Es tal el grado de mojigatería que reina entre algunos jóvenes de mi curso que cada vez se me hace más dificil compartir con ellos criterios concernientes a la producción artística de determinados pintores que, en mi modesta opinión, no merecen , en modo alguno, el grado de importancia y atención que el mercado del arte les atribuye hoy día.
En ocasiones como la de hoy, la capacidad de análisis de mis colegas queda totalmente en entredicho por lo que a mi se me antoja un discurso del todo gratuito por parte de algunos de estos otros jóvenes artistas que el marketing se ha ocupado, antes de tiempo, en elevar a la altura de grandes creadores.
Algunos miembros jóvenes de mi curso han querido ver en mi conducta crítica un ataque visceral hacia ellos mismos y su obra lo que ha provocado una reacción de carácter "tribal" en defensa de "uno de los suyos" y que nada tiene que ver con la primitiva intención que yo mismo manifesté en torno a la calidad artística de la obra de la artista elegida por una de mis ciolegas.
A pesar de todo ello, no me retracto en absoluto de la opinión vertida en su momento en clase aunque sí lamento profundamente que mi enérgica conducta haya podido herir la susceptibilidad de más de uno de mis jóvenes compañeros.
La licenciatura de la Historia del Arte nos proporciona elementos de juicio más que suficientes para aproximarnos a la obra de arte en todo su contexto hasta generar una opinión que, en la mayoría de los casos, alcanza el grado suficiente de objetividad como para convertirla en crítica.
No voy a citar aquí todo lo que los filósofos como Platón, Aristóteles, Enmanuel Kant e historiadores como Burke o Croce opinan sobre la verdadera distinción entre objeto artístico y obra de Arte. Según la estética de B. Croce, la obra de arte no es un objeto físico, sino mental. Para el autor italiano, "el arte es intuición" : " El artista produce una imagen o fantasma, y el que gusta del arte dirige la vista al sitio que el artista le ha señalado con los dedos y ve por la mirilla que este le ha abierto, y reproduce la imagen dentro de sí mismo".
Naturalmente que esta idea de Croce ha sido muy discutida por otros pero la traigo a colacvión para que sirva como ejemplo de los muchos planteamientos que cualquiera puede hacerse frente a una de obra de arte sin temor al derecho de podernos equivocar.
Con bastante frecuencia he oido decir entre gente vinculada al arte que "contra gustos no hay nada escrito". Craso error y nada más lejos de la verdad porque, precisamente, si que hay mucho escrito sobre el concepto de gusto, de belleza, de lo sublime a cargo de algunos historiadores y otros muchos filósofos vinculados a las manifestaciones estéticas y artísticas en el marco de la Historia del Arte; entre otros Kant, por ejemplo.
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