RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

jueves, 25 de septiembre de 2008

PUNTA BRAVA

Foto y texto publicados en el Suplemento para el Norte del diario LA OPINIÓN de Tenerife el día 4 de Octubre de 2008

LA PERIFERIA:
No sería justo pasar por alto el embrujo que provoca en el viajero PUNTA BRAVA.

Si bien el muelle, la plaza del Charco, S. Telmo, Las Ranillas, etc. han venido siendo hasta ahora en este Blog el centro de atención fundamental del Puerto de la Cruz donde acontecían cientos de historias, anécdotas, leyendas, cuentos, etc. etc., tratemos ahora de descentralizar la cuestión trasladándonos hasta la periferia para rendir un sentido y merecido homenaje a PUNTA BRAVA (María Jiménez) y a la totalidad de sus gentes. Enriscada sobre el mar y fruto de una arquitectura popular sin paliativos, Punta Brava se fue elevando, no mucho, sobre la blanca espuma que el oleaje desparramaba con furia contra los rompientes.
Me culpo de no haber frecuentado lo suficiente este pueblecito al borde del mar y de no haber dejado mayor constancia gráfica de su proceso evolutivo.
Sin embargo algo queda del hechizo que siempre me produjo.

2 comentarios:

  1. Hola gente. Weno, playa jardin, o tb llamada Punta Brava, Maria Gimenez, playa castillo, o infinidad de nombres que les hemos puesto. Playa jardin es un paraje playero diseñado por César Manrique (si no rekuerdo mal). Manrrique fue un prestigioso diseñador con residencia en lanzarote. Ha diseñado diversas cosas, entre otras, la casa en donde residió (un deleite para los ojos), el complejo de piscinas de El Lago en Tenerife, y muchisimas cosas mas (es ke no me akuerdo).
    Bueno, punta brava, o playa jardin, es una playa bastante bonita, aunke de vez en cuando, cierta gente (locales sobre todo) dejamos tirada basurilla por ahi... vale... lo siento, pero es verdad, a veces nos pasamos.
    Sobre lo que dicen los otros comentarios... si kieres SOL no vengas al norte de la isla... aki hay sol, si, pero no siempre siempre... hay mas probabilidades de ke tengas sol en el sur de la isla. Aunke tb, el sur de la isla es una zona íntegramente turística, asi ke te artarás de ver ingleses ke parecen gambas y alemanes a pie de playa con latas de cerveza (no pretendo ofender a nadie).
    La zona norte es mas bien algo asi como una mezcla media rara entre cultura, belleza natural y playita.
    La playa jardin se encuentra en el Valle de La orotava, el cual lo forman los municipios de Los Realejos, El Puerto de la Cruz y La Orotava. En estos municipios tenemos playas en cada uno de ellos.
    Los Realejos: Tenemos la playa del Socorro, donde va mas que nada locales y surfers... nada recomendable pa turistas, pero cada uno ke haga lo ke kiera.
    El Puerto de la Cruz: Tenemos la playa Jardin (Ke konsta de tres playas), y la playa de Martianez (Nada recomendable por la suciedad de las aguas de esa zona).
    La Orotava: La Orotava es el municipio mas grande de la isla puesto que llega desde el mar hasta el Teide. Tiene tres playas en la zona llamada El Rincon. Son aguas muy muy limpias, puesto ke la korriente ke tiene las aguas sucias del puerto no van hacia las aguas de la orotava. Las tres playas son de arena negra y suele haber mucho oleaje, por eso es que hay muchisimos surfers en esa zona. Es de dificil acceso, asi que solo verás a locales y a nudistas por esa zona. No vallas a no ser que quieras aventurarte por zonas extrañas. La unica playa de "facil" acceso es la dle Bollullo. La primera de las playas. Tiene un restaurante donde hacen unas paellas buenisimas y justo debajo la playa. Personalmente yo voy mucho ahi, me gusta, y el oleaje no es tan intenso como en las dos playas vecinas. Pero bueno, volviendo a las playas del puerto. Que sean de arena negra no tiene nada de malo, es solo que la erosion del mar ha ocasionado que las rocas volcanicas de la isla se fragmenten hasta llegar a ser granos de arena negra. No hay apenas diferencia en cuanto a la amarilla.
    Si buscas arena amarilla o playas donde la arena son restos de conchas + arena debes ir a la zona sur de la isla, donde hay playas de arena amarilla (todas artificiales (o kasi todas) traidas desde el Sahara). Para encontrar playas de VERDADERA arena amarilla debes ir a Fuerteventura, Lanzarote (algunas zonas) y el sur de gran canaria (maspalomas).
    Mi madre, empezé hablando de la playa de punta brava y akabé en el sur de Gran Canaria. Bueno, nada mas.
    Solo mencionar que Canarias es un gran lugar para pasar las vacaciones, hay de todo, para todos los gustos. :D (no hago promocion turistica ni nada... jajajaja

