Esta última estancia de vacaciones
en Tenerife coincidió también con la Romería lagunera de San Benito Abad
de la que guardo un entrañable recuerdo desde que siendo muy niños
nuestros padres nos llevaban hasta La Laguna a disfrutar de un especial
día de fiesta, de luz, de color, de flolclore y, sobre todo, de alegria.
Aunque
en mi carnet de identidad figuro como nacido en La Laguna muy poca
gente sabe que vine al mundo en San Benito, en casa de mi tía Argentina,
hermana de mi madre. De ahí que mi devoción por la Romeria se remonte a
muchísimos años atrás, cuando por entonces la luz, tamizada por
el polvo que levantaban los bueyes a su paso, nos envolvía a todos sobre
un lugar todavía sin asfaltar y aún apenas vehículos a motor.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCRCAr1XCBG7v0SuFK0PkdrjsCmDvfJFgqw0779M1KXDHVH_lotyChmvS0VdRm-Dfm6KcOCGcwVCQX58L4oldqmtF3HjWXIDV5AmtYP_A8TUTXAcTudzHNpzyaI2rqacSIZuf50ufgrrE/s1600/buey+negro.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCRCAr1XCBG7v0SuFK0PkdrjsCmDvfJFgqw0779M1KXDHVH_lotyChmvS0VdRm-Dfm6KcOCGcwVCQX58L4oldqmtF3HjWXIDV5AmtYP_A8TUTXAcTudzHNpzyaI2rqacSIZuf50ufgrrE/s1600/buey+negro.jpg)
Durante aquellos años, la proximidad con el aeropuerto de los Rodeos se convertía, para nosotros los niños, en un lugar mágico por cuanto nuestro pasatiempo favorito consistía en ver despegar y aterrizar los aviones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario