RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

jueves, 23 de septiembre de 2010

OTRA VEZ A SALVO




En la madrugada del pasado miercoles, poco antes de amanecer, los gemidos y convulsiones de mi perro, que habitualmente suele dormir sobre un enorme cojín en el suelo de nuestra habitación, me sobresaltaron sobremanera. Preso de una horrible pesadilla, respiraba con  tanta angustia  que, sin dudarlo ni un momento, me ví en la obligación de despertarle suavemente hasta devolverle de nuevo a su plácida y confortable existencia.

Algunas horas más tarde, mientras desayunaba, pude saber que SOLO (así se llama mi perro) se habia sentido aquella noche desafortunadamente acorralado por una multitud de desaforados españoles quienes, lanza en ristre, trataban en vano de darle caza a la manera que lo llevan haciendo durante lustros con el inocente TORO de la DEHESA. El  sensible menor volumen de SOLO si lo comparamos con el del  TORO de la DEHESA habría jugado, por suerte, un factor  determinante en su favor para salvar la vida ya que ,además, resultaba casi del todo imposible hacer diana  en él dada  la alta velocidad con la que el perro lograba escapar de sus feroces enemigos  por lo que la cacería iba frustrándose y complicándo cada vez más para desgracia de los lanceros.

Cuando la persecución parecía a punto de alcanzar el climax y SOLO se encontró de súbito rodeado por la  vociferante multitud  que intentaba darle muerte, una muy oportuna abertura en la empalizada que acotaba las hectáreas de aquel coso rural donde pretendían consumar el sacrificio, le ofreció la milagrosa oportunidad de salir  por fín huyendo a campo abierto justo en el momento en que yo le despertaba suavemente.
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Lo que nunca podrá saber SOLO es que en su ausencia y en medio de la confusión general, las camisas blancas de los mozos comenzaron a teñirse de sangre mientras las lanzas se cruzaban salvajemente sin encontrar otra víctima que no estuviera entre ellos mismos. Sólo importaba la sangre y allí ya había mucha derramada. Las ancestrales tradiciones les cegaban de tal manera que todos, absolutamente todos,  no dudaron ni un momento en entregar ese día su própia vida con el único salvaje propósito de perpetuarlas para siempre.

2 comentarios:

  1. Y dicen que los perros no tienen sentimientos...

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  2. Muchas gracias, Zoilo, espero que os encontréis bien Carmen, Dácil y tú. Yo estoy bien aunque algo más movido. Voy y vengo cada día de un gran y bonito pueblo: Icod de los Vinos.

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