En la década de los 90 del pasado siglo XX y después de una serie de avatares que no vienen ahora al caso, Carlos Navarro y su compañera Amelia, pasaron definitivamente a convertirse en los únicos inquilinos de Can Mulá. Todos nosotros teníamos una deuda pendiente con una pareja que había decidido ser autónoma con la cría de animales y con los frutos que ofrecía el cultivo de la huerta próxima a la masía .Trabajaron duro, sobre todo Amelia, hoy fallecida y a quién recordamos siempre con mucho cariño por su entrega y hospitalidad. En Can Mulá nos reuníamos a menudo sobre todo para hacer música, en una época en que nos interesó mucho el sonido del banjo, del violín y la guitarra emulando a los folkloristas del medio Oeste de USA. Hacia las dos o tres de la tarde hacíamos un alto para comer y beber. Comíamos, sobre todo, deliciosa carne de pato y bebíamos hasta la saciedad: vino, cerveza, licores, cava, etc., etc. Por último, café bien cargado para continuar y resistir hasta altas horas de la noche de los fines de semana, envueltos en el característico sonido de unas aceptables harmonías COUNTRY
Estas fotos, en su mayoría, fueron tomadas por Rafael Ferrán "alias" O´MALLEY, a quién puede verse a la izquierda, en la primera foto, sentado y apoyado en el tronco de la acacia bajo cuya fresca sombra nos cobijábamos de los rigores del caluroso verano.
Estas fotos, en su mayoría, fueron tomadas por Rafael Ferrán "alias" O´MALLEY, a quién puede verse a la izquierda, en la primera foto, sentado y apoyado en el tronco de la acacia bajo cuya fresca sombra nos cobijábamos de los rigores del caluroso verano.