RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

jueves, 23 de julio de 2009

BURROS Y LECHER@S en Tenerife

He recibido un E-mail muy emotivo que por las características de su texto me retrotrae a aquellos durísimos años de pubertad que transcurrieron siempre al borde de aquella carretera general de La Cuesta, bajo un sol de justicia, por donde tantas veces, durante tantos días, veía transitar a las magníficas lecheras que desde La Laguna y los próximos valles de Tabares y Jimenez atravesaban aquel suburbio cuartelero camino de Santa Cruz vendiendo la leche que, generalmente, solía transportar sobre sus lomos un obediente y cansino burro.

Quienes me escriben son precisamente nietos de estas lecheras ya desaparecidas pero muy comprometidos hoy por la supervivencia de un animal a quién, -por determinadas circunstancias-, se le exigió antaño su inestimable ayuda cotidiana en las labores más dispares a la que se enfrentaron los campesinos (ganaderos y agricultores) canarios entonces.


En este caso es el reparto de leche.


Como quiera que yo conservara algunas fotos representativas de este maridaje laboral entre lecheros y jumentos no tuve ningún inconveniente en hacércelas llegar a mis paisanos contribuyendo de este modo a la noble causa que esta pareja de canarios en unión de otros muchos desarrollan y defienden.


Mi más sincera enhorabuena.

Zoilo López



Wladimiro Rodríguez Brito *

El pasado viernes, 13 de julio, un grupo de laguneros, comprometidos con la tierra y sus gentes, realizamos por tercer año consecutivo un merecido homenaje a un animal que -con toda seguridad- ha sido el mayor auxiliar que ha tenido la humanidad y que con un mínimo de exigencia en alimentación y atenciones ha aportado trabajo y ayuda al hombre en el periodo preindustrial o, mejor llamado, en el "pre-petrolero" que, en Canarias, se prolongó hasta bien entrada la década de los cincuenta del pasado siglo. Hoy, el burro es apenas una reliquia del pasado, una especie en vías de extinción. Una sociedad consumista y derrochadora no necesita de sus virtudes y lo abandona a su suerte, a la deriva, hasta que desaparezca de la faz de la tierra, a excepción de algún circo o zoológico que coleccione especies "raras".

Sólo la acción de personas aisladas o de algunos colectivos sociales frena este proceso de abandono y marginación de un elemento fundamental del campo canario a lo largo de muchos siglos. Con dificultades, encontramos todavía algunos ejemplares de "plateros" repartidos por la geografía de esta isla, protegidos por estos colectivos o por algún romántico del agro. No escucharán ustedes a nadie que clame por su conservación y protección real como elemento vivo y por su más que posible utilidad cuando el petróleo deje de ser abundante y barato (cada vez menos).

El acto celebrado en la plaza del Adelantado en La Laguna no tiene vocación de recordatorio de viejas nostalgias y romanticismos, sino de un reconocimiento actual al importante papel desempeñado por este animal, vilipendiado sin recato como sinónimo de pobreza e ignorancia, contrapuesto a la modernidad y a lo "progre", vinculado a las nuevas tecnologías, derrochadoras y esclavas de los combustibles fósiles. A pesar de lo cual, nadie se corta lo más mínimo para hablar con reiteración de sostenibilidad. A mitad del siglo pasado aún teníamos más de 100.000 burros (de cuatro patas) en Canarias transitando por estos andurriales.

Vivimos en una civilización petrolera que consume 80 millones de barriles diarios cuando no hace tanto, en los años cincuenta, la producción total difícilmente alcanzaba los 10 millones. El año pasado, China, el gigante asiático, ya se constituyó en el segundo matriculador mundial de coches con la nada despreciable cifra de 5 millones de vehículos y continúa creciendo como demandadora creciente de combustibles fósiles. A esto se añade la "fiebre" de los biodiesel, generados a partir de los alimentos. Sólo en el último año, al plantearse Europa y EEUU imitar a Brasil en la producción de biocombustibles, se han doblado los precios de los cereales. Así ha ocurrido en muchos lugares y Canarias no ha sido una excepción.

