RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

sábado, 28 de septiembre de 2013

LEY WERT Y FACULTAD DE BELLAS ARTES


Desde que comencé a estudiar en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona, no ha dejado de sorprenderme el escaso interés de muchos de los jóvenes estudiantes universitarios por los dramáticos acontecimientos socio-políticos que sacuden hoy el pais y que tanto se ensañan, precisamente, con la docencia en general y con la universitaria en particular a raiz de las reformas en materia de enseñanza protagonizadas por el ministro WERT, también popularmente conocidas como la LEY WERT.

Desde mi punto de vista,la Facultad de Bellas Artes es la menos participativa de todas las facultades de la UB, lo que pone en entredicho el papel que debería jugar en nuestra tan maltrecha sociedad el ARTISTA y/o, en su defecto, su producción artística.

Y es esto lo que realmente me preocupa. Hasta que punto el ARTE debe o no mantenerse ajeno a los avatares de una clase política que no quiere o no sabe encontrar soluciones a la problemática en materia de educación por la que está atravesando nuestra sociedad.

La producción artística no debe, en mi opinión, continuar estando en tan grata connivencia con el poder establecido máxime cuando la educación corre el grave peligro de convertirse en un negocio y de la que solo podrían disfrutar los economicamente fuertes. Pero a una gran mayoría de estos jóvenes parece no preocuparles que esto pueda llegar a suceder y en consecuencia prefieren no opinar o, lo que es peor, ignorar por completo la situación por la que atraviesan hoy nuestras Universidades.

En mi facultad son muchos los jóvenes entre aproximadamente 25 y 30 años que todavia hoy me preguntan  en que consiste y en que les puede afectar la tan cacareada LEY WERT, de lo cual se desprende que ni tan siquiera son capaces de ojear los periódicos y mucho menos escuchar y ver el resto de medios de comunicación a su alcance.




domingo, 22 de septiembre de 2013

CHIMPANCÉS DE KÖHLER

Añadir leyenda
A la izquierda MANUEL GONZÁLEZ (Manuel el de los machangos). Era el cuidador de los famosos chimpancés de Köhler.
Ingleses establecidos en la isla además de los propios isleños, alimentaron una leyenda urbana que señalaba a Manuel Gonzalez como proveedor de víveres a los submarinos alemanes que fondeaban entre Martianez y la playa del Bollullo durante la 2ª guerra mundial.
A la derecha, el bisabuelo de Miguel León, el Sr. ORLANDO





miércoles, 18 de septiembre de 2013

ANA BOTELLA (homenaje)





LEY WERT




La maldita LEY WERT me ha llevado a jugar con su propio nombre para ejercer mi protesta como estudiante que soy

sábado, 14 de septiembre de 2013

HARALD FRANKLIN KNUDSEN



Recuerdo haber hablado con anterioridad de este peculiar personaje aparecido por el Puerto de la Cruz en la década de los 70 y que frecuentó durante mucho tiempo el BAR PAPRIKA cuando Ozores Souto y yo éramos sus propietarios.

Por aquel entonces yo disparaba mi cámara a cualquier cosa que se moviera incluso antes de saber que, en casos como este, estaba retratando un trozo de historia de la 2ª guerra mundial.

Harald Franklin Knudsen, que así se llamaba el personaje, fué el secretario particular del entonces Presidente de Noruega Quisling quién durante la 2ª guerra mundial colaboró estrechamente con los nazis mientras estos ocupaban a la sazón Noruega.

Al final de la guerra, Quisling fue juzgado y condenado a morir en la horca y su secretario, Harald Franklin Knudsen, aparecía como por arte de magia, en la década de los 70, por el Puerto de la Cruz ya en las postrimerías de la dictadura franquista.

No es de extrañar su presencia por aquellas latitudes pues de todos era sabido que muchos alemanes, años después del final de la guerra, se refugiaban en la isla gracias al amparo e impunidad que ofrecía el régimen franquista de entonces.

Esta foto y varias otras del personaje, fueron localizadas en Internet por el periodista noruego TOM ERIK THORSEN quién está escribiendo un libro sobre Franklin y para el que necesitaba pruebas gráficas de su presencia en Tenerife que casualmente, en la década de los años 70, yo había tomado y que no he dudado en poner inmediatamente a su disposición para ilustrar ese capítulo correspondiente a la vida del secretario en la isla.

Franklin falleció en Tenerife en 1976. Para entonces yo ya llevaba muchos años residiendo con mi familia en Barcelona.

lunes, 2 de septiembre de 2013

DESPEDIDO



Cuando por fin pude acceder a la gran estancia, encontré al SR. PRESIDENTE en un absoluto y lamentable estado de total descomposición. Yacía estirado sobre el butacón, los brazos a lo largo del cuerpo, la piel del rostro y las manos rigidamente apergaminadas y los extremos de los también acartonados dedos de los pies apuntando perpendiculares al techo mientras los agrietados carcañales  permanecían apoyados sobre la superficie de la mágica alfombra de su lujoso despacho presidencial. 


Sin embargo y como aún respiraba, me apresuré a administrarle media docena  de galletitas en forma de obleas y medio vasito de leche tíbia traidos expresamente de la despensa con lo que, a pesar de todo, fué recuperándose de forma paulatina.

 De pronto se irguió y comenzó a deambular sin rumbo aparente a la manera de esos cochecitos mecánicos de juguete que al chocar contra las paredes cambian repentinamente de dirección.

-¿Como está el patio? -me preguntó.
-Tanto la prima de riesgo como la tasa de paro han descendido notablemente, -mentí yo en su propio beneficio.

Él sonrió entonces sin saber todavía que yo ya había sido  despiadadamente despedido.