Entre una foto y otra ha pasado la friolera de unos cuarenta años; sin embargo hoy me siento decepcionado al saber por unos amigos míos catalanes que CAYAYA ha pasado a llamarse y en otro contexto muy distinto ALE-HOP y que como por arte de magia o como sucede en la pista de un circo ha pasado de ser un BAR-RESTAURANTE a una tienda de BOLSOS Y COMPLEMENTOS en un abrir y cerrar de ojos: ¡Ale-hop!
Desde esa terracita minúscula que exhibe la foto en color dela izquierda he tomado muchísimas instantáneas mientras degustaba un café cargado o, en su defecto, una cerveza bien fría pero también la foto de la derecha en blanco y negro nos muestra además el entonces diminuto bar de Juan que en aquellos tiempos solía abrir muy temprano no sólo para satisfacer de carajillos y otros licores a los pescadores que se hacían a la mar tan temprano sino también para tratar de abastecer de suculentos bocadillos de caballa a toda una joven legión de noctámbulos que solían amanecer en el muelle tras el cierre de las numerosas discotecas del Puerto de la Cruz.
CAYAYA disponía también de una singular clientela que llamaba poderosamente la atención y prueba de ello es el ejemplo de este peculiar parroquiano a quién no pude dejar de fotografiar mientras yo degustaba un cortadito largo de café frente al mar.
¡ADIOS, CAYAYA!
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