RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

viernes, 29 de agosto de 2008

PARÉNTESIS ANECDOTARIO (las gemelas)

A poco de llegar a vivir a Mollet del Vallés tuve que frecuentar, por razones de trabajo, una diminuta imprenta situada en la calle Dr. Robert y en la que desempeñaba la loable función de diseñador gráfico mi gran amigo Rafa.
En cierta ocasión, Rafa tuvo a bien presentarme a dos amigas suyas cuya principal característica, entre otras, era la de ser gemelas y, tan parecidas, que desde aquel día en adelante nunca fui capaz de distinguir a una de la otra.
Intentando parecer original, siempre que me encontraba con cualquiera de las dos, mi pregunta consistía en la siguiente: ¡hola!, ¿eres tú o tu hermana?; y muy habilmente, cualquiera la que fuera de ámbas, respondía sin titubear de la misma manera: ¡hola!, ¡hola!. No, soy mi hermana.

Anécdota nº. 650.375

9 comentarios:

  1. Siempre me gustó el hecho de poder salir con un par de gemelas simétricas. En este caso más que conseguidas. Pienso en que no sería tan difícil de que se cambiaran para poder así obtener una riqueza en cualquiera de los planos que la vida me ofrezca. Presentan una ventaja adicional, el que sólo conllevaría la existencia de una suegra. Ahora ¿ tendrían gustos iguales o también gustos simétricos.
    Prefiero los simétricos y si además son adyacentes , mejor.
    La mano derecha es simétrica con la izquierda. AL igual que mis gemelas imaginarias.

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  2. LA CREACIÓN DE UN MITO

    O LA UTILIDAD DE “EL BUEN SALVAJE” (I)


    Eduardo Pedro García Rodríguez *



    Es una constante histórica desde la baja edad media europea el hecho de que determinados pueblos cuyas bases existenciales estaban – y están - sustentadas en la depredación de otros pueblos menos preparados técnicamente, pero más capacitados para producir los medios que facilitan la existencia tanto material como espiritual, éstos últimos despierta las apetencias de saqueo y dominio de los pueblos parasitarios, los cuales para conseguir sus objetivos ponen en marcha sus máquinas de guerra masacradoras enmascarándolas con silogismos como: “Civilizar” es decir, imponer a otros sus bárbaras costumbres por la fuerza de las armas, o “Difundir el evangelio”, o lo que es lo mismo, tratar de implantar a otros pueblos sus creencias y prácticas religiosas generalmente “predicadas” a sangre y fuego, cercenando las creencias y prácticas religiosas de los pueblos invadidos y que generalmente para mayor escarnio, los invasores suelen pregonar que lo hacen en nombre de su Dios, al tiempo que cortan las cabezas de los prójimos que no asumen el total sometimiento como aceptación de ese supuesto mandato divino.


    Para conseguir sus fines los pueblos parasitadores suelen usar todos los medios a su alcance, siendo uno de los más empleados por su efectividad en el seno de la sociedad a parasitar, el fomentar las incidencias internas y captar a determinados individuos más o menos influyentes en la misma, fáciles de corromper por sus apetencias de poder, ambiciones económicas o de notoriedad. Generalmente estos individuos corruptos suelen ser distinguidos por parte de los invasores con calificativos como “El Bueno”, ya que conviene a sus fines fomentar entre la sociedad invadida el concepto de “El buen salvaje”, es decir, el natural que es proclive a las apetencias del invasor. Ejemplos de “El buen salvaje” tenemos varios en nuestra nación, en esta ocasión vamos a ocuparnos de uno que fue conocido como don Fernando Guanarteme, uno de los conversos que más contribuyó a la invasión, saqueo y conquista de las islas de Tamarant (Gran Canaria) y la Chinech (Tenerife), por parte de las hordas de mercenarios europeos.


    En las últimas décadas se ha venido produciendo en Canarias un cierto movimiento empeñado en rehabilitar la figura de Tenesor Semidán, Guanarteme de Galdar en la época de la invasión y conquista de la isla por los mercenarios españoles, quien contribuyó al sometimiento y esclavitud de sus hermanos de raza y a la entrega de la isla a los invasores. Hay autores que incluso afirman que este acto de alevosa traición fue un hecho que mostró unas elevadas dotes de estadista en Fernando Guanarteme, de ser así, es indudable que dicho episodio rindió buenos frutos tanto a los invasores como a los canarios conversos, pues después de varios siglos de sometimiento, los herederos ideológicos de unos y otros continúan en franca camaradería, pues no han sido ni son pocos los canarios de servicio que contribuyeron -y contribuyen- al mantenimiento de la situación de dependencia colonial de Nuestra Matria Canaria.


    Uno de los argumentos esgrimidos por quienes defienden las supuestas dotes de estadista de Fernando Guanarteme, es la de un no menos supuesto pacto denominado de Calatayud, hipotéticamente firmado entre el rey de Aragón y Tenesor Semidán (supuesto éste poco comprensible teniendo en cuenta que la invasión y conquista de las Islas fue promovida por y para la corona de Castilla) y según el cual tal como afirman sus propagadores se pactó la integración pacifica de toda la Nación Canaria en la corona de Castilla en igualdad de derechos con el resto de los castellanos de la época (1). Al leer estas afirmaciones uno no puede dejar de comprender como muchas personas adultas y supuestamente portadoras de cierta preparación intelectual continúan creyendo en cuentos infantiles europeos como Peter Pam, La Cenicienta , Blanca Nieves y los siete enanitos, entre otros.


    Los fines que movieron a la corona de Castilla para la “evangelización” de las Islas Canarias quedan meridianamente expuestos por la propia reina Isabel I, en un documento mediante el cual asume para Castilla el monopolio de los despojos resultantes de la acción “evangelizadora”, en los siguientes términos: "Otrosí, por cuanto las islas, y tierra firme del mar Océano e islas de Canarias fueron descubiertas y conquistadas a costa de estos mis Reinos, y con los naturales de ellos, y por esto es razón que el trato y provecho de ellas se haya, y trate y negocie de estos mis reinos de Castilla y León y en ellos y a ellos venga todo lo que de allá se trajere; por ende ordeno, y mando que así se cumpla, así en las que hasta aquí están descubiertas, como en las que descubrieren de aquí adelante en otra parte alguna. (En: Fernando Díaz- Plaja, 1973:151)


    De hecho catalanes y genoveses súbditos del imperio de Aragón tenían prohibido no sólo comerciar y extraer esclavos materias primas en Canarias, sino que se les aplicaba la condición de extranjeros y por consiguiente no podían tener en las islas ingenios azucareros o propiedades que superasen los doscientos mil maravedis.


    “...Los españoles también pasan por alto que el 30 de Mayo de 1481, en la Ciudad de Calatayud, capital del Reino de Aragón, y cocapital del Estado de los Reinos de las Españas, Tenesor Semidán como Rey de Canarias, y Fernando de Aragón, como Rey del nuevo Estado, firman un pacto por el cual, Tenesor Semidán se cristianiza con el nombre de Fernando Guanarteme (Fernando, hijo de Artemi), y el Reino de Canarias se vincula al Estado de los Reinos de las Españas, respetándose el carácter de Reino de Canarias así las estructuras políticas y sociales, y la libertad de los canarios. El pacto fue aprobado por la mayoría del Tagoror de Gran Canaria cuyos componentes fueron a exponerlo a las Islas de La Palma y Tenerife, donde también fue aprobado y su aplicación llevó a que buena parte de las tierras quedaran en manos canarias.


    Traicionado el pacto y asesinado Tenesor Semidán por los españoles, el silencio durante cinco siglos de los canarios ha permitido que ellos presente una versión interesada en la que el 29 de Abril es el día de la incorporación de Gran Canaria (primera mentira) a Castilla (segunda mentira) tras el desriscamiento de Bentejuí ante la derrota militar (tercera mentira)” (2).



    No deja de ser significativo el interés del autor por elevar a Thenesor Semidán de Guanarteme de Galdar a rey de Canarias, es decir, de todo el archipiélago, ignorando que en aquellos momentos cuatro de las siete islas estaban ya sometidas y en régimen de señorío.


    En cuanto al término Estado de las Españas, este es otro aspecto de la cuestión que algunos autores parece no tener muy claro, veamos: la unión entre Isabel I, de Castilla y Fernando II, de Aragón fue una unión personal y religiosa pero no territorial, pues ambos reinos fueron gobernados independientemente uno del otro, y mientras que Fernando era co-rey de Castilla Isabel era simple reina consorte de Aragón. En cuanto al concepto de Estado en el sentido político que algunos quieren aplicar a aquel periodo histórico de la Península Ibérica , no deja de ser una falacia histórica ya que España no existió como un reino único o unificado políticamente hasta finales del siglo XIX.



    De hecho el primer rey Austria que fue Carlos de Habsburgo, hijo de Felipe el Hermoso y Juana de Castilla (la loca), recibió en primer lugar la corona de Castilla, ya que en Aragón continuó reinando su abuelo Fernando hasta su muerte.


    Aunque Castilla (con menos de la quinta parte del territorio ibérico) por acciones militares o mediante alianzas ejercía su hegemonía religiosa sobre otros reinos de la península ibérica, éstos eran solamente feudatarios que conservaban sus leyes y sistemas de gobiernos propios que no dudaron en defender incluso con las armas antes los intentos centralizadores de monarcas posteriores. Espero que el lector sepa disculpar esta digresión, necesaria para situarnos en el contexto histórico en que se desarrollaron los hechos de que estamos tratando.


    Esta demostrado documentalmente que Fernando Guanarteme pactó con los invasores a parte de su propia vida y libertad, la de cuarenta miembros de su familia, tal como queda reflejado en unos documentos del Registro General del Sello, fechado en Córdoba (España) a 27 de septiembre de 1491, los cuales fueron resumidos y publicados por el investigador Eduardo Azanar Vallejo, en uno de ellos se recoge: “Orden a Francisco Maldonado, pesquisidor de la isla de la Gran Canaria , para que vea los canarios que viven con Fernando de Guanarteme y el asiento que con éste se hizo al conquistar la isla, y si hay más de cuarenta, que fueron los concedidos para que en ella viviesen con dicho Guanarteme, los haga salir para que vayan a cualquier parte del Reino o fuera de él, donde quisieren. Dicha medida se debe a la petición presentada por Fernando de Porras, en nombre del concejo, justicias y vecinos de Gran Canaria, que temen que se levanten tales canarios, que han pasado de cuarenta a ciento cinquenta en ocho años, dado el escaso número de cristianos.”



    ¿Corresponde esta situación con el supuesto pacto mediante el que: “el Reino de Canarias se vincula al Estado de los Reinos de las Españas, respetándose el carácter de Reino de Canarias así las estructuras políticas y sociales, y la libertad de los canarios”?.


    Otros autores tienen una visión diferente de la figura de Fernando Guanarteme, veamos como ejemplo la de una de ellos: “El juicio de la historia no deja lugar a dudas de que este personaje para salvar a su familia y sus intereses inconfesables pactó con los invasores españoles, y cuando regresó de España se puso a las órdenes del genocida y asesino Pedro de Vera, luchando contra su propio pueblo en Tamarant (Gran Canaria). Prestó una gran ayuda, aportando hombres y conocimiento a este y al otro genocida y asesino: Alonso Fernández de Lugo y con la connivencia de otro traidor canario, el Mencey Añaterve, de Güimar lucharon contra los guanches en Chinet (Tenerife). Todo esto le supuso poder participar en los botines y saqueos de las batallas y, en definitiva, de la conquista: datas y más tierras se les dio a este nefasto personaje, a su familia y amigos por su inestimable colaboración con la potencia colonial.” (3) (Juan Francisco Díaz-Palarea).


    Marín de Cubas nos relata como Fernando Guanarteme se dirigió a los canarios para que pararan la batalla de Axodar o Ajodar, arengó a los suyos dando voces: "Amigos, parientes, no me matéis, dejad las piedras", y dejando de arrojarlas, bajaron diciendo: "Salta fuera Guayedra,(4) que viene el día en que hemos de quedar dueños de nuestra tierra, que estos perros traidores, que mataron a su dios, nos la quieren quitar, y tú por un vestido que te dio el de España te has dejado engañar, y ahora podemos darte otra vez la tierra; Salete fuera del peligro, no te mate alguna piedra de estas." (Marín de Cubas, 1992:157)


    Como prueba de la característica gratitud y respeto que los invasores acostumbraban mostrar hacia los primitivos canarios que tan fielmente les servían, a quiénes en esta ocasión le debía el salvar su vida y la de sus mercenarios gracias a la intervención de Fernando Guanarteme, Pedro de Vera ordenó a éste que, “asistiese a enterrar los muertos”, infligiendo así la máxima afrenta que se podía hacer a un canario noble, que era el tocar sangre o manipular cadáveres, tabú tan arraigado en la sociedad guanche que de no haber sido tan pusilamine Tenesor Semidan, a no dudar hubiese optado por la muerte antes de cumplir con lo ordenado por el nefasto Pedro de Vera.


    En el episodio de Ansite, el converso Fernando Guanarteme influyó de manera decisiva en la pérdida de la isla. Pero los espíritus de los antepasados aún pudieron hablar por boca de Bentejui: -“Déjanos morir con honra… Canarias existe: mírala en píe sobre estos roques”- contesta el Guanarteme Bentejui a su tío y anterior rey-consorte Fernando Guanarteme, enviado por los conquistadores españoles para pactar la rendición de los canarios hechos fuertes en Ansite. La mayoría de los asediados aceptaron los consejos de su antiguo rey-consorte, pero Bentejuí y el Faykan de Telde optaron por el suicidó ritual antes que ver la Matria esclavizada, arrojándose ambos al precipicio al grito de: ¡Atis Tirma!


    Como un ejemplo más de la manipulación y tervergización de la historia colonial de nuestras Islas a que nos tienen acostumbrados las instituciones autodenominadas canarias veamos lo que en torno a la figura de Fernando Guanarteme nos dice la página web oficial u oficialista de la Ciudad de Galdar, la que por cierto, debería cambiar su nombre actual de Real Ciudad de Galdar de Santiago de los caballeros por el de: Ciudad del Guanartemato de Galdar.


