
La utilización de niños para estos menesteres, aparentemente lúdicos, me producían una cólera muy difícil de evitar como no fuera dando testimonio para la posteridad, auxiliado siempre por mi cámara fotográfica que casi nunca olvidaba y que me retrotrae ahora a los años de una juventud ya perdida en la nebulosa de lo que significó el franquismo para aquella "ilustre" generación como la nuestra.