En ese sentido, resulta oportuno que nos hagamos la siguiente pregunta: ¿sobran de verdad alimentos en el planeta para dedicarlos a la fabricación de biocombustibles? El culto al coche como máximo elemento de la "Creación" y objetivo primordial de la Humanidad. En cambio, recordamos que los burros nos prestaban su trabajo alimentados con unos palotes de maíz, un puñado de cerrillos o unos gramos de paja. En Canarias, en los últimos cincuenta años, hemos pasado de cultivar 2.000 m2 de tierra por habitante a unos escasos 200, es decir, de un total de 150.000 Has., en 1950, a sólo 44.000 Has. en la actualidad.

En esta coyuntura, insistimos en que el acto promovido por AGATE no es un brindis al sol para enmarcar en un museo. El campo y la naturaleza no pueden ser modas pasajeras, equivalen a sembrar el futuro con semillas y culturas de lo mejor de nuestro pasado. En definitiva, entre el burro y el etanol, nos quedamos con el primero, ya que para obtener sólo un litro del segundo necesitamos invertir 5 litros de agua, energía y suelo de cultivo.

De verdad, comienzo a estar un poco cansado de los que se llenan la boca diciendo que el biodiesel es la principal alternativa de futuro contra el petróleo y que la producción de comida sigue siendo clave para la humanidad. Las "bioalternativas" verdaderas, las tradicionales, como la agricultura y la ganadería, no pueden ser arrojadas al basurero de la historia impunemente y sin que la sociedad civil oponga resistencia. En ese sentido quiero transmitir de nuevo mi más sincera enhorabuena a los amigos canarios del burro, del campo y de la ganadería, para que no cejen en su empeño de mantener su defensa y conservación.

*Consejero del Cabildo Insular de Tenerife

3 comentarios:

  1. Muy bueno e interesante el escrito sobre los burros.
    Está tambien en vias de extinción el mulo o mula?
    Cuando eramos niños deciamos si era el resultado de mitad caballo, mitad burro.
    Un Saludo
    F Telvi.

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  2. Me emociona mucho ver que otras personas vean interesante este texto, muchas gracias una vez mas por tu apoyo desinteresado.

    Nos es grato encontrar gente comprometida y con sentido común, que en estos tiempos que nos toca vivir marcado por el falso progreso, la ostentosidad y el culto a la apariencia, no abundan demasiado, ya no importa lo que sepas, sientas, quieras o seas, sino lo que prima es lo que aparentes ser,o ser lo que los demás quieren que seas, por eso en esta sociedad "mejor caballo que burro".

    Pocas personas han tenido la oportunidad de interactuar con un burro en vivo, sin embargo sin conocimiento ninguno y bajo la ignorancia absoluta todos lo asocian con la necedad, la terquedad,la pobreza y la ignorancia, sin embargo al caballo se le asocia con el poder la riqueza, la nobleza, y se le tiene por un animal muy inteligente, que injusticia, un burro es mucho mas inteligente que un caballo, en fin así es el ser humano....

    En este contexto de borreguismo absoluto, estamos nosotros a contra corriente con nuestros burros, y resistiendo. Por eso una vez mas, gracias. Antonio Darias

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  3. Apreciado Antonio:
    Con el paso del tiempo, como a mi me ocurre, uno regresa a los orígenes y recupera todo aquello que en realidad constituyó la esencia de nuestra propia existencia y cuya exigencia emocional nada a podido superar.
    Hoy, por poner un ejemplo, si tuviera que escoger entre un burro y un Ferrari, lo más probable es que me inclinara por el burro.
    Los automóviles, signo juvenil de distinción, no me interesan ya tanto; prueba de ello es que el carnet de conducir lo obtuve con 59 años cumplidos. Por lo tanto estoy mucho más cercano al burro que al automóvil.

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