    “Tenesor Semidan, más conocido como Fernando Guanarteme, uno de los personajes claves en la historia moderna de España. Es el artífice de la incorporación pacífica de Gran Canaria, La Palma y Tenerife al Reino de Castilla. Viaja varias veces a la Corte de los Reyes Católicos, quienes apadrinaron su bautizo, ceremonia celebrada con todo esplendor en las Cortes Generales de la ciudad de Calatayud, el 30 de mayo de 1.481, día de San Fernando y Día de Canarias. Deja descendencia en sus hijas las infantas Margarita Fernández - que casa con Miguel de Trejo- y Catalina Hernández de la que hay numerosa descendencia en Gran Canaria.” (5). La verdad es que Thenesor Semidan es llevado -como prisionero- en una sola ocasión a la Península Ibérica , por otra parte, no comprendemos que entiende el autor de la mencionada página por “personaje clave en la historia moderna de España” y mucho menos entendemos lo de “incorporación pacífica” puesto que la historia recoge las numerosas batallas que durante largos años tuvieron lugar antes de la entrega de la isla, nos resistimos a creer que el enfrentamiento de Axodar o Ajodar fue pacífico, además no tenemos noticias de que el tal Guanarteme participara en la invasión de Banahuare (La Palma), y mucho menos que fuese el artífice. En cuanto a su participación en la invasión de Chinech (Tenerife) en la pacífica batalla de Acentejo, los españoles dejaron más de dos mil de sus mercenarios muertos en el campo de batalla.* En cuanto a la participación de Fernando o los Fernandos Guanartemes en la invasión de Chinech (Tenerife), es una cuestión que trataremos más adelante.


    En todo caso, el converso Fernando Guanarteme posiblemente poseedor de un carácter pusilamine siempre mantuvo estrechas relaciones de servilismo con el inhumano y sanguinario verdugo de los pueblos canario y gomero, Pedro de Vera, a quien jamás tuvo el valor de enfrentarse en defensa de las múltiples ofensas y escarnios que éste infligía al pueblo canario y al propio Tenesor, solamente cuando el masacrador fue defenestrado políticamente, Guanarteme Semidán gestionó tímidamente algunas reclamaciones en beneficio propio, así el 12 de diciembre 1491 el Consejo de Castilla cita a Pedro de Santana vecino de Sevilla, procurador de “Fernando de Galdar Guanarteme, vecino de Gran Canaria, a petición de Fernando de Dávila, procurador de Pedro de Vera, gobernador de dicha isla en el pleito que ambas partes trataron ante Francisco Maldonado. Juez pesquisidor de Gran Canaria, sobre ciertas cabras y maravedís, y de cuya sentencia ha apelado Pedro de Vera ante el Consejo.”

    La investigadora española Luisa Fernanda Álvarez de Toledo nos trasmite un dato interesante: “el ex Guanarteme de Galdar se integró de tal manera con los invasores hasta el punto de que en las postrimerías de la conquista de la isla Fernando Guanarteme ya poseía plantaciones de caña de azúcar: “Fernando de Galdar de Guanarteme, aborigen castellanizado, dedicado al cultivo de la caña, al que la historia oficial convierte en príncipe, aguardó la caída de Vera para reclamar devolución de préstamo en azúcar, incobrable mientras tuvo poder.”



    Retomando el tema del supuesto Tratado de Calatayud, que como hemos dicho no pasa de ser un deseo de algunos autores que pretenden trasmitir la idea de una no menos hipotética situación de igualdad entre sometedores y sometidos, debemos aclarar que el supuesto compromiso contraído por la potencia invasora no es más que unas simples benévolas concesiones por parte de los invasores tendentes a ganar la voluntad de servicio y fidelidad de Thenesor Semidan, sus parientes y parciales para la causa de los ocupantes, como tendremos oportunidad de ver más adelante.



    En cuanto a la pretendida equiparación en derechos entre castellanos y canarios, que tanto gustan de propagar determinados sectores criollos al servicio del colonialismo, de documentos de la época se desprende que tal pretendida equiparación no deja de ser una simple entelequia manejada arteramente por dicho criollos para tratar de influir en los colonizados para fomentar un sentimiento de gratitud hacía sus opresores, manejando sibilinamente los nobles sentimientos y profundas convicciones religiosas que ancestralmente han adornado al pueblo canario, prácticas que el sistema en un principio desarrollaba desde los púlpitos de los templos católicos, y que actualmente continua empleando además los denominados medios de comunicación social, que en el caso de Canarias conforman un poderoso medio de adoctrinamiento masivo al servicio de la metrópoli.



    Interesado por el dichoso “Tratado de Calatayud” he tratado de localizar el texto del supuesto tratado en cuestión sin que hasta la fecha haya conseguido sino vagas referencias en torno al mismo, incluso me he puesto en contacto con algunos de los autores que han hecho referencia a dicho tratado y de los cuales sólo he recibido vagas indicaciones en el mejor de los casos, en los demás, la callada por repuesta, si bien el Sr. Corujo en su artículo nos remite al historiador don Antonio Rumeu de Armas, no nos indica en que parte de la ingente obra de este historiador trata de dicho “Tratado” en todo caso, pienso que dicho documento no iría más allá del firmado en el Bufadero en Añazu (Santa Cruz) y otros similares con que los invasores trataban de legalizar la situación de ocupación de las Islas según su peculiar forma de aplicar “sus” normas derecho y que poco o nada tenía que ver con las leyes autóctonas, en todo caso, estos supuestos tratados siempre fueron papel mojado en manos de los invasores españoles.



    El único documento que podido consultar sobre esta cuestión y que hace referencia a unas concesiones gratuitas y benevolentes por parte de los nefastos reyes católicos a los primitivos canarios para que pudiesen comprar mantenimiento en la metrópoli sin que oficialmente pudiesen ser esclavizados, insertado en una carta de Juana de Castilla “La loca”, es el publicado por el Dr. Wólfel en su: Estudios Canarios, en él podemos comprobar que las coronas castellano-aragonesa jamás mantuvo una actitud de igualdad entre dichas coronas y los canarios sometidos. Veamos dicho documento en su totalidad:





    “AS, RS, 1515, Enero, dia (en blanco), Valladolid. A pedimiento de Juan Beltrán e Juan Cabello por sí e por otros canarios.



    Doña Juana etc. a todos 1os corregidores, asistentes, alcaldes e otras justicias qualesquier de qualesquier cibdades e villas e lugares de los mis reynos e señorios e a cada v no e qualquier de vos en vuestros lugares e jurisdiciones a quien esta mi carta fuera mostrada salud e gracia. sepades quel Rey mi señor e padre e la Reyna mi señora madre que santa gloria aya, mandaron dar e dieron vna su carta sellada con su sello e firmada de sus nombres e librada de los del su Consejo su thenor de la qual es este que se sygue. Don Fernando e doña Ysauel por la gracia de Dios Rey e Reyna de Castilla de Leon a los prelados, duques e condes marqueses, ricos omes, maestres de las hórdenes priores comendadores e subcomendadores, alcaides de los castillos e casas fuertes e llanas e aportelladas, e a los del nuestro consejo oydores de la nuestra avudencias, alcaldes alguaciles e otras justicias e oficiales qualesquier de la nuestra casa e corte e chancilleria e a los concejos corregidores asystentes alcaldes alguaziles veinte e quatro (sic), caballeros, regidores, escuderos, jurados oficiales y omes buenos de todas e qualesquier cibdades e villas e lugares de los dichos nuestros reynos e señorios asy rrealengos como abadengos e de órdenes e vetrias, e a los maestres contramaestres e pilotos e comitres e maryneros ea todas e qualesquier personas que nabegan por las mares e a las guardas de los puertos de los dichos nuestros reynos e señorios e a todas e qualesquier personas nuestros vasallos e súbditos e naturales de qualquier estado e condición preheminencia o dignidad que sean e lo que de yuso en esta nuestra carta contenido atañe e atañer puede en qualquíer manera e a cada vno e qualquier de vos a quien esta nuestra carta fuere mostrada o su treslado sygnado descriuano publico salud e gracia. sepades que al tienpo que los guanartemes e caballeros e otras presonas del comun de la Gran Canaria despues de ser por la grazia de Dios rreduzidos e convertidos a nuestra santa fee catolica nos ynbiaron a dar e prestar la obediencia e felicilidad (sic) e nos rreconoscieron por su rrey e Reyna e señores naturles, e al príncipe don Juan nuestro amado e caro hijo despues de nuestros días, e a los otros rreyes nuestros decendientes que despues del decendiesen. fueron por su parte ante nos presentados ciertos capitulos por escripto entre los quales se contiene vn capitulo con vna respuesta el thenor de la qual con la dicha nuestra respuesta es este que se sigue: y ten por quanto los dichos canarios no podrian viuir syn venir a estos nuestros reynos de Castilla e de León a mercar e llebar algunos vastimentos e otras cosas para la dicha ysla de Gran Canaria suplican a V. Al. que agora y en todo tienpo e de aqui adelante puedan los de la dicha ysla andar como cristianos pues lo son libremente por todas las partes e lugares de los dichos reynos do quisieren e que por ellos ser canarios no sea persona nin personas algunas osados de los cactivar. A esto respondemos que lo que piden por este capitulo es justo e que ansy lo mandaremos fazer dando nuestras cartas e prouisiones para ello como lo piden e agora los dichos guanartemes e cavallos (sic) e otras personas del comun de la dicha ysla de la Gran Canaria nuestros vasallos nos fue suplicado e pedido por merced que les mandasemos prover cerca de lo contenido en el dicho capitulo por manera que le fuese conplido e guardado segund e como en el se contiene e nos tobímoslo por bien e mandamos dar esta nuestra carta en la dicha rrazon por la qual mandamos a vosotros e a cada vno de vos que cada e quando que los dichos canarios de la dicha ysla e comun e de la dicha Gran Canaria o qualquier o qualesquier dellos benieren a qualquier o qualesquier destas dichas cibdades e villas e lugares a conprar los dichos mantenimientos e a otras cosas qualesquier de qualquier calidad que sean, ge las dexedes e consyntades libremente conprar e sacar e cargar ansy por tierra como por mar syn les poner en ello ni en parte dello enbaraszo nin otro ynpidimiento alguno, pagando los derechos acostunbrados que las otras persónas destos dichos nuestros reynos por las semejantes acostunbran dar e pagar. ansy mismo les dexedes libremente venir e pasar y estar e volver a la dicha ysla de la Gran Canaría ansy por tierra como por mar libre e seguramente con las dichas mercaderias e otras cosas susodichas e syn ellas e que los non catibejes, nin prendades, nin enbarguedes, ninfirades nin lisedes, nin matedes, nin consynades nin fagays fazer otros males nin dapños ni desaguisados algunos en sus personas e bienes contra derecho, por quanto nos recibimos por esta nuestra carta e por el dicho su treslado como dicho es a los dichos canarios e a cada v no dellos e a sus personas e bienes e mercaderías e cosas dellos e de cada vno dellos so nuestra guarda anparo e defendimiento real, e queremos y es nuestra merced e voluntad que por ser como son nuestros vasallos sean tratados e defendidos e anparados como lo son los otros nuestros vasallos e súbditos e naturales destos nuestros rreynos e sy alguna o algunas personas fueren o pasaren o quisieren yr e pasar contra lo en esta nuestra carta contenido o contra cosa alguna o parte dello, mandamos a vos las dichas nuestras justicias e a cada vno e a qualquier de vos en vuestros lugares e juridiciones que pasedes o procedades contra las tales presonas e contra cada vna dellas por todo rrigor de derecho como contra aquellos quebrantan (sic) e pasan ,seguro puesto por su Rey e Reyna e señores naturales, esecutando en ellos y en cada vno del los las penas que las leys destos dichos nuestros reynos en tal caso quieren e disponen e los vnos nin los otros no fagades nin fagan endeal so pena de la mi merced y de diez mill maravedís para la mi camara a cada vno por quien fincare de lo ansy fazer e conplir e demás mandamos al omen (sic) que les esta carta mostrare que los enplaze que parescan ante nos en la nuestra corte doquier que nos seamos del dia que los enplazare fasta quinze dias primeros syguientes so la dicha pena so la qual mandamos a qualquier escribano publico que para ello fuere llamado que dé ende al que vos la mostrare testimonio synado con su signo, porque nos sepamos en como se cunple nuestro mandado dada en la cibdad de Calatayud a treynta dias del mes de mayo año del nascimiento de nuestro Señor Thesu Cristo de mili e quatrocientos e ochenta e vn años. Yo el Rey yo la Reyna yo Alonso de Ávila secretario del Rey e de la Reyna nuestros señores la fiz escriuir por su mandado Andres dotor registrada Doctor Diego Vazques chanciller.- E agora Juan Beltrán e Juan Cabello naturales de la ysla de la Gran Canaria por sy e en nonbre de los otros naturales della me fizieron relacion por su peticion que ante mi en el mi consejo fue presentada, diziendo que despues que la dicha isla fue ganada e los nuturales della convertidos a nuestra Santa fee Catolica, les fue fecho merced por la dicha carta suso encorporda que pudiesen andar libremente por todas partes e lugares destos mis reynos que quisiesen e que por ser ellos canarios no fuesen presos ni detenidos ni persona alcuna fuese osada de los catibar nin maltraltar, e los dexasen e que libremente pudiesen andar por las dichas cibdades e villas e lugares destos reynos e señorios que quesiesen e conprar e vender e sacar e cargar qualesquier matenimientos que obiesen menester por mar e por tierra, pagando los derechos acostumbrados e que en nigunas partes e lugares destos mis reynos no le quieren guardar lo contenido en la dicha carta aviéndogela guardado del tienpo en ella contenido aca e syendo ellos católicos cristianos por ende que me suplicaban mandase que la dicha carta les fuese guardada e no fuesen contra ella nin contra cosa alguna nín parte de lo en ella contenido, e para ello les mandase dar mi sobrecarta de la dicha carta o que sobrello probeyese como la mi merced fuese, lo qual visto en el mi consejo fue acordado que devia mandar dar esta mi carta para vos en la dicha razon, e yo tóbelo por bien porque vos mando a todos e a cada vno e qualquier de vos, como dicho es, que beades la dicha mi carta que de suso ba encorporada e la guardedes e cunplades e fagades guardar e conplir y executar en todo e por todo como e segund en ella se contiene, e contra el thenor e forma della non bayades nin pasedes nín consintades yr nin pasllr agora nin de aqui adelante en tienpo alguno nin por alguna manera e los vnos nin los otros no fagades nin fagan endeal por alguna manera so pena de la mi merced y de diez mili maravedis para la mi Camara e demas mando al omen qve vos esta mi carta mostrare que vos enplaze que parezcades ante mi en la mi corte doquier que yo sea del dia que vos enplazare fasta quinze dias primeros syguientes so la dicha pena so la cual mando a qualquier escribano público que para ello fuere llamado que dé ende al que vos mostrare testimonio sygnado con su sygno porque yo sepa como se cumple mi mandado. dada en la villa de Valladolid a (en blanco) dias del mes henero año del nascimiento de nuestro Señor Jhesu Cristo de mil DXV años.



