RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

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viernes, 24 de abril de 2009

HISTORIA FANTÁSTICA DE CANARIAS (DESGRACIADO FINAL)

Epitafio descubierto en la gruta de Garachico donde encontraron la muerte los dos ilustres aventureros.


Livingstone y Stanley perderían la vida sin la certeza de haber sabido si Lady Ginebra y T.G. se trataban, en realidad, de la misma persona.

Un lamentable error, como consecuencia probable del cansancio físico acumulado durante dias, les llevaría a encontrar la inesperada y dolorosa muerte en el interior de una oscura gruta en las proximidades del lugar conocido como Garachico donde se habrían refugiado a dormir hasta que el amanecer les sorprendiera de nuevo. Sus cuerpos, encontrados por agentes especiales pertenecientes a la unidad móvil de una patrulla rural de la temible Guardia Civil española, no presentaban todavía ningún signo de descomposición notable por lo que los mandos de la Benemérita Institución creyeron siempre en la probabilidad de que las muertes pudieran haber acaecido, a lo sumo, no más de uno o dos días anteriores al casual hallazgo. Junto a sus respectivos cadáveres se encontraron, sobre el suelo volcánico de la gruta, parte de los víveres que aún conservaban en condiciones y adonde los lagartos habían acudido movidos por la astucia que desencadena siempre el hambre. Sus cuerpos, trasladados posteriormente al laboratorio anatómico-forense del Puerto de la Cruz presentaban múltiples y graves mordeduras producidas, con toda seguridad, por las feroces dentaduras postizas de caña de bambú empleadas en combate y con las que los aborígenes isleños solían despedazar frecuentemente a sus más acérrimos enemigos. El "curare" almacenado en sus poderosos y puntiagudos colmillos, habría hecho el resto. Las autoridades sanitarías terminarían confirmando su inminente defunción por envenenamiento.

Por lo que ya se sabía, Lady Ginebra no consiguiría salir jamás con vida de la emboscada tendida por los diplomáticos prusianos con la elegante excusa de una recepción ofrecida en su honor. Aquella hermosa mansión próxima al acantilado de los Gigantes permanecería durante largo tiempo en silencio y abandonada hasta que los agentes de una conocida inmobiliaria (INMOBILIARIA PERERA) decidieran definitivamente ponerla a la venta. Sus nuevos propietarios, una joven y rica pareja inglesa emparentada precisamente con la desconcertante y popular señorita Welcome Pérez, encontrarían el cuerpo inerte y en descomposición de Lady Ginebra sumergido aún hasta el cuello bajo el agua putrefacta que llenaba la enorme bañera de porcelana de uno de los múltiples y lujosos baños de la distinguida y enorme villa de campo.

En el periodo transcurrido entre las muertes de Stanley y Livingston y la de Lady Ginebra, el agente Telvi fue solicitado inmediatamente por el Departamento del Foreing Office londinense a prestar unas convincentes declaraciones ante el Parlamento británico relacionadas con su supuesta cooperación con los fallecidos en la isla de Tenerife. Su presencia en Londres queda más que suficientemente probada gracias a un documental televisivo emitido en aquellos días por la BBC y donde se aprecia perfectamente a Telvi esperando su turno de réplica ante los distinguidos miembros de la cámara baja.

En la actualidad, se cree que Telvi pueda vivir completamente retirado, amparado por una modesta pensión concedida por el gobierno británico y protegido bajo una falsa identidad en la populosa ciudad norteamericana de Ohio.

El misterioso Malcolm y el propio barón Humboldt abandonarían definitivamente las islas para pasar a formar parte, el resto de sus días, del cuerpo diplomático del gobierno prusiano bajo las órdenes directas del monarca de aquel pais; Malcolm como director de los servicios secretos y Humboldt en calidad de consejero del rey.

Hoy día ya se sabe y pertenece al dominio público que las sospechas guardadas, -antes de su prematura muerte-, tanto por Stanley como por Livingstone sobre la posibilidad de que Lady Ginegra y T.G. hubieran podido llegar a ser la misma persona han quedado totalmente descartadas por infundadas como por falsas. Algunos meses más tarde de la fatídica y llorada muerte de Lady Ginebra, no existía ninguna duda sobre algunos de los hechos que confirmaban que su hermana T.G. continuaba viajando por el espacio infinito a bordo de la fantástica nave del tiempo, CUÉLEBE, cuyo nombre habría pasado a formar parte de la cotidianidad insular para llegar a convertirse en su momento en un referente a imitar por muchos otros en la breve historia de la navegación aeronáutica espacial de Canarias.

Mientras ingleses y prusianos continuaban manteniendo estas duras luchas intestinas en favor de una probable ocupación del archipiélago canario por parte de los gobiernos de sus respectivos paises, los españoles, aprovechándose de la situación creada en torno a la hegemonía de las islas, continuaban consolidando su presencia en ellas sometiendo y obligando a los aborígenes a rendir pleitesía a la Corona española.

