RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

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martes, 24 de marzo de 2009

LA MALA ESTRELLA. 5º y último capítulo

Un pequeño comité de bienvenida compuesto por distintos funcionarios públicos de ZLB esperaba en silencio a los tres viajeros a pié de escalerilla para conducirles sin demora hasta la recepción del organismo pertinente, sito en las mismas instalaciones del aeropuerto, con el fín de requisar sus distintas documentaciones con las que acreditaban sus correpondientes fechas exactas de nacimiento.

Al presentar la suya, T.G., con una mirada oblícua de recelo, apelaba con el gesto a la total discreción del funcionario de turno. Sin embargo, la única viajera femenina de la expedición, no tendría razón alguna en tratar de ocultar su fecha exacta de nacimiento como no fuera que su extrema juventud le impidiera por ley comandar una nave de las complicadas características del CUÉLEBE. Solo así se entendería tal comportamiento pues de todos era bien sabido que T.G. no había llegado aún a alcanzar la treintena mientras que sus avezados compañeros de aventuras, Stanley y Livingstone, le doblaban sobradamente la edad.

Los viajeros decidieron rechazar el amable ofrecimiento de alojamiento alegando como excusa que no soportarían hibernar por muchas horas durante el dia siguiente en ZLB por lo que se apresuraron a disponer de lo necesario y trasladarse sin mas dilación hasta el despejado campo de tiro para, por fín, tratar de resolver el tan discutido enigma de la MALA ESTRELLA que tanto les preocupaba y por el que tan apresuradamente se habían desplazado hasta aquí.

Así lo hicieron. Sobre una gran explanada completamente desierta, tres cañones lasser de largo alcance se alineaban paralelos a la lejana e imprecisa linea del horizonte con un determinado ángulo de tiro, distintos entre si , de acuerdo a cada una de las diferentes fechas de nacimiento del trio. Un funcionario había introducido previamente en cada uno de ellos una tarjeta magnética con los datos de nacimiento de los tres tiradores. A la izquierda, Stanley; en el centro, T.G.; a la derecha Livingstone.

Pronto la noche se abatiría completamente sobre la gran explanada y alrededor de las ocho en punto daría comienzo la cacería. El primero en disparar sería Stanley y a intervalos de un segundo los dos restantes; siempre de izquierda a derecha. No se oiría nada, ni siquiera el clic del gatillo. Solo se apreciaría una delgada línea luminosa de color rojo atravesando velozmente el espacio hasta perderse en la difusa linea teñida por el ocaso. Así nos lo había explicado el funcionario que ahora encendia los monitores de cada cañon y en cuyas pantallas de plasma aparecerían las imágenes del impacto quince segundos más tarde después de producirse el disparo.

Levantó el brazo y justo cuando el minutero llegó al doce, el funcionario gritó:

-¡¡FUEGO!!.

El primero, disparado por Stanley, se perdió tras la supuesta línea del horizonte, en silencio. Un segundo después, también disparó T.G. Una linea roja perpendicular a donde el cielo se junta con la tierra se redujo en un instante a un punto del mismo color en la lejanía. Por último le tocó el turno a Livingstone. Su disparo no le deparó ninguna mueva sorpresa. Cuando al fín consiguió alzar la vista ya no pudo distinguir nada que no fuera la profunda oscuridad del firmamento.

Quince segundos más tarde y a intervalos de un segundo, aparecieron en cada una de las pantallas planas de los monitores los efectos inmediatos del impacto. Un enorme paraguas de diminutas y luminosas partículas multicolores, se precipitaban blandamente hasta consumirse en el espacio como pavesas ingrávidas, como luciérnagas galácticas moribundas. Al propio tiempo, una sensación de bienestar y de relajación parecía apoderarse paulatinamente del organismo de cada uno de nuestros tres protagonistas. La sensación de suprema felicidad invadía ahora sus corazones henchidos de gozo. Que gran peso parecíales haberse quitado todos de encima. Deseaban fervientemente regresar cuanto antes a la Tierra y disfrutar de ese nuevo estado de ánimo que embriagaba sus almas, libres al fín de tanto recelo acumulado.

Aunque habían leido que, si bien por largo tiempo, la sensación de felicidad solo sería transitoria, ansiosos estaban de hacer partícipes a todos los suyos de la increible experiencia vivida. Hasta que la MALA ESTRELLA de cada uno volviera con el tiempo a configurarse, -tal y como determinaba el DESTINO,- dispondrían siempre de una nueva oportunidad, única pero repetible, de volver durante un tiempo a ser completamente felices.

Una hora más tarde de la experiencia vivida y a bordo de la magnifica CUÉLEBE comandada por T.G., Stanley y Livingstone regresaban sin novedad a la Tierra para retomar, donde la habían dejado, la secreta misión que les mantendría totalmente ocupados durante un largo e impreciso periodo de tiempo en el archipiélago canario y envueltos de nuevo en su enconada lucha contra el más acérrimo de todos su enemigos: el barón HUMBOLDT.

FIN

LA MALA ESTRELLA. 4º capítulo

Algo antes de las cinco de la tarde, T.G, disculpándose, les abandonaba por el momento para sumergirse en las profundidades del gran habitáculo destinado al comandamiento de la nave. Un ligero temblor en su estructura y el parpadeo de la luz artificial anunciaban que el momento de la reentré ya se aproximaba y en consecuencia Stanley y Livingstone, cerrando repentinamente el libro escrito por su enemigo común barón Humboldt, optaron por tomar asiento cómodamente en el lugar destinado a los pocos miembros de la tripulación. Solo cabía esperar el momento en el que el CUÉLEBE se situara en la órbita correspondiente del planetoide. Para ello y desde mucho antes, T.G. había estado introduciendo las distintas coordenadas en la sorprendente memoria del minúsculo ordenador central para que, llegado el momento, este las transmitiera al automatismo de la nave obligándola a elegir el ángulo preciso de ataque requerido en función de factores tan variados como velocidad, presión, temperatura, peso, inclinación del eje de ZLB, diámetro de su circunferencia, etc., etc.