    Archiepiscopus granatis. Doctor Carbajal. Licenciatus Aguirre.licenciatus de Sosa. Doctor Cabredo. E yo Tomás del Mármol etc.” (En: Dominik Josef Wólfel 1980: XLV)

    Por otra parte, existen serias dudas de que la presentación de Thenesor Semidán a los reyes castellano-leónes tuviese lugar en Calatayud, nada extraño teniendo en cuenta las frecuentes falsificaciones históricas a que nos tienen habituados determinados autores de servicio. Según el investigador Sergio Sapataría, en un excelente trabajo titulado “Fernando de Guanarteme: Calatayud y la historia”: “Vicente de la Fuente en su "Historia de Calatayud", publicada en 1880, se quejaba de las escasas visitas que el monarca aragonés hacía a su Reino, y que no siempre que acudía a Zaragoza lo hacía a Calatayud. Añade que, "estando la reina Isabel en Calatayud el año de 1480 llegaron algunos de los pobladores de la Gran Canaria a prestarle obediencia, apurados por los agravios del capitán Pedro de Vera, encargado de su reducción".

    “Esta información la entresacó de Zurita, en cuyas Crónicas no encontraba, el académico bilbilitano, referencias del presunto encuentro de 1483. El Archivo del Ayuntamiento de Calatayud tampoco aportó ninguna. Todos los testimonios y documentos se limitaban a revelar una visita a Calatayud de un guanarteme, que no era el de Gáldar, sino el de Telde-Gran Canaria estaba dividida en estos dos reinos-, y el viaje no tuvo por finalidad la firma del Tratado de Unificación, sino transmitir las quejas contra los métodos inhumanos de Pedro de Vera. Se sigue hablando de 1480 y no de 1483.”

    Antonio Rumeu de Armas en su libro "Gran Canaria" sigue una línea expositiva similar a la que estamos desarrollando.

    Hay una variante en las referencias de Rumeu. Según él, al llegar el guanarteme de Gáldar a la metrópoli se le trasladó en la primavera de 1483 a Madrid, en donde estaban los Reyes Católicos. El régulo de Gáldar fue bautizó por el rito católico con el nombre de Fernando.

    Sapataria apoyándose en el historiador inglés William H. Prescott expone la tesis de que el encuentro de Thenesor Semidán pudo haber tenido lugar en Sevilla al apuntar que, “El genérico de Castilla que emplea Ladero Quesada muy bien podría encajar con el concreto Sevilla de la ovetense, pues dicha ciudad ya había sido conquistada a los árabes para Castilla.”

    La verosimilitud de que Sevilla fuese el lugar del encuentro y bautizo se refuerza repasando las "Crónicas de la vida de los Reyes Católicos". Y continua “Según el historiador inglés, en 1482/1483 tuvieron lugar las batallas de Loja y La Ajarquía , de la guerra de Granada, así como los conflictos con Francia que deseaba anexionarse Navarra. El 21 de abril de 1483, el rey moro puso sitio a Lucena, en donde fue derrotado. Entonces, Fernando el Católico, que estaba en Vitoria, en su corte del Norte -quizá por su guerra con Francia- acudió al sur y se entrevistó en Córdoba con el rey moro Abu Abdallah. Si esta entrevista tuvo lugar durante la primavera de 1483 y Fernando de Guanarteme fue bautizado aquel verano, es más creíble que el encuentro fuese en Sevilla o sus alrededores, que en Calatayud.

    Recopilado lo expuesto, comprobamos que la llegada del guanarteme de Gáldar a la actual España, y su bautizo como Fernando, así como su compromiso de ayudar a los conquistadores fue en 1483, en un lugar que oscila, según la fuente de consulta, entre Castilla, Madrid y Sevilla, pues ya se ha justificado que en aquellas fechas el rey Fernando estaba en Córdoba entrevistándose con Abu Abdallah. Tampoco hemos de olvidar que la guerra de Granada comenzó en 1482 y la costumbre del rey aragonés era estar siempre junto a sus tropas.”

    Por su parte el investigador Felipe Ross sitúa la fecha del hipotético pacto en 1481, fecha que también figura en un documento del registro sello publicado por D.J. Wölfel, por lo que es posibles que se produjese más de una presentación de los régulos canarios a los monarcas castellano-aragonés.

    En todo caso, de haber existido tal tratado, el mismo sería nulo y sin valor alguno conforme a las leyes propias de los canarios, las cuales determinaban que la función de los Guanartemes era ejercida en tanto que fuesen consortes de las auténticas detentadoras del poder político y territorial de la isla, poderes que se trasmitían hereditariamente de madres a hijas, sobre la base del ancestral sistema matriarcal imperante en las islas. De hecho, la ocupación de la isla de Tamarant no se dio por efectiva hasta que la Princesa Guayarmina fue entregada de manera previamente pactada con los invasores en un pre-acuerdo, tal como recoge el historiador don Tomás Marín de Cubas: “[...]Bajaron del peñón de Ansite todos los nobles canarios de cabello largo y rubio, sin armas, acompañados de Guadartheme, rendidos ante Pedro de Vera, dando la obediencia al Rey de Castilla en su nombre y de la Señora , única heredera de toda la tierra, hija única de matrimonio, del legítimo y verdadero señor Guanache Semidán, tío del Guadartheme y otros Gaires y Faisajes, que ellos daban su palabra de llevarla á entregar al Real de Las Palmas en cogiendo sus panes, que sería después de San Juan. Mucho insistió Pedro de Vera que viniese luego, más llevóse en rehenes consigo ciento sesenta canarios de los más esforzados y que asistiese con Guadartheme y se fuesen a vivir a Gáldar.” (Marín de Cubas, [1694] 1993:165)



    Más adelante prosigue el autor describiéndonos la entrega de la Princesa y con ella, la isla Tamarant, la cita es extensa pero estimamos que es necesaria para una mejor comprensión del acto de entrega de la isla a los invasores, además de la narración del mismo se desprende que para nada influyo el tan cacareado Pacto de Calatayud, y el protagonismo de Fernando Guanarteme que en este caso como en el de otros muchos fue el de un simple recadero de Pedro de Vera, veamos el texto: “Después del mes de junio envió Pedro de Vera á D. Fernando Guadartheme, que hiciese venir á su sobrina, con los demás nobles sus parientes, al Real, á entregarse como estaba pactado; y luego dieron orden de traerla desde Tirajana por Telde, sin que viniese con ella ningún cristiano español; traínla en hombros de cuatro capitanes nobles de cabellos largos y rubio, en unas andas de palo á modo de parihuelas, sentada, vestida de gamuza á modo de badanas ó pieles adobadas, de color acanelado; venían delante de las andas cuatro capitanes con capotillos de badana llamados tamarcos, braguillas de junco, majos en los pies y guapilete en la cabeza, y lo demás desnudo; al lado de las andas algo hacía atrás, dos tíos suyos Faisajes, y después se seguía un grande acompañamiento de hombres todos que servían de traer las andas a remuda. Salió Pedro de Vera con mucha gente al recibimiento, y ellos hicieron su entrega por medio de la lengua ó interprete, diciendo que allí venía la Señora de toda la tierra, heredera única y legítima hija de su señor Guanartemy Guanachy Semidán, dueño y señor de la verdadera línea y sucesión de dominio y señorío de la tierra; y que ella hacía entrega voluntaria, y todos sus tíos y parientes que allí venían, gobernadores de la tierra, en nombre y debajo de la palabra de su señor muy poderoso y católico Rey D. Fernando entregaba su persona y personas al Capitán Mayor de los cristianos que allí presente se halla que es Pedro de Vera, del Rey de Castilla y León. Pedro de Vera y demás caballeros la recibieron a pie, y fue abrazando a todos con mucho cariño; traían todos los canarios el cabello suelto por las espaldas, y la Señora Arminda , que los españoles llamaron Almendrabella, traía un ropón de gamuza con medias mangas hasta la sangradera y largo hasta los pies, y zapatos de los mismo pespuntados, y vestía una tunicela debajo de la ropa con cuerpo de jubón á modo de justillo, de más delgada badana era el cabello largo y rubio aderezado con arte, y en él puestas algunas cosas de tocado que le a uso de España, y el faldellín pintado á colores; tendría veinte años, era gruesa y más de mediano cuerpo, robusta, el color algo moreno, ojos grandes y vivos y el rostro algo alegre y celebrada hermosura, la boca algo larga, la nariz pequeña, algo anchas las ventanas, el cuello redondo y crecida de pechos. Marín de Cubas [1694] 1993:168).



    Continuará…

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  3. LA CREACIÓN DE UN MITO

    O LA UTILIDAD DE “EL BUEN SALVAJE” (y II)


    Eduardo Pedro García Rodríguez *



    La mayoría de las crónicas -escritas naturalmente desde el punto de vista de los vencedores- recogen un supuesto trato humanitario dado por los conquistadores a los canarios sometidos, e incluso algunos se esfuerzan en resaltar una hipotética política proteccionista por parte de las coronas de Castilla y Aragón hacía los primitivos canarios, la realidad fue bien distinta, las primeras medidas tomadas por los invasores fue la esclavización y venta en los mercados de esclavos de Sevilla, Valencia, Barcelona o Mallorca, de gran parte del pueblo canario sometido, y la deportación masiva de los naturales incluso de los que por el hecho de haber asumido el cristianismo estaban teóricamente fuera del alcance de los esclavistas tanto seglares como del clero católico, aunque algún autor inducido de su buena fe o quizás pecando de ingenuo asume que: “Si hay un hecho, algo que condicione y determine por sus consecuencias históricas, en lo más profundo de su ser al actual pueblo canario; algo que sea realmente su "Ethos" político actual, es el llamado "Pacto de Calatayud" (30 de mayo de 1481). Firmado por Tenesor Semidán (Fernando Guanarteme) y Fernando de Aragón, por medio del cual Canarias terminaría integrándose como Reino, con una serie de condiciones y derechos que permitían la pervivencia del pueblo y la Nación Canaria con sus características propias, al conjunto de Reinos que formarían el Estado español. (Felipe Ross, Amaga)”.



    Según recoge el fraile católico Bartolomé de las Casas: “en 1483.; Pedro de Vera, capitán y gobernador por los Reyes Católicos, sustituye a Juan Rejón el 18 de agosto de 1480 y termina la conquista de Gran Canaria en 1483 en cuya operación efectuó depredaciones y tomó como esclavos a más de doscientos indígenas bautizados y mandó venderlos como tales en Castilla. Y a los vencidos al final de la guerra (29 de abril de 1483) los desterró a Sevilla, donde recibieron malos tratamientos y agravios” (Bartolomé de las Casas O.P. 1989:170)



    Si el Supuesto Tratado de Calatayud tuvo lugar en 1481 ¿Dónde se refleja la integración de Canaria como reyno y en igualdad con el reyno de Castilla? Y lo que es más notable, ¿Cómo se explica que Fernando Guanarteme firmante del supuesto Tratado de “Rey a Rey” continuase sirviendo sumisa y fielmente al masacrador de su pueblo Pedro de Vera?

    La realidad es que tales relaciones han sido -y son- las propias entre una potencia imperialista y su colonia, de hecho, cuando las circunstancias o los intereses de cada momento aconsejan al Estado colonizador arbitrar algunas concesiones tendentes a mantener “la tranquilad” es decir, la explotación pacifica de la colonia, estas han sido siempre dictadas desde un concepto paternalista y en beneficio de los criollos dominantes, nunca atendiendo a la justicia de las reivindicaciones, esto ha sido así desde los primeros momentos de la invasión y colonización hasta nuestros días, pues si bien algunos aspectos de la ocupación han cambiado en la forma, no así en el fondo.

    Algunos de estos historiadores afectados por la tradicional amnesia que afecta a un sector de la sociedad canaria, especialmente al criollismo dependiente, prefieren ignorar o “olvidar” que el comercio de seres humanos fue la principal fuente de financiación de la guerra de invasión y, de la construcción de los primeros templos católicos en nuestras islas, además del origen de las fortunas de determinadas familias de criollos cuyos sucesores aún hoy, en pleno siglo XXI, tienen a gala el hacer patente su pedigrí basado en unas supuestas ascendencias nobiliarias.

    A continuación reproducimos unos documentos conservados en el Archivo de Simancas, pertenecientes al Registro General del Sello, de los cuales se deduce fácilmente que de haber existido algún tipo de tratado que contemplara la igualdad de condiciones entre invasores e invadidos como se empeñan en hacernos creer algunos autores, este tipo de actuaciones por parte del país colonizador no hubiera sido tolerados ni siquiera por el poder arbitral de la época que era – y continua siendo-el papado, por el contrario, una buena parte del clero participó de los beneficios económico que producían la venta de los canarios en general como esclavos, a pesar de algunas bulas supuestamente proteccionistas emitidas por dos Papas.

    Con fecha 27 de septiembre de 1491, el Consejo de Castilla remite al Gobernador de la colonia de Tamarant (Gran Canaria), Francisco Maldonado, una incitativa para que vea los canarios que viven con Fernando de Guanarteme y el asiento que con éste se hizo al conquistar la isla, y si hay más de cuarenta, que fueron los concedidos para que en ella viviesen. Dicha incitativa se produce como consecuencia de una petición del colono esclavista Frenando de Porras, en nombre del Consejo, justicias y vecinos “quienes temen que se levanten tales canarios”.

    A.S. R.S. 1491, Septiembre, 27, Córdoba.

    Don Fernando y Dña Ysabel. A vos Francisco Maldonado nuestro pesquisidor de la isla de Gran Canaria salud e gracias. Sepades que Fernando de Porras en nombre del consejo, justicia, regidores, oficiales e omes buenos de la dicha isla de Gran Canaria nos hiso relación etc. disiendo que al tiempo que la dicha isla se ganó de los infieles que la avían, diz, que nos por haser bien e merced a Don Fernando Guadarteme, canario, le dimos facultad para que biuese en la dicha isla con cuarenta parientes suyos, que avyan seydo en conquistar la dicha ysla, e que después acá que ha ocho años que le dimos la dicha facultad e merced, dis, que se ha acrecentado e poblado la dicha ysla de otros muchos canarios, en que dis que agora hay...(ilegible) de ciento e cinquenta poco mas o menos; e que porque se teme aviendose asy multyplicado, según la poca población de cristianos que hay en la dicha ysla, que vn dia se levantase con la dicha ysla contra ellos, de que se podria recrecer a nos deseruicio e alos vesinos e moradores della mucho daño. E por su parte nos fue suplicado e pedido por merced, sobre ello proueyesemos, mandando al dicho Guadarteme que señale los dichos cuarenta parientes, e a los otros los mandásemos echar de la dicha ysla, o como la nuestra merced fuese. E nos tuuimos por bien, por que vos mandamos que luego que con esta nuestra carta fuéredes rrequrido, veades lo suso dicho e lo que por nos fue prometido al dicho Guadarteme, e sy algunos canarios, demas e allende de los dichos quarenta que mandamos que biuiesen en la dicha ysla, se han ydo quales quier partes destos nuestros rreynos, o de fuera dellos que quisieren. E no fagades ende al etc. Dado en Cordoua, veynte e syete dias de (Agosto sobrayado) setienbre de noventa e un años.

    Don Aluaro. El Dean de Sevilla, el doctor de Alcocer (¿), el doctor de Valladolid, el licenciado de Malpartida. Yo Alonso del Mármol etc.

