RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

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jueves, 10 de febrero de 2011

SAHUMERIO

Después de inhalar el tibio aroma del SAHUMERIO, el CORUJO agarró la MACANA y trepó hasta la cima del MONTÚRRIO.
Aquel SORULLO, al verlo, disparó dos veces desde el ARPENDE y el CORUJO, herido de muerte, cayó ESCARRANCHADO como un MACHANGO en la falda del MONTÚRRIO. El SORULLO botó luego la escopeta y SE MANDÓ A MUDAR.

jueves, 23 de septiembre de 2010

OTRA VEZ A SALVO




En la madrugada del pasado miercoles, poco antes de amanecer, los gemidos y convulsiones de mi perro, que habitualmente suele dormir sobre un enorme cojín en el suelo de nuestra habitación, me sobresaltaron sobremanera. Preso de una horrible pesadilla, respiraba con  tanta angustia  que, sin dudarlo ni un momento, me ví en la obligación de despertarle suavemente hasta devolverle de nuevo a su plácida y confortable existencia.

Algunas horas más tarde, mientras desayunaba, pude saber que SOLO (así se llama mi perro) se habia sentido aquella noche desafortunadamente acorralado por una multitud de desaforados españoles quienes, lanza en ristre, trataban en vano de darle caza a la manera que lo llevan haciendo durante lustros con el inocente TORO de la DEHESA. El  sensible menor volumen de SOLO si lo comparamos con el del  TORO de la DEHESA habría jugado, por suerte, un factor  determinante en su favor para salvar la vida ya que ,además, resultaba casi del todo imposible hacer diana  en él dada  la alta velocidad con la que el perro lograba escapar de sus feroces enemigos  por lo que la cacería iba frustrándose y complicándo cada vez más para desgracia de los lanceros.

Cuando la persecución parecía a punto de alcanzar el climax y SOLO se encontró de súbito rodeado por la  vociferante multitud  que intentaba darle muerte, una muy oportuna abertura en la empalizada que acotaba las hectáreas de aquel coso rural donde pretendían consumar el sacrificio, le ofreció la milagrosa oportunidad de salir  por fín huyendo a campo abierto justo en el momento en que yo le despertaba suavemente.
.

Lo que nunca podrá saber SOLO es que en su ausencia y en medio de la confusión general, las camisas blancas de los mozos comenzaron a teñirse de sangre mientras las lanzas se cruzaban salvajemente sin encontrar otra víctima que no estuviera entre ellos mismos. Sólo importaba la sangre y allí ya había mucha derramada. Las ancestrales tradiciones les cegaban de tal manera que todos, absolutamente todos,  no dudaron ni un momento en entregar ese día su própia vida con el único salvaje propósito de perpetuarlas para siempre.

martes, 15 de junio de 2010

ALEX, "El lince"


Después de mucho tiempo y acuciado como me encontraba por la llamada crisis económica que  continuaba adelgazando cada vez más al país decidí entrar de nuevo a aquella antigua CASA DE COMIDAS a la que hoy llamaban eufemisticamente RESTAURANTE a pesar de seguir sirviendo, como siempre, suculentas y  económicas comidas caseras de aquellas que cocinaban nuestras madres y abuelas.
Los hijos de sus antiguos propietarios conservaban todavía  sobre las mesas los mantelitos azules y blancos a cuadros de hule sobre los que descansaban unos diminutos búcaros de barro cocido repletos de graciosas e inodoras florecillas rojas de plástico.
Un masa oscura de hombre cubierto con sombrero me siseó desde la penumbra del rincón opuesto al que ahora me encontraba. Acudí a su encuentro con la  vaga sospecha de saber de quien se trataba a juzgar por los destellos que desprendían su enorme anillo de oro  de dieciocho quilates y la pulsera de su, sin embargo, falso reloj Rolex. Efectivamente, la chatarra en sus muñecas le habían delatado; se trataba de Alex, antiguo conocido mio quien desde muy joven nos había impresionado a todos no sólo por su profundo sentido del humor  sino, además, por sus extraordinarios éxitos conseguidos en los negocios en los últimos treinta y cinco años.
Me fundí en un sincero abrazo entre los ciento cincuenta kilos de mi entrañable amigo.

-¿Que tal van los negocios, Alex?  -pregunté a modo de saludo-.