Todo ocurrió muy rápido. Apenas si notaron el impacto contra la atmósfera de ZLB. Una vez en ella, la benefactora sensación de flotabilidad resultaba sumamente agradable y placentera. T.G. regresó hacia ellos, disculpándose de nuevo, dibujando en su rostro una fresca como franca sonrisa tras la que resplandecía una perfecta, sana y blanquísima dentadura propia solo de las personas que jamás mienten y, mucho menos, bajo juramento. Y ella, efectivamente, resultaba ser del todo sincera cuando afirmaba que en breve, dentro de quince minutos a lo sumo o, lo que es lo mismo, dentro de una hora de las de ZLB, aterrizarían, por fín, en el pequeño planeta elegido.

Mientras tanto, en la estación espacial, los técnicos correspondientes se apresuraban para recibir al CUÉLEBE en las mejores condiciones posibles. Se habían habilitado las mejores habitaciones para la tripulación y tres nuevos cañones lasser ya estaban dispuestos en la gran explanada del recinto para ser disparados en cuanto llegara el momento. Los recepcionistas desconocian aún las fechas de nacimiento de los tres viajeros pero una vez recopilados estos datos, se podría facilmente establecer el lugar exacto en la galaxia en que las MALAS ESTRELLAS de cada uno de ellos pudieran ser abatidas y eliminadas sin ninguna dificultad.

El CUÉLEBE fué descendiendo paulatinamente hasta que su tren, acariciando suavemente la pista humeda del aeropuerto y trás una breve pero enérgica carrera, terminó aproximando la nave con suma delicadeza hasta su misma terminal.

...........continuará



lunes, 23 de marzo de 2009

MALA ESTRELLA. 3er. capítulo

AMERIZAJE EN AGUAS DEL PLANETOIDE ZLB.
Despegaron de la isla bien temprano. En solo unos minutos, el CUÉLEBE fue capaz de remontarse, salirse de la órbita de la Tierra y poner rumbo a ZLB sin ninguna dificultad. Stanley y Livingstone, asistidos por dos experimentados miembros de la tripulación se desembarazaban por unas horas de sus trajes espaciales mientras su queridísima amiga T.G. activaba el piloto automático de la nave para venir inmediatamente a su encuentro. Hasta la media tarde de ZLB no tendrían prevista la entrada en su pequeña órbita por lo que habrían de extremar las precauciones respecto al ángulo de ataque ya que a menor circunferencia, mayor dificultad ofrece. No obstante, todos confiaban plenamente en la gran experiencia acumulada de su comandante.

Sentados comodamente en torno a una mesa redonda consultaban cabizbajos los capítulos del libro de Humboldt que hacian referencia explícita a como liquidar las propias abominables MALAS ESTRELLAS.

Así, concretamente, en el capítulo 27 se adviertían cinco condiciones distintas. A saber:

1).-"Cada uno de todos nosotros es propietario, por así decirlo, de una MALA ESTRELLA localizada en una determinada galaxia dependiendo de nuestra fecha de nacimiento".

2,-)"Asímismo, cada uno de nosotros podrá disponer de un rayo lasser de largo alcance para destruirla"

3.-)"Todas las MALAS ESTRELLAS de una misma década generacional se encuentran dispuestas en 10 distintas calles numeradas del 1 al 10 en una misma vía galáctica. Estas calles podrán contener un mayor o menor número de ESTRELLAS MALAS en función de la cantidad de natalicios de cada década".

4.-)"Cada galaxia contiene 10 vias distintas que se corresponden con las de cada década de un siglo terrícola. (Ejemplo: los nacidos en 1900-10-20-30.............90 y así hasta el siguiente siglo). Por lo tanto, por el momento existen XXI galaxias de MALAS ESTRELLAS de 10 vias cada una y 10 calles por vía".

5.-)"Solamente la estación espacial del planetoide ZLB es la única válida para acoger a todos aquellos que, previa acreditación de su exacta fecha de nacimiento, estén dispuestos a llevar a cabo la eliminación violenta de su abominable MALA ESTRELLA siempre bajo la tutela de personal especializado y autorizado por la dirección espacial del recinto de admisión"

.......continuará




MALA ESTRELLA: 2º capítulo

Estación espacial del planetoide ZLB

Trás unos dias de tranquila navegación por el Atlántico, Stanley y Livingstone arribaron sin novedad al soleado puerto de Santa Cruz. Stanley traía consigo el misterioso manuscrito de nuestro peor enemigo que T.G se apresuró a arrebatarle nada más pisar tierra firme; tal era su siempre inquieta curiosidad. Ante tan espléndida juventud, tan delicada belleza y tan franca sonrisa bien poco podía reprochársele. Bastante favor les hacía poniendo a su entera disposición el CUÉLEBE, su nave favorita.

Por lo que T.G. sabía, ZLB era un pequeño planeta de nuestra misma galaxia y no, precisamente, de fácil acceso. Su superficie no era mucho mayor que la de la isla misma por lo que su movimiento de rotación, al ser su diámetro tan pequeño, lamentablemente, generaba unos dias y noches muchísimos mas cortos que los de la Tierra lo que entrañaba una dificultad añadida si se tiene además en cuenta la supresión de oxígeno con el que, ya de por sí, las autoridades del planetoide sometían a la población durante el día en descarado beneficio de la corta pero agitada noche. El día contaba igualmente de veinticuatro horas pero a las horas no necesariamente les correspondían sesenta minutos como en la Tierra; solo quince (la cuarta parte).

Al carecer sus horas del mismo valor que las terrestres, la entrada en su órbita por parte de cualquier nave habría de efectuarse siempre de noche y al ser posible temprano.

Durante el día, todos los seres vivos de ZLB, como habia ya advertido T.G., solían permanecer en un estado de deliberada hibernación (H.L., hibernación latente) debido, fundamentalmente, a la supresión de oxigeno que las autoridades solo activaban cada día entre de las seis de la tarde, -hora ideal para que el CUELEBE entrara en su órbita,- y las seis de la mañana. Toda la actividad del planeta se desarrollaba en esta breve franja horaria (teniendo en cuenta sus horas de quince minutos) y a la altura del paralelo de su ecuador.

Puestos al corriente, una vez más, tanto Stanley como Livingstone por parte de su queridísima y bella amiga T.G. de las extrañas características del pequeño planeta de nombre ZOILOLOBO, llegados a él, solo cabría recopilar del libro del barón Humboldt aquellos capítulos que trataran de la eficaz y mejor manera de erradicar de la galaxia sus distintas MALAS ESTRELLAS.

Pero de ello se dará cuenta en el siguiente capítulo. ............continuará

MALA ESTRELLA (ASHLECHTER-SCHLIMMER STERN). 1er. capítulo

Lo primero en hacer Livingstone al despertar esta hermosa mañana de primavera, fue ponerse inmediatamente en contacto con la tripulación del CUELEBE y solicitar la delicada presencia de su comandante T.G. Se trataba de organizar un corto viaje espacial a un pequeño planeta muy próximo al nuestro y cuyo nombre ignoraba por aparecer solo en las cartas de navegación editadas exclusivamente para los muy profesionales.

El dia anterior, mientras consultaba las páginas amarillas de una antigua compañía de comunicación que al parecer llevaba por nombre TELEFÓNICA pudo advertir, -y de ahí su gran preocupacion,- la extraña publicidad de una desconocida Agencia de Viajes mediante la cual se anunciaba lo siguiente:

ELIMINE SU MALA ESTRELLA. Viaje hasta el planeta "X" (el nombre figuraba borroso) y en solo un fín de semana volverá a ser FELIZ.

Puesto en contacto con su amiga T.G., esta le comunicó que si bien conocía por las siglas ZLB el pequeño planeta al que se refería la Agencia de Viajes, ignoraba por completo de qué se trataba en realidad el misterioso anuncio publicitario insertado en las PÁGINAS AMARILLAS. Solamente Sir Stanley, en todo caso, podría muy bien presuponer en que consistía aquel impreciso reclamo que anunciaba FELICIDAD y que sumía a los otros dos protagonistas en un mar de dudas razonables.

Livingstone citó a Stanley a las 5:00PM, como siempre, en Straford. Frente a dos tazas de té, Stanley hubo de confesar lo mismo que ya había asegurado T.G. pero recordaba sin embargo haber visto en cierta ocasión, en la Biblioteca privada de su gran amiga Lady Ginebra, un viejo libro cuyo título, al parecer, tenía una cierta relación con la denominada MALA ESTRELLA a la que se refería la nota publicitaria y que, según se aseguraba, cada individuo arrastra, para su desgracia, desde el día de su nacimiento. Uno de sus capítulos, -recordaba Stanley-, estaba referido a como eliminar esa MALA ESTRELLA , cuestión que afectaba tan negativamente a la gran mayoría de los humanos..

Antes de tomar la precipitada decisión de desplazarse hasta Tenerife donde el CUELEBE tenía su base de operaciones, decidieron primero recabar información precisa del manuscrito citado por Stanley. Para ello se dirigieron al domicilio abandonado de Lady Ginebra del que Sir Stanley conservaba siempre una llave.

Una vez en el interior de la enorme y nutrida Biblioteca de la mansión de su íntima amiga no les resultó nada dificil encontrar lo que buscaban pues todos los ejemplares figuraban en unas listas informatizadas por orden alfabético de Autores, Temas, Ediciones, etc., etc. Siempre que accedían a aquella hermosa Biblioteca, aparentemente abandonada, les asaltaba a ámbos la misma inquietante duda: ¿Eran en realidad T.G. y Lady Ginebra la misma persona?. Nunca aparecieron juntas ante su masculina presencia sin embargo, tanto Stanley como Livingstone, continuaban siendo amigos comunes de ámbas mujeres por separado.

Sea como fuere, lo cierto es que bajo el nombre de SCHLECHTER( SCHLIMMER) STERN (Mala Estrella) encontraron fácilmente el curioso incunable mencionado; pero cual no sería su sorpresa al descubrir que su autor no era otro, nada menos, que el mismísimo Friedrich Heinrich Alexander Barón de HUMBOLDT, acérrimo enemigo, indistintamente, de las coronas británica y española, respectivamente.

Con el libro ya en su poder, decidieron entonces embarcar a bordo de una graciosa goleta que se encontraba próxima a zarpar, como era costumbre, desde el puerto de Plymouth rumbo a Canarias. Una vez en Santa Cruz de Tenerife entrarían rápidamente en contacto con su célebre amiga T.G. a fín de preparar el corto y decisivo viaje espacial que les llevaría hasta aquel minúsculo planeta del que ahora, gracias al libro de Humboldt, si conocian su auténtico nombre: ZOILOLOBO (de ahí las siglas ZLB en todas las cartas espaciales de navegación y a las que nadie había prestado la menor atención; ni siquiera la ilustradísima amiga T.G.)

.............CONTINUARÁ

martes, 17 de marzo de 2009

EL CUELEBE

EL CUELEBE es un Blog recomendado por Sir. Stanley y un servidor, Sir Livingstone, a todos aquellos que deseen gratuitamente gozar de un fantástico paseo espacial a bordo de la nave del mismo nombre y que bajo las siglas de T.G. tras las que se esconde su experimentado piloto sereis por él conducidos a través de una única galaxia de suprema fantasía de la que no querreis regresar jamás a esta otra triste realidad a no ser que exijais vehementemente de nosotros, el mutuo consentimiento de devolveros sanos y salvos a este mundo cruel, inhóspito, competitivo, materialista pero en el que, en definitiva, no nos queda más remedio que sobrevivir.
Por eso, cuanto más tiempo permanezcamos ahí fuera, rodeado solo de estrellas, y donde la noche no existe, mucho más felices tendremos derecho a ser y en mejores condiciones estaremos dispuestios a abordar nuestro incierto futuro. Y todo ello, como advertíamos en un principio, ¡¡ABSOLUTAMENTE GRATIS!!