    Como fácilmente se deduce, los canarios no sólo no tenían derecho a reproducirse, sino que además el término “Echar de la isla” equivalía a ser vendidos como esclavos, fin último posiblemente perseguido por el colono y tratante en esclavos Fernando de Porras. Insistimos en que el supuesto pacto entre Fernando Guanarteme y la corona de Castilla consistió en unas pobres prebendas concedidas al ex régulo en beneficio propio y de algunos de sus parientes, a cambio de sus servicios a los conquistadores.

    AS, RS, 1491, Diciembre 23, Real de la Vega de Granada.

    Que los Canarios non vayan a la Grand Canaria.

    Don Fernando e Doña Isabel etc. A los concejos, corregidores, alcaldes, alguacyles, caballeros, veynt e cuatro, corregidores, jurados, escuderos, oficiales, e omes buenos, así de la cibdad de Xeres, e Caliz, e della de Santa María del Puerto, e Rota, e San Lucar de Barrameda, e Huelua, e Palos de Moguer, e de todas las otras cibdades, e villas, e logares, e fortalezas de los puertos de la mar, e de las islas de Canarias, e a cuales quier maestre e patrones, e comitres e otras gentes nuestros vasallos, e súbditos, e naturales de cual quier ley, estado, condición, eminencia o dignidad, que sean, o ser puedan etc. Salud e gracias. Sepades que nos ouimos mandado e defendido que ningunos canarios dela isla dela Grand Canaria non estuviesen en la isla de la Grand Canaria e fuesen echados della e sy algunos de los dichos canarios fuesen a la dicha isla syn nuestra licencia que muriesen por ello. E agora nos sido fecho rrelación que los dichos canarios de la dicha isla con sus mugeres e fijos quieren yr a la dicha isla, de lo cual a nos se seguyria desseruicio e a los vesinos della daño, e por que en lo tal a nos pertenece proueher e remediar como Rey e Reyna e señores por ende nos vos mandamos a todos e a cada uno de vos en vuestros logares e juridiciones, que non consyntades nin desde logar que ninguno de los dichos canarios no embarquen, ni entren, nin se se lleuen en ninguna naos, nin carabelas, nin varcos, nin fustas, nin desde logar que ninguna nin algunas personas los lleuen e pasen a la dicha isla dela Grand Canaria, so pena que las tales personas que los lleuaren e pasaren a la dicha isla, ayan perdido e pierdan las naos e fustas, e carabelas, e varcos en los que pasaren. E mandamos e defendemos a los dichos Canarios, e a sus mugeres e fijos que no sean osados ellos, nin algunos dellos de yr ala dicha isla syn nuestra licencia, e mandado, e carta especial para ello, so pena de muerte, e que sy en la dicha isla fueren tomados mandamos nuestro gobernador e jues de residencia e a otros cuales quier justicias dela dicha isla que exsecute las dichas penas en los dichos canarios, e en las personas e bienes e fasyendas de los que pasaren. E por que todo lo sepan e sepades mandamos que esta nuestra carta sea pregonada primeramente por las plazas e mercados, logares que son enbiados de las dichas cibdades de Xerés, e Caliz, e Santa Maria del Puerto, e San Lucar e Barrameda. E los vnos nin los otros etc.

    Dada en el Real dela Vega de Granada a veynte e tres dias del mes de disyenbre, año etc. de mill e quatrocientos e noventa e vn años.

    Yo el Rey, yo la Reyna, yo Juan de Córdoua secretario del Rey e de la Reyna nuestros señores la fis ecriuir por su mandado.

    La total entrega y sumisión a las hordas castellanas del converso Fernando Guanarteme no se limitó a colaborar estrechamente con estos en la invasión, sometimiento y masacre de su pueblo, sino que además posteriormente participo activamente en la de Chinech (Tenerife), en la cual algunos historiadores se han empeñado en darle un protagonismo que posiblemente no tuvo.

    Es notorio para algunos autores que la supuesta prisión de Thenesor Semidán-Fernando Guanarteme- por parte del esclavista Alonso Fernández de Lugo, a la sazón alcaide de la Casa-Fuerte de Agaete, había sido previamente pactada entre este y Fernando, de hecho, el Guanarteme mantuvo excelentes relaciones de servilismo con el futuro Adelantado. Veamos como nos presentan algunos historiadores la presunta presión del Guanarteme:

    [...] trajéronle nuevas al Alcaide Lugo que junto al pueblo de Gáldar, en una cueva que mira al nacer el sol habían entrado ya cerca de noche quince hombres que allí han de dormir; y fueron tres cuadrillas con la espía, rodearon la cueva y entraron donde estaban dormitando que sin poderse menear ni aun rodear fueron presos y atados, y algunos dormían con mujeres, y la espía dijo que el uno de ellos, que tenía una mozuela, era el Guadartheme de Gáldar que por sus amores vino allí... (Marín de Cubas 1997:155)



    [...] Con la prisa que se pudo, en un buen navío bien pertrechado, envió a España Pedro de Vera remitido a sus Altezas al Rey Guayedra con cuatro de sus camaradas, encargado al cuidado del factor Miguel de Mujica con otros hidalgos aventureros.(6 )(Marín de Cubas 1997: 156)



    [...] caminando hacia el pueblo de Gáldar, al amanecer entraron en el pueblo donde prendieron al Guanarteme de Gáldar, Guanachesemeden, que aquella noche se había venido a su casa con quince canarios; los cuales se entregaron a los cristianos con algunas mujeres y niños que estaban en su compañía; que, como estaban atemorizados andaban repartidos en cuadrillas por las cumbres y lugares ásperos: con esto no hubo resistencia en la prisión del Guanarteme de Gáldar...(7) (Abreu Galindo 1977: 223)



    [...] Y trató y dio orden como mandarlo a Castilla, a los Católicos Reyes, entregándoselo a Miguel de Moxica, con otros cuatro canarios gayres de los más principales que habían preso, para que los llevase con los demás a Sus Altezas, a Castilla. Díole a Juan Mayor por acompañado, por saber la lengua canaria para interprete. (Abreu Galindo, 1977:223)

    En relación con la invasión de Chinech (Tenerife) algunos autores nos han venido presentando a Fernando Guanarteme como jefe de las tropas auxiliares canarias que participaron en la misma, pero Antonio de Viana, uno de los autores más próximos en el tiempo -al cual sigue Rumeu de Armas- en su lista de invasores en la segunda entrada recoge como capitán de dichas tropas al canario converso Pedro Maninidra, por tanto, la relevancia de Fernando Guanarteme no fue tan importante como se nos viene propugnando -aunque sus descendientes supieron esta ocasión sacar el partido que no habían obtenido en Tamarant como veremos seguidamente-, el único historiador que le atribuye algún protagonismo en la batalla de Eguerew (La Laguna) es el dominico Alonso de Espinosa, a quien siguen los demás, siendo este el único episodio bélico en la invasión de la isla donde se le menciona.

    Los descendientes inmediatos de Fernando Guanarteme no dudaron en obtener el máximo provecho de su condición de colaboradores con los invasores, conforme queda recogido en la información de nobleza de Dña. Margarita Fernández Guanarteme, practicada en 1526 ante el Teniente de Gobernador de la isla de Canaria por Francisco Pérez Espino, por delegación de Martín Fernández Cerón, Justicia mayor de la isla:



    « ...Que vido al dicho Dn. Fernando Guanarteme, que decían el Rey de Canaria, que fue allá a la conquista de Tenerife para ayudarla a ganar para los Reyes Cató1icos, nuestros señores, e que llevó e tenía consigo e debajo de su mando e ovediencia en la dicha conquista de Tenerife 30 hombres, poco más o menos, canarios naturales de la Gran Canaria, sus parientes, y con sus armas, e que este testigo no sabe si los dichos hombres los llevó a su costa, más de cuanto vido que el adelantado Capitán Dn. Alonso de Lugo les daba de comer. E que vido este testigo que el dicho Dn. Fernando Guanarteme por mandado de dicho adelantada e capitán fue donde estaba el Rey de Anaga, Rey guanche, el cual estaba de pases, a le decir e requerir que se viniese ayuntar con el dicho adelantado e los cristianos, porque se temía de él, e que el dicho Guanarteme fue dos veces al dicho Rey de Anaga e entre los guanches, hasta que hizo venir a el dicho Rey de Anaga al Real de los Cristianos, e que después, cuando fue el día del desbarato de los guanches, cuando mataron a el Rey Grande que se llamaba Bencomo (el documento dice Benitomo) de Taoro, el adelantado e Capitán por traer a los guanches al conocimiento de la fe de Cristo e porque se diesen sin más riesgo a muerte de gente, mandó ir al dicho Guanarteme a el Rey Benytomo (dice Bentor), hijo del Rey Bencomo (dice Benitomo), a le requerir que se diése e tornáse cristiano e que le faríá toda la cortesía que quisiése, e que el dicho Guanarteme fue el dicho Rey Benytomo (dice Bentor) entre los guanches, y le fabló porque sabía la lengua de guanches e volvió con respuesta al Real diciendo que el dicho Rey Benytomo (dice Bentor) no se quería dar, como pareció después que no se dio hasta que la tierra no se dio por fuerza de armas, lo cual sabe porque lo vido e pasó en presencia de este testigo en la Conquista».



    Que sabe que trabajó allí bien el dicho Guanarteme en servicios de sus altezas e que se mostró allí muy leal a los cristianos, e que este testigo vido el día que los guanches fueron desbaratados (que el desbarato fue saliendo de Santa Cruz a La Laguna, donde es la Ciudad de San Cristóbal) estando el adelantado aquel día arriba en La Laguna peleando con los guanches, la gente del Real de Santa Cruz salió en socorro del dicho adelantado, en el camino estava un caballero que se decía Hernando del Hoyo e otro que decían Juan Benítez, defendiendo que gente ninguna subiese de allí arriba, temiendo o creyendo que el adelantado era muerto, con la gente que consigo tenía e mandándoles e forzándoles que volviesen a favorecer o amparar la torre o Real, porque si el adelantado fuese desbaratado e los guanches viniesen al Real 1o fallasen a recaudo, y estando en estas razones juntáronse allí bien doscientos cincuenta hombres de pelea, e llegó el dicho Dn. Fernando Guanarteme con veinticinco o treinta hombres de las naturales e los dichos caballeros le requirieron e defendieron que no subiese arriba a la laguna donde el adelantado estaba, sino que volviese a amparar la Torre, e que este testigo oyó decir al dicho Guanarteme que no había de parar hasta que viese la cara del adelantado e capitán general muerto o vivo como quiera que estuviese, e luego se puso en armas, por manera que hizo lugar por donde salió él y su gente, e más doscientos peones e caballeros castellanos que allí estaban, y aunque pesó a los caballeros fueron al socorro del adelantado e entraron todos en la batalla e desbarataron los guanches e ovieron vencimiento e vino vivo el adelantado. Que es esto lo que sabe de esta pregunta».



    Esta declaración confirma la muerte del Rey Grande o Bencomo; por más que Tinguaro, repetimos, murió a los pocos días de las heridas. (Bethencourt Alfonso 1991:130-131)



    Es bien conocida la predisposición del esclavista Alonso Fernández de Lugo para beneficiar desmesuradamente a sus parientes amigos y parciales, así, en el reparto del botín de guerra, en la isla Chinech distinguió generosamente a su antiguo y fiel colaborador Fernando Guanarteme con generosas extensiones de tierras en Acentejo, Tahoro y Abona… de las tierras usurpadas.



    En la Datas de Tenerife, primeros documentos públicos generados a raíz de la invasión y conquista aparece la figura de un Fernando Guanarteme bajo diferentes grafías, según recoge don Elías Serra Rafols en Las Data de Tenerife, libros I al IV de Datas originales, en la Data número 17 de fecha 6 de junio de 1499 mediante la cual recibe unas tierras en las lomadas de Acentejo, el 23 de enero de 1500 Fernando Guanarteme presenta el alvalá para su registro en el libro de repartimientos, figurando como testigo un Francisco Guadarteme, sobrino del Guad.



    740-20. Figura como: Hernan Guanarted, En las Datas: 184-26. 938-52. 940-40. 1290-14. 1.811-20, figura grafíado como Guadarteme, en las 17. 55. 222-5.313-40. 403-59. 434-12. 634-34. figura como Guanarteme. Además de otras grafías como: 740-20, Fernando Guanarted. 800, Fernan Gonarteme. 1.211-40, Hernando Guarteme. 1.49-14, Guadalteme. 1.879-42, Guarateme.



    Data 1.341: Hernando Guanarteme. 59 f . De ta. de s. En el Reino de Abona e unas cuevas q. Se llama Hing.. (roto) Lindan con un barranco de la moradas... rey de Abona e lindan con un mal país. Digo q. Do en nombre de sus Majestades, 3 c. En el dho lugar. 20-VI-1522- 7-X-1564 PARECIÓ Juan Alonso, e como marido de Leonor Hernández, mujer que diz q. Es difunta, como hija y heredera q. Dijo ser (de) H.G. y por sus hijos y de la dicha L.H., su mujer, presentó este título. Ts. Hernando Ortiz, Diego Gómez. Domingo Angadura.



    Para concluir queremos hacer notar que desde hace varias décadas el estamento colonial compuesto por empleados de la metrópoli y un amplio sector del criollismo dependiente vienen desplegando ingentes esfuerzos en rescatar y promocionar el concepto de “El buen salvaje” en la figura del converso Thenesor Senmidán más conocido como Fernando Guanarteme, en un intento de crear en la sociedad canaria un sentimiento de sumisión y colaboración aparentemente voluntariamente aceptado, mediante el cual continuar manteniendo el actual estatus colonial por tiempo indeterminado, pues desmontada histórica y científicamente la falacia del exterminio, pretenden potenciar la del mestizaje.



    “Guanarteme, teme, teme./ Teme teme, temetá / cuatro huesos enterrados que no sabe nadie donde coño están...”. Más o menos así empieza una popular Isa interpretada por el grupo musical Los Sabamdeños, allá por aquella década en que este grupo alardeaba de su canariedad y cantaban a la tierra que les vió nacer, canariedad que con el tiempo, los intereses económicos, políticos y de estrellato han relegado al olvido en aras de “sevillanas canarias”, proponer como Himno Nacional Canario un pasodoble español y otras muestras de “canariedad”, que les permiten mantenerse en el “candelero”.

    Se suele decir que Roma no paga a traidores… No es el caso de España, pues esta siempre ha pagado y además espléndidamente a los traidores tanto en el pasado como en el presente.



    Notas:
    (1) Artículo de Florián Corujo. Edil de Cultura de Arrecife, Lanzarote. Publicado en el periódico Canarias7 el 28 de mayo de 2.004
    (2) Felipe Ros, Amaga
    (3) Juan Francisco Díaz Palarea.
    (4) Guayedra es el nombre que los canarios daban a Thenesor Semidan posiblemente por proceder de este agreste lugar, el cual pidió como Data probablemente por tener dicho lugar connotaciones sagradas.
    (5) Página de la Real Ciudad de Gáldar. E-mail: ciudadgaldar@hotmail.com

    (6) Según la historiadora Luisa Álvarez de Toledo afirma que este Miguel de Mujica o Música era un canario cristianizado que además sabía leer y escribir, y que algunos historiadores han hecho pasar por español. G.A.

