¿Son Vds. los propietarios del perro?, preguntó el funcionario municipal antes de emitir el certificado correspondiente.
-¡Nada más lejos de la verdad!, -sentenció Carmen, mi mujer, con una maliciosa sonrisa. No somos propietarios de ningún ser vivo, pero sí de un coche, una nevera, un sofá, un televisor, entre otras muchas cosas.
Queremos decir, -argumenté yo-, que la relación que mantenemos con los perros es una relación familiar, de afecto y cariño, sin ninguna otra contrapartida a cambio como no sea la fidelidad que nos profesan desde siempre.
A decir verdad, SOLO si que tuvo, al parecer, lo que Vd. denomina como propietario porque hace ya doce años fue abandonado en un lamentable estado, como quién abandona un sofá o una lavadora, ya inservibles, en el vertedero; desde entonces hasta el pasado jueves a vivido confortablemente entre nosotros.
Nunca olvidaremos la fecha del 5 de Mayo de 2016 en el que SOLO nos dejó para siempre víctima de un severo tumor pulmonar que le provocó una aguda anemia y como consecuencia la muerte a sus doce o trece años de edad.
Sin su presencia en casa no es fácil acostumbrarse pero su recuerdo será imborrable para todos nosotros.
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