EL COMADREJA (basado en un hecho real)

10,30 de la mañana.
El sexagenario matrimonio se disponía ya a tomar el metro para acudir, -como era su costumbre una vez cada mes-, a la Clínica San Juan donde a la 11.00 en punto tendrían visita con el Dr. Cullell cuando el marido, poco antes de acceder al vagón, advertía a su despreocupada mujer sobre la necesidad de agarrar con fuerza el bolso no fuera que se lo arrebatasen de un tirón durante el trayecto.
11,00 de la mañana.
En la estación de metro de Sagrera, "El Comadreja", un cuarentón alto y fuerte, cubiertos los ojos con oscuras gafas de sol, subía decidido al vagón del metro que abandonaría después de apenas cinco minutos de trayecto dos estaciones más lejos, en la de S. Andrés. También tenía consulta en la misma clínica y con el mismo doctor, media hora más tarde, a las 11.30.
La consulta del Dr. Cullell se componía de su propio gabinete y una minúscula salita de espera con un aforo aproximado de ocho personas frente a su misma puerta. Un pequeño rellano, apenas de un metro cuadrado, separaba su consulta de la de su colega, formada por las mismas dos piezas pero cuya sala de espera se encontraba a esa hora completamente vacía por no pasar consulta allí aquel día.
Cuando "El Comadreja" llegó a la consulta se encontró con que la salita del Dr. Cullell estaba al completo de su aforo; cuatro parejas mixtas; sexagenarias todas. Renunciando a permanecer de pie por más tiempo cruzó el diminuto rellano que las separaba y se dirigió a la salita de espera contigua donde por estar completamente vacía halló facilmente asiento. El bolso de piel negra que yacía abandonado sobre el banco corrido de skay de la salita desierta no tenía nada de particular como no fuera el broche metálico abierto y unas asas por donde podía pasar muy bien el brazo del mismísimo Popeye; tal era su diámetro. Pretextando un calor que no existía, "El Comadreja" salió resuelto al rellano y a la vista de todos los pacientes del Dr. Cullell se desembarazó lentamente de su propia chaqueta, simulando con una mueca la larga espera que ya se le antojaba eterna. Regresó al poco a su salita y depositando cuidadosamente la chaqueta sobre el asiento de modo que ocultara el solitario bolso negro, decidió esperar sin tener aún resuelto del todo lo que debiera hacer a continuación.
Determinó entonces aguardar tranquilamente a que saliera de la consulta la pareja que se estaba visitando por si el bolso allí abandonado lo hubieran olvidado casualmente antes de que él hubiese llegado. No fue así. Alegres y sonrientes debido al diagnóstico supuestamente favorable facilitado por el doctor, atravesaron el rellanito felices y contentos enfilando el estrecho pasillo en dirección a la calle soleada.
Mientras en la salita de al lado, los pacientes continuaban porfiando en quién de ellos se encontraba peor de salud, "El Comadreja" aprovechaba la algarabía para salir al exterior con el bolso convenientemente cubierto por la chaqueta que colgaba del antebrazo. Una vez en el jardín se hizo rápidamente con los ochenta euros que contenía el monedero encontrado en su interior para, -volviendo a entrar como si nada por la puerta principal-, acercarse con suma cautela hasta la recepción con el bolso de señora bién a la vista y dirijirse con aparente preocupación a la telefonista para luego decirle:
-He encontrado este bolso fuera, sobre una jardinera, -al tiempo que lo depositaba sobre el alto mostrador-.
-Muchas gracias, caballero, -contestó la joven con una sonrisa apartando con la mano el micrófono del teléfono.
11,25 de la mañana
Ahora en la salita del Dr. Cullell sobraba sitio donde sentarse. "El Comadreja" lo hizo en silencio, esperando su turno cuando, de repente, un teléfono móvil, en el interior del gabinete del Dr., empezó a sonar con insistencia.
Desde el interior, una desagradable voz masculina preguntó:
-Siiiiii, ¿diga?
Inmediatamente después de oir el recado, la misma voz, dirijiéndose a su mujer, recriminó:
-Te has olvidado el bolso en el jardín-. Y abriendo con rapidez la puerta indico: -enseguida vuelvo-.
Tampoco el listo del marido recordaba que, como ocurriera con "El Comadreja", hasta que ellos encontraron sitio en la salita de espera del Dr. Cullell, previamente habían estado descansando en la contigua.
Ya de regreso, el marido volvió a entrar con el bolso negro abrochado para, después de unos minutos, salir de nuevo en compañía de su esposa, como solían hacerlo todos; atravesando primero el minúsculo rellanito entre las salas y enfilando luego el angosto pasillo del sótano hasta alcanzar definitivamente la calle.
11,30 de la mañana.
¿Fulanito de tal?, -inquirió amablemente el Dr. Cullell desde el interior a través de la puerta entreabierta-.
"El Comadreja" se puso inmediatamente en pié y en solo un par de zancadas estuvo dentro del gabinete cerrando con determinación la puerta tras de sí.

EPÍLOGO
Jamás su propietaria dispuso del suficiente valor para contarle a su marido que del monedero que llevaba en el interior del bolso el día del extravío, le habían robado ochenta euros.
Aquella cantidad de dinero, suponía el montante de lo que a lo largo de todo un mes conseguía sisarle al tacaño de su pareja en beneficio propio porque a su edad, esa modesta suma, resultaba para ella mucho más que imprescindible como para poder presumir ante cualquiera de la cierta estabilidad e independencia económica que su desagradable esposo le negaba desde que contrajeran matrimonio hacía ahora más de cuarenta años. Eso era precisamente lo que la traía verdaderamente enferma.
Así es la vida



viernes, 6 de marzo de 2009

DOMESTICS AFFAIRES: Interlocutor válido

PATXI: BICHÓN MALTÉS
Livingstone no tenía absolutamente nada en contra de los perros en general y mucho menos aún en contra del suyo propio pero, sin embargo, con PATXI, que así se llamaba el bichón maltés que le acompañaba a él y a su señora esposa desde hacía ya tres años, la relación que venía manteniendo últimamente no se ajustaba, ni mucho menos, a los criterios que del pequeño can se había llegado a formar el ilustre viajero sobre si, como se suponía, resultaba ser el animal más idóneo de compañía.