    Según la historia oficial, fue "rey" o caudillo de Gran Canaria. Llamado Tenesor Semidan, tomó el nombre de Fernando Guarnarteme al bautizarse, combatiendo a sus vasallos, junto a los castellanos. El Guanarteme que nos ocupa, participó en la conquista de Gran Canaria y pudo hacerlo en la de Tenerife ("Canarias y América". V Centenario, 1992).

    (7) Se supone generalmente que la presentación del Guanarteme debió de hacerse en Calatayud, donde los Reyes Católicos estaban a fines de mayo 1481. Sin embargo, no es cierto que se trate del Guanarteme, quien según Castillo, p.376, sólo fue hecho prisionero el 12 de febrero de 1483; fecha también sumamente dudosa. Si es cierto (221.10) que Fernan Peraza desembarcó en Lagaete a 1 de febrero de 1482, la prisión del Guanarteme bien podría ser de 12 de febrero de aquel año. (Alejandro Ciuranescu)



    *Los cronistas e investigadores no están de acuerdo en cuanto al número de mercenarios castellanos muertos en la Batalla de Acentejo, las cifras oscilan entre los mil y mil quinientos según cada autor, estudios reciente sitúan la cifra en más de dos mil quinientos, cifra que ya había sido corroborada por Marín de Cubas quien al referirse a la epidemia de modorra en Chinech (Tenerife) nos dice: “…a causa de los más de dos mil muertos que quedaron en la batalla del año anterior…”


    Imágenes:

    1. Busto dedicado a Fernando Guanarteme ubicado en la Plaza Islas Canaria en la ciudad de Calatayud, España. Tomada de: www.educa.aragob.es/.../images/calatayud14m.jpg



    2. Tomada de: es.geocities.com



    Fuentes consultadas:

    Antonio Rumeu de Armas
    La Conquista de Tenerife. 1494-1496
    Aula de Cultura de Tenerife
    Santa Cruz de Tenerife, 1975.



    Luisa Fernanda Alvarez de Toledo

    Duquesa de Medina Sidonia

    África Versus América: Las Fortunadas y otras islas.
    SRGS. V.1494.56. [3] SRGS. XII.1491.194.

    Fernando Díaz-Plaja
    Historia documental de España
    Guadiana de Publicaciones
    Madrid-Barcelona 1973.



    Tomás Marín de Cubas

    Historia de las Siete Islas de Canaria.

    Ediciones Globo. La Laguna.



    D.J.Wölfel

    Estudios Canarios.

    H.Nowak.BURGFRIED-VERLAG. Hallein

    AUSTRIA.1980.



    Fernando de Guanarteme: Calatayud y la historia

    Sergio Sapataría Gualdaquivir

    La Comarca (23-7-99)

    Calatayud.org



    Eduardo Aznar Vallejo

    Documentos Canarios en el Registro del Sello

    (1476-1517)

    Instituto de Estudios Canarios

    La Laguna-Tenerife, 1981.



    Fray Bartolomé de las Casas, O.P.

    Brevísima Relación de la Destrucción de África

    Preludio a la Destrucción de Las Indias.

    Viceconsejería de Cultural y Deportes del Gobierno de Canarias.

    Salamanca 1989.



    Fr. J. de Abreu Galindo

    Historia de las Siete Islas de Canaria.

    Edición de Alejandro Ciuranescu.

    Ediciones Goya, Santa Cruz de Tenerife, 1977.



    Juan Bethencourt Alfonso

    Historia del Pueblo Guanche, tomo 3º

    La Batalla de Agüere, págs. 130-131.

    Elías Serra Rafols

    Las Datas de Tenerife (Libros I al IV de Datas originales)

    Instituto de Estudios Canarios

    La Laguna 1978.

    ENLACES EN LOS QUE SE ENCUENTRA ESTA HISTORIA

    http://elguanche.net/Ficheros2/creacionmitoepgr1.htm

    http://elguanche.net/Ficheros2/creacionmitoepgr2.htm

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  4. VILAFLOR DE CHASNA



    Eduardo Pedro García Rodríguez *



    El boticario español establecido en La Orotava , Chinet (Tenerife) a finales del siglo XIX, Cipriano de Arribas y Sánchez, en su obra A través de Las Islas Canarias, recoge una antigua narración guanche de boca de un anciano del lugar de Vilaflor, detentador de la Tamusni (Historia oral del pueblo guanche que al igual que en el resto de los pueblos imazighen continentales se trasmite de generación en generación).

    Vilaflor es un bello municipio canario situado en el sur de la isla Chinet (Tenerife). Su altitud en la cabecera es de 1.400 metros sobre el nivel del mar. Siendo la capital municipal de mayor altitud de Canarias y con una población en la actualidad de más de 1.400 habitantes.

    Los naturales son denominados chasnero, ra, debido a que el nombre autóctono del lugar de Vilaflor era "Chasna", un topónimo guanche de esta comarca perteneciente al menceyato de Achbuna (Abona). Vilaflor es el nombre reciente y toma entidad jurídica según las normas castellanas a partir del establecimiento en el lugar de los criollos de origen catalán, Pedro Soler y su mujer Juana de Padilla, tronco del mayorazgo de los Soler en Chasna. Debemos recordar que hasta finales del siglo XVIII el único núcleo en esta amplia zona de la isla con presencia de habitantes de origen europeo lo constituía el mayorazgo de Adeje, en manos de los Ponte, familia oriunda de Portugal establecida en la isla desde los primeros momentos de la invasión y conquista. Las comunicaciones con este latifundio se efectuaban por la zona norte, pues hasta entonces los europeos jamás se aventuraban más allá del menceyato de Güimar, siendo las posesiones de los Ponte en Adeje un núcleo aislado del resto de la isla. Estos aprovecharon tal circunstancia para establecer un lucrativo negocio de tráfico de esclavos negros, y posiblemente de guanches, desde el puerto de la Caletas de Adeje. En el lugar se construyó una casa que según la tradición contaba con 365 huecos, y era lugar de contratación y reposo para afamados piratas y tratantes de esclavos, según recoge y documenta Rumeu de Armas. Este edificio fue, sin duda alguna, el primer hotel que se construyó en la hoy denominada Costa Adeje.

    En el relato, de indudable origen guanche, aunque, como es habitual en los españoles, cuando tratan temas de la cultura ancestral Canaria, el recopilador introduce elementos propios del etnocentrismo europeo así como conceptos etnocristianos, pero que, en definitiva, no trastocan totalmente el fondo de la narración. En ella podemos apreciar la iniciativa y capacidad de decisión de la mujer guanche, propia de la cultura matriarcal de nuestros ancestros. En algunos aspectos, los trabajos impuestos por Guayota al joven pretendiente nos recuerda -salvando las diferencias- a los impuestos por Euristeo a Hércules o Heracles, aunque, en nuestro caso, quien realmente resolvía los problemas era Vilaflor.

    Es muy interesante la referencia que el relato se hace de la divinidad paredro o secundaria del panteón guanche: Achuhurahan. ašu-hu-uraghan, comp. m. sing. de [Š] ‘que, lo que, el que’, [H] ‘estar en, venir de’ y [R·Gh] ‘arder’, ‘brillar’.

    1. m . Tf. ant. desus. Divinidad masculina (lit. ‘el que está en lo ardiente o brillante’, ‘el flamante’). Expr. t. Achahuaban, Achahuerahan, Achahurahan, Achuhuiaban, Achuhuran, Achuhuyahan, Achxuraxan, Acuhurajan. (Ignacio Reyes, 2007)

    Veamos la narración tal cual la transcribió Arriba y Sánchez:

    “Un viejo nos refirió lo siguiente: Era un joven guanche de la nobleza del gran Tinerfe, el que dedicándose con vivo ardor á comilonas y banquetes y al juego de apuestas, llegó hasta el punto de consumir todos sus ganados. Viéndose completamente perdido, desde Goimar donde residía, fué á parar á las cumbres de Vilaflor. Allí aburridísimo invoca á Guayota (el duende del Teide), aparécele un fantasma que le impulsa adelante. Andando andando encuéntrase entre unos gigantescos pinos, donde sale á su encuentro una vieja que lavaba unas pieles en una charca. La vieja le dice: "Vuelve atrás que vas perdido que por aquí no se sube á la residencia de Guayota (el Teide); si éste es tu deseo continúa por este risco arriba". Al poco rato sentadas al pié de una cascada de cristalinas pero aciduladas aguas (agrias) halla á tres hermosas guanchas llamadas según ellas Vilaflor, Jaruma y Tindalla. Como la Vilaflor estuviera lavándose los piés, cójela una soleta de su calzado y se marcha huyendo, pero ella le grita que se la vuelva y se casará con él. Entrégasele y Vilaflor le dice: -pues bien yo te ayudaré; mi padre es Guayota (el diablo) á quien tú buscas y estas otras dos jóvenes tan bellas mis hermanas; mira ahí viene, si te envía con un gánigo á sacar agua de otra vasija muy grande, es para empujarte y ahogarte, no vayas, le dices que tu no eres plebeyo.



    Le conduce Vilaflor á su cueva y el padre entonces ordena que para casarle con su hija, habría de ir á la montaña cercana, zorribarla, sembrarla y recoger las habas maduras. Fué á ello con Vilaflor dejando éste una saliva encima de una laja dentro de su gruta, la que respondía por ella á todo lo que desde su cueva le preguntaba á gritos su padre Guayota. Entrególe al fin las habas, pero de nuevo le ordenó que fuera al mar en busca de un collar de cuentas de barro almagre que su mujer había perdido cuando se estuvo bañando. Fué también en busca del collar y un anillo de barro, pero en compañía de Vilaflor; al llegar á la orilla del mar ordenó ella que con una punzante tabona la picase en un brazo y recogiese la sangre en una pequeña calabaza de agua que al efecto llevaba y que tuviese mucho cuidado al arrojarla al mar de que no se le derramara ni una sola gota y que además tocara el Taxaraste y el silvato para no dejarse dormir, teniendo sumo cuidado y el oído alerta para acudir á sacarla del agua tan pronto como le llamase; cansada de gritar ella y medio dormido él oyó los gritos y acudió á sacarla del agua ya medio muerta, tendiéndola en la playa. Como derramó una gota de sangre fuera del mar, Vilaflor llegó a tierra con un dedo menos en su mano derecha, aunque trayendo el collar y el anillo.



    Al llegar á su cueva rendidos de cansancio oyeron los gritos de Guayota que decía -venga el collar y el anillo, sinó mueres-. Se los presentó y entonces la mujer dice a Guayota -ya ves que es más diablo que tú, pues ha traído lo perdido en el fondo del mar. -En vista de esto dícenle que le ván á casar con una de sus hijas. Para escoger una de las tres hace que éstas introduzcan á través de un tabique de cañas sus manos, y nuestro héroe tira de la que le faltaba el dedo que era Vilaflor y el padre se la dió para él.



    Ya de noche Vilaflor dice á su marido. -Esta noche padre nos viene á matar a los dos. – Para evitarlo acordaron llenar dos zurrones de cabra con sangre de oveja y viento y los colocaron en la cama tapándolos con pieles y se huyeron hacia Adeje. Llegó el padre sigilosamente á media noche á la cueva del nuevo matrimonio y de repente empieza á macanazo (garrotazo) limpio hasta cansarse, y por último los pinchó muchas veces con su lanza de barbuzano (madera) y como soplaba el viento creía que eran suspiros de los moribundos hijos; abiertas las bocas de los zurrones, derramaron el rojo líquido y el Guayota se retiró persuadido de que había desangrado á sus hijos y que ya eran cadáveres.



    Al día siguiente la mujer de Guayota descubrió el engaño y á su marido se lo contó y riendo le decía: ¿Mira bien, no ves que son cueros? son ellos más diablos y hechiceros que tú; pero corre en su seguimiento y mátalos en el camino. Púsose en marcha y al ser reconocido por su hija transfórmase ésta en Mocan (árbol) y su esposo empieza á recoger en el suelo el fruto caído.



    Guayota le pregunta por la pareja y él le contesta que á nadie a visto pasar. Vuélvese Guayota á su residencia y su mujer riendo estrepitosamente le dice: Pedazo de goro (cochino) -también significa el chiquero ó pocilga- aquél á quien preguntaste era el marido y el árbol del Mocán tu hija, vamos á cogerlos. Los hijos escalan el risco llamado hoy "Monte del agua agria" y al acercarse á ellos como por encanto la hija se convierte en agua ágria y él en risco por donde manaba el agua. Entonces la mujer de Guayota cansada y jadeante se vuelve á su cueva. Al día siguiente al amanecer vuelve á buscar á sus hijos y estaban en el mismo Vilaflor, aún durmiendo la mañana entre unos pinos, y al ver llegar á su desnaturalizada madre se convierten él en pino gigante que es el llamado hoy Pino gordo y ella en el pino denominado Madre del agua. Entonces la mujer de Guayota desesperada por no hallarlos exclama: ¡olvidados séais el uno del otro! Los pinos quedaron para eterna memoria y ellos, vueltos de su encantamiento, se desconocieron; ella fué para Adeje y él quedó en Chasna, después Vilaflor. Pasado un año trata de casarse el héroe ya referido, y en una reunión de mucha gente y guanchas de cabellera rubia y rostros algo morenos pero bellos, entra dentro de la cueva donde estaban reunidos una esbelta jóven, se pone en medio de todos cantando, silvando y de pronto se arrodilla y mira al techo de la gruta invocando rezos ó exorcismos que no comprenden, la miran creyéndola loca: debajo de su largo tamarco de pieles (especie de capa) traía un envoltorio de pedazos lanudos de cuero de cabra en forma de una persona y fijando su vista en el novio que iba á casarse y golpeándole con el citado envoltorio en forma de muñeco le dice: ¿Te acuerdas del gánigo (jarro) de agua que mi padre te ordenó sacaras de la vasija grande? -á la que respondió -jNo! A cuya respueta la joven menudeaba de la lindo los golpes con el muñeco. Lloraba él, y ella continuó. ¿Te acuerdas de la montaña, su sorribo, siembra, recolección y entrega de las cultivadas habas?: si recuerdo un poco -ya los golpes no le dolían tanto- ¿Te acuerdas cuando me sacaste del mar con un dedo de la mano derecha menos por ir á buscar un collar y un anillo de barro? el jóven fijándose en la mano, pone las suyas sobre las sienes como queriendo traer á su memoria vagas ideas y ella continúa diciéndole: ¿No te acuerdas cuando coloqué dos cueros con sangre de oveja para librarte la vida, cuando me convertí en Mocán y después en pino?; recuérdolo perfectamente, vén á mis brazos, tú eres mi bella Vilaflor, con quien me caso ahora es contigo, efectuándose la boda con gran contentamiento de los presentes. La novia celosa y airada dio su mano en el acto á otro que también la pretendía, dirigiéndose después cada matrimonio á su auchón ó cueva habitación. Al entrar óyese un terrible estruendo, la tierra se conmueve, los temblores se suceden con rapidez, un horroroso trueno se oye, todos salen asustados fuera de sus viviendas, y el espacio á pesar de la oscuridad de la noche, se ve iluminado por un resplandor rojo oscuro que ilumina toda la atmósfera; se dirige la vista al Teide y éste vomita de su profundo seno rocas ardiendo con ruidos espantosos, repetidos por los ecos de las montañas; cenizas ardientes caen á los pies de los atemorizados guanches, un olor á azufre penetra por el olfato y formidable río de lavas ardiendo en forma de cascada de fuego se precipita por una montaña. Es el volcán del Teide, residencia de Guayota, que al saber el casamiento de su hija Vilaflor, duramente enojado por creer que eran muertos sus hijos, les envía el fuego de los antros infernales y terrestres, dando espantosos estampidos, que son los gritos desesperados de Guayota, al querer convertir con sus fuegos la isla de Nivaria en una quemada roca volcánica pelada, desierta y aislada en medio del Océano; lo que no pudo conseguir porque todos pedían á Achuhuran (Dios) que tenía más poder que él y la isla se salvó.