    Bueno, aprovecho para comentar que aqui en ciao también está la playa que os comento: BOLLULLO... :D asi ke hechadle un ojo, vale la pena, en serio: http://www.fotostenerife.com/fotos/norte/grand/playalospatos.jpg

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  2. Puerto de la Cruz Historia

    La tradición del turismo en Puerto de la Cruz es tan dilatada que algunos escritores han llegado a decir que esta ciudad siempre ha sido turística. Diego Guigou, prestigioso médico que fuera cronista oficial, era de la opinión de que el Puerto fue la cuna del turismo en España. Para él, el Puerto fue siempre turístico. Y de hecho, desde mucho antes de que se inventase lo que hoy conocemos por turismo, y antes también de que las islas Canarias fueran conquistadas para la Corona de Castilla, los guanches, los aborígenes de la isla, se trasladaban en invierno a la costa del Valle de La Orotava, concretamente a las cuevas de Martiánez, en busca de una climatología más agradable. La carta arqueológica de Tenerife señala la presencia de un poblado con necrópolis en Martiánez y cuevas sepulcrales en Malpaís (Taoro) y María Jiménez (Punta Brava), lo que testimonia el asentamiento humano en Puerto de la Cruz desde época pre-hispánica. Desde siempre fue un lugar ideal para vivir.
    Una vez finalizada la Conquista de la Isla de Tenerife por Alonso Fernández de Lugo, al frente de las tropas castellanas, en 1496, se estableció la capital en La Laguna y se dividió la isla en varios partidos. El partido de Taoro correspondió a la jurisdicción de La Orotava, en cuyo litoral se ordenó construir un muelle, donde dice la tradición que se plantó la cruz de la Conquista. Corría el año 1506. En ese lugar y en ese mismo siglo XVI que aún alboreaba, comenzó a formarse un humilde poblado de pescadores llamado Puerto de La Orotava. Según el investigador Alvarez Rixo, en 1505 contaba con 50 habitantes y un bodegón. Otro destacado investigador local, Antonio Ruiz Alvarez, añade que "en 1588 se llamaba ya Puerto de la Cruz, existía el Puerto Viejo y la Playa de Martiánez", por lo que consideró que el caserío estuvo formado desde finales del siglo XVI.

    En el siglo XVII el núcleo primitivo entre el Castillo San Felipe y la batería de Santa Bárbara se amplió hacia Martiánez. Antonio Franchy Lutzardo obtuvo por ese entonces comisión del Ayuntamiento capitalino de La Laguna para "formar población, señalar sitios, arrifar calles y fabricar una iglesia con su plaza" en este sitio, que empezó a fortificar en 1604, pues eran frecuentes los ataques de piratas y corsarios.
    Primero fue el monocultivo del azúcar la base de la economía de la comarca y del comercio local. La población empezó a crecer y a ganar entidad propia. El 28 de noviembre de 1648 el Rey Felipe IV dictó una Real Cédula que se considera la carta fundacional de la Ciudad. Entró en vigor el 3 de mayo de 1651 y significó la constitución de Puerto de la Cruz como entidad local diferenciada de La Orotava.
    La destrucción del puerto de Garachico en 1706 a consecuencia de una erupción volcánica, convirtió a Puerto de la Cruz en el principal puerto de la Isla. Tal fue su importancia que el propio Rey Felipe IV lo llamó "llave de la isla", y así quedó simbolizado para siempre en el escudo del municipio. Se abrió en ese momento la época más importante de la historia de la Ciudad, desde los puntos de vista económico, social y cultural. En este período fue fundamental el vino, cuyo comercio constituyó el principal motor de desarrollo durante los siglos XVII y XVIII. El crecimiento económico trajo consigo enfrentamientos políticos entre la aristocracia orotavense y la buguesía comercial del Puerto, interesada en lograr la independencia municipal, que finalmente se alcanzó en 1772, coincidiendo con el "siglo de oro" de la cultura portuense.

