RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

lunes, 22 de diciembre de 2014

EL GRAN NICOLÁS



Estos útimos días he reflexionado mucho  acerca de las aventuras atribuidas a ese nuevo y joven personaje que pasea por ahora por los distintos platós de TV y que responde al alias de “Pequeño Nicolás”. A porpósito de él, deseo manifestar que, desde mi punto de vista, no encuentro delito alguno en su proceder como "conseguidor" que yo pueda achacarle porque si bien habrá podido intentar engañar a muchos a cambio de determinados favores y otros beneficios, también es bien cierto que sólo lo ha hecho entre todos aquellos que desde hace unos años se han aliado entre si para estafar a su vez a la mayor parte de la ciudadanía de este país y eso es precisamente lo que me consuela; hasta el punto de concederle el perdón que por mi parte se merece.

Es prácticamente imposible que Nicolás hubiera podido tener éxito en una esfera que no hubiera sido aquella, de cristal blindado, en la que se mueven como peces en el agua, empresarios, políticos, consejeros, etc., quienes a su vez, seguramente, jugaban con la magnífica posibilidad de, a través del joven “engañador”, sumar nuevos e importantes contactos con los que aprovechar una magnífica oportunidad única de continuar enriqueciéndose a costa de los demás. 


No me lo imagino intentado medrar con idéntica intención de éxito en un tejido social menos sofisticado que el suyo. No solo no le hubieran dado crédito sino que seguramente se hubiera llevado alguna patada en el trasero porque ese caldo de cultivo que tanto necesitaba Nicolás para sus travesuras sólo es posible de darse en  determinados estamentos de la sociedad dónde al parecer, tal y como así puede  haberse demostrado, tanto recelan siempre unos de otros; precisamente lo que un estafador necesita para alcanzar su objetivo final con garantía de éxito.

De modo que: ¡¡Enhorabuena, Nicolás!!   
                                           


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