He estado trabajando mucho sobre este curioso eslogan por ser una expresión tan conocida y cuyo sentido metafórico he aprovechado, precisamente, en favor de la concienciación popular sobre la inclusión como Monumento Natural Vegetal de la Humanidad del Drago Milenario de Icod de los Vinos.
Se trata sólo de una idea peregrina muy susceptible de ser mejorada en tipografía y color.
Me interesaba, sobre todo, diferenciar las tres partes esenciales del árbol: la copa propiamente dicha con sus hojas verdes, el entramado conjunto de sus vetustas ramas y la poderosa fuerza de sus ancianas raices. Ello me permitía intercalar el mensaje dividido en dos distintas pero contundentes frases .
Las prisas han hecho que no me haya fijado hasta ahora en la diferencia de color entre las raices y la palabra DRAGO sobre la que descansa todo el argumento. Pero será muy fácil de conseguir.
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