RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

domingo, 24 de mayo de 2009

EL HOMBRE Y LAS PIEDRAS

Lo que más engorro me ha producido en relación a las múltiples mundanzas en las que me he visto obligado a participar como consecuencia de mis frecuentes cambios de residencia y que a lo largo de toda mi vida supera con creces la docena, ha sido siempre no sólo el de cargar sino, además, el de poder disponer en el nuevo domicilio de una habitación adecuada donde almacenar los cientos de piedras de entre 300 y 600 gramos de peso cada una que llevaba recogiendo desde el fatídico día en que decídí tomarme tan en serio el cotexto de determinado refrán del que ni siquiera sé aún a quién corresponde su autoría.
He de confesar que me considero una persona que a lo largo de la mayor parte de mi azarosa vida he llegado a cometer cientos de errores aunque, -bien es verdad-, que ninguno de ellos de manera intencionada y mucho menos aún con voluntad manifiesta de provocarlos; precisamente, por esa razón y según mi muy modesto entender es por lo que los considero sólo errores.
Cuando tuve plena conciencia de que EL HOMBRE ES EL ÚNICO ANIMAL QUE TROPIEZA DOS VECES EN LA MISMA PIEDRA, decidí entonces retirar de mi camino todas aquellas con las que tropezara, independientemente de su clase y de su peso. Las tengo de todo tipo pero ninguna supera los 600 gramos pues, de lo contrario, me hubiera apercibido de manera inmediata de su presencia. Pero esta fanática y pueril precaución no ha sido nunca lo suficientemente eficaz que se precisa como para tratar de evitar los mumerosos errores que, en contra de mi propia voluntad, continúo aún cometiendo en la vida pero que, por el contrario, sí me ha permitido, de manera muy rotunda, no llegar a repetir ni caer en los mismos.

7 comentarios:

  1. Muchas veces me paro a pensr sobre qué será peor en mi caso . Tropezar dos veces con la misma piedra o lleavr la piedra sin saberlo. Creo que este último que suele ocurrir con mayor frecuencia es el que menos se valora porque sencillamente semejante pedrusco lo ven los demás pero el que la lleva encima no lo ve por mucho que le diga hasta la propia conciencia de uno.

    Mi ejemplo me pertenece y mi pena me persigue.

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  2. errar es humano, al igual que tropezar no dos, sino tres cuatro y cinco....

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  4. Apreciado Iván:

    El sentido de mi texto se encamina en otra dirección.

    Lo que se está planteando es no tropezar de nuevo con la misma piedra.

    Si cada vez que tropezaras con una, la retiraras de inmediato, podrías continuar tropezando,-nadie te lo impide,- pero no lo harias siempre con la misma; es eso lo que, a mi juicio, no me parece ni tan humano ni tan inteligente.

    ¿No te parece?

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  5. Señor Zoilo:

    No le haga caso a nadie .

    La piedras son estadoa amorfos de la naturaleza.

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  6. Te refieres a que el ser humano no sabe aprender?

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  7. Yo estoy seguro Iván de que el refrán penaliza a aquellos que cometen los mismos errores o caen en ellos una y otra vez pero no critica el que continuemos errando que, como tú muy bien has dicho, es de humanos.

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