnas para liberar cautivos pobres era una actividad habitual. Todo el mundo sabía que la pobreza del prisionero resultaba ser un pasaporte al cautiverio permanente, cuando no a la muerte. Era una ley que imperaba a ambos lados del Mediterráneo. A mediados del siglo XVI, la escasez de remeros en las galeras cristianas y musulmanas hizo que la captura de cautivos se volviese un negocio más boyante pero, a la vez, más delicado: no sólo era cuestión de conseguir prisioneros, sino de mantenerlos vivos el mayor tiempo posible y, naturalmente, con el menor coste. Este singular tráfico era una fuente constante de nuevas iniciativas: algunos carceleros argelinos se lucraban facilitando fugas, individuales o en gris; por su parte, en Europa, aparecieron cristianos que montaban expediciones de rescate que solían ser financiadas por familias de cautivos.

    La intensa actividad comercial y las luchas que protagonizaban la política y la religión en el Mediterráneo explican la pujanza con que creció Argel en el siglo XVI como cuartel general de los corsarios islámicos. Convertida en puerto seguro, dentro del recinto de sus sólidas murallas se almacenaba y traficaba con el fruto de las incursiones. El frenético ir y venir de los piratas había convertido a Argel en un verdadero emporio y en uno de los centros comerciales más importantes de toda la cuenca mediterránea. La acumulación de riquezas era tal, que este enclave corsario se permitía el lujo de tener no sólo una casa de moneda propia y lujosísimos baños públicos, sino hasta una escuela de Teología y un hospital para pobres.

    Puerto de Argel en 1578 Actividad comercial:
    Sometida en un principio a las presiones del imperio Otomano, por un lado, y a las de Constantinopla, por el otro, Argel se las había ingeniado para gozar de cierta autonomía. Para conseguirlo, sólo había necesitado tomar conciencia de que sus reservas de capital eran necesarias para todos los bandos en pugna. La ciudad también contaba con otro excedente imprescindible para estos menesteres: la riqueza cultural que le brindaba el hecho de ser un lugar de encuentro de moros expulsados de España, esclavos cristianos y renegados y aventureros de todo calibre. Aunque comerciar con la Media Luna estaba prohibido en la Europa cristiana, ni la misma Roma se privaba de hacerlo. Con más razón Argel, en cuyos muelles atracaban navíos de Francia, España, Italia, Inglaterra, y los Países Bajos, todos ellos con el acicate de los negocios fáciles y las posibilidades de un rápido enriquecimiento. Para hacer dinero en Argel, la religión no era un obstáculo insalvable ni mucho menos. Según los intereses, muchos feligreses cambiaban de credo como quien cambia de empresa. Muchos cautivos cristianos abrazaban el Islam, conscientes de que, cuando fuera necesario, podrían volver al seno de la Iglesia, siendo bienvenidos como señores de fortuna. No había ocurrido nada diferente entre los moriscos que habitaban en Europa. Eudj Alí, por ejemplo, era un buen ejemplo de este lucrativo oportunismo. Este antiguo pescador calabrés había llegado a Túnez en 1570 y hasta había luchado en Lepanto, pero abrazó el Corán, y sus conocimientos marineros le permitieron hacer incursiones con éxito por todo el Mediterráneo occidental. Los españoles, a fin de ganarse sus buenos oficios, lo habían tentado con un marquesado, que no era sólo un título nobiliario, sino un cúmulo de propiedades terratenientes nada despreciables. Sin embargo, Eudj Alí optó por un destino todavía más suculento: convertirse en pachá de Argel. La ambición y la astucia representaban el abono idóneo para tanta libertad de mercado. Por supuesto, las vidas humanas eran una de las mejores mercancías. En los "baños" argelinos se acumulaban los prisioneros, quienes, hasta recuperar la libertad a cambio de dinero, eran mano de obra gratuita. Los más útiles y, por tanto mejor cotizados trabajaban en los hogares de sus dueños como sirvientes; los menos valiosos se convertían en esclavos públicos, y trabajaban de barrenderos, leñadores y albañiles en las calles y huertos de la ciudad.(Alberto Spunberg)

    El nombre de "baño de Argel" proviene del lugar en el que en Constantinopla se amontonaban a los prisioneros cristianos, los antiguos baños. La situación de los esclavos de estos baños era privilegiada. Los prisioneros más humildes eran sometidos a trabajos mucho más duros.

    "Con esto entretenía la vida, encerrado en una prisión o casa que los turcos llaman baño, donde encierran los cautivos cristianos, así los que son del Rey como de algunos particulares, y los que llaman del almacén, que es como decir cautivos del concejo, que sirven a la ciudad en las obras públicas que hace y en otros oficios, y estos tales cautivos tienen muy dificultosa su libertad; que, como son del común y no tienen amo particular, no hay con quién tratar su rescate, aunque le tengan... También los cautivos del Rey que son de rescate no salen al trabajo con la demás chusma, sino es cuando se tarda su rescate; que entonces, por hacerles que escriban por él con más ahínco, les hacen trabajar e ir por leña con los demás, que es un no pequeño trabajo". (Miguel de Cervantes, cautivo en Argel desde 1575 hasta 1580).

    Virgen de la Merced, redentora de cautivos. Detalles de óleo de Vicente López Portaña (1883). Museo de Bellas Artes de ValenciaHabía una tercera categoría de prisioneros, cuya situación personal, menos promisoria, los encadenaba a las galeras de los barcos como remeros. En última instancia, si se iban con el barco al fondo del mar, no era mucho lo que se perdía. Los de más baja categoría eran los que estaban sometidos al trato más cruel, porque no sólo podían perder las orejas, la nariz, o una mano, sino la vida misma y de la manera más horrible: empalados o ahorcados en la vía pública, como pan y circo para las multitudes que, con más o menos éxito, pululaban por las calles de la ciudad. (Alberto Spunberg)

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  7. El poder en la República de Florencia:

    Control e influencia de los ricos:
    A partir del siglo XIII, en principio, Florencia es una república. En la práctica, todas sus instituciones funcionan en beneficio de los ricos, a pesar de las luchas de los pobres. Ya desde la Edad Media, Florencia conoce algo del "capitalismo". La ciudad-Estado juega un papel importante en la elaboración y la exportación de seda y de lana y, sobre todo, se vuelve un centro bancario. Apoyados por una red extraordinariamente densa de filiales, los bancos florentinos controlan una gran parte del comercio mundial y, por sus préstamos a diversos soberanos, tienen una importante fuerza política. La asociación de profesionales de Calimala se dedicó al cambio y a la banca, hasta convertirse en uno de los principales prestamistas de los papas, de los reyes de Francia y de Inglaterra, de los príncipes alemanes y borgoñones, del emperador germánico y de todo tipo de pequeños acreedores, laicos o eclesiásticos. Los cónsules de las Artes fueron los primeros en entrar en el seno del consejo de la Podestà y luego, gracias a las ordenanzas de justicia de 1293, en el Priorato, órgano supremo de gobierno. Esto supuso la consolidación de su poder económico.

    El control de los Médicis de las instituciones de República:
    Florencia, donde todas las antigua estructuras comunales son respetadas, pero donde la República -como en su tiempo decía Julio Cesar- no era ya sino una palabra. Todas las viejas formas estaban amañadas y arregladas para asegurar la dominación de los Médicis, vieja familia que, gracias a su dinero, obtiene el poder con Cosme el Viejo, a quien suceden Pedro el Gotoso y Lorenzo el Magnífico. Este último fallece en 1492, después de esforzarse, a punta de florines, por mantener el equilibrio entre los estados Italianos. Todo se arruinará por obra y gracia de las tropas francesas. Florencia expulsa luego a Pedro II de Médicis, a quien considera culpable de haber defendido con demasiada suavidad los intereses de la ciudad ante el Rey Carlos VIII de Francia. Entonces se restablece la república, con una constitución reconocida por Savonarola. Aquella sobrevivirá al patíbulo del monje [1498] y regirá a la ciudad hasta la caída de Maquiavelo en 1512.

    Los Médicis no se habían propuesto nunca claramente, hasta Cósimo y Lorenzo, apoderarse del Estado; pero tuvieron que convencerse, en un momento determinado, de que la envidia oligárquica los hubiese, en breve tiempo, despojado, expulsado y extinguido, de manera que tuvieron que llegar a la conclusión de que para permanecer en su patria ricos y respetados era preciso convertirse en los dueños de Florencia, como hizo Cósimo a partir de 1434. La señoría, para ellos, no fue afán de orgullo, sino necesidad de vida, obligación forzada. Llegaron a ser señores, y que no parezca paradoja, por legítima defensa. (G.Papini)

    ¿Qué hacen los Médicis para poder controlar políticamente a una ciudad-Estado que se ha dado instituciones republicanas ? Algo simple: ubican en todos los puestos clave de la administración republicana a personas que, prácticamente, son empleados suyos. Luego ponen en marcha las instituciones, deterioradas por años de pugnas. Vale la pena mirar con mayor atención estas instituciones y su evolución, pues en el marco de ellas se desarrollarán la actividad y la reflexión de Maquiavelo. Interesan porque, aunque su funcionamiento parezca complicado, y lo sea, su objetivo es lograr la máxima garantía de que el poder no quede en manos de una sola persona. En primer lugar conviene aclarar que las llamadas "repúblicas" no son, de ningún modo, democráticas. En ellas quedan fuera del ámbito de la toma de decisiones todas las personas que hoy tenemos la costumbre de agrupar bajo el nombre de "pueblo", es decir, obreros, artesanos, pequeños comerciantes, campesinos y algunos profesionales. Lorenzo el Magnífico -el más brillante de los Médicis- decía de ese "pueblo" lo siguiente:

    No hay nada de genio en las gentes menudas que trabajan con sus manos, y que no disponen del tiempo libre necesario para cultivar su inteligencia.

