zapatos blancos, juegan blancas; zapatos negros, juegan negras, originalmente cargada por zoilolobo.
Muy pocas veces tuve ocasión de demostrar que en el Puerto y en aquella época existía gente que aún cultivaba el sano ejercicio mental de disputar una improvisada aunque agradable partida de ajedrez a la sombra de una mampara.
Lo que más me llamó la antención, sin embargo, fue que el jugador de zapatos blancos juega, precisamente, blancas y el de zapatos negros, negras. ¿Casualidad?. Ateniéndome solo a este aparente nímio detalle, yo afirmaría que también el ajedrez contiene un componente de impreciso azar
Costumbres perdidas en favor del Facebook
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