    (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993:134-37)



    * Miembro de la Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo

    benchomo@terra.es



    Egueerw, wanmendi 7º akano n tallit taynay tagwancet



    Fuentes consultadas:

    A Través de Las Islas Canarias

    Cipriano de Arribas y Sánchez

    Ed. Museo Arqueológico de Tenerife

    Cabildo Insular de Tenerife, 1993.



    Amawal Esekenamazgh

    Ignacio Reyes

    www.mundoguanche.com/pages/amawal.htm

    http://elguanche.net/Ficheros/vilaflordechasna.htm

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  5. NO PUEDE MORIR JAMÁS QUIEN DE ESCLAVO SE LIBERA



    Eduardo Pedro García Rodríguez*



    “Ante la desesperación del momento, cuentan las crónicas que numerosos saguntinos deciden perecer consumidos por el fuego antes que rendirse al general cartaginés. La crónica también cuenta que esa misma noche un grupo salió de la ciudad "a la desesperada" hacia el campamento cartaginés, para acuchillar a todos aquellos que encontraran a su paso. La consigna no deja de ser descabellada -"morir matando"-. Sin embargo, la superioridad numérica de los cartagineses presagiaba el triste final de los desesperados saguntinos. Desde lo alto de la muralla mujeres y niños contemplan el fatal desenlace y muchas de ellas deciden asesinar a sus criaturas antes de lanzarse desde lo alto de la fortaleza al vacío. Poco después, entran los cartagineses ordenando el asalto general sin compasión. Se puede decir que perecen en el intento más que los que se entregan al general.”



    Así nos cuentan algunos historiadores españoles la defensa que hizo Sagunto, ciudad-estado de origen griego situada en la península ibérica (es decir, una colonia) un par de siglos antes de la era actual. La defensa de aquella ciudad y las correrías mercenarias y depredatorias del castellano Rodrígo Díaz de Vivar, el “Cid campeador”, o los nefastos Reyes Católicos y otros ejemplares similares de la misma fauna eran ensalzados y fueron los ejemplos que durante la dictadura fascista-nacionalcatólica española nos inculcaban en las escuelas (allí donde las había) los enseñantes españoles y criollos españolizados de esta colonia como ejemplos a seguir en nuestra futura vida de adultos para mejor servir a la “madre patria”. Dictadura que continúa vigente en esta Nación Canaria sin Estado, si no en la forma sí en el fondo, de manos de los herederos físicos e ideológicos de los colonos y criollos de servicio, cuyos apellidos se perpetúan en el poder colonial generación tras generación y siglo tras siglo.



    Por el contrario, nuestros héroes Matrios que fueron capaces de ofrendar en sublime sacrificio el bien más preciado del ser humano como es la propia vida en aras de la libertad de su pueblo, fueron y son demonizados por aquellos que presumen de gestas heroicas que nunca fueron suyas, y cuyo estandarte siempre ha sido el oro y rojo, es decir, el oro y la sangre o lo que es lo mismo, Rojo y Gualda, en honor de los cuales y durante siglos, han hecho correr verdaderos ríos de sangre inocente.



    Los canarios actuales estamos obligados a no olvidar a aquellos de nuestros ancestros que no quisieron entregarse ante la descomunal y brutal superioridad armamentística de unas hordas invasoras depredadoras e inhumanas, no se prestaron a ser esclavos y no bajaron sus altivas cabezas ante dos maderos cruzados. Entre los muchos de nuestros antepasados que optaron por la libertad plena, nos ha quedado memoria, entre otros, de los siguientes:



    BENTEJUÍ […] mandaron fuese a sitiar otra llamada Fatiga, donde estaba el Rey Tazarte (Tadsart, ‘rebeldía’, ‘dignidad’), con la gente más feroz y atrevida; en aquella tierra áspera y muy agria envióse delante á Guadartheme para que les avisase del peligro en que todos los canarios estaban de morir á cuchillo no reduciéndose por bien; fue por dos partes á un tiempo, cogidas las entradas y salidas con increíble presteza y valor, que los canarios se hallaron suspensos y aturdidos; halló Guadartheme á un tío suyo que era Faisaje ó Consejero, á quien sentó bien la propuesta de perdonar á los canarios; mandó Pedro de Vera que bajasen todos abajo sin armas, y el feroz de Tazarte no queriendo reducirse ni poder pelear por estar ya sitiados, se llegó á la punta más empinada del risco y cruzando los brazos al pecho dijo dos veces muy alto: "Atistirma, atistirma", y dio una vuelta en el aire y abrazado al faykan de Telde se desriscaron desde aquella eminencia el 29 de abril de 1483. (Marín de Cubas [1694] 1993,: 163-4). También nos dejo un mensaje de dignidad canaria en su repuesta al mensajero del criminal Pedro de Vera, el converso Fernando Guanarteme: “Todavía Canaria no ha desaparecido del mundo y aquí la tienes toda sobre estos cerros” (Bentejuí en: Viera y Clavijo (1772) 1982, I: 529).

    TANAUSÚ o Atanausu fue el jefe del cantón hawarita de Aseró, uno de los doce bandos segmentarios en los que se dividía la isla de Benahuare ( La Palma ), Su nombre podría traducirse por «El obstinado». Debido a que «ta» en guanche indica género femenino, probablemente el nombre verdadero sería Aktanasut, pero al ser trascrito al castellano derivó en Tanausú.

    Viendo la imposibilidad de penetrar en la Caldera y de realizar una conquista militar de este territorio, Alonso Fernández de Lugo recurre a la traición y el engaño (tácticas habituales en los españoles de todos los tiempos), y convoca a Tanausú a una reunión en el paso de Adamacansis para tratar la paz a través de Juan de Palma, un familiar de Tanausú que se había convertido al catolicismo. Cuando Tanausú acude a dicha reunión acompañado de su sequito se ve envuelto en una emboscada en la cual es apresado.

    Ya capturado, Tanausú es conducido en barco a España en 1493, pero durante el trayecto se niega a comer dejándose morir de hambre, ¡Vacaguaré! ¡Vacaguareé! Fueron las únicas palabras que pronunció durante su cautiverio. Aktanasut protagonizó la primera huelga de hambre llevada a cabo en Canarias.

    Según la tamusni (historia oral,) una historia de amor le unió a Acerina, la que sería su mujer y que acabó eligiéndolo en vez de a su primo Mayantigo, en el llano de Taburiente, dentro de la Caldera del mismo nombre. Acerina llegó a amar tanto a Tanausú, que se dejó morir encuevada, según la tradición de los antiguos hawuaras.

    BENTOR, o Ventor, uno de los últimos menceyes que se enfrentó con las armas a la invasión de Chinet (Tenerife) Debió nacer sobre el 1463 y murió en 1495 o 1496, cuando decidió que su Espíritu Libre viajara al seno de Magek para encontrarse con los de sus ancestros, suicidándose ritualmente arrojándose al vacío desde el Risco de Tigaiga en el lugar conocido como El Lance.

    Con su muerte física, se perdió uno de los grandes defensores de la Matria Canaria. Este, se negó a rendirse ante las tropas invasoras castellanas, pese a que los tabores guanches estaban enfermos de la “Modorra” y la sangría que la batalla de Eguerew (La Laguna) había representado para los guerreros, como recoge la declaración de los testigos aportada en la información de Margarita Guanarteme (1526), que indica como en dicha acción "mataron al Rey Grande que se llamaba el Rey Venitomo de Taoro, y don Alonso de Lugo envió a Fernando Guanarteme para que se viera con el rey Ventor, hijo de Venitomo, para requerirle se diese volviendo con la respuesta que el nuevo rey no se quería dar…"

    Guanarteme iba al frente de quienes llevaban clavada en una pica la cabeza de Tinguaro o Benchomo (no se sabe con exactitud si aquella cabeza correspondía a uno u otro hermano.) La repuesta de Bentor a la embajada de Lugo fue: enviarle aquella cabeza a Alonso de Lugo, diciéndole que cada cual supiese guardar la suya.

    ICHASAGUA…Llevaban los comisionados poderes del adelantado para negociar la paz bajo las mismas condiciones del Tratado de Los Realejos, con olvido de todo lo pasado; proposiciones que acabaron por aceptar algunos de los principales alzados, siempre que el Mencey Ichasagua entrara en el concierto.

    Aceptado el principio de acuerdo, la asamblea se dirigió hacía el lugar del actual pueblo de Arona, al sitio denominado El Llano del Rey, el cual hasta fines del siglo XVIII en los documentos oficiales se cita como El Llano del Rey Ichasagua. Cuando llegó la comitiva a presencia del Mencey encontraron a éste en píe rodeado de algunos de sus consejeros, mirando al numeroso grupo que se le aproximaba, al frente del cual venía el infante Izora, cuando éste llegó a su presencia y después de dirigirle un saludo le dio a conocer su misión y las proposiciones de paz. El Mencey Ichasagua, sin corresponder al saludo de Izora, sin pronunciar una sola palabra, recorrió con la mirada los rostros de todos los circunstantes como tratando de adivinarles el pensamiento, tiró de pronto de un puñal que llevaba al cinto y se lo hundió en el pecho. Así, cumpliendo con la tradición de sus ancestros, mediante el suicidio ritual murió el penúltimo Mencey Guanche, sin siquiera molestarse en dar repuesta a las propuestas que el verdugo Alonso Fernández de Lugo le trasmitía a través de unos renegados. Tras el fallecimiento del Mencey Ichasagua, algunos de los alzados aceptaron las paces propuesta por los mercenarios invasores y consiguieron arrastrar consigo a muchos de los alzados. La historia es testigo del poco honor que los españoles hicieron a lo pactado, como es habitual en ellos. Otros, los más indómitos, se dispersaron por las cumbres y montes manteniendo viva la lucha contra el invasor. Con el transcurso del tiempo, unos se fueron integrando en la nueva sociedad, otros, continuaron su lucha y su vida en las zonas más inaccesibles de nuestra geografía, y si bien con el tiempo las acciones de guerra se fueron aminorando, no es menos cierto que estos alzados jamás se rindieron al invasor, por tanto, podemos afirmar que aún continuamos en guerra con la potencia invasora, en una especie de tregua indefinida no declarada. (Eduardo P. García Rodríguez)

    Son cientos los héroes anónimos mujeres y hombres canarios que ofrecieron en aras del Amor a la Matria y a la libertad el máximo sacrificio que un ser humano puede ofrendar, su propia vida.



    Los cronistas de la invasión y sometimiento de las islas nos dejaron constancia de que muchos de nuestros ancestros prefirieron la muerte antes que la esclavitud, también nos cuentan que muchas mujeres se encerraron con sus hijos en cuevas y se dejaron morir ante que caer en manos de los invasores extranjeros, extremo este corroborado por los modernos hallazgos arqueológicos.



    “No se le ocultaba á Pedro de Vera Lo que pasaba, procurando verse con Guadartheme de Gáldar, que no fue posible. Corríase la tierra por todas partes, y entre ellos los gomeros fueron muy señalados en fuerzas y valor; algunos veinte tuvieron luchas y desafíos célebres con los canarios; saliendo ciertos castellanos y gomeros de la Torre del Gaete á traer ganado ó cautivos, cogiendo la playa del mar, vieron salir de una cueva dos mujeres huyendo por sobre unos riscos, la una era madre, algo anciana, y la otra era su hija, muy hermosa, de mucho cabello y rubia, con unos faldellines de pieles y lo demás desnudo, como en todas se veía; éstas, viendo llegar á querer subir el risco tras ellas, arrojaron tantas piedras que mataron á un soldado é hirieron á muchos á la subida del risco de Tirma; mas viendo la resistencia dos castellanos subieron rodeando otro camino por unos andenes bien peligrosos, y pudiendo la más anciana huir y escapar, volvió sobre la moza, que se ponía en defensa, y pareciéndole imposible escapar de cautiverio, desenvolvióle el cabello largo á la moza y dándose dos vueltas al brazo derecho con él se arrojó del risco abajo trayéndosela consigo, se hicieron pedazos y hoy llaman el Salto de las Mujeres. Hubo otras canarias que buscando leña fueron sentidas de los castellanos, y también se desriscaron.” (Marín de Cubas [1694] 1993:154)



    OTRO RECORDATORIO:



    Kebehi Benchomo; Chimenchia-Tinguaro; Doramas; Hautacuperche; Badeñol; Haineto; Secundino Delgado Rodríguez; Bartolomé García Lorenzo; Javier Fernandez Quesada; Hupalupa (Hermogenes Afonso de la Cruz ) Miguelón: Helio Rodríguez Figueróa; Benahuya (Chucho Dorta); Leonor Iniesta Ramos (Leo): Ichasagua (Manuel Martín Domínguez); Tomás Francisco Chavez Mesa; Víctor León Reyes (Vitito); Tito Stinga; José Peraza González; Marcelino Santana Santana; Uli Daren (Emiliano Bethencourt Expósito); Beneharo de Anaga (José Diego Díaz-Llano Guigou) Pedro Luis González… Sus Espíritus Libres están acogidos en el seno de la Diosa Magek.



    * Miembro de la Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo



    Fuentes consultadas: Eduardo P. García Rodríguez, Reconstitución del Menceyato de Adeje.

    Juan Bethencourt Alfonso, Historia del Pueblo Guanche.



