RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

jueves, 2 de marzo de 2017

DRAG QUEEN (Carnaval de Las Palmas de G. Canaria)

Hubo una época no tan lejana, -y no es que la eche ahora de menos,- en que ciertos valores éticos parecían intocables, o mejor dicho aún, inamovibles, inviolables. Yo soy ateo, es decir, no creo en Dios, pero eso no justificaría la supuesta ofensa que supondría para todos los creyentes de este mundo que yo cuestionara o insultara públicamente la fe católica, musulmana, judía, etc., etc. de sus miles de practicantes.

Aparte de ateo soy pintor, escultor y fotógrafo y ni siquiera ninguna de esas condiciones artísticas que me caracterizan como persona me otorgan el derecho, -en virtud incluso de la llamada libertad de expresión en la que muchos se amparan-, de herir susceptibilidades tan delicadas como puedan serlo aquellas en materia de religión o de otras distintas creencias.

Escandalizar resulta relativamente fácil para cualquiera, excepto para el verdadero artista. En mi modesta opinión, la realización artística y su mensaje, -si lo hubiere-, no tiene por qué ser tan explícito a la hora de tratar de explicar, -por medio del arte-,  una postura crítica ante la vida que nos circunda porque, a mi juicio, uno de los atributos que precisamente caracteriza y distingue a los artistas serios y en consecuencia a su propia obra, es la muy arraigada disciplina y condescendencia que manejan para tratar de decir todo aquello que les preocupa por medio de la elegante insinuación y a la que cada espectador puede concederle el crédito de la verdad o no.
Desde el punto de vista exclusivamente artístico de la puesta en escena de la actuación ganadora en Las Palmas de Gran Canaria de la Drag Queen en cuestión, no tengo absolutamente nada que objetar. Todo lo contrario, me pareció una actuación impecable, rigurosa incluso, vistosa y, salvando las distancias, elegante.

Sin embargo, la ganadora tenía que haber tenido en cuenta varios factores, -para mí fundamentales-, que le eran sumamente ventajosos, cuando no, incluso favorables para sus propios intereses como concursante, como pudieron serlo la aceptación incondicional de la homosexualidad por numerosos católicos en el mundo o la existencia ya sabida de homosexuales también en el seno de la propia institución eclesiástica. Bien es verdad que el Carnaval, aunque de origen pagano en honor a Baco, siempre ha estado asociado a países de tradición católica y que antes de la entrada de la cuaresma cristiana, los celebrantes suelen dar rienda suelta a sus apetitos más irreverentes en una celebración orgiástica de alcohol y sexo como obertura a la extrema contención que preconiza la austeridad de la SEMANA SANTA. En tal sentido, ello exime a la DRAG QUEEN ganadora de una gran parte de su discutida culpabilidad sobre el escenario. 

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