    El poder lo tiene la burguesía, pero no cualquier tipo de burguesía, sino una curiosa mezcla que incluye familias de la nobleza antigua y familias surgidas del pueblo, casi en proporciones iguales. Los ciudadanos -los que tienen derecho a intervenir en los asuntos públicos-, no son todos burgueses. los burgueses no todos son ciudadanos. mandan los "maestros de oficios", a través de sus corporaciones (arti maggiori y arti minori), que son estructuras profesionales y de castas privilegiadas, a las que se puede pertenecer por herencia o ejercicio. En la ciudad -60-80 mil habitantes- sólo hay unos mil ciudadanos. Hay activos y pasivos, es decir, los que pagan impuestos -y pueden ejercer derechos- y los que no los pagan y carecen de aquellos.

    Instituciones de la República Florentina:
    El poder se organiza en forma muy complicada.

    1. Gran Consejo: del que prácticamente forman parte todos los que tienen derechos ciudadanos.
    2. El Consejo de los 80: Por debajo del Gran Consejo, como es lógico suponer, resulta más cómodo y práctico para hacer frente a los asuntos corrientes que el Gran Consejo.
    3. La Señoría: El gobierno se llama Señoría. lo forman los representantes de las arti maggiori, que en número de 9, se reúnen con el Justicia, representante supremo del Estado. Los nueve van rotando con una periodicidad de dos meses. Para asegurar el sistema --cuyo objetivo muchas veces declarado es impedir que un ciudadano "se eleve por encima de los demás"--

    El condotiero John Hawkwood,1436. Paolo Ucello. Catedral de Florencia Elección de cargos:
    La ley establece que el jefe supremo de las fuerzas armadas no sea florentino, sino "extranjero, noble y procedente de un país distante al menos cuarenta leguas". El sistema está basado, hasta cierto punto, en la desconfianza y, por esa razón, se postula que hay que hacer pasar por los cargos públicos al mayor número posible de ciudadanos activos. Para evitar alianzas hegemónicas, los sistemas de elección para los cargos son de lo más sofisticado y cambian al menor signo de descontento o sospecha. En todos se combina la suerte con la elección. Por ejemplo, para una función dada, todos los nombres de los aspirantes elegibles se introducen en una bolsa, luego se extrae de ella un número igual a dos o hasta cinco veces el necesario; de éstos, se sortea un número determinado previamente y, entre los que quedan, finalmente se elige. Además tanto el Gran Consejo como el Consejo de los 80, rigen reglamentos sumamente estrictos. Maquiavelo era hijo de un notario medianamente acomodado. la familia es gibelina, pero luego se hace güelfa. El autor, en sus Historias Florentinas, reflexiona sobre los cambios que las revueltas constantes introducen en la vida social. No deja de ser un tanto escéptico:

    El efecto más común de las revoluciones que padecen los imperios es hacer pasar a éstos del orden al desorden, para inmediatamente después devolverlos al orden... (Nicolás Maquiavelo. Historias Florentinas)

    Quizá le faltó aclarar que el primer orden es diverso al último y reflexionar sobre la diferencia entre ambos. Y Maquiavelo es testigo de no pocos cambios violentos. A partir del siglo XIII, la ciudad es, en principio una república. En la práctica, las instituciones sirven a los más acomodados (il popolo grasso ). Los 80 del Consejo representan, en la vida común, los intereses de la banca, el comercio y la industria, y, en ocasiones, hasta de los del comercio en pequeño y los artesanos. El Gran Consejo elige a los magistrados que forman la Señoría, pero la dirección efectiva -el poder- está en manos de aquellos 80.

    El control de la República por la familia Medici:
    ¿Cómo se llegó a esa República? Para saberlo, es preciso decir algo de los Médicis, vieja familia de agricultores toscanos que llegan a ser prósperos banqueros en el crepúsculo de la Edad Media, cuando las luchas entre partidos ya minaron las viejas estructuras comunales y abren el camino al sólito "hombre fuerte". En la Florencia de los primeros años del siglo XV, la fachada es republicana, pero el poder se ejerce en las casas de la nueva aristocracia. Cosme el Viejo, abriendo sus repletas arcas, se hace del mando hacia 1435. (Angel R.Guevara)

    Exilio de Cosme el Viejo (1433-1434):
    En 1433 el Palacio [Vechio] vio a Cosimo el Viejo allí convocado, arrestado por sorpresa y encerrado en el Alberghetino o Barbería, una pequeña habitación de la torre. Su vida estuvo en peligro y comía sólo un poco de pan por el miedo de morir envenenado, mientras escuchaba con con íntima angustia las charlas de sus dos carceleros, -uno de ellos el Farganaccio "hombre agradable y agudo"- que le han puesto cerca a fin de que lo tengan alegre. Más tarde, con dinero y astucia Cosimo compró algunos de sus enemigos y fue condenado sólamente al exilio; a su regreso un año más tarde el verdadero centro del poder pasará del Palacio a la casa de los Medici. (Luciano Berti). Cosme pensaba que acabarían arrojándolo desde la torre para acabar con la posición de poder que había alcanzado su familia. Los Medici eran tachados por otras importantes familias florentinas como advenedizos sin ascendencia noble. Una vez liberado gracias a sus hábiles gestiones y al pago de gran cantidad de dinero parte a un exilio que sabe temporal. Seguirá el consejo de su padre y esperará a que sea la ciudad quien reclame su vuelta. La importancia de los intereses económicos bajo su control de los que la ciudad era muy depediente explica la unanimidad en el deseo de que regresara para ponerse al frente.

    Giuliano de Medici. Asesinado por los PazziComienzan así tres siglos que verán Médicis en todas las cortes de Europa y en el trono pontificio. Un día, Cosme autoriza un préstamo de cien ducados a un monje llamado Tommaso Parentucelli. El riesgo dio frutos: Parentucelli llegó a ser Papa (Nicolás V) y convirtió a los Médicis en banqueros de la Santa Sede. En 1464, cuando muere Cosme, la Señoría hace inscribir sobre su lápida: Al Padre de la Patria. Lo sucede Pedro el Gotoso, su hijo, que no tiene la energía de su padre, pero si una gran habilidad política. Vence a sus opositores y ¡no los condena a muerte! Fallece en 1469.

    Pedro sucedió a Cosme el Viejo durante un breve período de cinco años. Poseía una gran habilidad para los negocios. Se casó con Lucrecia Tornabuoni, una notable intelectual florentina. Se esforzó en dar a sus hijos una completa formación. Supo en 1466 hacer frente a una gran conjura a pesar de encontrarse muy enfermo. Murió sin haber podido hacer testamento ni confesarse debido a que su enfermedad le impedía hablar. Su figura fue eclipsada al encontrarse entre las grandes personalidades de Cosme y Lorenzo. "Se cerraba en su círculo de mecenas y de coleccionista" (L.Berti), "para recrear la mente y dar refrigerio a la naturaleza" (como escribía Filarete que le dedicó un tratado de arquitectura). Embelleció el Palacio Viejo con obras de Uccello, Pesellino, Luca della Robbia, Pollaiolo, Castagno y Donatello.

    Bernardo Baroncelli ahorcado después de la conjura de los Pazzi. Dibujo de Leonardo La conjura de los Pazzi (1478):
    Heredan el poder sus hijos Lorenzo y Julián. Este tiene el título, aquel gobierna. En la sombra, la conjura amenaza. Son sus competidores -los banqueros Pazzi- quienes urden, con el apoyo del Papa Sixto IV (quien había quitado a los Médicis las finanzas vaticanas), y del rey Ferrante de Nápoles. El 26 de abril de 1478, en la catedral de Florencia, los conjurados atacan. Julián recibe 19 puñaladas y muere al instante. En la confusión Lorenzo no aparece a la vista de los asesinos y se hace fuerte en la sacristía. El pueblo se entera y toma partido por los Médicis. Lorenzo vence y la represión es feroz. El joven banquero y amante de las artes retoma las riendas y, de "primer ciudadano", se transforma en "Señor". Diez espadachines selectos lo acompañan a todas partes.

