RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

martes, 16 de febrero de 2010

PANADERÍA

La elegante y educada señora entró en la panadería llevando en brazos a su diminuta mascota, un blanco e impoluto bichón maltés, de nombre Patxi. Trás solicitar la tanda esperó pacientemente su turno mientras le susurraba a su perro algo al oido. De pronto la joven dependienta reparó en ella y en un tono más bien de sorna dijo:

-Lo siento señora, pero no se admiten perros en este establecimiento.

-Perdón, señorita, -repondió de inmediato la señora sintiéndose  expresamente aludida-, pero el perro no ha entrado solo, lo ha hecho conmigo, en brazos. En cualquier caso no he visto en la puerta ninguna advertencia al respecto.

-Me da igual, -contestó secante la desagradable dependienta.

_¿Sabías que muchos restaurantes de esta zona permiten a sus clientes entrar a comer con sus mascotas?, -intentó razonar con ella la clienta-.

-Pues hace Vd. muy bien en decírmelo porque jamás entraré en ninguno de esos tolerantes restaurantes, -le replicó la dependienta aparentando una larga y eficaz experiencia-.

-No es necesario que ni siquiera lo intentes, -le adviritió la señora-, porque, por lo que yo sé, a personas como tú sí que le tienen totalmente prohibida la entrada. 

Seguidamente abandonó el local susrrándole a Patxi algo nuevo al oido.

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