-Bien, bien, ahora me dedico a la venta de gas y, a pesar de la crisis, me va fenomenal; esa es la razón por la   que últimamente frecuento este viejo restaurante, -me susurró a medida que llegaba al final de la frase-.

-¿Que relación guarda la exitosa venta de gas con que comas a diario aquí? -inquirí yo con suma curiosidad.

-Veras, -me dijo-, se trata del tipo de comidas que aquí puedo ingerir. Eso me facilita la producción de gases que luego vendo a la antigua Unión Soviética, Rusia y los paises del Este. Nunca he sido tan feliz de haber engordado tanto y de que tantos kilos me reporten tan pingües beneficios.

Jamás pude saber si en realidad hacía sólo gala de su exacerbado sentido del humor o  si, como todos creíamos, Alex resultaba ser un auténtico lince para los negocios.


jueves, 3 de diciembre de 2009

MEMORIAS DE UNA INTITUTRIZ: La repudiada Elena (final)

Discretamente embozado, el duque solía ocultar bajo una liviana capa española un grave rictus de amargura que muy pocos, pese a sus frecuentes asistencias a las pasarelas, habían conseguido adivinar. La moda paseaba ante su escuálida presencia todo lo novedoso del quehacer internacional en cuestión de costura; incluido todo lo peor de Ágata Ruiz de la Prada. Cada vez más, la distancia entre él y su repudiada esposa aumentaba en la misma proporción en que también lo hacía la proximidad hacia el abanico de vivos colores desplegados por la extravagante pava  modista española.
¡¡Hasta aquí hemos llegado!! -se dijo a sí misma la princesa cuando, por vez primera, le vió  escandalosamente ataviado con un horroroso pantalón de color rojo.

El resto, hasta la reciente solicitud de divorcio, ya lo conocen ustedes.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Memorias de una institutriz (Anabolizantes e ictus de MARICHALAR)

Viene del capítulo anterior

La reacción del duque apenas se hizo esperar. A partir de la mañana siguiente, tomando como una orden lo que tan sólo había consistido en un inocente deseo de la triste princesa, el flaco Marichalar se pondría inmediatamente  manos a la obra. Comenzaría a frecuentar restaurantes baratos y a asistir a durísimas sesiones de ejercicio físico en nauseabundos gimnasios de barrio (bajo distinta personalidad, claro). No contento aún con los ganchos y directos que le propinaban boxeadores de segunda fila creyéndole un anónimo plebeyo, se volvería entonces adicto a los anabolizantes comprados sin garantia alguna a través de Internet. No tardaría en aumentar considerablemente de peso gracias a los cientos de calorías consumidas a la mesa de ciertos comederos industriales americanos de los muchos que hoy pululan  por las grandes ciudades españolas. Su musculatura adquiriría rápidamente unas descomunales proporciones acordes sin embargo a su ya de por sí excesiva masa corporal alcanzada en virtud de la cantidad de grasa acumulada por  la  inadecuada ingestión diaria de comida basura sin control. De pronto, sin que nadie lo esperara y pese a ciertas serias advertencias observadas desde el mismísimo seno de la Casa Real,  le sobrevendría el gravísimo ictus que todos ya conocemos y que le  produciría las graves lesiones físicas cuyas secuelas le arrojarían  irremisiblemente en brazos del fácil, liviano y  supérfluo MUNDO de la MODA.

continuará .................................................

viernes, 27 de noviembre de 2009

Anabolizantes e ictus de MARICHALAR (Memorias de una institutriz)

Memorias de la última institutriz inglesa de la infanta Elena.

Aquella noche, mientras de cúbito supino permanecía cubierta hasta el cuello por el magnífico edredón de pluma de ganso, la infanta Elena se vió de pronto sorprendida por la frágil y plana silueta de cartón pluma negro recortada sobre el fondo vertical iluminado de lo que muy bien pudiera parecer el enorme sarcófago del cuarto de baño. De improviso, el cartón pluma desprendió de su costado un brazo y la oscuridad entonces se hizo total. Segundos después, con el tiempo justo de retirar el edredón de pluma de ganso que la cubría, el cartón pluma , ya invisible, caería livianamente sobre el cuerpo desnudo de la joven infanta.