Paralelamente y a la sombra de todos estos belicosos acontecimientos, entre la mayoría de la población canaria, de forma paulatina, comenzaba ahora a tejerse el delicado entramado de una llamada conciencia nacional isleña en favor de la soberanía e independencia del archipiélago que daría como resultado más inmediato la rápida proliferación de distintos grupos de carácter y organización militar en lucha armada frente al invasor y por la suprema conquista de unos sólidos ideales que si bién, a juicio de algunos, ofrecian ciertas dificultades organizativas no por ello dejaban de ser especialmente ni del todo inalcanzables.

domingo, 5 de abril de 2009

ROYAL ADVENTURE (Expedición a Canarias)

FOTO: Agente Telvi en Oriente Medio caracterizado como cirujano jefe en uno de los Hospitales Militares de la zona en conflicto.

A Livingston y Stanley le han hecho llegar un escueto comunicado enviado por el agente Telvi quién se expresa en estos siguientes términos y que por la vital importancia que parece tener reproducimos hoy aquí:


F. Telvi informa:

Que a petición de "El Gran Jefe de M16 queda suspendida de forma cautelar mi actuación en la Royal Adventure, debido a la presencia en la isla de un hombrecillo de apariencia poco significativa, pero que coincide con el perfil de Malcom. Este, ya informado de mi misión, sigue muy de cerca mis pasos, incluso pernocta en una "fonda" de un tenedor, se entremezcla con los campesinos del lugar y se "manda" sus "chatos" de malvasia para no despertar sospechas. Se cree que ya ha enviado varios informes a Lady Welcome y esta a su vez a visitado a Herr Humboldt, (hasta hoy pendientes de confirmación).
Opino que mi cese momentaneo obedezca a evitar un conflicto diplomatico entre ambos paises.
Del éxito de la misión dependen grandes cambios en el viejo continente. God Save the Queen
.

..............continuará

sábado, 4 de abril de 2009

EXPEDICIÓN A CANARIAS. Trás los pasos del barón HUMBOLDT

LADY GINEBRA durante la fiesta ofrecida en su honor por el barón Herr HUMBOLDT.

Lo más probable es que Lady Ginebra, tal y como se le había hecho creer en un principio, esperara que el anunciado desembarco de sus compañeros se produjera en alguna solitaria bahía próxima a Santa Cruz de Tenerife, sin embargo, en previsión de que su bella colega pudiera ser intencionadamente seguida hasta la costa sur por parte del Servicio de Contraespionaje alemán, Livingstone y Stanley habían tomado la inteligente precaución, -ante esta probable eventualidad-, de utilizarla como señuelo aunque sin su conocimiento previo, optando, en última instancia, por cambiar el lugar de desembarco en el extremo opuesto de la isla.

El resultado de este repentino cambio obedecía tan sólo a la inquietante sospecha que ámbos hombres albergaban respecto de que Lady Ginebra pudiera haber sido invitada a casa del barón, precisamente ese mismo día, con el único propósito de alejarla lo más rápidamente posible del supuesto lugar indicado para el esperado desembarco con lo que Livingstone y Stanley hubieran quedado entonces totalmente abandonados a su suerte y sin el suficiente y necesario apoyo logístico prometido que requería el éxito de tan complicada operación además de completamente indefensos frente al que consideraban su peor y más encarnizado enemigo. De cualquier modo, Lady Ginebra, sin proponérselo siquiera, les habría ahorrado aquel probable peligro haciéndoles, sin querer, el enorme favor de haber aceptado la gran influyente invitación a tan concurrida cita.

Lo lamentable de ese repentino cambio consistía en la inesperada renuncia involuntaria al exquisito "cus-cus" al que Lady Ginebra les tenía ya acostumbrados y con el que solía obsequiarles en cada uno de sus amistosos o profesionales encuentros.

El cofre, depositado por obra del leal y diligente asistente de su colega y hallado posteriormente por los dos hombres cerca de la pequeña rada de Garachico, donde finalmente habían decidido desembarcar, contenía, además de instrucciones precisas destinadas para la acción inmediata, armas, munición, mapas, brújulas, así como avituallamiento necesario para un par de semanas de subsistencia como mínimo, tiempo estimado que consideraban tardarían en encontrarse finalmente con su contacto en Santa Cruz.

viernes, 3 de abril de 2009

EXPEDICIÓN A CANARIAS (trás la localización del barón Herr Humboldt)

LA FRAGATA: taberna existente hoy dia en memoria de aquel histórico desembarco. Ante su puerta, la chalupa que condujo hasta la playa a Livingstone y Stanley. (Puerto de la Cruz).

Mientras tanto, en un lugar no especificado de Santa Cruz de Tenerife, capital de la isla, un anónimo y silencioso emisario había hecho entrega, en propia mano aquella misma mañana, al eficiente leal asistente personal de Lady Ginebra, de una discreta aunque lujosa invitación en sobre cerrado y lacrado dirigida secretamente a su jefa mediante la cual se le rogaba encarecidamente su honorable asistencia a las 20,30 horas del día siguiente a una recepción organizada por un puñado de altas personalidades de la aristocrácia canaria y que tendría como especial escenario una mansión del siglo XVII próxima al acantilado de Los Gigantes y propiedad del enigmático y enemigo acérrimo de la coronas británica y española, respectivamente, barón Herr Humboldt. Tal invitación hacía especial hincapié en la importancia de su presencia en beneficio de sus supuestos intereses personales.