    Lorenzo el Magnífico Lorenzo el Magnífico:
    Subordina a sí a la Señoría y a los Consejos, a través de un consejo de 70 miembros, que sólo dependen de él. Se adueña del poder total en Toscana y emprende una obra diplomática notable. Entre finanzas privadas y administración pública -imprecisos los límites entre ambas- encuentra tiempo y dinero para el amor, las artes y el mecenazgo. Sus versos bastarían para asegurarle la fama. Vibra en ellos un apasionado anhelo de gozar el instante que huye; es el reflejo de la actitud pagana de la corte medicea, contra el que truena, desde el púlpito de San Marcos, Savonarola. Como ejemplo, citemos el primer pie de uno de sus sonetos: Chi vuol esser lieto, sia, di doman non v'é certezza... ( "Quien quiera ser feliz, séalo; del mañana no hay certidumbre...").

    En 1492 muere Lorenzo. En muchas ocasiones he leído que Fray Jerónimo fue llamado a la cabecera del moribundo y que se negó a darle la absolución. Más que dato histórico es voz popular pero muestra el tenor de la fama del fraile. En realidad, Lorenzo muere lamentando no haber tenido tiempo para completar la biblioteca que hoy lleva su nombre en Florencia. La precoz muerte de Lorenzo sume a la ciudad en el luto, a pesar de todo. En Italia, se rompe el equilibrio logrado por la paciente, sagaz y adinerada diplomacia del Magnífico. Los franceses entran en Italia con su rey al frente -Carlos VIII- y Pedro, primogénito y sucesor de Lorenzo, cede y lo deja ocupar cuatro bastiones toscanos. Los florentinos se enfurecen y expulsan a los Médicis de la ciudad el 9 de noviembre de 1494.

    Cuando Savonarola muere, en 1498, el esplendor de Florencia está opacado. La caída del fraile ocasionó cambios en los puestos de la administración citadina. Los "savonarolianos" pierden sus empleos. Maquiavelo, gracias a esto, puede ser electo secretario de la Segunda Cancillería, una especie de secretariado del Consejo de los Diez para la Libertad de la Paz. estos diez recibirían de la Señoría ciertos poderes y ciertas misiones vinculadas con lo que hoy lo estarían las secretarías de Relaciones Exteriores, de Gobernación y de la Defensa. Maquiavelo era algo así como el "oficial mayor" del Consejo. Rápidamente, Maquiavelo se ganó la confianza del Consejo de los Diez, por su capacidad y dedicación. Se le confían de inmediato misiones de importancia, difíciles de ejecutar.
    (Angel R.Guevara)

    La República resistió más de diez años bajo la dirección de Piero Soderini, elegido "gonfalonero vitalicio" en 1502. En 1512 tuvieron que inclinarse ante el ejército español. Con su vuelta, los Médicis abolieron el Gran Consejo, pero evitaron el choque frontal con los oligarcas. Derrotados de nuevo tras el saqueo de Roma (1527), les sustituyó un gobierno republicano que restableció el Gran Consejo. En 1530, tras ocho meses de heroica resistencia, los republicanos cedieron ante el asedio de ejército español que restauró a los Médicis. Tras el asesinato de Alejandro (1510-1537) por su primo Lorenzo, Cosme ocupó el poder (1519-1574).

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  8. Estado de debilidad de Bizancio:
    Constantino XI era el último emperador romano de una línea ininterrumpida que se remontaba hasta Augusto, casi 15 siglos antes. Debido al progresivo debilitamiento de su imperio, sólo ejercía su poder en la propia ciudad, en unas pocas islas y en algunos enclaves del Peloponeso. Aunque aún conservaba parte de su esplendor y seguía siendo un emporio mercantil, sólo tenía 30.000 habitantes. Llegó a tener un millón. Constantinopla era una isla en el mar turco. Para conseguir ayuda exterior, Constantino XI intentó reconocer la supremacía del papa de Roma en 1452. Su pueblo no quiso secundarle como había ocurrido en otras ocasiones. "Mejor el turbante turco que la tiara del papa" exclamó un alto funcionario bizantino expresando la creencia de que con los turcos podrían seguir practicando su propia versión del cristianismo. Mohamed II (1432-1481) sucedió a su padre, Murad II en 1451. Constantinopla era un objeto de deseo desde casi su adolescencia. El mismo dirigió las operaciones de ataque.

    "El sultán dedicaba muchas horas de la noche a estudiar los planos de la ciudad, buscando sus puntos estratégicos de defensa e intentando encontrar los puntos débiles de los que se podría beneficiar". (Ismail Hami Danshbund)

    Buscó la ayuda de técnicos occidentales y consiguió para la más avanzada artillería de la época. Un poderoso cañón era capaz de arrojar bolas de 500 kilos. Un año antes del ataque construyó una fortaleza en las proximidades y dispuso una flota para el control del Bósforo.

    Los otomanos cercan los restos del Imperio Bizantino:
    Bizancio, fundada como colonia griega en el siglo VII a. J.C. y refundada con el nombre de Constantinopla en el año 330 de nuestra era por Constantino el Grande, era la ciudad con la más vieja tradición imperial de todo el mundo. 92 emperadores se habían sentado en el trono de la Reina de las Ciudades o Segunda Roma. En el año 395 el Imperio romano queda definitivamente dividido siendo Arcadio emperador de Constantinopla. El Imperio Bizantino, que bajo Justiniano (527-565) alcanzó una expansión similar a la que había tenido el Imperio Romano (menos Hispania y la Galia), se inclinó progresivamente hacia Oriente a partir del reinado de Heraclio (610-641). Así, asediado por los árabes y más tarde por los búlgaros (venidos de Asia), Bizancio se convertiría durante varios siglos en el bastión de la cristiandad frente al islam.

    Bajo el reinado de Basilio II (976-1025), que obtiene victorias militares sobre búlgaros, armenios, georgianos, árabes y normandos, el Imperio Bizantino experimenta una época de expansión. Sin embargo, la debilidad de sus sucesores y la dificultad de defender las fronteras inició un declive que se materializó en la derrota ante los selyúcidas en Manzikert (1071). Desde entonces, y pese a conocer un período de gran fertilidad artística durante los siglos XII y XIII, Bizancio estuvo cada vez más asediado por los turcos otomanos.(Luis Otero)

    Los turcos se habían consolidado en Asia Menor e incluso habían pasado los Balcanes. En 1444 Los húngaros son derrotados por los turcos en la decisiva batalla de Varna. En 1461 Mohamed II conquista el Imperio de Trebisonda, último resto de los dominios bizantinos.

    Asedio, ataque y saqueo de Constantinopla (29 de mayo de 1453):
    El ataque empezó el 6 de abril de 1453. Los 7.000 defensores de la ciudad, que contaban con la ayuda de 700 genoveses dirigidos por Giustiniani, y 200 catalanes mandados por Pedro Juliá, eran muy pocos frente a la aplastante superioridad numérica de los atacantes, estimados en 160.000 hombres. Tras un sitio de 53 días las murallas cayeron ante los proyectiles turcos y se entabla la lucha cuerpo a cuerpo. Constantino XI se despojó de su insignia imperial, tomó las armas y se metió entre los combatientes. Nunca se encontró su cadáver. Esa tarde Mohamed II paseó a lomos de un caballo blanco en dirección a Santa Sofía. La ciudad fue sometida al saqueo durante tres días, rebautizada con el nombre de Estambul y convertida en capital del imperio otomano hasta 1923. Los otomanos consolidaron su soberanía en Asia Menor y se convirtieron en el azote de Europa tras expandirse por los Balcanes y llegar a Viena (1529). Santa Sofía, construída 900 años antes por Justiniano, el mayor templo de Europa, fue convertida en mezquita árabe. Sus valiosos mosaicos fueron blanqueados para que los fieles musulmanes no pudieran ver en ellos objetos idolátricos. La huida de filósofos e intelectuales fue decisiva para el renacer cultural de la Antigüedad clásica en el Oeste europeo.
    Supresión de las rutas a Oriente:
    Europa en el s.XV estaba ávida de las especias malasias. La monótona alimentación las convertía en bienes muy apreciados. Constantinopla y Alejandría eran las dos puertas de entrada de la ruta a Venecia. En el Próximo Oriente mahometano se experimentó un cambio de poder de graves consecuencias. Tras el ocaso del califato de Bagdad el poder pasó a manos de los osmanlíes turcos que eran más fanáticos y duros que los árabes, y enemigos del trato comercial y de cualquier otro tipo con los cristianos. Los turcos eran unas tribus seminómadas de tártaros que, convertidos al islam, desde el siglo XIII habían ido aumentando sus conquistas territoriales en el este a costa del deterioro y debilitamiento bizantinos. En 1453 conquistaron Constantinopla, dando fin a la milenaria Era Bizantina en el Bósforo. Con ello se cerró una puerta a Oriente y más adelante a todo el Próximo Oriente y Egipto. En el año 1517 cayó también Alejandría en poder de los turcos.

