RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

sábado, 2 de mayo de 2009

MAL USO DE LA PALABRA

Sobre aquella inmensa y sosegada explanada de silencio, la palabra tomó tranquilamente asiento y allí aguardó con suma paciencia, durante siglos, hasta que hicieran su aparición la idea y el pensamiento para ponerse, acto seguido, bajo su incondicional servicio.

Sin embargo, la palabra jamás se sentiría responsable absoluta de sus actos; estos siempre fueron propiedad exclusiva de sus únicos dueños: la idea y el pensamiento.

Por desgracia para todos nosotros, la palabra no gozará jamás de la independencia necesaria que le permita rechazar, -de manera autónoma-, determinadas ideas o pensamientos expresados a través de ella.

Sobre el espejo público pero del todo inocente de los cargos que con tanta malicia se le imputaban, la palabra, expuesta continuamente bajo la espesa lluvia de afiladas navajas de plata arrojadas desde las soleadas terrazas de las más altas cotas de poder, ha permanecido siempre amenazada por una censura implacable, siniestra, falaz y en todo momento cobardemente oculta bajo un espeso pliego de papel de estraza y sobre cuya grasienta superficie ni siquiera la palabra escrita tampoco obtuvo nunca el perdón.

Resulta por ello admisible que cuando cualquier ser humano crea sentirse vilipendiado por la idea o el pensamiento expresado por alguno de sus congéneres, no parece de recibo obligar al infractor, como a menudo se recurre, a que retire sus ofensivas palabras porque estas, de ningún modo , pueden ser culpables de una responsabilidad que sólo atañe, de manera exclusiva: al pensamiento y a la idea. A estos cínicos ofensores sólo cabría reprocharles aquello que se ha convenido en denominar un mal uso de la palabra.

3 comentarios:

  1. La diferencia entre el mal uso de las palabras y las malas palabras está en el orden en el que coloquemos la palabra mal o mala. Muchas veces ocurre ésto en esos y en aquellos términos. Según la proximidad o familiaridad al hablante, del oyente.

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  2. También se me ocurre que depende del que la lea o interprete su grafía.

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  3. Como buen barco a la deriva. El sol sale cada día. Buenos días.

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