Lo que con toda seguridad ignoraba el barón Humboldt es que esa misma noche, amparados por la creciente oscuridad reinante, desde una elegante fragata con pabellón inglés fondeada a una milla de la bahía de Garachico, se botaba por la amura de estribor una chalupa que, oculta trás el propio casco del navio, llevaba a bordo una dotación compuesta de tres hombres: Stanley, Livingstone y un remero, Popeye, experto marinero del Queen Mary además de dos fláccidos monigotes (machangos en el argot) estrategicamente tumbados en el fondo húmedo de la embarcación.

Alguien desde la costa podría encontrarse ojo avizor por lo que el remero, sentado en medio de la pequeña embarcación, bogaba suavemente y en silencio intentando no chapotear demasiado contra la superficie del agua mansa. Stanley permanecía sentado en proa y Livingstone en popa pero, en todo caso, los tres, expresamente, bien a la vista.

Trás una corta travesía, la barca con sus cinco ocupantes a bordo quedó varada en una empinada y recoleta playita de arena negra protegida de los posibles curiosos por un escarpado y alto acantilado de roca volcánica De ella desembarcaron sólo dos hombres que se perdieron rápidamente en la espesura que les ofrecía la oscuridad de la noche. El tercero y los monigotes (machangos en el argot) permanecieron aún un tiempo más que prudencial a bordo hasta que el marino estuvo del todo convencido de haber culminado la misión encomendada con el éxito esperado. Acto seguido, sentó a los dos muñecos (machangos en el argot) en el lugar que ocuparan antes Livingstone y Stanley y remando ahora enérgica y despreocupadamente regresaron de nuevo a bordo del Queen Mary.

Si alguien desde la costa hubiera visto a tres hombres a bordo de una lancha en dirección a tierra, también se habría percatado de la presencia de los mismos tres hombres de vuelta a la fragata. En eso consistía el engaño. Curarse en salud le llamaban a eso.

.....continuará


jueves, 2 de abril de 2009

EXPEDICIÓN A CANARIAS. (continuación del relato del pasado Lunes 30)

Miembros de la tripulación del Queen Mary (fragata de tres palos). Se trata del piloto y del contramaestre, ámbos de origen vasco.

¡¡Tierra a la vista!!, -gritó repetidas veces el vigía de turno desde la cofa del palo mayor del Queen Mary.

Una tenue mancha vertical y plana se hacía cada vez más visible en lontananza. Para el ocaso faltaban aún un par de horas pero ya el azul del cielo comenzaba a teñirse de aquel otro caliente color naranja que, por estas latitudes, precede siempre a la fascinante hora del crepúsculo. La temperatura, muy benigna; ni demasiado frio ni tampoco demasiado calor. A la repentina voz del vigía, la marinería, vocinglera como siempre, había cruzado a toda prisa la cubierta para acodarse comodamente a lo largo de la amura de estribor tratanto cada uno de descifrar el valor absoluto de aquella mágica silueta suspendida sobre la delicada línea del horizonte. Alguien que en otras ocasiones habría ya navegado sobre aquellas tranquilas aguas del Atlántico, se dirigió con autoridad al resto de la tripulación para advertirles: ¡TENERIFE!.

Durante tan larga travesía sobró tiempo para crear y tener a punto el día del desembarco dos muñecos (machangos en el argot) a tamaño natural confeccionados con trozos de viejas velas y restos de enmohecidas maromas de diverso diámetro. Los encargados de vestir a la desmadejada y blanda pareja pusieron toda la imaginación de la que eran capaces como para terminar coronándoles con dos viejos pero soberbios sombreros de fieltro encontrados en el interior de un baul abandonado en un rincon del sollado, provocando las carcajadas de la concurrencia. A pesar del empeño con que se tomaron su entretenido y, en apariencia, divertido trabajo, ignoraban por completo el destino que les esperaba ya no solo a ellos mismos sino además a aquellos otros dos inanimados monigotes (machangos en el argot) recién terminados hoy con tanto esmero. Lo único que sí sabían por ahora sus creadores es que, una vez convenientemente pintados y por orden expresa del capitán, fueran cuidadosamente depositados en el fondo de una de las chalupas salvavidas de babor dispuesta a tal efecto sobre cubierta del barco; y así lo hicieron.

Aquella misma tarde, el capitán, cuyo verdadero nombre, por razones obvias de seguridad, ocultaba bajo el atractivo "alias" de EL NEGRO, mando reunir con urgencia a la totalidad de la tripulación sobre cubierta, ante el castillo de proa. Cuando hubieron cesado los murmullos provocados por la sorpresa entre la agitada tripulación, dirigiose entonces, categoricamente a ellos, en una breve pero contundente alocución en los siguientes términos:

-¡Marineros!: -gritó amenazante EL NEGRO con un profundo vozarrón castigado por más años de rancio aguardiente que por menos de excelente ron antillano- no os hagais ilusiones respecto a la posibilidad de poder desembarcar mañana-.

Después de una larga pausa que aprovechó para medir mejor el alcance exacto de sus certeras palabras, prosiguió:

-Una determinada y secreta misión nos lo impide, incluso a mí mismo. Por lo tanto espero de todos Vds. la máxima colaboración y total discreción por el éxito de la delicada misión que la Royal Navy nos ha honrado en confiarnos. Así es que, esta noche, nos mantendremos al pairo y antes del amanecer fondearemos en una rada próxima, a unas millas escasas de donde nos encontramos ahora-.


Y dando por termina su concisa pero eficaz arenga, ordenó con autoridad:

-¡Ahora, todos a sus puestos!


