Esta mañana, en la terraza del bar de la Facultad, he mantenido una agradable tertulia con mi querido amigo y profesor Mariano Zunzunaga del que, por otra parte, siempre aprende uno algo nuevo y divertido.
Refiriéndose a la idiosincracia de su lugar de nacimiento en Perú, me reveló uno de los cuentos más cortos que he oido en mi vida y que, según él, pone de manifiesto el especial sentido del humor de sus paisanos peruanos.
-Me gustaría morir como mi padre, -le comenta un amigo a otro-, dormido, en silencio y en paz, no gritando y horrorizados, -dijo-, como todos sus pasajeros.
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