RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

lunes, 24 de agosto de 2009

A Margarita Rodríguez Espinosa en su jubilación


















Con motivo de la reciente jubilación de nuestra simpática y común amiga Margarita Rodríguez Espinosa, Bruno Juan me ha solicitado que escribiera unas lineas al respecto aprovechando la oportuna visita que, muy recientemente, su hermano Pepe tuviera a bién hacerme cerca de Girona donde actualmente vivo y me comunicara tan desconcertante noticia:

-Marga se ha jubilado.

En la época en la que coincidí con Marga en aquel colegio, cerca de la Plaza de la Iglesia y cuyo nombre no recuerdo, yo había dejado de ser el buen estudiante que siempre demostré a lo largo de aquel bachiller elemental de entonces, cursado en el Colegio San Fernando de la Cuesta y cuyos exámenes, como alumnos libres que éramos, tenían lugar en el Instituto de La Laguna, para convertirme en un joven sin demasiado interés por los estudios pero sí por una inusitada espectativa de nuevas experiencias que jamás me sirvieron de mucho para paliar las frustraciones futuras relacionadas con el ámbito de la docencia. El Puerto me pudo; de lo que mucho más tarde me arrepentiría del todo.

El quinto de bachiller coincidió con mi llegada al Puerto y con las dificultades de mi familia en materia económica y emocional y en este marco tan sombrío para mí recuerdo no solo a Marga, sino a Carmen Rosa Torrents, a Jesús, a los hermanos Figueroa, a los Santaella, a Rafa Cobiella y a otros muchos que, desafortunadamente, se ocultan hoy bajo la espesa nebulosa de mi escasa memoria.

Recuerdo a Marga como una joven muy disciplinada en los estudios y con un especial don, entre otros muchos, para la música que me fascinaba. Ella y Carmen Rosa Torrents formaban un excelente duo del que todavía conservo las armonias de su frescura. Creo que solo eso teníamos en común: el amor por la música.

Llegado el crucial momento de la jubilación, no me extraña en absoluto que sus alumnos hayan tenido la especial deferencia de solicitar para la biblioteca del Colegio, donde impartió sus clases, el nombre de Margarita Rodríguez Espinosa en reconocimiento a la excelente labor docente llevada a cabo a lo largo de su vida y de la que que estoy seguro dedicó en cuerpo y alma.

A Luis Gómez Santacreu, su marido, le conocí en la "mili" y desde entonces le guardo un profundo afecto, sobre todo, por su integridad moral. Junto a él viví, en el seno de aquel campamento de Hoya Fría, anécdotas extraordinarias protagonizadas en su mayoría por una pareja de amigos comunes inolvidables: Carballo y Paco. Lo muy poco que hoy sé sobre baloncesto me lo enseñó entonces Luis. No tanto su amigo Pachi, -también jugador-, con el que yo no hacía buenas migas por su aparente intolerancia deportiva.

También Luis, con el tiempo, me pondría al corriente de las nuevas tendencias musicales cubanas en las voces de la Nueva Trova Cubana con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés al frente, en una época en que yo había decidido vivir exclusivamente de la música con cierta holgura.

Mi homenaje particular a Marga y por extensión a Luis y al hijo de ámbos, consiste en la publicación de estas dos fotos encontradas en mi viejo archivo, de no muy buena calidad, todo hay que decirlo, pero en la que se aprecia un matrimonio joven, culto, simpático y muy bien avenido del que me enorgullezco de ser amigo. La segunda corresponde a la de su bebé entonces, durmiendo plácidamente mientras sus padres toman el sol en la popular explanada de San Telmo del Puerto de la Cruz.

Mi más sincero homenaje.

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