Así podía haber sido Hoya Fría en el año 1968, con un apartamentito individual para cada recluta pero como bién podeis comprobar en la foto anterior, la realidad, por desgracia, era bién distinta.
Todos estos hombres se hacinaban en un enorme barracón en literas de tres por banda con un ancho pasillo en medio. Las letrinas y las duchas en el exterior, al aire libre. Sólo un maloliente lavabo para una decena de veteranos y ni tan siquiera una taquilla. La ropa de paseo se colgaba de unas barras próximas al techo y la de faena dentro del petate atado a la cabecera o bajo la litera. ¡¡Y eso en tiempo de paz!!, imaginen una guerra,
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