RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

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domingo, 3 de junio de 2018

CAMPAMENTO DE HOYA FRÍA. CIR 15. TENERIFE

Aunque el Servicio Militar ya no es de carácter obligatorio, muchos jóvenes de hoy día deben saber que en el pasado sí que lo fue. Y lo deben saber porque a ningún abuelo se le escapa el hecho de recordárselo a sus nietos a través de las numerosas “batallitas” vividas entonces en el seno de las distintas compañías de los muchos campamentos y cuarteles repartidos a lo largo de la geografía peninsular e insular española.



En Hoya Fría, en Tenerife, se establecía entonces el llamado CIR 15 (Centro de Instrucciones de Reclutas nº 15) desde donde después de pasar tres meses de instrucción reglamentaria en sus instalaciones y finalmente jurar bandera, los reclutas serían luego destinados a los distintos cuerpos del ejercito repartidos por toda la isla: Ingenieros, Intendencia, Automóviles en La Cuesta, Infantería 49 en Los Rodeos, Artillería 93 en Santa Cruz (en la actualidad en Los Rodeos), etc., etc.
Las fotos que hoy muestro en esta crónica dan una idea bastante aproximada de las condiciones de vida en un campamento de tales características donde, por ejemplo, carecíamos de agua caliente habida cuenta del clima más o menos benigno que se disfrutaba en la isla. Sin embargo, las duchas se hallaban al aire libre y se dormía en módulos de literas de tres pisos apiladas contra las paredes de las dependencias del barracón y en ausencia de taquillas, empleábamos el interior del petate para guardar nuestros enseres más imprescindibles: jabón, cepillo de dientes, ropa interior, etc., etc. Hasta gofio y chorizos llegábamos a almacenar en tan reducido espacio.

En una de las fotos (La nº 6, de arriba abajo y de izquierda a derecha) puede apreciarse como todavía, aún en el año 1968, se conservaba para los primeros días de instrucción el popular mosquetón, sustituido algo más tarde por el llamado fusil de asalto CETME.

Algunas caras conocidas para muchos aparecen también aquí como testimonio de haber cumplido con el compromiso del servicio militar obligatorio. Es el caso de Antonio Peláez del Puerto de la Cruz (foto nº 3, siempre de izquierda a derecha y de arriba abajo) o la de Paco Sicilia, antiguo y excelente jugador de balón mano, junto a su inseparable compañero Jesús Carballo, quien con más de sesenta años cumplidos se convertiría en campeón de España de triatlón en su categoría de veteranos (5ª foto).

Por último, me gustaría citar la presencia de mi íntimo amigo Alejandro Matilla, de Madrid, quien hace muy poco se trasladó hasta Cataluña, exclusivamente para hacerme una entrañable visita después de cuarenta años sin vernos. Durante su servicio militar en Hoya Fría fue Cabo 1º de la 10ª compañía, capitaneada entonces por el conocidísimo Carlos Ramos Aspiroz quién, casualmente, fija su residencia actual en el Puerto de la Cruz (fotos nº 9 y nº 11)

miércoles, 28 de septiembre de 2011

HISTORIAS DE LA PUTA MILI: Alejandro Matilla García




La imagen actual de mi querido amigo Alex Matilla no dista tanto de aquella otra del año 68 en el que cumplíamos el servicio militar en Hoya Fría (Tenerife).

Si entonces éramos unos simples cabos, hoy pudiéramos parecer, por nuestro buen aspecto todavía, unos generales, como mínimo.

Sin embargo para eso se necesita algo más que imagen y me atrevo a decir que a nosotros nos faltaba y creo que siempre nos ha faltado aquel espíritu; al militar, me refiero. 

Esperamos y creemos que el ejército hoy es ya otra cosa: más humano, más democrático y mucho menos belicoso.

Como anécdota que ilustra perfectamente el carácter y la humanidad de Alex puedo constatar el duelo que tuvo lugar detrás del barracón de la 9ª Cía. entre mi amigo y un sin escrúpulos que cuando fue pillado por él vendiendo impunemente aspirinas a los reclutas recién llegados, vieronse obligados, por tal motivo, a batirse a puñetazos ante testigos para dejar muy claras las cosas que no consiguieran quedar antes sólo con las palabras. Alex no más necesitó un directo a la mandíbula en el primer asalto para que las aspirinas fueran luego repartidas gratuitamente entre todos los novatos. Cabe añadir que como cabo furriel que Alex era entonces, el incidente de las aspirinas le afectaba muy directamente.