    Los ejércitos bizantinos:
    El ejército de los Comnenos:
    Contexto histórico: El desastre de Manzikert en 1071 fue de tal magnitud que supuso el fin de una era. La casi total destrucción del ejército bizantino a manos de los turcos fue una sorpresa incluso para estos últimos, que se encontraron de repente con las puertas de Anatolia abiertas de par en par. Por entonces, el interior de Asia Menor estaba poco poblado, pues el centro de gravedad económico y demográfico del Bizancio se había ido desplazando, a lo largo del siglo XI, hacia la parte europea del Imperio y las regiones de litoral egeo. Así pues, los turcos pudieron asentarse sin demasiados problemas y pronto el sultanato de Iconio (una ciudad del centro de Asia Menor), se convirtió en uno de los principales quebraderos de cabeza de Constantinopla, que también debía hacer frente a la presión de normandos y pechenegos en Grecia y el Danubio. Afortunadamente para Bizancio, la ascensión al trono de Alejo I Comneno (1081-1118) permitió salvar la nueva crisis y sentar las bases para que el Imperio disfrutase -no sin sacrificios- de un último período de esplendor bajo los reinados de Juan II (1118-1143) y Manuel I (1143-1180). Con la ayuda de los soldados de la I Cruzada y con un hábil empleo del reconstruido ejército, Alejo y Juan lograron recuperar la mitad occidental de Anatolia, precisamente las regiones más pobladas y helenizadas. Gracias a ellos, el sucesor de éstos, Manuel Comneno, pudo volver a soñar con volver a convertir a Bizancio en el poder hegemónico del Mediterráneo. Pero los últimos años del reinado de Manuel pusieron claramente de manifiesto que los cada vez más menguados recursos de la Romania eran completamente insuficientes para respaldar las ambiciosas aspiraciones del emperador. La derrota del ejército bizantino en Mirocéfalos (Asia Menor) a manos de los turcos en 1176 puso punto final a los sueños de reconquista del interior de Anatolia. Pero lo peor estaba por venir.

    El feudalismo bizantino: la prónoia
    Las invasiones turcas que siguieron a la derrota de Manzikert desarticularon los themas de Asia Menor, cuyos menguados efectivos tuvieron que replegarse hacia el oeste. Aunque los viejos themas siguieron existiendo, aparecieron nuevas circunscripciones territoriales llamadas ducados, cuyos gobernadores fueron denominados duques, con unos poderes muy disminuidos en comparación con los antiguos estrategas. Ante la necesidad de levantar un nuevo ejército, a todo lo largo del siglo XII se extendió una práctica feudal que sustituyó al moribundo régimen de pequeñas y medianas propiedades militares en el que se había basado la organización militar bizantina durante el período anterior: la prónoia. Consistía en la entrega vitalicia, a funcionarios civiles y militares y a particulares, tanto bizantinos como extranjeros, del usufructo (renta) de bienes de titularidad estatal de diversa naturaleza (básicamente, tierras e ingresos fiscales), a cambio de diversas prestaciones por parte del pronoiario, principalmente de carácter militar. Los concesionarios de la prónoia disponían de amplias atribuciones sobre los campesinos bajo su dominio, incluidas la imposición de castigos y la exigencia de prestaciones en especie, incluidas las de carácter militar. Se trataba, pues, de una práctica puramente feudal.

    Organización y efectivos:
    Miguel VII (1071-1078) inició la reconstrucción del ejército bizantino tras Manzikert, reagrupando las unidades supervivientes y realizando nuevos reclutamientos, con los que fue posible poner en pie un contingente de 10.000 hombres de caballería, que servirían a Alejo I para realizar sus primeras campañas. Precisamente, este emperador usó ampliamente la prónoia para tratar de completar las filas de su ejército. La idea era que los pronoiarios prestaran servicio de caballería pesada, mientras que los simples propietarios, e incluso los monasterios, debían proporcionar tropas de infantería ligera. Sin embargo, estos recursos se mostraron insuficientes y Alejo mostró gran preferencia por el reclutamiento de mercenarios extranjeros, especialmente occidentales. Los extranjeros también estaban presentes, como siempre, en los cuerpos de la guardia imperial. Especialmente fiel era la conocida como Guardia Varenga, que estaba compuesta principalmente por rusos, escandinavos y -especialmente desde 1066, cuando los normandos conquistaron Inglaterra- por anglosajones. Esta unidad fue la encargada de la vigilancia del palacio imperial desde que Alejo disolvió lo que quedaba del regimiento Excubitores. Otros mercenarios eran de origen lombardo, franco, búlgaro, alemán, armenio, húngaro e incluso turco. Se comprende que la obediencia y la disciplina de semejantes ejércitos multinacionales fuesen una constante preocupación de las autoridades imperiales.

    Las unidades acantonadas en Constantinopla constituían el núcleo de los ejércitos de campaña. Junto a las unidades de la guardia imperial, el contingente se completaba con destacamentos de las guarniciones provinciales y de los estados vasallos, además de tropas mercenarias reclutadas exclusivamente para la campaña que se fuese a emprender (este fue el origen de la I Cruzada, cuando Alejo, al ver que sus recursos militares eran insuficientes para hacer frente a los turcos que dominaban casi toda Asia Menor, se volvió hacia Occidente en busca de apoyo militar; para su sorpresa, el resultado fue la I Cruzada y la conquista de Jerusalén en 1099).

    La unidad táctica básica del nuevo ejército era el allagion, una unidad de 300 hombres a cuyo mando estaba el allagator. Normalmente, tres allagia constituían un taxeis, aunque la terminología era variable (taxeis, syntaxeis, lochoi e incluso tagmata). En cualquier caso, los ejércitos bizantinos de esta época eran de un tamaño relativamente pequeño. Entre 2.000 y 6.000 efectivos de caballería eran suficientes para realizar una campaña, siendo muy raras las ocasiones en que se juntasen más de 10.000 hombres. Contando a la infantería, nos encontramos que los mayores ejércitos puestos en pie por los Comnenos no excedían los 30.000 ó 50.000 hombres.

    El alto mando:
    Desde el reinado de Juan Comneno, la jefatura del ejército de tierra, excepción hecha del propio emperador, recayó en la figura del Gran Doméstico. Se trataba de un personaje muy cercano al emperador y que gozaba de su máxima confianza, siendo habitualmente un amigo íntimo (caso de Juan Axuch en el reinado de Juan Comneno) o de un familiar cercano (Juan Comneno Vatatzes, Gran Doméstico y sobrino del emperador Manuel). Otros oficiales superiores de gran importancia como el Protostrator, el Gran Stratopedarca o el Condestable eran también miembros de la familia imperial o nobles emparentados con ella, tanto bizantinos como extranjeros.

    La defensa de Bizancio hasta el fin del Imperio (1204-1453)
    Contexto histórico
    A la muerte de Manuel los conflictos sucesorios, la imparable feudalización y la colonización económica del Imperio por parte de las repúblicas italianas, no hicieron sino acelerar la decadencia del Imperio. En 1184 Isaac Comneno estableció su propio reino en Chipre, mientras los normandos saqueaban Tesalónica (1185) y Bulgaria recuperaba su independencia (1186). Fueron precisamente las luchas por el poder entre las distintas facciones de la nobleza las que llevaron a la toma de Constantinopla por las tropas de la IV Cruzada en 1204. Como consecuencia, los conquistadores occidentales se repartieron parte del territorio bizantino (Imperio Latino, Reino de Tesalónica, Principado de Atenas, etc.), mientras que surgían estados griegos independientes en Anatolia occidental (Imperio de Nicea), en la costa del Mar Negro (Imperio de Trebisonda) y en Epiro (Despotado de Epiro). Fue precisamente el más fuerte de estos estados, el Imperio de Nicea, el que asumió la continuidad de la tradición imperial, defendiendo exitosamente los territorios bizantinos de Asia Menor frente a los turcos. En 1261, Miguel VIII Paleólogo logró recuperar Constantinopla y puso fin así al Imperio Latino.

    Pero el restaurado Imperio ya no era más que una triste sombra de lo que fue. Dominado económicamente por genoveses y venecianos, sin autoridad sobre Grecia (controlada por los latinos) y Trebisonda, bajo la presión constante de búlgaros, serbios y -sobre todo- turcos (que en 1354 se establecen en la orilla europea del Bosforo), y sometido a continuos conflictos internos (especialmente la guerra civil que, a mediados del siglo XIV enfrentó a Juan V Paleólogo con Juan VI Cantacuzeno), el imperio Bizantino pronto no fue más que la capital y algunos territorios dispersos (Mistra y Tesalónica). El final definitivo llegó el 29 de mayo de 1453, cuando los turcos otomanos tomaron Constantinopla al asalto. Los estados bizantinos supervivientes, Morea y Trebisonda, caerían bajo dominio turco en 1460 y 1461 respectivamente.

    últimos ejércitos de Bizancio:
    Tras la catástrofe de 1204, el Imperio de Nicea recogió el testigo de tradición imperial y estatal de Bizancio. Bajo la dinastía de los Lascaris, y disfrutando de una estructura social y económica más robusta que la del viejo Imperio caído con la IV Cruzada, Nicea pudo empender una política de reconquista de los territorios en manos de los occidentales, política que culminaría con la recuperación de Constantinopla en 1261. Los Lascaris trataron por todos los medios de crear nuevas fuentes de reclutamiento con los que reforzar su ejército. La prónoia fue estimulada con el reparto de tierras confiscadas, y se restableció el antiguo sistema defensivo de los akritai fronterizos. Pero aunque Teodoro II (1254-1258) trató de helenizar lo más posible sus huestes, el ejército seguía basándose, sobre todo, en el uso de mercenarios.