....continuará

miércoles, 1 de abril de 2009

EXPEDICIÓN A CANARIAS.[anterior al Lunes 30 (2)]. EL BENEFICIO DE LA DUDA

Miembro del Servicio Secreto de Inteligencia Británico destinado en Tenerife.

Al llegar, Stanley no pareció sorprenderse de la preocupada expresión de su amigo Livingstone. Tampoco imaginaba que el hombrecillo con el que se cruzara hacía sólo unos minutos al final de la calle pudiera haber sido el causante de tanta amargura.

-¿Que hay de nuevo, Stanley? -preguntó Livingstone aparentando despreocupación.

-Nada nuevo, Livingstone, excepto la presencia, al final de esta misma calle, de un individuo muy peculiar con el que me he cruzado viniendo hacia aquí y que no sé por qué extraña razón ha despertado tanto mi curiosidad.

-¿De baja estatura, con sombrero y abrigo negros, tal vez?, -inquirió de nuevo Livingstone.

-Efectivamente. Pareció reconocerme pero no estoy del todo seguro. Noté que al cruzarnos me miraba pero esta maldita niebla desdibuja tanto los perfiles................ -y dejó la frase en suspenso como invitando a su amigo a que la completase-.

-Se hace llamar Malcolm y antes de tu regreso ha estado hablando unos minutos conmigo. Me ha revelado algo a lo que, personalmente, no concedo ningún crédito pero que debe tener un punto de coincidencia con mis peregrinas sospechas; aunque no sé exactamente con qué o con quién.

-¿Y que le ha confesado?, -preguntó Stanley ahora visiblemente preocupado-. Livingstone dudó unos instantes antes de revelarle a su amigo el contenido de la cruda confesión. Sin embargo, resolvió ponerle inmediatamente al corriente de tan grave situación. No se encontraba ya en disposición de ocultarle por más tiempo lo que él, desde un principio, había rechazado categoricamente; aún así, se lo hizo saber:

-Que Lady Ginebra, en realidad, se trata de una doble agente, -dijo casi murmurando y guardando grandes pausas entre las palabras-.

-Esta situación presenta, por el momento, dos distintos interrogantes, -continuó Livingstone mientras se aproximaban a la entrada del Hotel-. En primer lugar, el hecho de que a dia de hoy no estemos completamente seguros de si Lady Ginebra y T.G. sean en realidad la misma persona; en segundo lugar, si cabe la remota posibilidad, como parece ser probable, de la presencia en escena de una supuesta tercera mujer.

-¿Otra mujer? -interrumpió bruscamente Stanley-. A decir verdad, -prosiguió Stanley-, Sir Lancelot me confirmaba ayer haber visto a Lady Ginebra del brazo de un hombre en Londres. Naturalmente, no doy crédito a tal información pero me preocupa profundamente el hecho de que este falso testimonio esté tomando tanto cuerpo en detrimento de la absoluta lealtad y confianza que me inspira nuestra queridísima amiga.

-No es posible, -exclamó Livingstone-. ¿Conoce Vd. a un tal agente TELVI, destinado en Tenerife? -preguntó con ansiedad a su amigo.

-He oido hablar de él en alguna ocasión, ¿Por qué me lo pregunta, Livingstone? -inquirió con benevolencia Stanley-.

-Pues bién, el tal TELVI, hombre de toda mi confianza -relató ufano Livingstone-, asegura conocer a una mujer de nombre WELCOME PEREZ y de origen español que, posiblemente, por despecho hacia nuestra querida amiga haya maquinado esta grave calumnia para tratar con ella de involucrar a Lady Ginebra en una falta de alta traición a la Corona y conseguir de ese modo desprestigiar del todo su más que reconocida trayectoria como Agente Secreto del Servicio de Inteligencia Británico para África y Canary Islands; aunque desconocemos todavía con qué otro desagradable propósito-.

Llegados a este punto de la conversación, Stanley y Livingstone entraron en el discreto Hotel y, antes de retirarse a sus respectivas habitaciones, aún tuvieron tiempo de tomar asiento en los cómodos butacones dispuestos en el Hall para tratar con más tranquilidad de poner fín a tantas especulaciones sobre la auténtica identidad y gran dedicación de la que parecía ser la eficiente y siempre bellísima colega Lady Ginebra.

-Puntualicemos, -insistió Stanley ante dos tazas humeantes de té chino-. Al parecer, por lo que ya sabemos, Lady Ginebra podría tener una supuesta hermana conocida como T.G., propietaria y comandante, respectivamente, de la célebre nave CUÉLEBE en la que nosotros mismos hemos viajado "en el tiempo" tan a menudo. Lady Ginebra y T.G. podrían muy bien ser la misma persona pero que a nosotros, por el momento, no nos lo parece. Y por último, a decir del agente TELVI, contamos con la presencia de WELKOME PEREZ quién podría muy bien ser la misteriosa mujer a la que se refiere Sir LANCELOT y que hubiera sido vista en Londres de brazo de un hombre haciéndose pasar por Lady Ginebra. Este individuo podría tratarse probablemente del Ministro de Asuntos Exteriores del Parlamento Británico a quién WILKOMEN PEREZ le hubiera hecho creer que ella no era otra que la mismísima Lady Ginebra, mientras ésta, según las informaciones que nos constan, permanece ocupada en Tenerife en preparar toda la infraestructura necesaria que precisará nuestra furtiva presencia en la isla dentro de las próximas semanas.