Tan escasas eran las oportunidades de divertimento en aquel campamento, que todo el mundo lamentó muchísimo que el duelo hubiera acabado tan rápido y de aquel modo;  justo en el primer asalto merced al contundente crochet de derecha propinado por mi gran amigo Alex. 

sábado, 19 de febrero de 2011

HOYA FRÍA: FEBRERO DE 1969



 Hoy he recibido unas emotivas fotos de mi gran amigo Alex con quién aún conservo una sincera amistad nacida en Hoya Fría, en aquellos tiempos en los que el Servicio Militar era estrictamente obligatorio.
Publico una de ellas en la que el propio Alex aparece tumbado en una litera y tomada en el mes de Febrero del año 1969, año en el que también coincidió con nosotros el Sr. ANTONIO LUQUE, experto en Heraldica, distinguido vecino de la Villa de La Orotava y al que el Sr. Bruno debe conocer muy bien como paisano suyo que es.

La foto proporciona una ligera idea de como se vivía en un barracón del CIR 15: sin intimidad, sin higiene, sin comodidad lo que propiciaba un profundo impulso de sincera amistad como la que Alex y yo, a pesar de la distancia, mantenemos aún después de cuarenta y dos años.


martes, 25 de enero de 2011

EL FURRIEL de la 9ª (1968-69)

Mi buen amigo Alex me ha escrito desde Madrid para corregirme un dato que yo daba por hecho y que agradezco enormemente. La foto anterior de la tropa no se trata de la 9ª Cía. sino de la 11ª donde Alejandro fue destinado despues de su ascenso a Cabo 1º.
Aquí le vemos en la Furrielería de la Cía. de la que se encargaba como Cabo  antes de que pasara a la 11ª. 
Por su bien, espero que haya desistido de su hábito de fumar

¡¡Que más hubiéramos querido.....!!, en Hoya Fría y en el 68

Así podía haber sido Hoya Fría en el año 1968, con un apartamentito individual para cada recluta pero como bién podeis comprobar en la foto anterior, la realidad, por desgracia, era bién distinta.
Todos estos hombres se hacinaban en un enorme barracón en literas de tres por banda con un ancho pasillo en medio. Las letrinas y las duchas en el exterior, al aire libre. Sólo un maloliente lavabo para una decena de veteranos y ni tan siquiera una taquilla. La ropa de paseo se colgaba de unas barras próximas al techo y la de faena dentro del petate atado a la cabecera o bajo la litera. ¡¡Y eso en tiempo de paz!!, imaginen una guerra,

lunes, 24 de enero de 2011

HISTORIAS DE LA "MILI"


En esta otra podemos ver a los ya tristemente fallecidos Pepe Bonilla, -mi hermnano-, y su gran amigo Montesdeoca. De pie, otro gran amigo madrileño, el entonces cabo furriel Alejandro Matilla García que más tarde sería ascendido a Cabo 1º.
Corría el año 1968 y se avecinaban nuevos acontencimientos como el de Mayo del 68 que tendría una tímida influencia entonces entre los jóvenes canarios por cuanto aún seguíamos bajo el yugo de una férrea dictadura militar, pero que aportaría, no obstante, un poco de aire fresco al rancio ambiente de los cuarteles y una gran esperanza de futuro. 
De aquella época recuerdo, entre otros, a José Luis Santacreu, Carballo, Paco y al entonces capitan de la 11ª compañía Ramos Aspiroz con el que una vez licenciado me seguiría uniendo una gran y estrecha amistad.
Todos los presentes pertenecíamos a la 9ª compañía cuyo capitán era el simpático y benevolente mallorquín Pax Pons.
La foto representa uno de los momentos de ocio en los que yo aprovechaba para explotar las dotes de actores amateurs de mis compañeros y consolidar la gran afición que me mantenía unido a la fotografía.