    Cuando Miguel VIII (1258-1282) logró recuperar Constantinopla, quedó claramente a la vista que su pequeño ejército de 20.000 hombres era totalmente insuficiente para hacer frente a los muchos conflictos con los que tenía que enfrentarse, tanto en Europa como en Asia Menor. Y, con todo, tal contingente era demasiado elevado para los limitados recursos del reconstituido Imperio. Al comienzo de su reinado, Andrónico II (1282-1328) se encontró con que sólo disponía de 3.000 hombres de caballería (2.000 en Asia y 1.000 en Europa), en un momento en que los turcos reiniciaban la ofensiva. Por entonces, la prónoia ya no tenía ningún valor militar, la flota había sido suprimida y la defensa del cada vez más menguado Imperio descansaba en contingentes mercenarios reclutados aquí y allá, a veces más peligrosos que los propios enemigos a los que se suponía debían hacer frente (alanos, almogávares). Las guerras civiles que se sucedieron en el siglo XIV terminaron por completar la desorganización militar. El ejército quedó reducido a unos pocos destacamentos. Ni siquiera las unidades de la guardia imperial tenían capacidad militar alguna, quedando reducidas sus funciones a las puramente ceremoniales. Entre los pocos miles de hombres que Constantino XI (1448-1453) logró reunir para la desesperada defensa final de Constantinopla frente a los turcos en 1453, más de la tercera parte eran extranjeros.

    La marina romano-bizantina hasta el siglo VII:
    Desde la derrota de Marco Antonio y Cleopatra en Actium en el año 31 a.C. hasta la conquista vándala del África romana (toma de Cartago, 439 d.C.), el Mediterráneo fue un lago romano. La marina imperial romana se convirtió en una mera fuerza de policía naval. Durante el Alto Imperio, las bases principales estaban en Mesina, en Rávena, en Egipto y en Siria. También existían flotas fluviales en el Danubio y en el Rhin. La mayor parte de las tripulaciones de la flota no eran romanos, sino griegos, sirios y egipcios que, tras quince años de servicio, adquirían la ciudadanía romana. Incluso la mayor parte de la oficialidad era griega, por lo que no es de extrañar que la marina no gozase de un gran prestigio entre los romanos. Aunque entre las grandes unidades de la flota podían encontrarse trirremes y grandes quinquerremes, el navío de patrulla más habitual era el birreme o liburna, una galera rápida y ligera, de dos filas de de remos, cuyo diseño se basaba en los barcos empleados por los piratas ilirios. Este tipo de barco sería el precedente del dromon, el barco de guerra típico de la marina bizantina.

    Tras la ocupación de Cartago, los vándalos se convirtieron en los dueños del Mediterráneo occidental. Bajo el mando de Genserico, sus actividades piráticas llegaron hasta Roma, que fue saqueada en 455, como lo fueron Sicilia y el sur de Italia en 456. La asfixia a la que los vándalos sometían al cada día más débil Imperio Romano de Occidente llevó al emperador Majoriano a construir una flota con la que atacar a los vándalos desde Hispania. Pero Genserico se adelantó y el proyecto fracasó. Sería el Imperio Romano de Oriente quien recogiese el testigo de la lucha contra los vándalos; en 467 el emperador León I despachó una enorme flota contra Cartago, bien equipada pero mal dirigida, sólo para ver como era humillantemente derrotada por los vándalos. La victoria final de las armas romanas se hizo esperar hasta 533, cuando Belisario logró conquistar con sorprendente facilidad el África vándala. Los 15.000 hombres del ejército de Belisario fueron transportados desde Constantinopla por unos 500 barcos de transporte y 92 dromones de combate, impulsados por unos 2.000 remeros. Desde entonces, y hasta la aparición de la marina árabe en la segunda mitad del siglo VII, el Mediterráneo volvió a ser un lago romano o, si se prefiere, bizantino.

    Las escuadras de Bizancio hasta el siglo XII:
    Desde el siglo V hasta el VII, la flota del Imperio Romano de Oriente estaba dividida en cuatro escuadras: la de Constantinopla, la del Egeo, la de Siria y la de Egipto. Las flotillas del Danubio también quedaron bajo su jurisdicción.Con la expansión árabe del VII, que arrebató a Bizancio las provincias de Egipto, Palestina y Sira (todas con importantísimos puertos y larga tradición marinera), fue necesario acometer una profunda reorganización de la defensa y la administración del Imperio. Siguiendo los pasos del ejército de tierra, La flota se articuló sobre una doble base, una poderosa escuadra imperial con base en Constantinopla, y escuadras provinciales repartidas en varios themas marítimos.

    Fuego griego La flota de Constantinopla era con mucho la más poderosa, dotada de los barcos más grandes y mejor armados. Una de las armas más temibles de la escuadra imperial era el llamado fuego griego, una sustancia incendiaria y explosiva, capaz de arder sobre el agua, inventada hacia el 650 por un griego de Siria llamado Calínico. Aunque se desconoce su composición exacta, se cree que estaba compuesta entre otras cosas, por nafta, petróleo y azufre. El fuego griego era lanzado a través de sifones (similares a los modernos lanzallamas) emplazados en la proa de los buques bizantinos. El uso de esta arma secreta fue fundamental en la victoria sobre las flotas árabes que asediaron Constantinopla en 668-669 y 674-678, pero sobre todo durante el gran sitio de 717-718. El fuego griego fue empleado desde entonces con frecuencia, ya frente a musulmanes, ya frente a rusos.

    Aunque costosa, la marina de guerra se tornó un elemento imprescindible para la estrategia bizantina. De hecho, cuando la marina se descuidaba o debilitaba, las cosas iban mal para Bizancio. Así ocurrió en 826, cuando los musulmanes conquistaron Creta. Desde entonces, hasta su reconquista en 961, Creta se convirtió en un nido de piratas sarracenos que ostigaban continuamente a las ciudades costeras bizantinas y a las flotas mercantes, provocando una auténtica contracción del comercio marítimo hasta el siglo X. Pero tras la reconquista de esta isla mediterránea, la marina de guerra bizantina se hizo dueña y señora del Mediterráneo oriental y del mar Negro, desde Italia hasta Querson (Crimea). Los bizantinos eran muy conscientes de este poderío, como demuestran las orgullosas palabras que en 968 dirigió el emperador Nicéforo Focas (963-969) a Liutprando de Cremona, embajador de Otón I: "Sólo a mi pertenece el poderío naval". Este período de hegemonía y de relativa paz en los mares se prolongó a lo largo del siglo XI. La marina imperial volvió a ser, en buena medida, una flota policial, que no dudaba en apoyarse en la flota veneciana para controlar el Adriático. Pero, desde mediados de siglo, las luchas por el poder entre la nobleza militar y la funcionarial terminaron por debilitar la defensa del Imperio, lo que también afectó a la marina. Así las cosas, tras la derrota de Manzikert (1071), los conflictos internos y la desorganización del ejército y la marina impideron que el Imperio pudiese hacer frente a los ataques de los flamantes corsarios turcos y al acoso normando. La situación sólo se resolvió, al menos parcialmente, con la ascensión al trono de la dinastía Comnena. Alejo I (1081-1118), consciente de la importacia de contar con una marina poderosa, y de lo peligroso que era para los intereses del Imperio confiar en exceso en los servicios de Venecia, reconstruyó la escuadra bizantina y la empleó exitosamente frente a sus múltiples enemigos. Sin embargo, su ejemplo no tuvo continuidad y ya Manuel I Comneno (1143-1180) permitió que el servicio militar en la flota de los habitantes de las provincias marítimas fuese sustituido por un impuesto en metálico. El resultado fue que, en 1196, la flota bizantina sólo contaba con 30 barcos, cuando apenas medio siglo antes (sitio de Corfú, 1148), había sido capaz de poner en combate 500 galeras de todo tipo. Bizancio puso entonces su seguridad marítima en manos de Venecia, a cambio de importantes privilegios comerciales. En 1204 no había ninguna flota bizantina que oponer a los barcos de la IV Cruzada.

    Constantinopla Los navíos de Bizancio:
    Como ya hemos dicho más arriba, el barco típico de las escuadras romano-orientales fue, desde el siglo VI, el dromon. Al principio se trataba de una galera ligera, de una sola fila de remos, con capacidad para transportar varias docenas de combatientes. A diferencia de las viejas liburnas, el dromon contaba con un sólo mástil dotado de una vela latina triangular, innovación ésta última que algunos estudiosos sitúan en torno al siglo V y que proporcionaba mayor maniobrabilidad al barco. Con el tiempo, el dromon fue evolucionando y creciendo en tamaño. A mediados del siglo X, los dromones de la flota imperial de Constantinopla eran grandes navíos impulsados por 230 remeros y que transportaban 60 soldados. Su armamento tradicional (catapultas, plataformas para arqueros y espolones) se completaba con los sifones del fuego griego. Junto a los dromones había otros navíos más ligeros y marineros, empleados en misiones de exploración y vanguardia; eran los panfiles, tripulados por entre 130 y 160 hombres. Y también estaban los moneres, pequeñas galeras dotadas de una única fila de remos, tripuladas por 40 ó 50 hombres, dedicadas a tareas de patrulla. Finalmente, no podemos dejar de nombrar a las kelandias, grandes galeras destinadas al transporte de tropas. En el siglo XII, el término dromon pasó a designar a los transportes de tropas, mientras que, para los navíos de combate se volvió a la antigua denominación de birremes o trirremes.