Bajo el peso mosca del cartón y sobre aquel fundido en negro que a propósito había propiciado el brazo desprendido de la silueta,  sólo se escuchó en la oscuridad la quejumbrosa voz de la infanta al decir:


-Javier: harías muy bien en intentar aumentar de peso y potenciar algo más tu musculatura.

continuará.................................................

lunes, 31 de agosto de 2009

MUNDO CÚBICO



Anoche, poco antes de que Morfeo me acogiera definitivamente entre sus brazos, quise imaginarme como sería el mundo de otra forma. Quiero decir si no fuera esférico y achatado por los polos, sino que tuviera, por ejemplo, forma de cubo y girando continuamente en torno a un eje también imaginario comprendido entre dos de los vértices opuestos. Un mundo con sólo ocho esquinas y confluyendo en cada una de ellas tres de las seis caras distintas de su superficie, todas ellas pulidas de tal modo que reflejaran en todo momento las intenciones de avaricia, de codicia, de egoísmo, de envidia, de violencia, etc., etc., con las que un gran porcentaje de los millones de sus habitantes, -empleándolas convenientemente en su favor-, pretenden alcanzar La Gloria.

Me aposté en una de aquellas esquinas y mientras miraba indistintamente las superficies de las tres caras que allí confluían no tuve que esperar demasiado tiempo hasta saber a quienes correspondían aquellos reflejos pasionales que ahora se desprendían misteriosamente del suelo. Por una de las caras avanzaban decenas de banqueros bien abrigados y calzados con zapatos de gruesa suela de crepé; para no hacer ruido. Enfundados en nuevos batines de seda regalados y calzando cómodas pantuflas también de seda, bordadas, y del mismo modo regaladas, les seguían, totalmente cubiertos los cabellos de brillantina, decenas de representantes políticos de otros tantos distintos partidos. Desde otra de las caras vi aparecer a numerosos prelados calvos, ministros de la Iglesia bien alimentados, disimulando sus abultados vientres bajo anchas fajas color carmesí y a varios jefes de estado tras gafas Ray-Ban, enarbolando sus bastoncitos de mando con empuñadura de oro, mostrando no sólo sus cruces al mérito militar sino, además, sus nuevas y blancas dentaduras postizas. A éstos les seguían un nutrido cortejo de la nobleza europea: reyes y reinas con lumbago o ciática, príncipes y princesas anoréxicas seguidas de infantas, meninas, enanos, bufones y algunos grandes de España en sillas de ruedas. Desde la tercera cara del mundo, el grueso del ejercito y la policía montada, marcíalmente abrochados, prietas las filas y en silencio, aparecieron de pronto guardando un orden que nadie hasta el momento les había solicitado. Luego ladraron mis perros y, de súbito, desperté.

lunes, 24 de agosto de 2009

FALSO SECUESTRO-LA APARICIÓN DE BRUNO JUAN (último capítulo)

BRUNO JUAN (falso secuestro)

Esta vez sí que me puse en contacto con la policia. El inspector jefe consideró oportuno ceñirnos al plan previsto entre los secuestradores y yo y, llegado el momento, los agentes actuarian contundentemente con la finalidad de recuperar a Bruno con vida.

El día señalado acudí a la cita prevista antes de hora. Llegué en taxí hasta un punto indeterminado del Parque de Montjuich y me adentré a pie, mochila en bandolera, en la verde espesura hasta el lugar previamente acordado. Enseguida me familiaricé con el entorno y decidí aguardar comodamente sentado hasta el momento en que hicieran acto de presencia los malditos secuestradores. La luna iluminaba el claro del bosque donde tendría lugar el intercambio y yo suponía que los agentes, antes de mi presencia en aquel sitio, ya habrían tomado no solo las medidas oportunas para intervenir en el momento preciso sino que, además, habrían también tomado posiciones estratégicas de forma muy discreta.

A las nueve en punto de la noche un monovolumen negro con los faros apagados hizo su lenta aparición en aquel claro bañado por la luna. Dos individuos, portando gafas oscuras sobre cuyos cristales se reflejaban sendas lunitas plateadas, descendieron perezosamente del automóvil y esperaron con suma tranquilidad mi titubeante presencia. Caminé con lentitud hasta el centro del círculo iluminado pálidamente por la misma luna y deposité con suavidad la mochila en el suelo; luego me retiré hasta el mismo punto del que había partido. Uno de ellos la recogió no sin cierta desconfianza y regresó de nuevo hasta el vehículo, caminando siempre hacia atrás sin perderme nunca de vista. Un ténue resplandor iluminó el interior del coche el tiempo indispensable de comprobar la autenticidad de los billetes mientras el otro continuaba inmóvil frente a mí. Su compañero volvió a salir del monovolumen asiendo por el antebrazo a un torpe encapuchado. Se alejaron del coche lo suficiente como para garantizarse mi no intervención en la huida dejando al secuestrado totalmente bañado en un espeso sudor e iluminado por la siempre pálida luz de la luna.