    Chinet, want’ ijumaynut Magek n 7º akano n tallit taynay tagwancet

    Imagen: tomada de www. Elguanche.net

    http://elguanche.net/Ficheros/nopuedemorirjamasepgr.htm

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  6. LOS BENCOMO-BENCHOMO- O WEN-N-KUMU Y LA UNIVERSIDAD DE SAN FERNANDO O DE LA LAGUNA

    Eduardo Pedro García Rodríguez*

    He tenido la oportunidad de leer en el periódico Digital www.elguanche.net, un interesante artículo-presentación titulado "José Escobedo primer rector de la Universidad de La Laguna" en él, su autor, Adrián Alemán, nos ofrece un emotivo viaje en el tiempo pasado con su hábil pluma y docta prosa, sumergiéndonos en la vida cotidiana de la Ciudad de La Laguna del primer tercio del siglo XX, al tiempo que también nos ofrece unas pinceladas de la vida política de la metrópolis, y una semblanza de don José Escobedo González-Alberú (1892-1945): Uno de los Rectores más significados de la Universidad de La Laguna.

    Personalmente quedo doblemente agradecido al autor del mencionado artículo por dos razones: La primera, por ofrecerme la oportunidad de revivir bucólicos recuerdos de la ciudad de Aguere, que permanecían dormidos en mi subconsciente, los cuales afloraron a mi consiente con la narración magistralmente desarrollada en dicho artículo-presentación por su autor, y la segunda, porque me da la oportunidad de desempolvar unos viejos apuntes que dormían en una carpeta y someterlos a la consideración del Director de éste periódico digital por si estima oportuno darle publicidad.

    Con ello aportaríamos algunos datos en torno a la Universidad de San Fernando o de La Laguna, posiblemente desconocidos para mayoría de las actuales generaciones de estudiantes y quizás de algunos de sus profesores, al tiempo que damos algunos datos del primer Rector de la Universidad y de algunos de sus parientes.

    [...] Como bien comentan las hermanas Casalón en su "Diario", por esas fechas de 1826 don Pedro José Bencomo y Rodríguez, primer deán de Tenerife y primer Rector de la Universidad de San Fernando, hoy más conocida como de La Laguna, era ya un anciano venerable.

    Don Pedro José, al igual que sus hermanos don Cristóbal y don Santiago, fueron preclaros sacerdotes que contribuyeron en gran medida a la consecución del establecimiento de la Universidad de San Fernando, impulsaron las obras de la catedral de La Laguna y contribuyeron a la creación de Obispado Nivaríense.

    (Don Pedro José Bencomo y Rodríguez, primer Rector de la Universidad de La Laguna)

    Don Santiago Bencomo y Rodríguez fue deán y canónigo de la iglesia catedral de Canarias, caballero pensionado de la Real y distinguida Orden de Carlos III, Obispo electo de Astorga y doctor en sagrada teología. Es digno de destacar que siendo canónigo de Canarias en 1810, cuando se desató en las islas la epidemia de fiebre amarilla, los responsables políticos, militares y eclesiásticos, en la ciudad las Palmas de Gran Canaria huyeron en desbandada hacía el interior de la isla, excepción hecha de don Santiago Bencomo, quien se mantuvo en su puesto prestando inestimable ayuda a los afectados.

    Don Pedro José, canónigo de la Catedral de Canarias y primer deán de Tenerife, como hemos dicho, fue comisionado regio conjuntamente con don Alonso de Nava y Grimón, para el establecimiento de la Universidad de San Fernando de la cual fue su primer rector, interinamente en un principio por una cuestión de posible incompatibilidad al ser uno de los dos miembros de la comisión regia encargada de ponerla en marcha, siendo titular posteriormente. Asimismo fue el primer doctor en cánones, doctorado concedido por el claustro en su primera reunión de apertura llevada a cabo el domingo 12 de enero de 1817, fecha histórica para todo el Archipiélago Canario.

    Don Cristóbal Bencomo y Rodríguez fue el alma mater, el verdadero impulsor de la creación de la primera Universidad de Canarias. Su situación privilegiada en la corte española le permitió abogar por algunos asuntos del máximo interés para el desarrollo de algunos aspectos culturales y sociales de la burguesía Canaria, pero lamentablemente, no supo o no quiso aprovechar su situación predominante en la corte española de la que llegó a ser el hombre más influyente, para arrancar a ésta algunas medidas de gobierno en beneficio del pueblo llano.

    Veamos algunos rasgos biográficos de este ilustre descendiente del gran Kebehi Benchomo, el último gran caudillo del pueblo guanche.

    Nace don Cristóbal en la calle del Agua (hoy de Nava y Grimón) de la ciudad de La Laguna, isla de Tenerife el 30 de agosto de 1758. Descendiente por línea directa del Gran Kebehi Benchomo de la Casa Real de Taoro, pero de reducida fortuna aunque portadores tanto él como sus hermanos de una gran inteligencia, estarían predestinados a recuperar parte del protagonismo que por derecho propio les correspondía en la sociedad Canaria, derecho del cual habían sido desposeídos sus antecesores por la fuerza de las armas de los conquistadores europeos. De los primeros años de la vida de Cristóbal y de sus hermanos tenemos pocas noticias. Posiblemente Cristóbal inicio sus estudios bajo la tutela de los frayles de convento de San Miguel de las Victorias de la ciudad de Aguere, decidiéndose por estudiar una de las carreras que más demanda laboral tenía en aquellos tiempos, la eclesiástica, campo éste, que, con el militar eran a los que podían acceder con cierta facilidad los jóvenes canarios que no formaban parte de la burguesía española dominante. Siendo un excelente estudiante se aplicó con gran aprovechamiento y en seis años concluyó los estudios de Filosofía y Teología, no teniendo la edad reglamentaria para obtener el presbiteriado, haciendo uso de la astucia solicitó y obtuvo, con el objeto de mejorar su currículum vitae, tomar parte en las oposiciones para los beneficios vacantes en el obispado, haciendo luego lo propio en las Cátedras de Filosofía del Seminario de Canarias.

    Se destacó de tal manera en las referidas oposiciones que, el Obispo Fr. Joaquín de Herrera le confirió, en el mismo año de 1790, la tonsura y el título de predicador, así como el nombramiento de maestro de pajes y sagradas ceremonias.

    Atendiendo al dicho de que nadie es profeta en su tierra, don Cristóbal se desplazó a la metrópoli con la esperanza de conseguir mejores horizontes donde desarrollar sus talentos y donde su condición de indígena sería vista con mayor beneplácito que en la cerrada élíte Canaria, y donde además podría ampliar sus estudios. Domiciliado en Madrid, se dedicó al estudio de la literatura y la lengua griega, cuyas materias dominó en sólo seis meses, lo que unido a sus amplios conocimientos de la lengua y literatura latina, le valió en gran manera para el ulterior desarrollo de sus actividades docentes.

    (Don Cristóbal Benkomo Rodríguez)

    Las dotes académicas del Presbítero Bencomo debieron ser lo bastante sobresalientes como para captar la atención del monarca español Carlos IV, quien le nombró en 1793 maestro de Filosofía y Política de sus caballeros pajes, y posteriormente profesor de latinidad del Príncipe Asturias, con la dignidad de Chantre de Plasencia, después en 1780 confesor del príncipe, cargo que era de los más espinosos y delicados, lo cual justifica la prudencia y el talento que revestían la figura del entonces canónigo Bencomo, quien a partir de aquel momento siempre tuvo sobre el voluble e indeciso futuro Fernando VII, de quien supo sacar buen partido en beneficio de sus hermanos y de la oligarquía tinerfeña.

    El desastre de Trafalgar movió a Napoleón a variar los planes que tenía concebidos sobre España, aunque mantenía vigente el tratado de Fontainebleu (1807). Ante el incumplimiento de Portugal del bloqueo continental impuesto por Napoleón contra la marina Británica, Éste decide invadir Portugal y dividirlo en tres partes: una para la reina viuda de Etruria; otra para el ministro español Godoy y la tercera parte restante se fijaría el destino una vez finalizada la guerra. Con tal objeto entró en España un cuerpo de ejército francés al mando de Junot, que pasaron por Madrid e invadieron Portugal en condiciones bastantes precarias. Ante las dificultades que tenían las tropas francesas para mantener la ocupación de Portugal y para evitar la total destrucción de las mismas, Napoleón envía varios cuerpos de refuerzos al mando de Murat, quien obtuvo del gobierno español se le facilitase la vía del Duero en su camino hacía el país Luso. En tal estado de cosas, afloran una vez más las corrupciones internas en la corte española, decantándose en dos facciones, una la de los godoyistas y la otra de los fernandistas, dirigida esta por el príncipe de Asturias, Fernando, y su preceptor el canónigo Ezcoiquiz y del cual indudablemente formaba parte Bencomo; en su odio hacía Godoy llegó este partido a solicitar el apoyo de Napoleón, descubierta la conjura por Carlos IV prendió a su hijo y le sometió a proceso. En este estado de cosas, Junot ordenó el avance del ejército francés de refuerzo maniobra que ya había sido prevista con anterioridad por Napoleón. La maniobra intimidó de tal manera a la familia real española que abandonó la corte para embarcarse rumbo a América, viaje que se hubiera llevado a cabo de no haber estallado un motín hábilmente preparado por el partido fernandista, que obligó a Carlos IV a abdicar en su hijo Fernando para salvar la vida de Godoy.

    La anárquica situación de España aceleró los planes de Napoleón, y para evitar una posible ocupación del estratégico territorio por parte de Inglaterra, decidió formar un gobierno estable que le permitiese contar con el país como base de operaciones francesas. Estos planes fueron el motivo de la reunión de Bayona, en la cual Napoleón trató de conciliar a Carlos IV con su hijo.

    Ante la intransigencia de Carlos IV, Napoleón arrima la braza a su sardina, y cortando por lo sano, nombra a su hermano José Bonaparte rey de España, que ya lo era de Nápoles.

    Deseando iniciar su reinado con algunos cambios en la retrograda decadente, y absolutista monarquía española, crea la junta de Bayona compuesta por noventa y dos miembros procedentes de todas las clases sociales quienes votaron una constitución que no pasó de papel mojado a pesar de su magnifica orientación.

    Ante la nueva situación impuesta por Napoleón, los absolutistas fernandinos optaron por retirarse a sus cuarteles de invierno entre ellos nuestro ilustre don Cristóbal Bencomo, quien retorna a su patria, sentando sus reales en su ciudad natal, y queda a la espera de que mejoren las circunstancias políticas en el reino de España. Durante su estancia en la isla mantiene continuos contactos con los grupos absolutistas locales pero no toma conciencia de los problemas populares posiblemente porque éstos no formaban parte de sus planteamientos políticos.

    Al implantarse de nuevo en España el régimen absolutista con el regreso y subida al trono de aquel país de Fernando VII, éste se hace rodear de muchos de sus antiguos correligionarios del partido fernandista, y reclama la presencia en la corte de don Cristóbal Bencomo, y desplaza a la isla un buque de guerra con el sólo propósito de trasladar a España a don Cristobal. En esta segunda etapa al lado de Fernando VII, el arzobispo gestionó una serie de nuevas prebendas obtenidas a la sombra de su protector que beneficiaron su situación personal. En 1815 se le confiere honores de miembro del consejo y cámara de Castilla y la gran Cruz de la real y distinguida Orden de Carlos III cuya insignia le fue puesta por el propio monarca en 1817, en este mismo año fue presentado por el monarca español y preconizado Arzobispo de Heraclea in partibus por el Papa Pío VII, siendo apadrinado en la consagración por el infante Carlos, quien le regaló un valioso pontifical.

    En medio del fausto y boato de aquella corte Borbonica, nuestro Arzobispo no olvidó por completo los intereses de la clase dominante de las islas y desplegó sus influencias para la consecución de algunos proyectos que venían gestándose desde hacía tiempo, entre ellos la implantación de una Universidad de letras cuyo proyecto tomó visos de realidad por R.C. de 15 de septiembre de 1830, y el Obispado nivaríense, aspiración que se venía gestando desde 1707, en ambos proyectos la actuación de Bencomo fue decisiva como tendremos oportunidad de ver en otro lugar.

    En 1818 es nombrado por el monarca inquisidor general, institución que afortunadamente estaba bastante quebrantada desde la constitución de las Cortes de Cádiz, Bencomo hombre sagaz e inteligente comprendió que el Santo Oficio era una institución a extinguir, que no gozaba de las simpatías de la mayoría de los estamentos seglares y eclesiásticos, que a pesar del sistema absolutista trataban de adecuar sus actuaciones a los nuevos tiempos. Ante la delicada situación en que le colocaba la designación como inquisidor general, Bencomo opta por renunciar al cargo y presenta la renuncia al mismo ante el Rey, tras varias negativas por parte del monarca éste termina aceptándola, dando así comienzo la pérdida de influencia de nuestro Arzobispo con Fernando VII.

    Los largos y fríos inviernos de Madrid acabaron afectado a la salud de nuestro biografiado, quien enfermo y achacoso y ante la pérdida de influencia en la corte pidió permiso al Rey para fijar su residencia en un lugar más cálido, pero no deseando alejarse demasiado de la corte, instaló su residencia en la señorial Sevilla, en cuya metropolitana disfrutaba la dignidad de Arcediano de Carmona, asistiendo como tal a coro. Instalado en la capital andaluza desde 1822, su vida fue allí retirada de las intrigas palaciegas, dedicándose a las prácticas religiosas y al ejercicio de la caridad. Prestó su apoyo a la población en situaciones de calamidad pública, como fue en el caso de la célebre epidemia de cólera que azotó a la ciudad en 1823, donando sumas de consideración en beneficio de los desvalidos, en ocasiones directamente y en otras a través del párroco de San Esteban. Como prueba del reconocimiento de los sevillanos a la figura de Bencomo su retrato está expuesto junto a los de otros ilustres personajes en la biblioteca colombina de la Catedral Sevillana, cita en el patio de los Naranjos.

    Durante los últimos años de su vida, fue protector de un destacado miembro de la iglesia católica española, consultor del concilio del Vaticano, fundador de la institución religiosa de las hermanas de la Cruz, el insigne gomero, doctor Torres y Padilla.

    De la obra literaria del Arzobispo Bencomo se ha publicado muy poco permaneciendo inédita la mayor de ella. Donó su biblioteca personal a la catedral de Tenerife además de muchas joyas, pontificales y cuadros de gran valor, más tres mil duros con destino a las obras del frontis catedralicio, en su testamento dispuso que su cuerpo reposara en la nueva catedral.

    Don Cristóbal Bencomo fallece el 15 de abril de 1832. Fue sepultado provisionalmente en la Catedral de Sevilla, en la capilla de nuestra Señora de Concepción la Grande, contigua a la capilla real, desde allí sus restos mortales fueron trasladados en 1837 a la ciudad de La Laguna, siendo inhumados en el presbiterio de la catedral, al lado de la Epístola, en un modesto sepulcro y sin la magnificencia que acompaña a otros cuyos inquilinos tuvieron en vida menos protagonismo.