    Organización y efectivos:
    Como ya hemos dicho, la marina bizantina de los siglos VII al XII se basaba en la existencia de varias flotas provinciales y de una escuadra imperial con base en Constantinopla. A mediados del siglo X, esta última estaba compuesta por 100 navíos (60 dromones y 40 panfiles). mientras que las flotas themáticas o provinciales (Kibyrreotes, Samos, Egeo y Hélade), desplegaban en conjunto un número similar. En total, más de 35.000 hombres servían en la marina de guerra bizantina, ya fuese como remeros y marineros, ya como soldados de infantería de marina. En esta época, el mando supremo de la escuadra imperial recaía en el Drongario de la Flota, bajo cuyas órdenes directas estaban los navarcas, que dirigían agrupaciones tácticas de cuatro o cinco dromones. Por su parte, la infantería de marina estaba bajo el mando de condes.En cuanto a las flotas provinciales, estaban bajo el mando del estratega correspondiente, estando los barcos a las órdenes de drongarios y turmarcas. Durante la dinastía de los Comnenos desapareció la distinción entre escuadra imperial y flotas provinciales. La flota imperial quedó bajo el mando del Megaduque o Gran Duque de la Flota. Hasta los tiempos de Manuel Comneno, Bizancio fue capaz de levantar flotas numerosas (150 galeras y 70 transportes en 1169), aunque no siempre fueron eficaces, debido a que muchas escuadras eran levantadas ex profeso para una campaña determinada y estaban formadas, en su mayoría, por mercenarios.

    El final de la marina imperial:
    No hay mucho que decir de la marina imperial tras la catástrofe de 1204. Aunque el Imperio de Nicea dispuso de una pequeña flota, la última escuadra bizantina digna de tal nombre fue la creada por Miguel VIII Paleólogo (1258-1282). A costa de un gran esfuerzo económico, Constantinopla pudo disponer durante su reinado de una flota de 80 navíos con la que realizó algunas operaciones navales exitosas, recuperando en buena parte el control del mar Egeo. Sin embargo, los costes de la ambiciosa política expansiva de Miguel VIII fueron demasiado elevados para la tesorería imperial y su sucesor, Andrónico II (1282-1328) decidió prescindir de la flota, confiando la defensa naval de Bizancio a las flotas de las repúblicas italianas que, como siempre, se cobraban un alto precio por sus servicios. Andrónico III (1328-1341) se las arregló para disponer de una pequeña escuadra de 20 navíos, pero, tras las guerras civiles de mediados del siglo XIV, la marina bizantina quedó reducida a un mero papel testimonial.
    Autor: Hilario Gómez
    Extraído de: inicia.es/de/bizantino/index.html

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  9. Génova:

    Génova nació probablemente como una aldea más en las colinas de Sarzana. Prosperó por los contactos con Etruscos y Griegos. Como era un progresista municipio romano se convirtió en "punta de rieles", acceso militar, y mercado de productos provenientes de la región de Ligúria. Después de la caída del imperio romano, seguida por la invasión de los Lombardos, subsistió como ensenada pesquera y centro agrario con muy poco comercio. Por el siglo X, sin embargo, la mejora demográfica y económica llegada desde Europa permitió a los Genoveses repeler vigorosamente las incursiones de los musulmanes. Una flota enemiga, sin embargo, saqueó e incendió la ciudad alrededor del año 934, pero Génova se levantó y contraatacó bajo la dirección de su obispo y de los vizcondes locales.

    Creación de la República (1100):
    Aproximadamente el año 1100, una asociación voluntaria (compagna) de todos los ciudadanos, creó la República independiente de Génova; el poder ejecutivo fue concedido a un número de cónsules elegidos anualmente en una asamblea popular. El poder legislativo estaba en manos de pequeños nobles y burgueses influyentes. El comercio marítimo era la actividad dominante. Durante los siglos XII y XIII, Génova desempeñó un papel principal en la revolución comercial que Europa experimentaba. Se convirtió en una ciudad de cerca de 100.000 habitantes, una potencia naval que trataba en términos iguales a las mayores monarquías, y en un centro comercial rivalizando Venecia y compitiendo con otras ciudades italianas en el comercio con Europa occidental. Las especias del este, los colorantes y los medicamentos, el paño y los metales occidentales, las lanas africanas, las pieles, el coral, y el oro eran los artículos principales de un comercio internacional muy diversificado. Las actividades bancarias y la construcción naval prosperaron, y la industria textil local tuvo sus comienzos. El derrumbe de los enclaves cruzados en el siglo XIII, fue compensado suficientemente por la alianza de Génova con el imperio Bizantino el año 1261, el cual pavimentó el camino para un gran dominio en el mar Negro. Su desarrollo económico fue creciendo gradualmente hasta convertirla en una capital con amplio dominio sobre las costas de Crimea. Muchas islas Egeas se convirtieron en dependientes de Génova.

    Organización política:
    En este período la distensión política interna era incesante, pero no obstaculizó seriamente el progreso de la comunidad. El estado fue manejado como asunto de negocios, para beneficio común de las familias predominantes - Spinola, Fieschi, Grimaldi, y Doria - y generalmente con ventajas para toda la población. La forma de gobierno cambió y se desarrolló, de modo que en la segunda mitad del siglo XIII el estándar de vida de los Genoveses mejoró constantemente. El orgullo gubernamental y de las familias condujo a la construcción de edificios, de puentes, y de iglesias espléndidas. Durante los siglos XIV y XV, sin embargo, el conjunto de Europa entró en una profunda crisis moral y material. En Génova la lucha de clases mantuvo al gobierno en agitación constante, y las finanzas públicas fueron arruinadas por guerra. La elección de gobernantes nativos siguiendo el modelo veneciano, comenzando por Simón Boccanegra en 1339, fue una tentativa inútil de solucionar el problema político.

    Los años de Colón en Génova:
    La Génova en la que vivió Colón los veintitrés primeros años de su vida era el puerto más importante de una república poderosa y en expansión, cuya economía se basaba en las comunicaciones marítimas. A su puerto afluían riquezas que proporcionaban a sus mercaderes buenos réditos que administraba la importante Banca de San Jorge. La misma banca a la que don Cristóbal en 1502 le encargaría que velara por sus intereses y por los de sus hijos y herederos. La navegación de cabotaje enlazaba el cosmopolita puerto de Génova con Córcega (Bastia, Calvi, Bonifacio), el puerto saboyardo de Niza; los franceses de Hyères, Marsella y Montpellier, no pudiéndose entonces traficar con el de Narbona que estaba invadido por arena desde hacía más de un siglo; alargándose hasta Barcelona, Valencia, Palma de Mallorca. Por el sur las naves genovesas cruzaban toda el érea tirrénica, disputándose con Nápoles la primacía del comercio con Roma en sus puertos de Civitavecchia y la Ripa en el Tíber y llegando a Nápoles, Messina y Palermo. Más allá las naves de la república llegaban a Túnez, el mayor centro del tráfico genovés en Africa, en viajes siempre complicados por la amenaza de la piratería que hacía sus incursiones en el golfo de Gabes y en las costas argelinas. (Consuelo Varela) Las anotaciones del mapa de 1502 de Colón indican su conocimiento de los puertos de la zona, así como de otras más alejadas como el cabo de Creus en Cataluña, el golfo de Narbona, Cerdeña y Berbería.

    Mapa de GénovaDespués de emerger de períodos de dominación francesa, Génova dejó de ser la gran potencia de antaño. Córcega estaba en rebelión; Cerdeña fue copada por los Aragoneses; los turcos y egipcios conquistaron las colonias de Levante. Sólo el dominio del continente, es decir, Liguria, fue mantenido con éxito. Mientras las fortunas de España y de los estados italianos declinaron, Génova a mediados del siglo XVIII, comercialmente se había hundido al nivel más bajo. En 1768, por el tratado de Versalles, la república cedió a Francia su última posesión de ultramar: Córcega. En 1797, bajo presión de Napoleón Bonaparte, fue incorporada a la república de Liguria, bajo protectorado francés. En 1805 Génova fue anexada al imperio francés. En noviembre de 1814 el congreso de Viena concedió Génova al reino de Piamonte y Cerdeña. El siglo XIX la actividad marítima se reestableció y el comercio Genovés floreció de nuevo, ésta vez, no solamente en sus refugios tradicionales del mediterráneo y del Mar Negro sino también en el lejano éste y las Américas. La unificación de Italia en 1861 revitalizo aún más la actividad de Génova, compitiendo con Marsella por la supremacía en el mediterráneo y compitiendo por el acceso al Mar del Norte para el comercio con Suiza y Europa central; y aun cuando Génova ha declinado en ésta competencia el último tiempo, la diferencia es contrapesada por el comercio cada vez más fluido con el norte de Italia.

