Hace ya algunas semanas me estremecia ante la espeluznante noticia gráfica difundida por TV del feroz apalizamiento a un noble perro por parte de su propio amo valiéndose de una gruesa manguera rígida de goma.
Casualmente, aquella misma noche la mayoría de los perros de la zona donde vivo ladraron de una forma desacostumbrada; no todos a la vez. Uno ladraba brevemente y el otro parecía contestarle de inmediato mientras sus ecos se iban multiplicando bajo el firmamento estrellado. También les tocó el turno a los mios: PATXI y SOLO. Este último, -un perro de cuarenta kilos de peso que fue abandonado y recogido por nosotros hace unos años-, trás aquel breve diálogo nocturno, cayó de pronto en una profunda tristeza de la que, justamente, ayer mismo pareció sacudirse, día en que de nuevo la TV nos sorprendía con la noticia de un cazador violentamente atacado por una jauría de perros propiedad de un colega suyo, también cazador.
Como quiera que alguien en cierta ocasión me asegurara que yo poseía un corazón de perro, creí advertir en aquel diálogo canino de hace unas noches una cierta sed de venganza que personalmente no apruebo pero que sí justifico y entiendo perfectamente.
Y lo entiendo por la siguiente increible razón:
Cierto día, deambulando por la ciudad de Barcelona le ofrecí el brazo a un ciego que trataba de cruzar una ancha calle sin atreverse. El se asió a mi antebrazo con el suyo izquierdo haciendo sonar su bastón blanco contra el suelo mientras cruzábamos. Al llegar a nuestro nuevo destino, a la acera de enfrente, se detuvo un instante frente a mí y, sin mirarme, me dijo:
-Gracias, Zoilo
-¿Me conoces?, - le contesté.
-Naturalmente que sí, -afirmó. En una vida anterior tu y yo fuimos perros y para que estés seguro de que no te miento te dire una cosa: bajo la camisa, a la altura de la mitad del esternón tienes una pequeña protuberancia que todavía recuerdo.
Y, efectivamente, así era. Hace ya unos años, durante una visita rutinaria al médico, me habían detectado un pequeño lipoma (quiste de grasa) que aún hoy conservo.