RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

domingo, 27 de marzo de 2011

Reflexiones de mi amigo ALEJANDRO MATILLA


SIN DEMAGOGIA

Con frecuencia en los telediarios del  mediodía, entre cucharada y cucharada, podemos ver revolotear por las aceras el hígado de una persona, prueba inequívoca de que se acaba de cometer un atentado.
A continuación contemplamos los arcenes de nuestras carreteras sembrados de restos humanos, mineros sepultados o albañiles fuera del andamio.
En las noticias del tercer mundo están los miles de niños muertos por hambrunas, guerras o matanzas del dictador; los colocan como traviesas del ferrocarril, jamás se ve el final. Cuando las moscas intentan lamer sus rostros, nosotros, con sutil cobardía, como despistados mirando a la ventana, disparamos el mando a distancia buscando sensaciones más placenteras y así comer el postre más relajados.
En ese momento sólo conseguimos disparar contra nuestra conciencia. La pantalla del televisor debería quedar bloqueada para grabar en la retina de nuestra juventud el mundo que le dejamos.
Al final conseguimos conectar con los deportes. Algunos ciclistas parecen que toman sustancias  para ser más competitivos y poder llevar a casa un jornal. Otros parados, que no tienen jornal, están arrodillados en el césped de cualquier estadio implorando al cielo que su equipo no descienda a segunda división.
Nervioso, intento apagar el cigarrillo y consigo quemarme el dedo, me levanto y me doy con el pico de la puta mesa, voy a caminar y pierdo la zapatilla, consigo llegar al servicio y está ocupado. Sin razón me enfado con su inquilino. Llevo los platos a la cocina y vierto el aceite por los suelos. Voy a la partida y pierdo.

Espero buscar la calma ante tanto desacierto leyendo el “Diario de Levante” que en titulares dice así:”En la puerta del Mercado Central de Abastos de Valencia, un mendigo apuñala y da muerte a otro de la competencia en disputa del puesto de trabajo.”
Al final llega la noche, me acuesto, quiero dejar el día. Siempre hago mi análisis cuando el olor de la almohada me quiere vencer. Recuerdo lo absurdo y superfluo de las cosas. Amargamente me pregunto: ¿y la sensibilidad?
Los escenarios tienen la misma respuesta, ¡el mundo va mal!
Existen tres eslabones que concatenados en su actuación darían  alguna solución:
Universidad-Trabajo-Política

Alexander Ulianov decía en una de sus máximas que para ser útil sólo es necesario ciertas cualidades en este riguroso orden:

1º Honestidad.
2º Laboriosidad.
3º Entereza de ánimo.
  Inteligencia.
5º Conocimiento.



A. Matilla














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