    Andrea Doria como Neptuno por Bronzino Andrea Doria (Oneglia 1466-Génova 1560):
    Almirante genovés. Estuvo al servicio del Papado y de varios príncipes italianos, sometiendo a los rebeldes de Córcega que se oponían a Génova (1503-1506). Al mando de la flota genovesa combatió en el Mediterráneo a los corsarios árabes y turcos. A estos últimos los derrotó en Pianosa (1519). En un principio apoyó a los franceses en sus guerras italianas contra España, apoderándose de Castellammare, Sorrento y Salerno. Derrotó a la flota española en 1524 y 1527 y asedió Nápoles en 1528. Abandonó este cerco y se puso al servicio de Carlos V al enemistarse con el rey francés. Derrotó entonces a las tropas francesas de Lautrec y a la escuadra de Barbezieux, los expulsó de Génova y, proclamado Liberator y Pater Patriae, la declaró república protegida del Imperio. El emperador le nombró general del mar y príncipe de Melfi. Conquistó Tolón y Túnez (1535), tomó parte en la expedición de Argel, pero no pudo tomar Marsella (1536).

    Pisa:
    Se cree que fue fundada por los griegos o los etruscos; más tarde formó parte del Imperio romano y en el siglo XII se convirtió en una de las mayores potencias mercantiles del Mediterráneo, con colonias en Chipre y Sicilia, en el valle del Nilo y en las costas del Adriático. La política agresiva de los pisanos, así como su habilidad comercial, les deparó poder y riqueza, pero también envidias y enemigos; de ahí su corto período de esplendor. El declive empezó en el siglo XIII y terminó con la pérdida de la independencia de la ciudad: a principios del XV fue sometida por la autoridad de la ciudad-estado de Florencia.

    Provenza:
    Antigua provincia romana que se extiende desde el Ródano a la frontera italiana y desde los Alpes a la Riviera italiana. Marsella fue fundada por los griegos (Massalia) en el siglo VII a. de J.C. Cuando los romanos ocuparon la zona entre los Alpes, la costa y el Ródano, denominaron a la región Provincia romana, de ahí su nombre actual. En la Edad Media estuvo constituida por condados independientes; no se sometió a Francia hasta 1482, durante el reinado de Luis XI. Hay circos y teatros romanos en Nimes, Arles, Orange y Marsella, así como arcos de triunfo y acueductos (Pont du Gard, Nimes). En los siglos XII y XIII floreció la caballería andante cantada por la poesía y los trovadores. El dialecto provenzal (lengua d'oc) se extendió en gran medida y su producción literaria llegó hacia el oeste. Entre los monumentos medievales se encuentran el palacio pontificio de Avignon, la fortificada ciudad de Aigues Mortes y las ruinas de Les Baux, excavada en partes de la misma roca caliza. Destaca también la antigua capital, Aix-en-Provence.

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  10. La República de Venecia:

    Los orígenes de la ciudad sobre 117 islas e islotes en el Lido, laguna protegida por un banco de arena, se remontan al siglo V. En aquel entonces, algunos de los habitantes de las zonas del Véneto y de Aquileya, acosados por los hunos (476) y por los lombardos (568), se refugiaron en las tierras pantanosas. En la laguna los habitantes subsistieron dedicados a la pesca y a la extracción de sal. Debían obediencia al exarca de Rávena y estaban bajo la dependencia del imperio de Bizancio. En 697 aprovechan la debilidad del exarca y eligen como Dux vitalicio a Anafesto. Comienzan sus actividades comerciales en las que se incluía el tráfico de esclavos, prohibido por el Papado pero tolerado por sus grandes beneficios. En 810 Carlomagno envía a su hijo para apoderarse de Venecia pero sus naves se retiran después de tropezar con los obstáculos a la navegación de la zona.

    El espíritu comercial:
    Fue el elemento esencial en Venecia y los mercaderes fueron la fuerza dirigente del estado. De este modo fueron las ricas familias patricias quienes introdujeron una forma republicana de gobierno, que no existía en ninguna otra ciudad-estado italiana en la Edad Media. Estaban decididos a no ser mandados por cualquiera, especialmente cuando no servía a sus intereses financieros, y continuamente se alzaban en sangrientas rebeliones. Durante una insurrección contra el dogo Pietro Candiano IV, en el año 976, un incendio destruyó el centro de la ciudad, incluido el palacio del dogo, con los archivos de la ciudad y la primera iglesia de San Marcos. El mandato hereditario de los dogos, como se practicaba en los primeros siglos, tuvo que debilitarse gradualmente para preservar la paz interior. El poder del dogo fue deliberadamente limitado y, a su lado, creció un aparato estatal de control, cuyos miembros eran reclutados entre las grandes familias y miraban por sus propios intereses. Desde 1172 su órgano más importante fue el Gran Consejo, el Maggior Consiglio, que además elegía al dogo. Este consejo amplió el número de sus integrantes, pasando de 35 a casi 2.000. Con la Clausura del Gran Consejo (1297), los puestos del Consejo se convirtieron en hereditarios. Los nombres de las familias nobles con derecho a plaza fueron inscritos en el Libro Dorado. La Signoria, los cabezas del gobierno, eran el dogo, sus seis consejeros, los Consiglieri, y tres oradores de los Quaranta, los 40 miembros de la corte suprema. El principio básico de esta oligarquía patricia, la República veneciana, era reducir el número de puestos de gobierno de forma que fuera posible un control completo. El notable Consejo de los Diez, organización similar a una policía secreta de estado, fue introducido por primera vez en 1310 como reacción a la insurrección de Bajamonte Tiepolo contra la Clausura del Gran Consejo. Otro intento de golpe de estado, dirigido por el propio dogo, fue descubierto por los Diecia (1355). Marin Faliero había intentado también arrebatar el poder a las privilegiadas familias patricias del Gran Consejo.

    Comerciantes El comercio de especias:
    Los venecianos carecían de tierra suficiente para cultivar intensivamente El uso de especias que soldados y peregrinos habían aprendido en Oriente pasó más tarde a las cocinas de la gente corriente. Los venecianos controlaron este comercio hasta el siglo XVI. A principios del siglo XV el comercio de especias movía anualmente 540.000 ducados. En un principio las mercancías de Oriente llegaban a Venecia en barcos bizantinos, pero pronto los venecianos armaron buques propios. A principios del siglo XV 3.000 buques mercantes navegaban bajo bandera veneciana, en su mayoría dedicados al comercio costero y la pesca. El comercio de ultramar estaba cubierto por cerca de 300 barcos que viajaban por su cuenta o en convoyes fuertemente armados que organizaba el estado, la mude. Las aventuras comerciales municipales eran más seguras y la Serenísima cobraba altos precios por la carga en las galeras y por la protección de los convoyes. Los propietarios privados que viajaban sin protección obtenían grandes beneficios por enfrentarse al riesgo. El riesgo personal en los negocios era menor formando una compañía , la colleganza. Por regla general esto se hacía entre dos mercaderes; uno permanecía en Venecia y ponía tres cuartas partes del capital y el cuarto restante era aportado por el que viajaba. La ruta más corriente que hacían las mude o convoyes iba de Inglaterra a Tana y Trebisonda, en el mar Negro. El principal país con el que comerciaba Venecia era Egipto. Otros puertos importantes eran Beirut y Bizancio. En todas las grandes ciudades los venecianos tenían establecimientos comerciales donde establecían sus negocios y ejercían una considerable influencia política en muchos países. Aunque el comercio de esclavos había sido prohibido oficialmente desde el siglo IX, era una buena fuente de ingresos. Los esclavos se obtenían principalmente en Tana. La trata de circasianos y georgianos, de fe greco-ortodoxa, que eran revendidos en Egipto y el norte de Africa, no repugnaba a la conciencia por no pertenecer a la Iglesia Católica. El comercio de esclavos paganos no estaba prohibido. A mediados del s.XV Venecia preparaba cuatro grandes flotas anualmente escoltadas por galeras armadas.

    1. La ruta del mar Negro que, después de llegar a Constantinopla, se dividía en dos: una se dirigía hacia Crimea, mar de Azov, y remontaba el Don hasta Tara, lugar de llegada de las caravanas mongolas y rusas. La segunda se dirigía a Sinope y Trebisonda.
    2. La ruta de Palestina y Siria por Morea, Creta y Chipre.
    3. La de Egipto adonde llegaban las especias por el mar Rojo.
    4. La más larga del Norte de Europa, con escalas en Sicilia, Malta, Trípoli, Túnez, Argel, Orán, Tánger, Lisboa, Burdeos, La Rochelle, Bourgneuf, Brujas, Amberes, Londres y, al regreso, escalas en puertos españoles, provenzales e italianos.

    El Gaguiana, un barco naufragado encontrado en la costa de Yugoslavia en 1967, según los registros de seguros se dirigía a Oriente en 1583, contenía 2.000 objetos de cristal de Murano, adornos de cobre, damascos, tejidos de lana inglesa, piezas de cerámica artística, oro, plata y piedras preciosas. La toma de Bizancio por los turcos, las rutas que Portugal descubrió por el impulso de Enrique el Navegante (1415-1461) y el descubrimiento de Colón supusieron grandes reveses para el comercio Veneciano.