-Patxi, papá no ha puesto hoy la lavadora, -le comentaba Lady Melanie como si al perrito le hubiera de afectar de alguna manera el inoportuno olvido de su amo.

Patxi, sentado, desde muy abajo elevaba entonces su tierna mirada en silencio y como advirtiéndole a su amo de lo que él sí había escuchado y de lo que el hombre había olvidado, agitaba luego nerviosamente la cola haciéndose entender, barriendo con ella, el límpido suelo al que, precisamente, Livingstone, dándose ya por enterado, acababa de fregar

Una vez puesta en marcha la colada, Lady Melanie y él continuaban su anodina conversación como si nada se hubiera insinuado entre ambos. Acostumbraban a comentar amistosamente impresiones sobre las distintas noticias aparecidas en los tabloides, sobre sus mutuos achaques físicos o mentales, sobre la decadencia de la caza del zorro, sobre las dificultades económicas que atravesaba el país como consecuencia de la tan cacareada crisis o sobre otras muchísimas cosas de carácter general, pero de lo único que no se hablaba jamás en casa era de los posibles problemas domésticos comunes. NON COMMENT. Cuando no, permanecían en silencio, sin absolutamente nada que decirse, durante el tiempo que fuese necesario hasta que ella, por lo general, volvía de nuevo a la carga mientras cenaba frugalmente lo que su esposo había cocinado previamente esa tarde, para dirigirse una vez más a Patxi, con el mismo tono, mimo y entusiasmo que tenía últimamente por costumbre:

-No, Patxi, pollo no te voy a dar porque a papá se le ha olvidado ponerle sal; está muy soso.

Mientras, el perro, que continuaba erguido sobre sus patas traseras por si cayera algo aunque estuviera desabrido, mantenía colgando la lengua húmeda bajo la negra trufa de su naricilla. Entonces Patxi giraba su diminuta cabeza hacia Livingstone y agitando como siempre la cola en el espacio sombrío de la cocina, trataba, no en vano, de comunicarle en silencio el mencionado mensaje lanzado ahora por su desagradable esposa.

Pacientemente, Livingstone se dirigía entonces hacia los fogones y mientras ella continuaba consolando a Patxi por todo lo que el animalito estaba perdiéndose por culpa de la posible amnesia de su marido, este rectificaba apresurada y convenientemente de sal el contenido de la olla a presión volviendo luego a depositar la tapa encima con sumo cuidado de no hacer ni el menor ruido, no fuera que Patxi se asustase y Lady Melanie se llevase un descomunal disgusto sin necesidad.

De esta tan sencilla manera, el diminuto Patxi había pasado de ser la típica mascota de compañía de unos sexagenarios aburridos a convertirse en el idóneo y único interlocutor válido entre las dos personas de las que se componía el indisoluble matrimonio que formaban Sir. Livingstone y Lady Melanie.

Aquella mañana, al sonar el teléfono, Livingstone descolgó despacio el auricular y al otro lado del aparato logró escuchar una delicada voz femenina que en lugar de preguntar por su temible esposa, que hubiera sido lo propio, requirió en un tono más bien bajo:

-¿Está el LEHENDAKARI?-.Livingstone titubeó un instante sin saber que responder ante lo que parecía ser una descarada broma de mal gusto. Al ver a su esposo tan confundido con el auricular todavía reposando en el hombro intentando pensar, Lady Melanie, enarcando de pronto ambas cejas, se apresuró inmediatamente a interrogarle en silencio con la mirada.Él se limitó a decir:

-Preguntan por el LEHENDAKARI-.Con un gesto impaciente, Lady Melanie le arrebató a su marido el auricular de la mano y llevándoselo violentamente a la oreja amenazó:

-¿A que LEHENDAKARI se refiere usted?.

-A PATXI, -respondieron desde el otro lado.

-Desgraciadamente, PATXI no es aún LENDAKARI pero mi esposo y yo albergamos fundadas esperanzas en que algún día lo sea, -sentenció Lady Melanie con marcado acento británico-.

-Es igual, póngame de todas maneras, por favor, -insistió pacientemente la voz-.

-Señorita, eso es imposible. PATXI no puede hablar. No sabe, -respondió ahora con ternura Lady Melanie-. Si supiera, -prosiguió Lady Melanie- mi esposo lo tendría entonces todo mucho más facil, ¿no lo comprende?.

-No, no entiendo, -se impacientaba la delicada voz desde el otro lado.

-¡Oiga,señorita, dejemoslo estar!, -se apresuró a concluir Lady Melany ante el desconcierto de la otra- telefonée usted de nuevo dentro de un año que es el tiempo estimado que consideramos en que PATXI terminará hablando correctamente, -concluyó.

-Perdone, perdone, una última pregunta, por favor. -imploró la delicada voz del otro lado-.
-¿Acaso no se trata del domicilio del señor PATXI LÓPEZ?, -preguntó esperanzada esta vez la voz.

-No, señorita. Se trata de la muy honorable casa de Lady Melanie Pérez y de mi inútil pero querido esposo Sir Linvingstone López, -aseveró de corrido la temible esposa del ilustre viajero-.

-PATXI no es otro que nuestra pequeña mascota a la que, por desgracia, le toca cargar con el insignificante apellido de mi incapacitado ilustre esposo, -dijo despachándose abiertamente y sin tomar siquiera aliento- por lo que no descarto -prosiguió- que ante los repetidos fracasos del incompetente de mi marido Sir Livingstone López, nuestra mascota, es decir, THE GREAT PATXI, consiga algún día la tan ansiada celebridad en el tan dificil ejercicio de sus funciones como LEHENDAKARI. Celebridad que, por otro lado, jámas pudo alcanzar el bueno e inepto de mi esposo en ninguna de sus múltiples empresas llevadas a cabo a lo largo de su azarosa y desdichada existencia.

Y, dicho esto, sin esperar respuesta, colgó bruscamente el auricular.

SOLO

SOLO no tiene solo bajo su cargo el cuidado de Dácil y el de sus padres, el matrimonio formado desde hace años entre Carmen y Zoilo, sino que además trata también de proteger a su íntimo amigo, menor que él, el Gran PATXI.
Fue encontrado abandonado cerca de la que sería la futura casa del matrimonio y adoptado por estos con todas las consecuencias.
Como pago a todas las atenciones que le regalan sus descubridores, se cuida de la casa, de la familia y de su amigo más pequeño, PATXI.

EL GRAN PATXI

Patxi es un bichón maltés que nos soporta desde hace unos tres años. Carmen y yo nos hemos convertido en sus incondicionales mascotas y, en ocasiones, suele presumir de nosotros entre sus numerosas amistades.
Nos aprecia mucho y cuida de ambos con mucho mimo y esmero.
No hemos podido encontrar a nadie mejor que él como interlocutor válido entre el resto de humanos y esta pareja.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Clínica "LA MODERNA". Habitación 123

La habitación 123 era una de las más confortables. Muy amplia y con mucha luz; demasiada, diría yo. El posoperatorio no entrañaba ninguna dificultad y la comida resultaba tan excelente como el servicio pero no había manera de que el cepillo de dientes se mantuviera derecho. Esa fue la única razón por la que pedí el traslado. No soportaba tener que recoger cada día del suelo lo que necesitaba para lavarme los dientes.

NOTA:

La fotografía representa una obra de TAPIES en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA).

Yo me he permitido hacer una broma sobre el particular.

viernes, 6 de febrero de 2009

FLECHAZO (relato muy corto)

A pesar de la pertinaz lluvia, decidí bajar a comprar pan. Una vez llegado a la panadería, advertí que un joven se refugiaba en el portal viendo languidecer la tarde. También yo hice lo propio a espaldas suyas pero, de repente, un suceso inesperado vino a romper la relativa y cálida calma que se repiraba en el interior.
Una bonita joven que huía desesperadamente de la lluvia sin conseguirlo, pisó con tal ímpetu el charco que se había formado en el exterior, ante la puerta, que los múltiples fragmentos de la fachada reflejada hasta ese momento en su superficie salieron violentamente despedidos, desparramándose sobre los bajos de los pantalones, incluyendo los zapatos, del joven que esperaba pacientemente a que el temporal amainara.
Ella se detuvo un instante mirándole desde dentro del charco. El, sin molestarse demasiado y ante el vivo estupor de la chica, dijo:
-¿Donde vas con esos ojos?, ¿No ves que puedes atropellar a cualquiera?.
-Perdón, -musitó la joven sin dejar de mirarle mientras emprendía con más lentitud su camino.
Sobre la superficie del charco, la fachada rota había dejado lugar a los letreros luminosos que, ahora, se reflejaban con vivos colores.
El joven continuo esperando y yo también a sus espaldas.
Volvió a aparecer la chica. En esta ocasión y a pesar de la noche, sus ojos se protegían por unas oscuras gafas de sol. Una vez llegada a nuestra altura, rodeó con suma cautela el charco y sonriendo al muchacho desde la otra orilla se alejó velozmente para siempre. ¡¡Adios!!, fue lo único que le oí decir.

viernes, 30 de enero de 2009

....que viene EL CORUJO

AQUELARRE DE CORUJOS

Nadie ni nada me ha producido tanta sensación de terror como la supuesta presencia de aquel ente invisible que, en cualquier momento, podría acudir de improviso a secuestrarnos, a cambio de nada, para arrastrarnos, sin piedad alguna, hasta aquel remoto pais sumido siempre en unas profundas tinieblas de donde se decia que no podríamos escapar jamás y solo habitado por todos aquellos niños desobedientes que, como yo, fueron incapaces en alguna ocasión de tomarse una papilla, de limpiarse los dientes, de irse a dormir temprano o de llevar la raya del peinado bien recta sobre un costado del cráneo.

Me refiero al CORUJO y, el CORUJO, a falta de una auténtica identidad que lo definiera fisicamente a nuestros ojos, se encontraría anónima y peligrosamente conviviendo con todos nosotros sin que su viva presencia fuera advertida nunca por ninguno, de modo que podría tratarse perfectamente de cualquiera de los mayores de nuestro entorno más inmediato; preferentemente varón, de gran estatura, quizás con joroba, y posiblemente en poder de un enorme saco en cuyo interior se suponía que transportaba a aquellos niños traviesos a su reino de oscuridad permanente de donde jamás se podía regresar.

!! .........cuantos CORUJOS no creí intuir durante mi niñez!!. Muchos: unos por su joroba, otros por su enorme estatura, otros por vestir siempre de negro, por llevar un saco colgado al hombro, por no sonreir cuando me miraban. Cualquiera de ellos podría muy bién ser. Sin embargo, que fácil suponía para mi descartar a quienes no lo parecían. Mi propio padre y mi tio Pancho, por ejemplo. También los padres y hermanos mayores de todos mis mejores amigos, al igual que el maestro pero no tanto el Sr. cura, Don Luis; su gran estatura, su larga sotana negra hasta los tobillos y la amenaza constante con algo a lo que él llamaba el infierno despertaron siempre mis más fundadas sospechas. Sin embargo, era justo reconocer que entre la actitud de D. Luis y la supuesta del CORUJO, se establecia una gran y notable diferencia:

Si bién la preconizante amaneza del Sr. cura con la visita obligada al infierno tendría lugar inmediatamente después de nuestra muerte, la del CORUJO, por el contrario, estaba siempre relacionada con el fatídico secuestro en el mejor momento de tu niñez, cuando creías firmemente que todos tus sueños de infancia se convertirían, algún día, en realidad.