Ambos hombres apuraron sus respectivas tazas de té pensativos y en silencio. Stanley, levantándose, exclamó:

-Retirémosnos, Livingstone. A partir de mañana nos queda una larga y dura travesía hasta Canarias.




EXPEDICIÓN A CANARIAS [anterior al lunes 30 (1)]. EL BENEFICIO DE LA DUDA

Foto del supuesto MALCOLM cedida por el prestigioso Servicio Secreto de Inteligencia Británico y tomada, con toda seguridad, durante la reconocida Romería de la Orotava en Tenerife (Canary Islands).
Este corto episodio de dos pequeños capítulos (ver el siguiente, su continuación), se produjo unos dias antes de partir de Plymouth a bordo del Queen Mary. Lo reproducimos por la vital importancia que tendrá en el transcurso de la narración .
Como todos Vds. han tenido ocasión de comprobar, Stanley y Livingston se encuentran a punto de arribar a la costa de Canarias.

Mientras esperaba pacientemente a su buen amigo Stanley, Livingstone, -parado ante una afilada esquina de una oscura calle de Plymouth próxima al puerto-, se vió repentinamente abordado por un hombrecillo de minúscula estatura surgido de la espesa y pertinaz niebla británica, tocado con un diminuto sombrero negro y parapetado tras los sucios cristales de unos anteojos de montura metálica que dejaban entrever unos ojillos maliciosos en medio de un rostro cubierto hasta la nariz por el cuello alto de un espeso y largo abrigo de color también negro- y que cuando, por fín, estuvo frente a él, afirmó en tono de sensible duda.

-Livingstone, supongo.
-El mismo -aseveró Livingstone sin apartar en ningún momento la vista del hombrecillo.
-¿Puedo hablar en serio con Vd.? -preguntó con cierta timidez el desconocido.
-Lo siento mucho, pero me temo que eso es completamente imposible. Jamás suelo hablar en serio con nadie y menos aun con desconocidos -argumentó Livingstone esbozando una media sonrisa postiza que no logró convencer del todo a su interlocutor-.
-¿Podría Vd., al menos, prestarme un minuto de atención? -volvio a preguntar el personaje-.
-¡Naturalmente! Eso sí que es posible, caballero, porque oir, lo que se dice oir, si que oigo perfectamente en serio. A ver, dígame, ¿de que se trata?.

Sacando despacio la mano derecha abierta del abrigo y llevándosela hasta la comisura opuesta de la boca con la palma vuelta al exterior y abriendo mucho los ojos, el hombrecillo susurró:

-Me temo que Lady Ginebra os engaña, señor. Dispongo de suficiente información para creer que se trata de una doble agente -y acto seguido enmudeció repentinamente-.

Livingstone no salia de su asombro. Alguien a quién seguramente no conocía le había localizado expresamente aquella noche y en aquella afilada esquina, -antes de partir-, para hacerle partícipe de lo que parecía ser una traición en toda regla por parte de su entrañable y bella amiga Lady Ginebra.

Pretendiendo no dar crédito al recién llegado, Livingstone preguntó:
-¿Como puedo fiarme de Vd?, señor...............
-Malcolm, llámeme Malcolm. Así es como me conocen aquellos quienes recurren a mí servicio de información -dijo extendiéndole mientras se alejaba-, una diminuta tarjeta blanca en la que sólo figuraba un escueto nombre y un número garabateado de teléfono.

Minutos más tarde, aparecería Stanley. Livingstone tomó la precaución de no alarmar, por el momento, a su distinguido amigo haciéndole saber la conversación mantenida aquella noche con el enigmático intruso. No le parecía necesario adelantar determinados acontecimientos de tal relevancia sin conocer antes la verdadera identidad del tal Malcolm.

continuará ............

lunes, 30 de marzo de 2009

EXPEDICIÓN A CANARIAS. continuación

Una semana más tarde de que lo hubiera hecho su entrañable y bella amiga, cierta diáfana mañana de un soleado día de primavera, Stanley y Livingstone también zarparían desde el mismo puerto de Plymouth una vez que aprehendida de sus fieles confidentes inglesas toda la información válida habida y directamente relacionada con el delicado asunto que les ocupaba últimamente levaran, por fín, anclas rumbo a Canarias. Por equipaje solo llevaban lo estrictamente imprescisdible por tal de afrontar la primera quincena en las islas. A partir de la segunda, sería cometido de Lady Ginebra aprovisionarles de todo cuanto fuere necesario a fín de llevar a cabo, con las máximas garantías posibles, una campaña que, en principio, se presentaba laga y dura (como la "picha" de un novio, según Stanley) pero de la que estaban seguros de salir del todo airosos.