Cuando los delincuentes, después de abandonar a su víctima inocente, se disponían a emprender la huida a bordo de su negro vehículo, las fuerzas de seguridad, irrumpiendo de la profunda oscuridad por sorpresa lograron detener con suma facilidad a ámbos secuestradores. De súbito me precipité sobre Bruno y de un tirón le arrebaté de la cabeza la negra capucha que ocultaba su rostro pero el hombre que ahora me miraba horrorizado no se trataba, ni mucho menos, de mi gran amigo y paisano. Quedé muy sorprendido; totalmente decepcionado.

Mientras nos desplazábamos hasta la comisaría, el inspector jefe me aclaró aquella embarazosa situación.

Al parecer, Bruno en ningún momento había estado secuestrado pero aquellos delincuentes, aprovechando su profundo silencio y su tan larga ausencia vacacional, así me lo hicieron creer. El encapuchado de esta noche sólo se trataba de una víctima elegida al azar; un perfecto desconocido para todos que, creyéndole Bruno, garantizaría no sólo la entrega del dinero por su liberación sino que, además, el desconcierto creado con su presencia allí facilitaría el tiempo suficiente para llevar a cabo una exitosa huida.

EPÍLOGO:

Todos sus amigos sabemos hoy que Bruno ha regresado sin novedad de sus magníficas vacaciones pero durante su ausencia hemos sido víctimas de la desmesurada ambición de unos desalmados delincuentes que, por fín, para alivio de todos nosotros, ya descansan entre rejas.

viernes, 21 de agosto de 2009

BRUNO JUAN: incertidumbre (continuación)

Detectives Dorta y Telvi disfrazados en los bajos fondos de Barcelona (El Raval).


Un cierto atardecer en la que el crepúsculo violeta teñía por completo los cristales de mis ventanas, volvió a sonar de nuevo el teléfono. Una vez descolgado el aparato, la misma voz cuya entonación tan bien yo conocía desde la semana anterior, se apresuró casi a susurrar:

-Te felicito por la alta calidad de la falsificación.

Yo permanecí en silencio hasta que, después de unos segundos, la misma voz agregó:

-No me fue nada fácil descubrirlo pero ese no había sido el trato entre nosotros. Doscientos mil euros falsos y quién sabe si también marcados, no tienen posibilidad alguna de ser distribuidos en el mercado.

-El trato consistía en un intercambio, -puntualicé yo haciendo una breve pausa-, y BRUNO no ha dado aún señales de vida; de modo que estamos en tablas, -argüí para finalizar, aparentando una profesionalidad que se encontraba bastante lejos de mi propia idiosincracia.

-Empecemos, pues, de nuevo, -me conminó ahora en tono amenazante la misma voz-.

La voz me emplazó a un nuevo encuentro para el definitivo intercambio prometido, pero esta vez el lugar elegido por el secuestrador fue el espléndido parque de Montjuich. Yo debía asistir a la cita con los doscientos mil euros auténticos y ellos, a cambio, se comprometían a entregarme a su rehén sano y salvo.

De manera que pudiera ganar algo más de su confianza, me las compuse arguyendo que no me sería nada facil reunir tal cantidad de dinero en tan corto espacio de tiempo. Conseguí con ello que me concedieran una semana más de plazo después de la cual no me garantizaban la vida de mi amigo BRUNO. La hora del encuentro ya me la comunicarían en su momento.

LIBERAR A BRUNO JUAN

BRUNO JUAN:

Se le vió por última vez en San Petesburgo acompañado, supuestamente, por su señora esposa.

Se ruega a quienes puedan aportar noticias sobre su misterioso paradero se pongan inmediatamente en contacto con este Blog o, -en su defecto-, con los detectives DORTA y TELVI (S/C de Tenerife). Al parecer pudo haber sido secuestrado por varios individuos procedentes de Europa del este.

