RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

miércoles, 6 de noviembre de 2024

domingo, 13 de octubre de 2024

1492

 



El hecho de no haberme sentido nunca responsable de las atrocidades cometidas por mis antepasados en el continente americano durante tantos años a partir de la fecha ya conocida de 1492 no me hace culpable de los desmanes ya conocidos y llevados a cabo por los conquistadores españoles en las lejanas tierras de Indias y -en tal sentido- no me hace partícipe de unos dramáticos y sangrientos hechos de los que no me siento en absoluto culpable. Otra cosa bien distinta es la gran compasión que siento por el pueblo americano al que llamaron NUEVO MUNDO en virtud de una visión colonialista de unos europeos ávidos de conquista, oro, frutos, maderas, especias, etc. y amparados de la bendición de la llamada Nuestra Santa Madre Iglesia Católica que permitió tantos crímenes y abusos.

Para los aborígenes, los venidos de un NUEVO MUNDO debieron ser, precisamente, los españoles. Con sus yelmos y corazas, con sus armas de fuego, pero sobretodo con sus desconocidos caballos que tanto despertaron su curiosidad en cuanto a animales que eran. Desgraciadamente también trajeron la muerte oculta en forma de viruela, gripe, sífilis que tantas bajas produjo entre la población indígena.

Sin embargo, el arma más letal desde el punto de vista espiritual consistió en la CRUZ. Con ella los españoles espantaron a sus dioses, dejándoles huérfanos y desamparados de protección divina, obligándoles a partir de entonces a creer en un dios invisible que nunca, cada mañana, se haría visible como el suyo hasta entonces: el SOL

De manera que desde este NUEVO MUNDO en el que habito somos ya muchos los que hemos renunciado a ese dios aparentemente misericordioso que permite todavía hoy que unos colonos recién llegados a tierras palestinas se autoproclamen el pueblo elegido, precisamente por ese dios al que hemos renunciado, pero que, sin embargo, permite aún hoy desterrar de sus tierras, donde nacieran, a tantos miles de palestinos ya sin hogar, no sin antes darles muerte sin compasión. Y, entre otras cosas, porque su dios no parece el mismo para todos.

La conquista española comenzó en 1492. Quinientos treinta y dos años más tarde sucede lo mismo en Palestina. Y seguimos en el NUEVO MUNDO.

 

lunes, 30 de septiembre de 2024