Ya en alta mar y habiendose perdido definitivamente tras el horizonte el desdibujado perfil del litoral de la accidentada costa británica, el Queen Mary navegaba rumbo sur empujado plácidamente por los suaves vientos alisios que soplaban de empopada y continuamente en dirección a la línea del ecuador. Si los cálculos eran correctos y los vientos les fueran además favorables, a una velocidad media de unos veinte nudos, la distancia hasta las costas de Canary Island podría muy bien ser cubierta, sin dificultad alguna, en menos de tres meses, aproximadamente, siempre que durante la travesía, -por tal de conservar en todo momento el rumbo preciso-, se fuera corrigiendo la derrota que provocaban las fuertes corrientes marinas del océano Atlántico en aquellas latitudes y deseando que las temidas tormentas en la zona respetasen la vital importancia que entrañaba el tan comprometido encargo por el que ámbos hombres se habían hecho de nuevo a la mar.

sábado, 28 de marzo de 2009

LADY GINEBRA a bordo del QUEEN ELISABETH

Esta otra foto tomada en el camarote privado de Lady Ginebra a bordo del Queen Elisabeth nos reproduce con total fidelidad la extraordinaria belleza de nuestra querida heroína.

Una Lady Ginebra en todo su esplendor juvenil y en el cenit de su larga carrera diplomática y científica.

Foto cedida por el MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES BRITÁNICO (Foreing Office)

Sir STANLEY and Sir LIVINGSTONE

Con el fín de que nuestros numerosos lectores puedan aproximarse lo más posible a este relato de ficción, tenemos el placer de mostrarles esta antigua fotografía en la que aparecen Sir Satanley y Sir Livingstone, respectivamente, durante unas maniobras efectuadas en el Atlántico Sur a bordo del Queen Elisabeth mientras recibían entrenamiento especializado por el eficiente Servicio Secreto Británico (SSB) unos años antes de partir definitivamente rumbo al archipiélago canario.

viernes, 27 de marzo de 2009

EXPEDICIÓN A CANARIAS. continuación. BELLAS CONFIDENTES en Plymouth



Como nuestros lectores, sin duda, recordaran, respondiendo a una determinada estrategía concebida de antemano y que tan excelentes resultados les deparara en el pasado, Lady Ginebra, de común acuerdo con Stanley y Livingstone, tomaría la concensuada decisión de embarcarse, una semana antes que el resto, a bordo de un discreto buque que zarparía aquella misma noche y en silencio del puerto de Plymouth rumbo a Canarias a fín de crear, cuanto antes, en Santa Cruz, la indispensable infraestructura que garantizara a los dos intrépidos aventureros pasar lo más desapercibidos posible una vez llegados también a su destino siete dias más tarde.

Tratando de aprovechar el tiempo en su ausencia, tanto Livingstone como Stanley decidieron de improviso trasladarse hasta los bajos fondos, confundidos entre el lumpen de la ciudad de Plymouth, con el solo propósito de recabar la suficiente información que de entre sus muchas y bellas confidentes locales que aún permanecían fieles a sus intereses, pudiera parecerles ventajosa en relación a la delicada operación que ámbos hombres tratarían valientemente de llevar a cabo próximamente en suelo del archipiélago canario.

Jack "El Destripador" había sembrado de tal manera el pánico en la ciudad, que todas aquellas jovencitas a las que la alta burguesía tildaba eufemisticamente como de VIDA ALEGRE, se negaban, por temor al asesino, a continuar ejerciendo su antigua y mal remunerada profesión, libremente y al descubierto, por las cuatro esquinas de las siempre mal iluminadas calles de los sucios puertos, al amparo permanente de aquella espesa y perpetua niebla del sur de Inglaterra que otrora les preservara de los marineros mirones y sin embargo incapaz ahora de ocultarlas del temible destripador. Recabar tan valiosos testimonios requería, pues, acudir, indistintamente y a menudo, a los numerosos lupanares clandestinos diseminados por aquellos suburbios donde las siempre vírgenes y confidentes prostitutas inglesas se encontrarían ahora mezcladas en reclusión voluntaria y a salvo del sanguinario y misterioso JACK.

Tanto Livingstone como Stanley apenas si podían contener su moderada lascivia ante tantos centímetros al descubierto de mórbida anatomía femenina; ante tanta carne oronda y fresca; ante tanta piel sonrosada; ante tanta boquita de carmín pintada. La estricta moral victoriana de ámbos solo podría permanecer incólume si conseguían ajustarse exactamente al resultado de la información obtenida y al móvil por el que exclusivamente habíanse desplazado hasta allí.

Al verles llegar tan desinteresados por el placer, una desconcertada madame, entrada más en carnes que en años, sin apenas quitarles la vista en ningún momento de encima, de improviso, comenzó a tararear en un tono más soez que burlón y con marcado acento irlandés, lo que parecía ser una vieja coplilla de origen español heredada posiblemente de aquellas otras mujeres que luego de naufragar con la poderosa Armada Invencible de Felipe II, lograrían sobrevivir abandonadas a su suerte y ejerciendo la prostitución callejera tratando en vano de subsistir dignamente en los sucios arrabales de la ciudad portuaria de Plymouth.

La copla decía así:

A un lupanar de rica miel
dos mil putas acudieron
que por viciosas murieron
presas de patas en él.

La cancioncilla, al parecer, hacía clara alusión, precisamente, a aquel numeroso contingente de mujeres españolas que acabaron refugiándose en Plymouth después del trágico naufragio que se cobraría otras tantas vidas y del que, según dicen, Felipe II diría posteriormente:

-Yo no envié mi flota a luchar contra las tempestades, -cuando en realidad debió haber dicho:
-Yo no envié a mis mujeres a ejercer la protitución.

