Los distintos medios de comunicación harían muy bien en no conceder carta de naturaleza a los supuestos violadores de la joven durante los Sanfermines de 2016 al referirse a ellos por el nombre de LA MANADA porque en mi modesta opinión, bajo esa marca no registrada, les estamos concediendo, -a fuerza de repetir tal nombre por el que se les conoce-, el beneplácito de la justificación a sus reprobables actos, como mínimo, de abuso sexual. En realidad son cinco individualidades distintas que se juntan y comprometen para hacer el mal, abusando de su fuerza y número aunque para robar unas simples gafas sólo sea menester un único individuo que, curiosamente, ya ha sido juzgado en otras ocasiones por distintos delitos menores como el de robo con fuerza.
Cuando se habla de LA MANADA, quedan encubiertas tras ese nombre las identidades de cinco delincuentes sexuales, cada uno de los cuales es responsable de sí mismo y no del resto, máxime cuando tal calificativo pone además en entredicho el comportamiento de aquellos animales que se mueven en grupo y cuyos apareamientos están muy lejos de alcanzar el nivel de los supuestos violadores humanos. En pocas palabras: la violación propiamente dicha no es intrínseca del mundo animal pero sí del mal llamado homo sapiens. Y LA MANADA no es LA MANADA, son los violadores de una joven en los Sanfermines de 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario