RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

miércoles, 14 de febrero de 2018

JODER LA PAVANA

En principio hoy trataremos de hablar de música, Pero antes permítanme que, a priori, aparente pecar de grosero, cuando no de soez, -si así lo prefieren-, porque en mi ya lejana juventud y sólo en el ámbito de Canarias, que no de la península, corría por entonces una divertida expresión muy popular  que parece haber pasado de moda, sinónima de fastidiar, incordiar o dar la lata y que ahora parece haber renacido al albur de tanta reiteración informativa y que no era otra que la de “joder la pavana”.

En concreto no se sabe con exactitud el origen del término pavana pero existen dos posibles orígenes:
1º) Del italiano padovano (procedente de la ciudad de Padua)

2º) Del español pavo, en alusión a los elegantes movimientos de esta ave y danza habitual en la corte española del Siglo XVI cuyas novedosas maneras formales fueron trasladadas en su día a Italia.

Pues bien, el término pavana hacía mención, como ya hemos mencionado antes, a una danza cortesana de compás binario (2/2) o cuaternario (4/4), indistintamente, muy de moda en Europa durante el Renacimiento. 


Pero yo me pregunto hoy: ¿Quién o quiénes tendrían interés en joder la pavana? ¿Los propios músicos? ¿Los danzantes? ¿El público?
A mí se me antoja que pudo haber sido un patoso danzante quién con su manifiesta torpeza diera al traste con la elegante coreografía que era menester para el lucimiento general, pero ¿Lo haría a propósito? Eso nunca lo sabremos. Lo que si sabemos hoy y es lo que realmente me preocupa en la edad contemporánea que me ha tocado vivir es que de nuevo parece que vuelve a estar vigente aquel término, aparentemente olvidado por lo menos para mí, dándose además la especial circunstancia de que la mayoría de políticos, empresarios, corruptos imputados, deportistas, entidades financieras, etc., etc., no cejan, como otrora ocurriera en el Renacimiento, aunque esta vez a propósito, en continuar jodiendo la pavana una y otra vez, sin tiempo limitado.

Dale que te dale y siempre lo mismo.  

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