Les mantendremos informados de las negociaciones mantenidas con su secuestradores. MÁXIMA DISCRECIÓN.

miércoles, 19 de agosto de 2009

SECUESTRO (continuación)

Tinglados del puerto

Viene de la entrada anterior

Desde mi desconsolado regreso, hace ya dos días, aún continua mudo el teléfono. Ayer mismo, furtivamente, me desplacé de nuevo hasta los tinglados del puerto con la esperanza de hallar alguna señal sobre el paradero de mi entrañable amigo pero el intento resultó del todo infructuoso; no logré encontrar rastro alguno de Bruno en los sucios muelles de Barcelona. Sufro por la suerte adversa que haya podido correr; aún así, mantengo fundadas esperanzas en su reaparición.

Yo, por mi parte, continuo respetando la supuesta discreción convenida con sus malvados secuestradores. Nada de policias ni intermediarios aunque, por lo demás, también confio en la habilidad demostrada siempre por Bruno frente a las múltiples situaciones adversas a las que, a lo largo de su vida, ha tenido que enfrentarse y que han de servirle ahora de experiencia en este caso concreto.

Si todo esto finaliza como cabe esperar, prometo dedicar un último capítulo a narrar los pormenores de tan dificil negociación. Ahora no puedo ni debo extenderme más de lo estrictamente necesario.

Hasta pronto.

lunes, 17 de agosto de 2009

EL RESCATE

MUELLE DE BARCELONA:
Esperando el rescate


Sorprendentemente, un dia de esta misma semana recibí una misteriosa llamada telefónica anónima en la que se me preguntaba si era amigo de un tal BRUNO JUAN.

Como quiera que yo contestara que sí, que, efectivamente, me consideraba amigo de aquel iluestre villero en cuestión, respondiéronme que, entonces, suponian que yo estaría dispuesto a pagar el rescate que se exigía por su inmediata liberación.

-....Bueno, depende de si el montante se encuentra al alcance de mis precarias posibilidades, -respondí timidamente-, y si puedo disponer de una prueba contundente que me confirme de que mi amigo se encuentra aún con vida,- agregué después de un corto intervalo que aproveché para tragar saliva-.

-La prueba la encontrará en la papelera de la esquina de la calle próxima a su domicilio, -me advirtió una voz engolada con cierto acento eslavo-. Su firma, de puño y letra, sobre un recorte de periódico con fecha del día le confirmará de que su amigo goza aún de muy buena salud, -y enfatizando severamente aquel "aún" colgaron, sin más, el auricular.

Al atardecer encontré en el interior de la papelera en cuestión el recorte de periódico supuestamente firmado por BRUNO. Regresé luego sobre mis pasos y una vez en casa tomé asiento frente al teléfono que no tardaría en sonar de nuevo; la misma voz dijo entonces:

-¿Se ha convencido? Pues deposite en la misma papelera, al amanecer, doscientos mil euros en billetes de mil envueltos en papel de periódico y en el interior de una bolsa de plástico de las de supermercado, -sentenció la misma voz engolada del día anterior-.

Después de una pausa que me pareció una eternidad, agregó con sarcasmo:

-Eso si no quiere ver a su amigo totalmente frío.

El resto de la conversación se redujo a las condiciones en que se efectuaría el intercambio y en las que se hacía especial hincapié en que no se me ocurriera avisar a la policia y en las que también se fijaban la hora y el lugar para el día siguiente.

Asistí al lugar convenido después de depositar aquella importante suma de dinero en el interior de la papelera de la esquina. Esperé durante una hora larga pero BRUNO JUAN continuaba sin hacer acto de presencia en aquel desvencijado tinglado del puerto de Barcelona adonde me tocó acudir.

Tras otra hora de infructuosa espera en vano, me alejé de allí apesadumbrado. No imaginaba la suerte que pudiera haber podido correr mi amigo.

Hasta que, por fín, regrese o no de sus supuestas vacaciones estivales, nunca sabré con certeza si sólo fui víctima propicia de una impune estafa bien urdida, basada únicamente en la creencia absoluta de la gran amistad que todo el mundo sabe que me une y profeso por mi gran amigo BRUNO, o si el secuestro fue llevado realmente a cabo con todas sus trágicas consecuencias.

Sólo nos queda esperar.

viernes, 7 de agosto de 2009

EL SASTRECILLO VALIENTE (final)


Una vez confeccionada la media docena de trajes prevista por "El bigotes, todos ellos fueron secretamente introducidos, -gracias a la sobornada colaboración de su asistente personal-, junto al resto de las valiosas prendas de vestitr que el presidente de la COMUNIDAD CARENCIANA disponía en el, ya de por sí, abultado guardarropía de su domicilio particular.

