RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

domingo, 25 de octubre de 2009

"No por mucho madrugar amanece más temprano"

Nuestra sociedad actual, industrializada hasta lo indecible, intenta paliar hoy el exceso de consumo energético con medidas tan aparentemente eficaces que en su pretendido afán por el ahorro pervierte vergonzozamente la contundecia con la que algunos refranes castellanos han venido velando siempre por el correcto comportamiento de nuestras ancestrales costumbres.

"A quién madruga Dios le ayuda" aunque bien es verdad que "No por mucho madrugar amanece más temprano".

Naturalmente que a partir de hoy y durante un cierto tiempo comenzará a amanecer más temprano que de costumbre para todos nosotros con lo que el famoso refrán que titula esta crónica no solo queda completamente desnaturalizado sino, además, despojado del todo de su contenido y proverbial eficacia.

Hemos desplazado las manecillas del reloj un dígito atrás con lo que la tan esperada hora diaria del Angelus entre los labradores, tan representada a lo largo de la Historia del Arte por pintores y escultores ya no coincidirá jamás con nuestro horario solar; se ha convertido en pura anécdota.

Cuando, cada día, el sol alcance su cenit, -(gracias a que la Tierra rota)-, ya nunca los relojes marcarán las doce del mediodía, desvirtuando de tal modo la perfecta relación siempre habida entre la jornada laboral de los agricultores y el calendario solar del año.

EPÍLOGO

Sin embargo y pese a todo, la gran ventaja que proporciona esta drástica medida estoy seguro que será aprovechada, con mayor eficacia si cabe, como excusa en unos casos y cohartada en otros por todos aquellos que jamás supieron llegar puntuales a una cita y que, concretamente hoy, dispondrán de 60 minutos de márgen como pretexto a su radical impuntualidad.

Po si acaso, hoy no he quedado citado con nadie.

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