RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

sábado, 15 de julio de 2017

PEDRO QUEVEDO de Nueva Canarias


CARICATURA-RETRATO


Debo reconocer que el Sr. PEDRO QUEVEDO, al margen de sus acertadas políticas o no, me cae simpático; y seguramente que lo es, incluso al margen también de su fisonomía tan marcada y rotunda que le proporciona ese aspecto tan de hombre duro y severo que es probable que además sea. Al margen de todo ello y desde un punto de vista exclusivamente estético artístico, el volumen de su extraordinaria cabeza y lo marcado de sus rasgos faciales le confieren una personalidad tan envidiable, tan definida,  que para todo artista que se precie en la especialidad del retrato, esas características suyas también podrían considerarse como un valor en alza por medio del cual llegar a cautivar a todos y cada uno de los muchos simpatizantes que se supone comulgan con los postulados de NUEVA CANARIAS.

De modo que sin conocerlo personalmente, yo me he permitido el lujo de aproximarme a él a través de la caricatura-retrato que para la ocasión, antes de tomarme unas merecidas vacaciones en la isla, he decidido dedicarle y que, de paso, me sirve para ilustrar este artículo en el que no me planteo nada serio ni relevante de lo que luego tendría que arrepentirme. Ya he hecho lo mismo con otros ilustres canarios como JUAN CRUZ o ANDRÉS CHAVES y en la medida de lo posible continuaré caricaturizando o retratando a todo aquel o aquella que por sus especiales características despierten en mí el mismo interés estético que me produjeron los antes ya mencionados. 

En ocasiones, y no me refiero ni mucho menos a este caso concreto, el espíritu artístico te traiciona por cuanto uno es cautivado en contra de tu propia voluntad por una serie de valores estéticos dignos, a tu juicio, de ser representados sobre el lienzo, independientemente de los otros factores éticos que puedan concurrir en el modelo elegido. Así, representar a alguien cuyos valores éticos sean del todo coincidentes con los tuyos resulta sumamente difícil; es por eso que uno acude, en principio, a la estética del personaje aunque siempre albergando la esperanza de que, por una vez, se cumpla en el modelo elegido el doble compromiso de coincidencia entre ÉTICA Y ESTÉTICA, por lo demás casi imposible.


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