En consecuencia, jamás se podría probar de que CAMPS hubiera acudido en algún momento a la toma de medidas a la sastrería de Serrano y por lo tanto tampoco quedaría constancia de las supuestas facturas de compra-venta pagadas por él, según su propio testimonio y que, -paradojicamente-, por cuya inexistencia podría haber sido acusado ahora de cohecho por la fiscalía del estado.

A juicio del tribunal, sólamente habría cometido una falta menor al mentir sobre la existencia de tales facturas que, sin embargo, no le exime de la comisión de un delito moral encubierto por la trama de la Operación CUTRE.

EPÍLOGO:

Queda sobradamente demostrado que el Presidente CAMPS sólamente paga los trajes encargados personalmente por él mismo y no aquellos otros que le son regalados de manera desinteresada por sus numerosos benefactores.

miércoles, 5 de agosto de 2009

EL SASTRECILLO VALIENTE (continuación)














TABLA DE MEDIDAS encontrada en posesión del SASTRECILLO VALIENTE

CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO ANTERIOR


Algunos meses más tarde, como cada año, el consejo de administración de la empresa CUTRE se reunía una vez más, clandestinamente, como venía siendo costumbre, en la Casa Cuartel abandonada de la Guardia Civil, próxima a La Moraleja.


El Presidente del consejo carraspeó primero, luego apartó no sin esfuerzo la vieja máquina de escribir UNDERWOOD que había permanecido sobre la mesa hasta el nacimiento del ordenador y mientras desparramaba la vista sobre el resto de los allí presentes, anunció de modo inquietante:

-Habrá que tomar severas medidas.

-Ya se están tomando las adecuadas, -respondió "El bigotes" sin dejar de mirarse sus cuidadas uñas al hacerlo.

-Desde hace más de un año, -prosiguió con entusiasmo mientras el resto callaba-, el Sastrecillo ha estado persiguiendo al presidente en todos los actos de la COMUNIDAD CARENCIANA hasta conseguir el propósito por el que nos hemos reunido hoy aquí.

-¿Y cual ha sido el resultado?, inquirió con cierto retintín el presidente del Consejo.

Bajo la atenta mirada de los demás, "El bigotes" extrajo entonces del bolsillo un trozo de papel arrugado y alisándolo contra la superficie de la mesa con gran parsimonia, comenzó a leer:

-Talla 44, contorno de pecho 88, contorno de cintura 76, contorno de cadera 92, ancho espalda chaqueta 39, largo de talle espalda 44,5, largo de brazo (manga) 63, largo de pantalón 102,5, largo tiro pantalón 77, estatura 172.
continuará ...............................................................

EL SASTRECILLO VALIENTE (basado en un hecho real)

Aunque sin el resentimiento al que, en ocasiones, hace alusión mi amigo Juan Cruz, casi todos coincidian en lo mismo; sabían del pie que cojeaba el presidente pero con sólo saberlo no resultaba del todo suficiente, de modo que "El bigotes" fue el designado para entrevistarse en el más riguroso secreto con El Sastrecillo Valiente en la oscura tienda donde este cosía a diario, sita en la elegante y populosa calle Serrano de Madrid.

-Tendrás que tomarle las medidas sin que se de cuenta, -inquirió "El bigotes" una vez personado en la sastrería-. Para ello, -continuó severamente-, dispondrás de una serie de invitaciones a tu nombre para otros tantos distintos eventos en los que es requerida su ambigua presencia.

-¿Y como podré aproximarme hasta él sin que lo note?, -preguntó no sin cierta preocupación el Sastrecillo-.

-Su dispositivo de seguridad personal no te lo impedirá; están todos al tanto, - afirmó categoricamente "El bigotes".