    ASCENDENCIA DE CRISTÓBAL BENCOMO

    I. Constanza Antonia Alonso, casa con el colonizador portugués Gil Marrero, otorga testamento ante Juan Marques el 20 de septiembre de 1518. De este matrimonio nacen entre otros:

    II. Juan Marrero, quien casó con Juana Díaz Hernández, hija legítima de Juan Gaspar Hernández hijo primogénito de Gaspar Hernández (Adxoña), Mencey que fue de Abona, y de Mencía Bencomo (Dácil), hija de Kebehi Benchomo, y nieta paterna de Andrés de Llerena también conocido como Andrés de Güimar, príncipe de Güímar y de María Díaz Bencomo y Lugo, hija ésta de don Diego de Adexe (Pelinor), y de su esposa Dña, Catalina de Lugo, de Juan Marrero y Juana Díaz fue hija legítima:

    III. María Díaz, quien casó con Alonso Gomes, quienes fueron padres a su vez, de:

    IV. Cristóbal Marrero Bencomo, casado en la ciudad de La Laguna, en la Parroquia de la Concepción, el 25 de agosto de 1608, con Leonor Marrero o González, con quien tuvo a:

    V. María de las Nieves Marrero Bemcomo, quien casó con Salvador Salgado, hijo de Hernán Martín y de María Francisca, habiendo celebrado su enlace en la Parroquia de los Remedios en 1636. (folio 80, lib, 2º.), siendo aquellos padres de:

    VI. Cristóbal Marrero, casado en los Remedios en 1669 (folio 62 vº, lib.) 5.º), con María Negrín, hija de Juan Negrín y de Juliana Marrero, siendo hijo legítimo de aquellos:

    VII. Cristóbal Marrero Bencomo, quien casó también en los Remedios (1711, lib.)<<) 7º, folio 168 vº), con María de la Encarnación Alfonso, hija de Asensio Alfonso y de María Sebastiana, aquellos fueron causantes de:

    VIII. Francisco Basilio Bencomo, casado en los Remedios con Bárbara Rodríguez de Fleitas, hija de Cristóbal Rodríguez, oriundo de Tacoronte, y de Teresa María de Fleitas, padres que fueron éstos de: Don Cristóbal Bencomo y Rodríguez, Arzobispo de Heraclea, don Santiago, Obispo electo de Astorga, don Pedro, primer deán de Tenerife y primer Rector de la Universidad de San Fernando.

    Por lo expuesto queda claro la ascendencia Real de los hermanos Bencomo y Rodríguez, por vía materna descienden directamente del Gran Kebehi Benchomo, y por la paterna del Menkey de Abona Adxoña, y por ambas líneas son descendientes directos del legendario Gran Tinerfe.

    La familia Bencomo, como otras muchas familias Canarias, aportó su tributo de sangre a la colonización de América, veamos algunos ejemplos: Diego Bencomo, en 1707 embarca para La Habana como cirujano del navío San José, alias Los dos Leones.

    Domingo Martín Bencomo, hizo un viaje a la Habana, del que regresó en la fragata Nuestra Señora de la Rosa, que llegó a Santa Cruz el 13 de septiembre de 1773. Posteriormente, regresó a América, pues en 1788 figuraba como vecino de Coro.

    Eusebio Bencomo, su esposa Francisca Vizcaína y los hijos de ambos, Nicolás, Francisca Juana, Rosa y María Bencomo. Fueron una de las muchas familias tinerfeñas que pasaron a repoblar Santo Domingo, con los emigrantes que llegaron en enero de 1737 a la población del Puerto de Plata. La familia fue diezmada rápidamente. Francisca falleció el 22 de junio, el mismo día que su hija Rosa, y Juana había muerto el día 22 de abril.

    Los supervivientes se instalaron en sus nuevas tierras. Bencomo, en quien animaba el espíritu de justicia de sus antepasados fue uno de los menos contentos con el asentamiento, se le acusa de fomentar protestas e incluso se alude a la posibilidad de detenerlo por sedicioso.

    Las cosas en la nueva colonia debieron arreglarse ya que en 1738 era uno de los diez colonos que habían trabajado sus tierras de labranza.

    Francisco Basilio Bencomo (padre de nuestro biografiado), que falleció en Santo Domingo, siendo sepultado el 25 de mayo de 1778. Francisco Basilio se dedicó al tráfico de Indias, en 1732 viajó a La Habana como pasajero de "combés" del navío Nuestra Señora del Rosario alias La Estrella del Mar, pagando 14 pesos al contado como importe de su pasaje. Hizo numerosos viaje a La Habana, el primero conocido fue en 1760, con escritura riesgo de 232 reales. Por los años de 1764-1765 viajaba como maestre de la fragata Jesús Nazareno. Su comercio no debió estar muy acorde con las normas de la Casa de Contratación pues en 1766-1767 ésta, le abre un proceso sobre cuentas y flete de algunos de éstos viajes.

    José Bencomo, embarcó en calidad de mozo en el barco Nuestra Señora de los Remedios alias La Perla, que arrumbaba a la Guaira en 1765.

    Nicolás Bencomo, natural de Tenerife, estaba avecindado en La Habana en 1709, fecha en que hace escritura de deuda por 667 reales a José de Torres, vecino y soldado del castillo de Santa Cruz de Tenerife.

    Rafael Bencomo, fue conquistador de Indias, participó en la campaña de Pedro de Valdivia en Chile, muriendo en un enfrentamiento con los indios araucanos.

    Ciudad colonial de Eguerew, junio de 2006.

    * benchomo@terra.es

    Fuentes consultadas:
    Juan Bethencourt Alfonso
    Historia del Pueblo Guanche
    Alejandro Ciuranescu
    Diccionario Canarios-Américanos
    Rafael Padrón de Espinosa
    El Arzobispo Bencomo, Insigne Patricio tinerfeño

    Nota de la Redacción de El Guanche: Artículo/presentación al que se hace referencia:

    new0.gif (2109 bytes)Don José Escobedo, primer rector de la Universidad de La Laguna [R]



    http://www.canariastelecom.com/personales/benchomo/wennkumu.htm

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  7. SUPERVIVENCIA DE LOS GUANCHES
    SEGÚN DON JUAN BETHENCOURT ALFONSO...

    [...] "Los caracteres físicos y fisiológicos de los guanches pueden estudiarse en la actual población rural mejor que en los cronistas, que poco dicen del asunto, pues la supervivencia de la raza es indudable; salvo lo que han perdido de sus excelsas cualidades orgánicas por las costumbres menos varoniles, la sífilis, el alcohol y otros más importados por la civilización.

    El clamoroso vocerío de aquellos que pregonan al aniquilamiento de los indígenas por los españoles, después del invento de la crucifixión guanche por el arcediano Viera y Clavijo, tanto tiene de insensatez entre nuestros literatos como de mala voluntad de los extranjeros que odian el genio de nuestra raza.

    ¿Qué fundamento tuvo tan extemporánea noticia? Nadie lo sabe, porque el autor no lo dice y es lo extraño que cuanto escribió con relación a los indígenas ya las conquistas fue de segunda mano teniendo a la vista los cronistas, que si algo expresan es lo contrario.

    Para que se comprenda la gran desproporción que siempre hubo en la nueva sociedad formada por indígenas y europeos, basta decir que medio siglo después de conquistadas las cuatro islas menores, según Azurara, existían los siguientes hombres de los segundos, es decir, españoles: 60 en Lanzarote, 80 en Fuerteventura y 12 en El Hierro; no computando ninguno a La Gomera porque probablemente no los habría, pues en rigor no estaba conquistada. En 1455, ya en tiempos de Diego de Herrera, visitó las mismas islas Cadamosto que declara «se componían en su mayor parte de indígenas»; y esto debió saberlo Viera y Clavijo puesto que cita al viajero y tanto en las islas de señorío como en las realengas, se conoce por los cronistas que celebraron tratados de paz con los conquistadores, que los naturales nobles recibieron repartimientos y todos se equiparon a la europea al extremo de contribuir y cada isla reducida a la conquista de las otras.

    Salvo los muertos en los combates que fueron menos de lo que presumen los ponderativos, entre guerreros, mujeres, viejos, muchachos y niños acogidos a los convenios, puede asegurarse sin pecar de exagerado, que constituyeron las nueve décimas partes de la nueva población con relación a los españoles; y como de este asunto hemos de ocuparnos con mayor amplitud al tratar de la conquista de Tenerife, lo tomamos por ahora de ejemplo y aplazamos para entonces las razones en que apoyamos nuestros asertos.

    Al celebrarse la paz de Taoro o de los Realejos y hablando en cifras redondas, existían en Tenerife 20.000 guanches de todas edades y sexos aunque predominando las mujeres y niños, de los cuales unos 5.000 continuaron rebelados en medio de los montes sin querer darse a partido, y los otros 15.000 se mezclaron con un millar entré conquistadores y pobladores formando los núcleos de veinte y tantas de las poblaciones actuales. Cuanto a mujeres europeas, como aconteció en las demás islas, eran contadas.

    De los 1.000 entre conquistadores y pobladores que se avecindaron durante los primeros lustros, salvo unos cuantos extranjeros que por su escaso número nada significan, unas pocas docenas eran portugueses, como 200 indígenas isleños en su mayoría de Canaria y el resto de españoles, que siendo casi en la totalidad solteros se casaron con las guanchas.

    Aparte de que esto era natural, sábese por tradición, por lo que arrojan los archivos y sobre todo por el testimonio nada sospechoso de un comisionado inquisidor de aquella época, que hizo un padrón secreto de todas las islas, y sacó a luz el erudito Sr. Millares.

    En lo esencial los hechos expuestos son exactos y solo falta aplicarles las conocidas leyes de la herencia y de cruzamiento; con la circunstancia en esta ocasión de hallarse favorecido el coeficiente o grado de afinidad sexual, por estar comprendido en el grupo llamado por Mr. Broca de homogenesia eugenésica o absoluta, puesto que tanto los naturales de las otras islas, portugueses y españoles como1os guanches de Tenerife, proceden del mismo manantial íbero-libio.

    Siguiendo con el ejemplo de los 1.000 conquistadores y pobladores casados con otras tantas guanchas, pues los pocos que ya lo estaban para el caso es lo mismo porque se amancebaron, resultó:

    1.0 Hijos mestizos de primera sangre.

    2.0 Simplificando el ejemplo para la más fácil comprensión, mestizos de segunda sangre (que es el primer grado de retorno), que comprende a los vástagos del cruzamiento de los mestizos anteriores con guanchas, que eran las que abundaban.

    3.0 Mestizos de tercera sangre (segundo grado de retorno) o sea los, nacidos de los de segunda sangre casados con guanchas de pura raza y así sucesivamente hasta que en el quinto o sexto cruzamiento de retorno, como la población no era alimentada con elementos de fuera sino de la tierra, desapareció por lo general todo vestigio de mesticismo (mestizaje) y reapareció el tipo de la raza de la madre o séase del guanche con todos sus caracteres.

    Tenemos una prueba decisiva de que las cosas debieron acontecer así, en la igualdad de los caracteres osteométricos que ofrecen los osarios de las iglesias y cementerios de los pueblos y los recogidos en los antiguos panteones guanches.

    Claro, es que hay otras clases de mestizo, así como fenómenos de atavismos, pero hablando en términos generales y excluyendo determinadas localidades y hasta familias, el fondo de la población retornó al tipo guanche. Invitamos a descubir un sólo cráneo braquicéfalo, en las islas de señorío donde estuvieron algunos franceses y dejaron sucesión.

    De los elementos étnicos importados después de la conquista al fondo de la población rural, sólo merece tenerse en cuenta el berberisco y negro.

    Cuanto al contingente berberisco tuvo importancia en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, como lo acreditan varios documentos.

    Del último tercio del siglo XVII hemos leído en distintas parroquias de ambas islas, en los libros de visitas pastorales, diversos decretos prohibiendo ciertas costumbres, «vestir de alquiceles, tocar chirimías y hablar en algarabía». Mas como el elemento berberisco no es extraño a nuestra raza, únicamente hay que considerarlo como una moderna inyección de sangre homogénea.

    Respecto a la raza negra, a buen seguro que a la generación de nuestro tiempo en los campos se le escapara un contrabando, no ya en los sitios donde hubo negradas para la explotación de ingenios, como Adeje, Santa Lucía de Tirajana, etc., sino entre los diseminados para el servicio doméstico. Medio siglo atrás, fuera de las faenas agrícolas y pastoriles y los ejercicios de lucha, juego del palo, carreras, tiro de barra, etc. casi no se conocía otra ciencia que la genealógica. Cada individuo era un archivo: sabían y señalaban los que venían de nobles guanches, de guanches labriegos y pastores honrados aunque pobres y de guanches de viles oficios: y cuanto a los que tenían casta (negro), conocían por toda la provincia hasta las filiaciones más recónditas, no escapando ni los emancipados de los últimos vestigios, como el matiz amarillento de las escleróticas o el mismo matiz y la lúnula de las uñas, etc., ni necesitaban acudir a señales en tan asombroso registro.

    Hace muchos años fuimos árbitros en una cuestión relacionada con el asunto, pero cuestión grave y de verdadero peligro de muerte, y gracias a que suplantamos a un negro de los tiempos pasados por un morisco, contribuimos a la dicha de dos jóvenes de Totó, Fuerteventura.

    En resumen, tenidos en cuenta los antecedentes expuestos, repetimos que los caracteres físicos y fisiológicos de los guanches se pueden estudiar en los actuales habitantes." (Juan Bethencourt Alfonso, 1991, tomo I)

    Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo
    Departamento de difusión de documentos ajenos.
    Ciudad colonial de Eguerew, octubre de 2005.

    enlace:

    http://www.canariastelecom.com/personales/benchomo/nosdicebethencourtalfonso.htm

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  8. Antonio:
    La anécdota es cierta. Y las gemelas también pero no son estas. Para ilustrar el texto me he valido de esta fotografía de una inglesa y como bien puedes ver se trata de una broma fotográfica.
    De las gemelas auténticas no tenía ninguna foto y, además, entre nosotros, prefiero a estas. Sobre todo porque eran huérfanas y así te evitas la suegra, Q.E.P.D.
    Zoilo

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  9. VIDEOS DE LA SEMANA SANTA EN EL PUERTO DE LA CRUZ


    http://es.youtube.com/watch?v=Mt-uwWNPxGI

    http://es.youtube.com/watch?v=SLB8zTAOlu0&feature=related

    Procesión del Gran Poder de Dios de Puerto de la Cruz, 2008.

    http://es.youtube.com/watch?v=MEXof3t9eGs

    31 de agosto de 2008 6:48
    Suprimir
    Blogger Antonio Dorta dijo...

    VIDEOS DE LA PROCESIÓN DE LA VIRGEN DEL CARMEN DEL PUERTO DE LA CRUZ


    http://es.youtube.com/results?search_query=VIRGEN+DEL+CARMEN+%22PUERTO+DE+LA+CRUZ%22&search_type=&aq=f

    31 de agosto de 2008 6:48

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