Según Stanley, la cancioncilla en cuestión podría muy bien tratarse de una soez recreación irlandesa sobre una conocida fábula atribuible a Samaniego o bién a Tomás de Iriarte (fabulista canario, por cierto). No estaba del todo seguro.

....continuará

jueves, 26 de marzo de 2009

TRIPULACIÓN de la nave CUÉLEBE

A falta de sus tres maximos protagonistas, Lady Ginebra, Sir Stanley y Sir Livingston, estos son algunos de los veteranos componentes de la experimentada tripulación del CUÉLEBE. Dependiendo del carácter específico de cada misión, la tripulación podrá ser rotatoria y sustituida por nuevos miembros escogidos de entre el contingente que para tal efecto permanece en la Base de Operaciones.

COLONIZACIÓN

En próximos capítulos, de los que advertiremos en su debido momento, trataremos de explicar como y de que manera se llevó a cabo, por parte de la corona española, la colonización de las Islas Canarias.
Este óleo que se encuentra en el Museo de Santa Cruz de Tenerife, nos muestra el gran poder que los estamentos eclesiásticos de la época mantenían sobre la pacífica población civil.

miércoles, 25 de marzo de 2009

LA VIRREINA

Los abuelos del barón Humboldt, según consta en documentos de la época, confirman haber conocido a la que fuera virreina de las Islas Canarias en época inmediatamente posterior a la conquista.
Es probable que se tratara de esta linda jovencita cuyo retrato figura todavía en la magnífica biblioteca de Lady Ginebra en su hermosa casa de la campiña inglesa, en las afueras de Straford.

domingo, 22 de marzo de 2009

EXPEDICIÓN A CANARIAS. continuación

Una jovencísima T.G. antes de zarpar de Plymouth

Si bien Lady Ginebra se habría desplazado exprofeso hasta Plymouth para tratar de últimar los detalles precisos del próximo secreto desplazamiento de Stanley y Livingstone hasta la costa norte del archipiélago de Canary Islands, lo cierto es que tan distinguida y enigmática colaboradora continuaba residiendo, aunque bajo distinta identidad, en la capital de la Isla de Tenerife, Santa Cruz, donde desde hacía ya algunos años había tejido, -y de hecho, comandaba,- una reducida pero eficaz y discretísima red de espionaje local en favor de la corona británica.

Bajo las siglas de las letras mayúsculas T.G., esta más que ferviente informadora continuaba su quehacer cotidiano en Santa Cruz como comandante en jefe de su propia y extraña nave sin conseguir despertar, hasta el momento, ningún otro recelo que no fuera el de atribuirle a su moderna y sofisticada embarcación una tecnología tan avanzada que muchos empezaban ya a sospechar de una secreta vinculación entre ella y una supuesta civilización galáctica y superior a la nuestra lo que, por otra parte, permitía tanto a Stanley como a Livingstone moverse sin demasiada dificultad y totalmente desapercibidos a espaldas del riguroso contraespionaje montado por los castellanos en aquellas latitudes. Y, precisamente, de eso se trataba. El CUELEBE, entre otras consideraciones, no era otra cosa sino un atractivo señuelo sobre el que los castellanos mantendrían puestas todas sus espectativas de espionaje industrial mientras Stanley y Livingstone movíanse sin ninguna dificultad a lo largo y ancho de la geografía insular tras los misteriosos pasos del esquivo prusiano Humboldt y su colonia de adeptos.

CUELEBE, que así se llama la extraña nave ideada y comandada por la célebre y bella T.G. le había valido a esta el ser galardonada entre la élite científica mundial con el mayor calificativo que a hasta aquel momento estaba reservado a premiar solo al sexo masculino y que gracias a su decidida irrupción en una disciplina tan complicada y profunda como es la de la Aeronáutica espacial le fuera concedido también a ella: EXTRAVAGANTE MUJER DE CIENCIA.

Así pués, Lady Ginebra habría de partir hacia Canarias unas semanas antes de que lo hicieran sus más eficaces colaboradores, Stanley y Livingston. Lo haría a bordo de un buque de nombre desconocido que zarparía del mismo puerto de Plymouth una medianoche del siglo XIX que no se ha podido nunca precisar y con rumbo a Santa Cruz de Tenerife donde, una vez allí, asumiría de nuevo la personalidad que siempre le correspondió y por la que en la isla era sobradamente conocida y que se reducía a las siglas que la hicieran tan famosa en el seno, sobre todo, de la colonia científica internacional: T. G.

Durante muchísimo tiempo y aún hoy se especularía con la posibilidad de que Lady Ginebra y T.G. no fueran la misma persona, llegando incluso a creerse que esta última pudiera ser una supuesta hermana gemela mantenida siempre en secreto con el fín de no levantar sospechas sobre las discretas actividades llevadas a cabo en el campo del espionaje diplomático por su otra probable hermana Lady Ginebra.