Pese a todo, y mientras vivíamos en La Cuesta donde al parecer también moraba el CORUJO, dos populares personajes de aquel suburbio del sur, aunque totalmente ajenos a nuestro más inmediato entorno, quedaron por siempre firmemente descartados como probables: Isabel "La Padilla" por ser mujer y Pepito "El mordelón" por ser bajito. ¡¡QUE DIOS LOS TENGA EN LA GLORIA!!

jueves, 22 de enero de 2009

HASTÍO y probable renuncia

Últimamente he estado meditando profundamente sobre la conveniencia o no de poseer un Blog y con que objeto. Al resto de la gente parece no importarle demasiado lo que el otro pueda decir, opinar o simplemente fantasear sobre determinadas cuestiones consideradas de aparente gran trascendencia social y muchísimo menos sobre aquellas otras que les puedan resultar sospechosamente intrascendentes a sus propios intereses particulares por cuyo motivo nadie dice mucho, nadie opina lo suficiente y nadie fantasea lo imprescindible, reservándose, eso sí, para evitar trastornos, el derecho de no participar ni acudir a ningún otro Blog que no sea el suyo propio con lo que todavía seguimos igual o peor incomunicados que lo que estábamos antes. En definitiva, muchos necesitan ser tan originales, tan únicos, tan individuales e imprescindibles que apenas sí dejan lugar a la confrontación, a la ocurrencia, a la opinión, a la información o a la simple tertulia. La interactividad me parece francamente nula y, en consecuencia, la pretensión ridícula.

En repetidas ocasiones he vertido mis particulares opiniones en muy distintos Blogs y, excepto en algunos casos concretos, muy pocos son, por no decir ninguno, los que hayan respondido generosamente a mis inquietudes planteadas, a mis dudas o, simplemente, a mis preguntas o los que llanamente me hayan brindado la más mínima oportunidad a participar en el debate.

Lo lamentable de poseer ombligo consiste en caer en la tentación de permanecer observándolo detenidamente durante demasiado tiempo. Sin embargo, lo realmente gratificante es que cada uno de todos nosotros, sin excepción, tiene el suyo propio aunque, por fortuna, yo procuro observarlo, en todo caso, muy de vez en cuando, sin mucho detenimiento, y solamente en quellas ocasiones en las que alguien decide no responder al post que con tanto entusiasmo, a pesar de su manifiesta indiferencia, le haya podido dedicar en su propio Blog .

Y, ahora que lo pienso, si por cada vez que no me hayan contestado a cada uno de los muchos post que he debido depositar en otros tantos Blog haya también decidido mirarme detenidamente el ombligo, el resultado obtenido habrá sido que también yo habré pasado muchísimo rato sin quitarle el ojo de encima al mío.

Unos por exceso y otros por defecto. ¡¡Que cosas....!!, ¡¡Hay que ver....!!.

Así es que desde hoy mismo, haciendo una extraordinaria excepción con mi gran amigo Dorta, y ejerciendo el discriminado uso de la autoridad que me confiere mi propio Blog, es por lo que me he sentido obligado a tomar la irrevocable decisión de escribir solo sobre mis propios asuntos e intereses además de sobre mis propias virtudes, que son muchas y al parecer poseo porque , hasta hoy, que yo sepa, nadie me ha achacado de lo contrario, lo que me hace suponer, sin lugar a dudas, que muchos ya me consideran tan íntegro que incluso me otorgan el beneficio de llegar a la determinante conclusión propia de creerme a mi mismo el más asquerosamente perfecto de los mortales dada la intachable ecuanimidad de la que hago gala habitualmente.

Tornaré peligrosamente de nuevo a mi otra espectacular personalidad que tantos buenos resultados me otorgara en el pasado, desempolvaré otra vez mi vieja dentadura postiza de caña de bambú y, en la medida que pueda, comenzaré por ir dando dentelladas por doquier impregnando de mi mortal "curare" a todos aquellos cuellos que se pongan al alcance de mis afilados colmillos.

Os aconsejo que presten la debida atención a la fotografía que ilustra el texto y que es el en la actualidad la que verdaderamente se corresponde con el cambio ejercido de mi nueva personalidad.

Procurad no quedar al amparo de su dentadura postiza. Es mortífera de necesidad.

sábado, 17 de enero de 2009

NACIMIENTO DE UNA REPÚBLICA (......o erotísmo real. Real no de realeza, sino de auténtico)



.........MÁS, TURBÁNDOSE LETICIA ANTE LA PRESTANCIA DEL PRÍNCIPE, QUEDÓSE SIN ALIENTO.



¿Si las relaciones sexuales de los principes solo se hubieran quedado en eso, podríamos haber aspirado hoy al final de la monarquía?



Basado en una idea semántica, original de Antonio Dorta

miércoles, 14 de enero de 2009

A mi amigo DORTA

Apreciado Dorta:
He traido hasta aquí una de tus últimas fotos con la única intención de llamar la atención sobre la naturaleza de tu magnífico Blog en el que, sin embargo, echo de menos últimamente tus ocurrentes entradas personales que tanto interés despertaban y que tanto nos divertían.
Desde mi Blog te insto amistosamente a que continues con aquella tónica de libre expresión que tanto nos entusiasmaba. Te lo ruego aunque sea a riesgo de que vuelvas a ampararte en la elegante figura de Sir Stanley. Ya sabes que para cualquier Stanley que se precie, siempre tendrás en mí un sincero Livingston que lo provoque.
Por cierto, Stanley, he vuelto a atravesar España camino de Afrika y me he sorprendido muchísimo al comprobar como un pais de las características folklóricas de esta península ibérica ha conseguido en tan poco tiempo ponerse a la altura de las circunstancias tecnológicas que imperan en el mercado internacional de la informática y sus derivados.
He sido objeto de un regalo verdaderamente excepcional. Un jamón de pata negra recargable. Una vez consumida su sabrosísima carne y hayas llegado por fín al hueso, vuelves a embutirlo de nuevo en su funda original de tela y extendiendo el cable que parte desde un extremo de la pezuña, lo enchufas a la corriente eléctrica mediante un pequeño dispositivo diseñado especialmente para ello y, en solo unas horas, podrás disponer de un jamón nuevo, henchido totalmente en el interior de su envoltorio de malla. Magnífico, ¿no te parece?.