    Según cuentan los cronistas, fue a finales del siglo XIX cuando visitaron el Puerto los primeros "excursionistas". Desde Gran Bretaña, llegaban a la Isla a bordo de los vapores de las compañías fruteras. Entonces como ahora, la benignidad del clima primaveral y la belleza del paisaje eran las dos razones principales que recompensaban la larga travesía atlántica. Al mismo tiempo que aquellos primeros excursionistas -que no turistas-, comenzó a ser cada vez más frecuente la presencia de científicos y viajeros acaudalados. Muchos cruceros de lujo, de paso hacia El Cabo, Buenos Aires o Australia, solían hacer cortas incursiones en la Isla. No se trataba de un auténtico movimiento turístico, capaz de generar una infraestructura hotelera digna de consideración. Pero aún así, sin apenas advertirlo, la Ciudad fue sentando las bases de lo que a la postre se convertiría en su motor y medio de subsistencia.
    Su situación estratégica y clima agradable, atrajo a comerciantes de varias nacionalidades que terminaron asentándose y convirtiéndose en la clase burguesa dominante. Desde el punto de vista demográfico se produjo un crecimiento sin precedentes e irrepetible en la historia de la localidad. En 85 años se pasó de 160 a 200 habitantes. Sin embargo, en 1689 la población ya sumaba 2.605 habitantes, con cerca de 600 edificios de carácter religioso, militar y civil. La eminente escritora cubana Dulce María Loynaz, premio Cervantes, en su libro titulado "Un verano en Tenerife", escribió que "el Puerto de la Cruz era panal de miel al que acudían como enjambre de moscas mercaderes de Indias y de Flandes, armadores de Portugal, mareantes de Génova". Por otra parte, a la centuria siguiente, el Decreto de Puertos Francos de 1852 hizo que muchos turistas que visitaban Madeira -lugar que tenía gran prestigio en los círculos terapéuticos- cambiaran el rumbo de sus vacaciones hacia las Canarias.

    En toda Europa se extendió una especie de propaganda sanitaria, a través de multitud de artículos en prensa, guías y folletos. Las importantes compañías fruteras que operaban en Canarias sirvieron de líneas turísticas. Las navieras empezaron a participar en el negocio turístico. Eran los llamados cruceros turístico-fruteros. Las agencias consignatarias, conscientes de la importancia del incipiente movimiento turístico, se esforzaron también en promocionar Tenerife. En ese momento, comenzó la decadencia de Puerto de la Cruz como centro comercial, arrastrado por las crisis de la exportación del vino y, más tarde, de la cochinilla, y por el desarrollo del puerto de Santa Cruz, con mejores condiciones naturales. Empezó la emigración a Cuba y Venezuela.
    En la isla se advirtió también que las visitas periódicas de gentes venidas de fuera, del extranjero, podían ser una importante fuente de ingresos. Nuestro clima privilegiado y la belleza paisajística eran un fuerte reclamo. Así se produjo lo que los investigadores denominan "la asimilación social del fenómeno turístico". Fue cuando a mitad del siglo XIX la sociedad portuense, y sobre todo la colonia extranjera aquí asentada, empezó a darse cuenta de lo que tenía en sus manos. La presencia británica, sobre todo, fue decisiva para el arranque definitivo de la industria turística en Puerto de la Cruz y el Valle de La Orotava.

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