Tendríamos que remontarnos a la época de los romanos para escuchar una rotunda sentencia atribuida desde siempre a Julio Cesar que dice: “SI VIS PACEM PARA BELLUM”, pero que, -en realidad, aunque algo más completa si cabe-, corresponde al escritor romano sobre temas militares llamado Vegecio, quién entonces escribiera la siguiente: “IGITUR QUI DESIDERAT PACEM, PREPARET BELLUM”. Tanto una como la otra, vienen a decir lo mismo: “SI REALMENTE DESEAS LA PAZ, PREPÁRATE PARA LA GUERRA”.
Con esta suerte de sentencia mal interpretada nos sorprende ahora, en pleno Siglo XXI, el presidente de los EE.UU Donald Trump, tratando de justificar el aumento del nueve por ciento del presupuesto destinado a defensa de aquel país, -ya de por sí-, armado hasta los dientes, argumentando que América, en el futuro, no puede permitirse el lujo de perder ninguna otra guerra que se le presente a partir de su elección como presidente de la nación. Atrás pues queda el fiasco de la lejana intervención en Vietnam, y la más reciente de Irak.
Sus nuevos enemigos a batir, en caso de próximos conflictos armados, serán, -como ya bien a insinuado-, los llamados países musulmanes además de los comunistas China y Corea del Norte, con quienes desea competir desesperadamente en armamento militar de carácter atómico para no sentirse desprotegido ni sorprendido ante una posible inminente guerra nuclear.
De la filosofía que se desprende de aquellas sencillas sentencias romanas, basadas en el propio miedo del enemigo al conflicto, sabiéndote preparado y bien pertrechado para una posible guerra, pasamos a la pueril interpretación triunfalista del Sr. Trump cuando afirma que no sólo basta con estar preparados para abordarlas (las guerras) sino además para ganarlas. Y esta afirmación es la que para mí comporta mayor riesgo si cabe porque una vez, -sabiéndose siempre ganador-, no tendría mayor inconveniente en declararle la guerra a cualquiera.
“El miedo de tu enemigo consolida la PAZ; no es necesario declararle la guerra”
Aquella otra guerra silenciosa de antaño, la llamada GUERRA FRÍA, se basaba precisamente en ese equilibrio mantenido gracias a la BALANZA DEL MIEDO entre los dos bloques enfrentados, entre las dos potencias que siempre mantuvieron un acuerdo tácito de paz no escrito gracias a creer cada una de ellas que la otra se encontraba perfectamente preparada para una guerra. Espero que Trump lo comprenda de una vez.
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