LAS MANOS
-A mi amigo Zoilo-
A todo buen lector seguro que le gusta una buena película. Os recomiendo una llamada “Her”. No es mi intención hacer una crítica de ella, sólo quiero resaltar la imaginación para conseguir este cine de ciencia ficción que pronto será una realidad. También quiero destacar las manos que escribieron este guión. Es algo inusual hablar de las manos, lo sé, cuando es una de las partes más importantes del ser humano. Por ello, aquí lo quiero reseñar:
Hace tiempo, un hombre con pocos
medios y cierta facilidad, golpeaba y reparaba todo aquello que giraba por el hogar,
incluido niños. Después por los patios de la vecindad se podía oír esta
cariñosa frase.”Tu marido es un manitas.”
La mujer hacía encaje de
bolillos, sobre todo con el dinero. Bordaba a los pudientes, a las vírgenes y a
los santos. Zurcir un pantalón todavía no está en los escritos. Todo ello sin
hacer un Máster.
Un chapista, con un tas, un
soplete y un martillo reparaba las heridas de una “Berlina” o de un “Chevrolet”.
Las máquinas del tren eran poco más que un depósito de agua y unos
quilos de carbón. Con esta materia las manos de un fogonero la transformaba en
vapor. Después los cilindros se encargaban de transmitir el movimiento a las bielas y ruedas. Así, con
mucho sudor y lagrimas negras, subían el Despeñaperros camino del sur. La
juventud y la cantina hacían el resto.
En la actualidad, las manos más
importantes son las manos de colores de un cirujano. De tu carcasa sacan el
motor, limpian y reparan las válvulas. Después
vuelven a ponerte en marcha. Al final, rellenan unos papeles dándote permiso y
así poder subir el tortuoso Tour que es la vida. Gracias.
Las herramientas como la gubia, el cincel, el
formón, la paleta; son utensilios que prolongan las manos de un artista. Con
ellas hacen figuras dando vida a los metales.
En la República de Marinaleda,
las manos y brazos de hombres y mujeres han conseguido de un erial hacer un vergel.
Tienen cooperativas, hacen sus propias casas, escuelas, auditorios, parques…No
existe el paro, todos cobran el mismo sueldo, nadie se hipoteca. El paraíso
está en un pueblo rojo de Sevilla.
Otras manos sólo han nacido para
manejar el timón de un yate, el volante de un Ferrari o el hierro número 7 del
golf. Algunas de estas manos también sirven para robar. Manos que nos quieren
ahogar.
Cada día que pasa queda menos gente buena. Menos manos solidarias.
Espero que nunca se cansen esas manos humildes que dan de comer a niños y
mayores. Los demás solo repetimos que los culpables son los corruptos o los
centros financieros. Todo es cierto, pero es necesario esta reflexión: “El
hombre bueno, que sabe y se calla, también es culpable”. Está en nuestras
manos.
Alejandro Matilla García.
¡¡MUCHAS GRACIAS, ALEX!! Me parece un espléndido trabajo de reflexión social que comparto toalmente
¡¡MUCHAS GRACIAS, ALEX!! Me parece un espléndido trabajo de reflexión social que comparto toalmente