RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

viernes, 3 de febrero de 2017

ENCAJAR MENTIRAS

Analizando el otro día el valor que puede tener una mentira bien urdida, descubrí, para mi asombro, que cuando es así lo único que pretende el mentiroso en ese caso es sacar alguna ventaja de ella. Un provecho en ocasiones material u oportunista y, -siempre y valga la redundancia-, en exclusivo provecho propio o de sus intereses personales. Pero también, la verdad es utilizada, la mayoría de las veces, para tratar de alcanzar los mismos propósitos, sólo que en esta ocasión tenemos, -si procediera-, un derecho legal a ello y digamos que amparada, asimismo, por la estricta imparcialidad en el marco de la llamada Justicia: ¿JURA DECIR VD. LA VERDAD Y NADA MÁS QUE LA VERDAD?

Si bien muchísimas veces hemos escuchado aquello de que LA VERDAD ES SÓLO UNA, con respecto de la mentira no sucede lo mismo y a eso es a lo que voy. La mentira cuenta con muchas modalidades distintas y una de las más populares es aquella que ya conocemos todos bajo el cristiano nombre de MENTIRA PIADOSA. 

La MENTIRA PIADOSA no tiene ningún valor jurídico que yo sepa aunque si se le atribuye un alto valor moral porque el objetivo que persigue el que miente no es otro que el evitar el sufrimiento de un tercero que se haya visto afectado por el infortunio y, engañarle con ella, sólo pretende la finalidad única de proporcionar algo de consuelo al que padece y eso resulta muy de agradecer, como así viene ocurriendo, durante siglos, en algunas sociedades civilizadas como la nuestra.

También se dan las denominadas MEDIAS VERDADES. Éstas son mucho más difíciles de precisar por los interesados pues sus contornos se difuminan casi siempre sobre un fondo negro de auténticas MENTIRAS. El espectro de estas MEDIAS VERDADES frecuentemente está tolerado por la inmensa mayoría de sus receptores aunque nunca son consideradas por éstos como VERDADES plenamente disuasorias.

He comprobado también que la gente bien educada, cuando quiere negar la grave acusación de un tercero sobre su persona, no dice jamás: ESO ES MENTIRA. Suelen decir siempre: ESO NO ES CIERTO o ESO NO ES VERDAD. 

Una cosa bien distinta es lo que se llama sentirse engañado y en muchas ocasiones yo mismo así lo he creído pero lo que en realidad ha ocurrido es que la verdad manifiesta no ha estado en aquel momento al alcance de nuestras esperadas expectativas y, ante tales circunstancias, nos sentimos enormemente defraudados. 

Puedo afirmar que el ENGAÑO es el hijo único de la MENTIRA.

Yo me he dejado engañar a propósito muchísimas veces y nunca me he sentido víctima del mentiroso habida cuenta de que su principal objetivo no fue el aprovecharse de mi supuesta inocencia al respecto sino que su pretensión no era otra que la de sentirse escuchado, admirado y, sobre todo, reconocido por mí. El derroche de imaginación de estos individuos es magnífico y en estos casos sí que la mentira no está del todo bien urdida porque,
en mi modesta opinión, con esa humilde falta de rigor en su testimonio, el mentiroso suele crear el suficiente margen de incredibilidad como para que parezca atractiva no sólo la supuesta verdad que preconiza sino, al mismo tiempo, también la supuesta mentira que se esconde tras la cita. 

Uno de estos simpáticos mentirosos compulsivos me confesó en cierta ocasión lo siguiente: “YO NO MIENTO, ZOILO; ME INVENTO VERDADES” 

Y a continuación me pregunto: ¿Un relato de ficción, una novela, un cuento, etc. etc., no es acaso una verdad inventada? Partiendo pues de esta primicia, puedo asegurar que este tipo de mentirosos con los que me he tropezado tantas veces, que ni se lucran ni perjudican a nadie con sus supuestas mentiras, no nos queda más remedio que considerarlos como a grandes fabuladores o narradores orales y agradecerles que LA MENTIRA, al contrario que la PURA VERDAD, puede resultar incluso atractiva, capaz casi siempre, de proporcionar un enorme placer, máxime, cuando mienten en tu favor, sobre todo a lo largo de la infancia, durante la cual el ratoncito Pérez nos visitaba mientras dormíamos para, a cambio de un diente nuestro desprendido y que solíamos depositar bajo la almohada, dejarte alguna monedita para la hucha en forma de cerdito que la mayoría teníamos en casa. ¿Y como olvidar la esperanzadora mentira de nuestros padres respecto de la llegada de los Reyes Magos de Oriente la noche de cada cinco de Enero? 

Desde siempre hemos aprendido a encajar hermosas mentiras.

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