RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

martes, 28 de enero de 2014

DERECHO A LA INTIMIDAD (Pobres pero honrados)




Todo el mundo se lamenta hoy y reclama para sí el derecho a la intimidad y con razón. Las leyes de nuestro país amparan este derecho incluso en el supuesto en que violándolo, algunos jueces o medios de comunicación descubran delitos muchos mayores y de mucho más trascendencia para la sociedad que la propia violación de tal derecho y aún así sean imputados por ello.

Hubo un tiempo no muy lejano en que el derecho a la intimidad sólo lo entendíamos como una probable extravagancia ; sobre todo en las clases más humildes a las que yo mismo pertenecí hasta la muerte de mis padres. La ropa lavada de la familia se tendía al sol a la vista de todos los vecinos, el patio y el retrete que en él se encontraba también era común a otras tantas familias. No disponíamos de agua corriente y el resto del vecindario viéndonos regresar de la fuente con los cubos llenos intuía que no disponíamos de ella y todo el mundo lo sabía todo del otro y no ocurría absolutamente nada porque las conciencias, al parecer, permanecían tranquilas bajo el mismo lema del que tanto presumia nuestra clase y que no era otro que: POBRES pero HONRADOS.

Si alguien tocaba a la puerta de lo que se suponía era mi casa y mi madre le abría, la visita se encontraba de golpe en la cocina. Una cocina de tablas con el techo de tela asfáltica de tan solo tres metros cuadrados de superficie levantada en un rincón del patio de vecinos. Franqueada la cocina, disponíamos sólo de un dormitorio para cuatro personas de cuatro metros cuadrados ocupado por dos camas turcas, una para mi hermano y yo y la otra para mis padres, separadas ámbas por una mesilla de noche donde descansaba un compacto aparato de radio y que sólo dejaba un pequeñísimo pasillo en medio donde poder ponernos de pie al levantarnos.

Sin embargo, guardábamos un gran secreto que mi hermano y yo teníamos prohibido desvelar a nuestros compañeros de colegio ni tampoco a nuestros amigos de juego. El protagonista de aquel peligroso secreto era mi padre y consistía en escuchar en onda corta y a partir de la medianoche RADIO PIRENAICA, sintonizando, -acoplado al único enchufe de la habitación-, aquel aparato de radio MOBBA que pudo comprar gracias al premio obtenido en una quiniela de futbol de catorce resultados y que descansaba sobre aquella mesa de noche que dividía en dos el dormitorio. El tenue color rojo que desprendía el díal de la onda corta envolvía aquel ambiente de misterio del que se nos obligaba a guardar riguroso secreto.

Años más tarde, ironias del destino, supimos que todos nuestros compañeros de juego y de colegio, guardaban el mismo secreto respecto de sus propios padres. ¡¡Maldita dictadura!!

En definitiva, a la gente de nuestra categoría le importaba muy poco el tener derecho a la intimidad. Entre otras cosas porque de la misma manera que siempre nos consideramos POBRES pero HONRADOS, además no teníamos absolutamente NADA que ESCONDER y bajo esta premisa de la que presumíamos a menudo, creíamos encontrarnos también fuera de toda sospecha; como así era

Gente como BÁRCENAS, BLESA, LA INFANTA, URDANGARIN, DIAZ FERRÁN, CAMPS, PUJOL, etc., etc., se cansaron de solicitar de los jueces el derecho a la intimidad que según ellos los medios de comunicación, algunos otros jueces y otros tantos políticos le habían arrebatado con total impunidad.

Para todos ellos, la carcel es sin duda el lugar más apropiado para disfrutar del derecho a la intimidad que tanto reclaman y que supuestamente ansian porque si bien aún tienen MUCHO que ESCONDER es de suponer también que no merecen  presumir de ser POBRES pero HONRADOS como sí presumieron de ello toda mi familia y las muchas otras  que compartimos durante tantísimos años aquel angosto patio de vecinos en un remoto lugar de la geografía española llamado LA CUESTA en la isla de TENERIFE.

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