Se ha inaugurado la FERIA ARCO en
Madrid y, como viene siendo habitual, ya comienzan a sucederse entre los miles
de visitantes las especulaciones sobre el concepto de Arte; o dicho de otra
manera: ¿Qué consideramos hoy arte?
La mayoría estamos completamente de
acuerdo que el arte llamado de VANGUARDIA estaría contemplado dentro de ese
otro criterio al que calificamos de CONTEMPORÁNEO y en tales circunstancias la
creación artística no deja de estar ligada a distintas consideraciones a tener
en cuenta como puedan serlo las nuevas corrientes artísticas, especulativas,
políticas, sociales, etc., etc.
Esta breve introducción ha de
servirme como pretexto para publicar la siguiente parábola como ejemplo del
interés que una determinada obra de arte puede despertar en el receptor y como
las condiciones que la rodean influyen directamente en nuestras apreciaciones.
"La nave continuaba navegando en
mar abierto sin esperanzas por el momento de encontrar tierra. El agua potable
escaseaba de tal manera que hubo de racionarla hasta extremos
agónicos. Tal era la gravedad de la situación que el capitán decidió que la
tripulación, bajo pena de muerte, no volvería a beber hasta que descubrieran tierra. Para ello situó
a un vigía en la cofa del palo mayor todo el día y otro sobre
cubierta alternando entre las amuras de babor y estribor respectivamente. El resto permanecería en la
sentina hasta que se obrara el milagro.
A su antojo y a escondidas, el
marinero que observaba el horizonte desde la cubierta disponía de libre acceso al
consumo de agua a cualquier hora del día y de la noche
sin que el capitan ni el resto de la tripulación lo advirtiesen. Su
compañero continuaba en la cofa oteando sediento el mismo horizonte mientras el resto de
marineros permanecían ociosos en el interior de la sentina.
Al tercer día de esta terrible
situación, acuciada por la insoportable sed, se oyó la emocionada y profunda voz del vigía
del palo mayor gritar: ¡¡TIERRA!! Casi
al unísono, aunque con mucho menor entusiasmo, el marinero de cubierta también
profirió la palabra mágica. El resto de la tripulación ni siquiera salió a
cubierta movidos por la curiosidad del espectáculo sino que se precipitaron hasta el frágil barril de agua para tratar únicamente de calmar la sed acumulada durante dias.
La silueta de la tierra recortada
en el horizonte no produjo la misma impresión en la marinería.
El vigía principal se deleitaba
en la imagen flotando sobre el horizonte que le había salvado la vida. El segundo vigía de
cubierta también apreciaba la misma imagen pero sin especial deleite, agradecido sin embargo de no haber
tenido que pagar, gracias a su malsana astucia, un precio tan alto como el pagado por sus compañeros de viaje. En cuanto al
resto de la tripulación bajo cubierta, la imagen que ofrecía el horizonte no les interesaba en absoluto pero sí el beneficio obtenido con su
milagroso descubrimiento: AGUA.
EPÍLOGO
El marinero de cubierta jamás podría jactarse de haber vivido una experiencia similar a la del resto de sus compañeros. No habría podido contar nunca su verdad so pena de ser ajusticiado en la horca.
EPÍLOGO
El marinero de cubierta jamás podría jactarse de haber vivido una experiencia similar a la del resto de sus compañeros. No habría podido contar nunca su verdad so pena de ser ajusticiado en la horca.