Plegando entonces el anular, el indice y el corazón sobre la palma de su mano, "El bigotes" dibujó en el aire un palmo imaginario con el pulgar y el meñique extendidos, formando una linea recta. Luego, dirigiéndose al atento Sastrecillo, le aconsejó lo siguiente:

-Le saludarás de este modo con unos suaves golpecitos en la espalda y aprovecharás para medirle el ancho de hombro a hombro a base de discretos palmitos y así sucesivamente a lo largo de los distintos eventos pactados hasta que llegue el momento idóneo de alcanzar la zona de la entrepierna. Sabemos de que lado carga y eso nos proporciona una ligera ventaja. El resto de las medidas no te serán difíciles de tomar, ¡ya lo verás!.

continuará...............................................................

jueves, 18 de junio de 2009

LINGÜISTAS (inspirado en Corín Tellado)


Dibujos preparatorios y de entrenamiento para abordar la prueba de aptitud personal en la Facultad de Bellas Artes con ciertas garantías.
Aquel día, Paula, la alumna más aventajada de la clase de lingüistica se encontraba a solas con su tutor en el interior del despacho que este disponía en el segundo piso de la facultad. Al darse cuenta la alumna de que, ante su exámen, el viejo profesor, -de improviso-, extraía del bolsillo superior de su chaqueta unas diminutas gafas hasta hacerlas cabalgar sobre su prominente tabique nasal, totalmente sorprendia por lo inusual del gesto, se atrevió a preguntarle en un tono que revelaba algo más que simple y sincera admiración:

-¿Eres miope? A lo que el experto lingüista, en un tono que también revelaba a su vez mucho más que simple y cincera admiración por ella, respondió al instante:
-Efectivamente, Paula, soy tu Ope.

domingo, 24 de mayo de 2009

EL HOMBRE Y LAS PIEDRAS

Lo que más engorro me ha producido en relación a las múltiples mundanzas en las que me he visto obligado a participar como consecuencia de mis frecuentes cambios de residencia y que a lo largo de toda mi vida supera con creces la docena, ha sido siempre no sólo el de cargar sino, además, el de poder disponer en el nuevo domicilio de una habitación adecuada donde almacenar los cientos de piedras de entre 300 y 600 gramos de peso cada una que llevaba recogiendo desde el fatídico día en que decídí tomarme tan en serio el cotexto de determinado refrán del que ni siquiera sé aún a quién corresponde su autoría.
He de confesar que me considero una persona que a lo largo de la mayor parte de mi azarosa vida he llegado a cometer cientos de errores aunque, -bien es verdad-, que ninguno de ellos de manera intencionada y mucho menos aún con voluntad manifiesta de provocarlos; precisamente, por esa razón y según mi muy modesto entender es por lo que los considero sólo errores.
Cuando tuve plena conciencia de que EL HOMBRE ES EL ÚNICO ANIMAL QUE TROPIEZA DOS VECES EN LA MISMA PIEDRA, decidí entonces retirar de mi camino todas aquellas con las que tropezara, independientemente de su clase y de su peso. Las tengo de todo tipo pero ninguna supera los 600 gramos pues, de lo contrario, me hubiera apercibido de manera inmediata de su presencia. Pero esta fanática y pueril precaución no ha sido nunca lo suficientemente eficaz que se precisa como para tratar de evitar los mumerosos errores que, en contra de mi propia voluntad, continúo aún cometiendo en la vida pero que, por el contrario, sí me ha permitido, de manera muy rotunda, no llegar a repetir ni caer en los mismos.

sábado, 2 de mayo de 2009

MAL USO DE LA PALABRA

Sobre aquella inmensa y sosegada explanada de silencio, la palabra tomó tranquilamente asiento y allí aguardó con suma paciencia, durante siglos, hasta que hicieran su aparición la idea y el pensamiento para ponerse, acto seguido, bajo su incondicional servicio.

Sin embargo, la palabra jamás se sentiría responsable absoluta de sus actos; estos siempre fueron propiedad exclusiva de sus únicos dueños: la idea y el pensamiento.

Por desgracia para todos nosotros, la palabra no gozará jamás de la independencia necesaria que le permita rechazar, -de manera autónoma-, determinadas ideas o pensamientos expresados a través de ella.

Sobre el espejo público pero del todo inocente de los cargos que con tanta malicia se le imputaban, la palabra, expuesta continuamente bajo la espesa lluvia de afiladas navajas de plata arrojadas desde las soleadas terrazas de las más altas cotas de poder, ha permanecido siempre amenazada por una censura implacable, siniestra, falaz y en todo momento cobardemente oculta bajo un espeso pliego de papel de estraza y sobre cuya grasienta superficie ni siquiera la palabra escrita tampoco obtuvo nunca el perdón.