    Plaza amurallada de Corfú Relaciones con los turcos:
    Los otomanos fueron recuperando su fuerza en 1400, tras el golpe recibido del anciano conquistador mongol Tamerlán. Una compleja relación llena de intereses enfrentados tiene lugar ya que los turcos dependen de Venecia como único acceso a los mercados europeos. Para garantizar el tráfico marítimo y el comercio Venecia inició una política de apaciguamiento con Estambul. El embajador veneciano ante la Sublime Puerta gozaba de privilegios exclusivos. El edificio de la Fondachi dei Turchi todavía puede verse. Sus diplomáticos dieron muestras de sagacidad, flexibilidad y oportunismo. Seguían comerciando con musulmanes después de la prohibición papal decretada en el Concilio de Letrán (1261) porque seguían consiguiendo permisos temporales. Uno de sus productivos negocios era la compra de esclavos del sur de Rusia para venderlos en el norte de Africa. También vendía en Europa los que compraba en Alejandría y Turquía. Anualmenta ganaba unos 500.000 ducados con este tráfico. Venecia erigió macizas fortalezas en Corfú, Candía (Creta), Chipre, Grecia continental y Dalmacia. Desde 1545 las galeras venecianas fueron reforzadas con una tripulación de galeotes armados. Los buques armados más poderosos, las galeasse o galeras grandes, estaban equipadas en ambas bandas, por encima de las hileras de remos, por filas de cañones. La peste de 1630 acabó con un tercio de la población y los Habsburgo potenciaban el puerto de Trieste contra los intereses venecianos. A mediados de 1645 la flota turca desembarca en Creta, que fue perdida definitivamente en 1669. En la paz de Passowitz (1718) Venecia fue obligada a abandonar Morea (Peloponeso) y sus últimas posesiones en el Egeo.

    Símbolo de San Marcos Años de esplendor y dominio:
    [Se convirtió] finalmente en una metrópoli comercial con dominio marítimo, consagrada a San Marcos, desde que en 827 fueron transportados a Venecia, desde Alejandría, los restos del apóstol. El dux Enrico Dandolo tomó Constantinopla en 1204. En el siglo XV, Venecia era el centro del comercio mundial y la mayor ciudad portuaria del mundo, con más de 200.000 habitantes. Los palacios, construidos tomando modelo de los orientales, se hicieron cada vez más lujosos. Se levantaban nuevos palacios, decorados por artistas como Tintoretto, Veronese, Tiziano y Giorgione. La ciudad de los 150 canales y 400 puentes había alcanzado su punto culminante. Comenzó la decadencia cuando los turcos les quitaron Constantinopla. (Roland Gööck)

    [...] Supe que aquella no era tan sólo la ciudad más hermosa que había visto en mi vida, sino que había sido asimismo república independiente durante más de un milenio -más tiempo del que nos separa de las invasiones normandas-, y que durante gran parte de ese período había sido reina del Mediterráneo, encrucijada principal entre Oriente y Occidente y el centro comercial más rico y próspero de nuestro mundo civilizado. Me contó que el mar la había protegido, no sólo en sus tempestuosos comienzos, sino también a lo largo de toda su historia, haciendo de ella la única ciudad de Italia que nunca se había visto invadida, asolada o destruida hasta que Napoleón, quién se denominó a sí mismo como el Atila del Estado Veneciano, terminó para siempre con la Serenísima República (John Julius Norwich, autor de Historia de Venecia)

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  11. Lisboa:

    Siglo III a.C. - Los romanos proclaman municipio a Lisboa, que es bautizada con el nombre de Felicitas Julia.

    Siglo V a. C. - Los bárbaros entran en Lisboa.

    Siglo VI a .C. - Los visigodos se apoderan de la península y llegan a Lisboa.

    Año 711 - Los musulmanes penetran por Gibraltar y extienden su dominio, durante los próximos años, por el mapa penínsular, conquistando también Lisboa.

    Año 1147 - El rey Alfonso I Henriques, ayudado por un ejército de cruzados, recupera Lisboa.

    Año 1248 - Inicia su reinado Alfonso III, que traslada a Lisboa la capitalidad del pais.

    Año 1375 - Se termina de trazar la cerca fernandina, que fija los límites urbanos rondando las 100 hectáreas. Para entrar en la ciudad por vía terrestre existen 6 puertas: al norte las de Santo Antao (donde desemboca la Carreira dos Cavalos), de la Mouraria y de Santo André; a oriente, la porta da Cruz; a occidente, la porta de Santa Catarina; y al sudeste la de Cata-que-farás. La mayor parte del movimiento de gente y mercancías se hace a través del Tajo.

    Año 1386 - Se firma el tratado de Windsor, por el cual João I estrecha los lazos de amistad con Inglaterra.

    Año 1415 - Enrique el Navegante forma parte de la expedición que conquista Ceuta. La escuela de navegación que fue fundada en Sagres propicia el éxito de las futuras expediciones.

    Año 1479 - Cristóbal Colón se establece en la ciudad.

    Año 1487 - Bartolméu Días parte hacia el extremo sur de Africa enviado por João II de Portugal.

    Año 1495 - Accede al trono Manuel I. Su reinado está unido a los más importantes descubrimientos y a los monumentos más notables de Lisboa, cuyo estilo es conocido con su nombre: manuelino. Torre de Belém en la ribera del Tajo

    Construcciones de la Lisboa manuelina:Con Don Manuel se realiza una gran reorganización urbanística. Las riquezas provenientes del imperio permiten a la Corona financiar un vasto conjunto de obras públicas. Las infraestructuras medievales resultaron incapaces de satisfacer las necesidades de la capital de un imperio. La renovación urbana va a subrayar la capitalidad de Lisboa y trasladar definitivamente su centro político y económico hacia la zona ribereña. Se construye el nuevo Paço junto al Tajo. Muchas familias nobles edifican nuevas residencias en la zona baja de la ciudad: los Meneses, los Noronhas, los Sousa de Meneses, los Mascarenhas. Los Correia, los Veiga y los Albuquerques. Destaca la Casa dos Bicos dos Albuquerques. Surge una nueva serie de edificios que remarcan la importancia del área entre Santos-o-Velho, el puente y la Porta da Cruz, hacia levante. Estas edificaciones albergan instituciones de carácter fiscal o económico, como la Alfàndega Nova y el Terreiro do Trigo, de naturaleza militar y de apoyo a la navegación, como la Casa da Pólvora, las Ferrarias, las Fundiçoes y las Tercenas, o dedicadas a la asistencia como el Hospital Real de Todos-os-Santos, junto al Rossio. La principal arteria continúa siendo la Rua Nova dos Mercadores, donde se instalan los principales comerciantes de la ciudad. Junto al Paço existe aún la Ribeira Nova das Naus, donde son preparadas las embarcaciones con destino a la India. Fuera de los límites urbanos de la ciudad, junto a Belém, se construye el Mosteiro dos Jerónimos y la singular fortificación Torre de Belém.

    Año 1497 - Vasco da Gama parte rumbo a la India. Puerto de Lisboa

    Año 1540 - Celebración del primer auto de fe en Lisboa.

    Año 1550 - A mediados del siglo XVI la población de Lisboa llega a 100.000 habitantes. Los visitantes quedan admirados con la presencia de esclavos de las más variadas procedencias. El estuario del Tajo está repleto de embarcaciones portuguesas y extranjeras. Las grandes casas financieras europeas tiene filiales establecidas. Las construcciones iniciadas por Manuel I están casi todas concluidas. El abastecimiento de agua y los desagües siguen siendo un problema sin resolver y aparecen diversas epidemias de peste.

    Año 1640 - Portugal se independiza de España, tras estar unida desde 1580. Durante las próximas décadas, sobre todo entre 1706 y 1750 (reinado de Juan V), Lisboa vive prósperamente gracias a las riquezas traídas de Brasil.

    Año 1755 - El día 1 de noviembre Lisboa sufre las consecuencias de un fatal terremoto.

    Año 1760 - El marqués de Pombal reconstruye Lisboa, una ambiciosa obra que hoy podemos contemplar en La Baixa. Torre de Belém

    Año 1807 - Al mando del general Junot, Lisboa es ocupada por los ejércitos napoleónicos, si bien es recuperada un año más tarde por Lord Wellington.

    Año 1910 - Es depuesto el rey Manuel II. La monarquía da paso a la república.

    Año 1950 - Es inaugurada en Lisboa la primera red del metro.

    Año 1966 - Se construye el puente 25 de Abril sobre el río Tajo.

    Año 1994 - Es nombrada capital europea de la Cultura con sede principal en el Centro cultural de Belém.

    Año 1998 - Se celebra la Expo'98 con una importante renovación de la fachada fluvial.

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  12. por favor quite la foto, no corresponde a una persona ciega.

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    Respuestas
    1. Lo siento. Alguien me había advertido de tal circunstancia y sin contrastarlo, lo di por hecho. Le pido disculpas.
      Zoilo

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