Después de algunos meses y coincidiendo con el día posterior a la HUELGA GENERAL, el grupo de mi curso de la Facultad de Bellas Artes, en una inmensa mayoría, se manifestaba en contra de un derecho constitucional como es una HUELGA de estas características y en este pais en crisis. Casi todos eran jóvenes que no llegaban a los veinticinco años y ya se encontraban absolutamente seguros de que para cambiar esta situación no habría que votar, según unos, irse a vivir al campo (como si el campo fuera de todos), según otros y entre todos abolir la constitución de sindicatos, suprimir algunos partidos, etc., etc.
No pude dar crédito a lo que oía. Frente a una gran cantidad de jovenes trabajadores que me encontré en las asambleas del 15M cuyo propósito era luchar para cambiar la dinámica de las intituciones, incluidas las académicas, me encontraba con estos otros compañeros de curso, estudiantes de Bellas Artes, que no moverían un dedo para conseguir mejorar sus futuras condiciones de trabajo,académicas, etc.
Tratándose sobre todo de futuros artistas, ¿como es posible conservar esta pasividad ante hechos tan lamentables como la reforma laboral, por poner sólo un ejemplo?
En definitiva: me he quedado solo; y no sólo eso sino que la diferencia de edad entre ellos y yo resulta prácticamente insalvable pero aún mucho más insalvable es la postura que formulan ante los acontecimientos, frente a mi propio compromiso con la situación laboral, política, docente, etc.,etc., que lamentablemente estamos viviendo.
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