Resulta por ello admisible que cuando cualquier ser humano crea sentirse vilipendiado por la idea o el pensamiento expresado por alguno de sus congéneres, no parece de recibo obligar al infractor, como a menudo se recurre, a que retire sus ofensivas palabras porque estas, de ningún modo , pueden ser culpables de una responsabilidad que sólo atañe, de manera exclusiva: al pensamiento y a la idea. A estos cínicos ofensores sólo cabría reprocharles aquello que se ha convenido en denominar un mal uso de la palabra.

martes, 14 de abril de 2009

OCÉANO ATLÁNTICO

DEDICADO EN ESPECIAL A TODOS LOS RESIDENTES EN LA ISLA DE TENERIFE

El suave oleaje del mar, al batir, quebraba sin dificultad las numerosas agudas espinas hincadas a lo largo de toda la orilla de nuestros imposibles sueños juveniles. Al seno del océano serían luego devueltas las astas pero sus diminutas puntas permanecerían por largo tiempo clavadas en el interior de nuestra joven alma, produciendo en ella heridas reversibles que sólo el tiempo, el salitre y el yodo terminarían por restañar años más tarde. Mientras tanto, cientos de inocentes erizos ciegos, en ausencia de sus puntiagudas armas de protección individual, serán devorados sin piedad por siniestras criaturas, protegidas cobardemente bajo el amparo de la oscura superficie del agua de aquel mar en calma cuyas olas permanecerán para siempre acariciando sin cesar el accidentado litoral de nuestra inquietante esperanza.

domingo, 12 de abril de 2009

EL DESALMADO.

En relación a los últimos acontecimientos vividos en las páginas de este humilde Blog, Stanley y Livingston tomaron la repentina aunque desafortunada decisión de emprender un corto viaje de reconocimiento hasta las cotas más profundas de lo que se da en llamar ALMA HUMANA con la única intención de bucear en las posibles causas que originan en el comportamiento de determinados individuos faltas tan graves como la xenofobia, la incompresión y la intolerancia. Para ello elegirían, una vez más, el CUÉLEBE, nave eficazmente comandada por su incondicional amiga T.G. con el resultado que seguidamente se detalla.

Una vez a bordo, eligieron el lugar exacto de la anatomía de J. Calvo mediante el cual tendrían acceso directo garantizado al interior de su cuerpo y donde se supone que Longinos, con su lanza, hiriera, para más INRI, a JESÚS crucificado entonces en el Calvario; herida, que al parecer, presentan todos los humanos, sin excepción, y que portan desde su nacimiento como estigma invisible en el mismo lugar del costado y de la que solo Stanley conocía su existencia; tal era su esmerada erudición.

El costado apenas si opuso resistencia y el CUÉLEBE se coló sin dificultad alguna por entre las frágiles costillas flotantes del xenófobo individuo hasta perforar mansamente la espesa capa de moho que cubría por completo la parte externa de los pulmones. Una vez dentro de ellos, una espesa niebla hacía muy dificil la lenta navegación pero gracias a cierta dosis de TOLERANCIA vertida al exterior por los tres tripulantes, conseguirían al fín hacerse con la situación. Un nauseabundo olor, producido seguramente como consecuencia de una viscosa ENVIDIA VERDOSA flotando inerte en el espacio, les había obligado de nuevo a permanecer el resto del tiempo con las escotillas herméticamente cerradas.

Rodearon el corazón sin dificultad. Un corazón pequeño, insignificante y violeta cuyos contundentes latidos estremecían el casco de la embarcación sin presagiar nada que no pudiera ser INTOLERANCIA y MALDAD y por cuya razón se mantuvieron a una distancia más que prudencial de sus compulsivas diástoles.

El CUÉLEBE, orbitando en circulos concentricos cada vez mayores, fue alejandose paulatinamente y en la oscuridad de aquel órgano violeta, trangresor y raquítico cuyo amenazante y compulsivo latido no había conseguido amendrantar, como pretendía en un principio, a tan distinguidos e ilustres viajeros.

Durante mucho tiempo viajaron a través de la oscuridad y en todas direcciones. A lo lejos continuaban escuchándose los intermitentes latidos del insano corazón amenazante y, sin embargo, no habían tenido ocasión de encontrar aún el lugar por cuyo motivo habíanse desplazado hasta allí. Después de mucho titubear y de común acuerdo, decidieron finalmente emprender el largo viaje de regreso convencidos de que jamás podrían descubrir el ALMA que con tanto ahinco habían resuelto acudir a inspeccionar; sencillamente porque aquel despreciable individuo carecía de ella. Se trataba simplemente de lo que muchos suelen denominar como un perfecto y cretino DESALMADO.