........continuará

viernes, 20 de marzo de 2009

LA QUEEN ELISABETH

Esta magnífica fragata que hasta ese día había navegado bajo bandera francesa pasaría posteriormente a formar parte de la misión encomendada por la corona británica a Livingstone y Stanley. Misión estrechamente vinculada al desagradable asunto diplomático que tendría como protagonistas a las tres grandes potencias de aquel momento, como eran España, Inglaterra y Alemania. Asunto, además, conocido mundialmente como el delicado caso Humboldt y que tuvo como escenario de ciertas escaramuzas políticas el popular archipiélago de las Canary Islands, propiedad entonces de la férrea corona española.
Como recordarán nuestros lectores, la bellísima y célebre Lady Ginebra tendría aquí la primera gran oportunidad de demostrar categoricamente sus excepcionales habilidades como diplomática en activo que tanta fama le granjeara en el resto de paises, sobre todo, occidentales. Pero de eso daremos fielmente cuenta algo más adelante. ¡Paciencia!.
....continuará

jueves, 19 de marzo de 2009

LADY GINEBRA en ESPAÑA

En esta otra, durante su breve estancia en la Corte española.
De riguroso negro y el socorrido abanico español.

Sir. Livingstone

Sir Livingstone, a petición del Ministerio de Cultura Español, se ha complacido en obsequiarles con este exquisito retrato suyo obtenido durante una de sus múltiples campañas al servicio de la corona británica en tierras de las Canarias.
Al fondo, observando discretamente la escena, contamos con la presencia también de la que, según algunos testimonios, fuera considerada, por aquel entonces, como su fiel y respetuosa "ama de llaves", aunque la mayoría de historiadores, a este respecto, se inclinan más por la identidad de la que fuera Lady Ginebra y con la que, en compañía del también aventurero Stanley, Livingstone llevara a cabo múltiples misiones de espionaje en favor de los británicos hace ya unos dos siglos (siglo más, siglo menos. Aproximadamente)

La presencia de Lady Ginebra en Canarias resultó ser fundamental como pieza clave para el esclarecimiento de todo el entramado que, a la sazón, rodeó al conocido escándalo del llamado affaire Humboldt. No solo por todo lo que aportó como integrante activa del Departamento de Inteligencia Británico (DIB), sino por sus excepcionales dotes, -heredadas de su decidida vocación por el arte dramático y el teatro-, tanto para la comedia ligera como para el subterfugio del disfraz y utilizados ámbos, en este caso concreto, como auténticas y contundentes armas en favor de la persuación pasiva y sin incidentes violentos. Todas estas innatas cualidades sumadas a su extrema y delicada belleza, hacían de Lady Ginebra la mujer ideal, dispuesta siempre a resolver los casos más recalcitrantes de la historia moderna y corregir con su arte los numerosos conflictos diplomáticos habidos entre Inglaterra, Prusia y España antes de que se declarara la 1ª guerra mundial.

En la ciudad de Londres y en su memoria, un hermoso busto suyo, obra del célebre escultor Rodín, preside hoy el salón principal de la excelente biblioteca que perteneciera al ya difunto aventurero Sir David Livingstone.



miércoles, 18 de marzo de 2009

EXPEDICIÓN A CANARIAS

Hasta la nueva orden de zarpar, los pocos miembros de la arriesgada expedición que habría de partir desde Inglaterra rumbo a Canarias en misión secreta, posaron muy amablemente para los reporteros gráficos de la prensa londinense. Por razones de seguridad solamente nos está permitido revelar los nombres de los principales protagonistas de la singular aventura pero sin adjudicárselos a ninguno de los presentes en la fotografía. Es decir, los lectores no sabrán quién es quién exceptuando, por su obviedad, naturalmente, a la incomparable, sonriente y bellísima Lady Ginebra, vestida de negro, comodamente sentada y a una distancia prudencial de los demás. El resto responde aleatoriamente a los nombres de Sir Stanley, Sir Livingston, Mayor Murphy, Benicio Fortuny, Flagerty y algunos otros miembros de la tripulación de la fragata Queen Elisabeth.
En breve, daremos cuenta de las nuevas aventuras que, con ocasión del posible encuentro con la terrible colonia prusiana de Herr Humbolt en Tenerife, tuvieron lugar en las islas a todo lo largo del siglo XVIII y principios del XIX (aproximadamente, claro).
...................continuará
NOTA:
En capítulos anteriores hemos tenido ocasión de poner de manifiesto algunos interesantes aspectos sobre las posibles causas que llevaran al prusiano Herr Humboldt a intentar la colonización pasiva de las Canarias así como la notable coincidencia entre tales causas y las rotundas inclinaciónes, según probadas informaciones de mi colega Stanley, en materia de índole sexual, por las atractivas jóvenes aborígenes que pueblan aquellas islas.

martes, 10 de marzo de 2009

FRAU HUMBOLDT

FRAU HUMBOLDT
Al parecer y según la fidedigna documentación aportada por mi gran amigo Stanley, Herr Humboldt tampoco se quedaba a la zaga del resto de descubridores británicos en cuanto a conquistas femeninas se refiere. Es muy probable que con esta hermosísima joven teutona (¡ojo!, TE-U-TO-NA) compartiera los últimos años de su vida, vividos, según parece, en la más estricta clandestinidad, en algún remoto lugar de la zona Norte de la isla de Tenerife; posiblemente, en San Juan de la Rambla, muy cerca del mar.
Muy pocos datos se conocen sobre la identidad de esta preciosísima joven, aunque, a decir verdad, tampoco es del todo necesario saber algo más sobre su delicada personalidad pues, como bien se puede comprobar, resulta sobradamente obvio que la adolescente no tiene reparo alguno en mostrarse públicamente tal y como ella resulta ser en realidad.
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