P.D.
Procura que no te den "gato por liebre". Si el cerdo está aún vivo, solo tienes que mirarle a los ojos para comprobar si es o no japonés. ¡No lo olvides!

viernes, 9 de enero de 2009

HUMOR: GONE WITH THE WIND


HUMOR: GONE WITH THE WIND, originalmente cargada por zoilolobo.

"Lo que el viento se llevó" fue una película que jamás pude acabar de ver. El motivo exacto de tal coincidencia ni siquiera me lo planteo. Seguramente no me parecía tan imprescindible como lo era llegar hasta final de El Quijote, por ejemplo. Lo cierto es que por una razón u otra no conseguí jamás ver el final aunque en honor a la verdad debo decir que me lo habrán contado mil y una veces.

Como ya intuís, algo parecido también me ocurrió de joven con el famoso libro de D. Miguel de Cervantes hasta que, ya de mayor, tomé la sabia decisión de aventurarme hasta la última página pero con "Lo que el viento se llevó", nunca pude, de verdad.

Pero hoy día, con la crisis que todos estamos padeciendo, resultaría casi imposible que un juramento como el emitido en la película por aquella Scarlette O'Hara con la melena al viento se hiciera realidad, ¿Recordais el Juramento?:
"Juro que jamás volveré a pasar hambre" o algo así.

Dadas las circunstancias, he llegado a pensar si no convendría bautizar a esta crisis como "LO QUE EL VIENTO NO SE LLEVÓ" en alusión al hambre que habremos de soportar todos a partir de ahora

jueves, 1 de enero de 2009

Happy New Year


Happy New Year, originalmente cargada por zoilolobo.

Nos retiramos bién temprano y bién temprano nos despertamos. Luego de cumplir su cometido y de tragarnos las uvas, sombreritos y matasuegras fueron abandonados a su suerte bajo la cama para irnos a dormir plácidamente.
No hubo necesidad de braguitas rojas ni la ayuda de la Biagra para que todo lo demás aconteciera según lo previsto y según lo previsto pensamos abordar este nuevo año que hemos bautizado como el 2009.
Los perros, inquietos, ladraron a la mañana de un nuevo año rescatando de la penumbra los sombreritos y matasuegras abandonados la noche anterior hasta convertirlos luego en numerosos trocitos de cartón de distintos colores a base de certeras dentelladas.
¿Malos augurios?. No, en absoluto. El perro siempre será fiel a su propio instinto y gorritos y matasuegras cada año dispondrán de unas vidas efímeras cuyo principal objetivo no es otro que el de pertenecer a un surtido cotillón con el único propósito de intentar molestar al máximo a los demás y a los perros en particular.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Bush, Aznar y Blair en IRAK


Bush, Aznar y Blair, originalmente cargada por zoilolobo.

El año de la invasión de Irak, tres conocidos jefes de estado coincidieron en la mentira más grande jamás contada para justificar una guerra que alcanzaría miles de muertos y heridos aparte de numerosos daños colaterales (menudo eufemismo)
Todos recordamos a BUSH, AZNAR Y BLAIR en aquella injustificable coincidencia. Sin embargo, siempre creí que tal coincidencia sobre las misteriosas armas de destrucción masiva ocultas en suelo iraquí llevaba consigo una intención mucho más lejana e interesada: el reparto a tres bandas de un posible botín de guerra traducido en determinadas prebendas y auspiciado por el gran bebedor cosaco pero cow-boy americano, Georges Bush.
Para la ocasión y coincidiendo con la Navidad de aquel primer año de guerra compuse una ilustración a lapiz donde los tres mandatarios, disfrazados de reyes magos, se repartían el gran pavo que representaba Bagdag

jueves, 18 de diciembre de 2008

El bueno y El malo


El bueno y El malo, originalmente cargada por zoilolobo.

En cuanto alguien coloca a estos dos antagonistas (El Bueno y el Malo) uno frente a otro, todo el mundo se pregunta inmediatamente donde estará entonces el tercero: El Feo.
Y es que a partir de aquella ocurrencia fílmica del director de cine italiano Sergio Leone no se conciben El Bueno y El Malo sin El Feo.
Alguien me decia hoy que si el personaje que lleva el sombreo es El Malo, como sería de feo El Feo.
Pues bién, reflexionando detenidamente sobre el asunto, llegué a la sabia conclusión (modestia aparte) de que no necesariamente el Feo tiene que serlo más que El Malo del sombrero.
Me explico: El Bueno lo es porque no es malo, independientemente de que sea guapo o feo. El Malo lo es porque no es bueno, independientemente, asimismo, de que sea guapo o feo. En consecuencia, El Feo debiera ser feo independientemente de ser bueno o malo pero en el caso de que aquí existiera esa posibilidad, el tercero, unicamente podría ser El Feo porque es menos bueno que El Bueno y menos malo que El Malo. Es decir, solo es El Feo y por esa sencilla razón no necesariamente se le exige que tiene que ser más feo que El Malo del sombrero.
En definitiva, lo ideal hubiera sido la participación de solo dos protagonistas. Tal y como los presento yo en el Blog:
EL GUAPO sería EL BUENO y EL FEO sería EL MALO porque en cuanto pongamos a EL FEO, este podría ser más o menos bueno que EL BUENO o más o menos malo que EL MALO y lo complicaría todo aún más.

Esta pequeña fantasía literaria no pretende en modo alguno ridiculizar a ninguno de los dos personajes de la presente fotografía. Aunque no ha sido esa mi intención, espero y deseo, en aras al respeto de la ironia socrática que tanto me apasiona, no haber incurrido en insulto alguno y menos aún haber herido la susceptibilidad de algún allegado a cualquiera de los actores protagonistas que han contribuido con su desinteresada presencia a esta sátira desenfadada de EL BUENO, EL FEO Y EL MALO.