Escandalizar a la sociedad hoy día es sumamente fácil, sobre todo, disponiendo como disponemos de los numerosos medios para hacerlo y que tenemos a nuestro alcance. Basta con mentar a la madre de cualquiera en las llamadas redes sociales para conseguir tal propósito. Una cosa bien distinta es que, -amparados en un supuesto sentido de humor contemporáneo-, nos creamos impunes apelando continuamente a la ya de por sí denostada libertad de expresión que yo sí defiendo, -como otros muchos-, a través de otras distintas exigencias éticas y/o estéticas dentro de un marco estrictamente democrático.
En cualquier caso y debido precisamente a la facilidad de disponer de ese inmenso proscenio que representan hoy día las redes, muchos creen tener derecho a ocupar el lugar que les corresponde a los que, a mi criterio, yo denomino artistas en el amplio sentido de la palabra; es decir, con ingenio, con inteligencia, con elegancia, etc., etc. Cualidades que ya demostraron en su día humoristas como Quevedo, Jardiel Poncela, Pedro Muñoz Seca, hasta los ingleses Monty Python, eso sin contar con otros como Charles Chaplin, etc., etc.
Dentro del mundo del denominado estilo RAP, considero que, particularmente, cualquier chirigota de las muchas que se prodigan en los carnavales de Cádiz representa, -en clave de humor y contenido-, mucho mejor ese estilo nacido fuera de nuestras fronteras que los autoproclamados raperos latinos, -amparándose como casi siempre en la exigencia de una libertad de expresión restringida-, explotan en beneficio propio; cubiertos, además, de una falsa agresividad verbal que, por otro lado, no convence a nadie. Vamos, que no resulta para nada creíble. Y no resulta nada creíble porque se encuentran totalmente fuera de contexto. Ni nuestra idiosincrasia es la misma que la de los americanos ni tampoco nuestra problemática social y, mucho menos racial que, al fin y a la postre, es precisamente, la que define el estilo RAP como también definió en su día el BLUES o el JAZZ.
Precisamente, son el ingenio, la gracia y el carácter específico de los gaditanos, -es decir, su propia idiosincrasia-, los valores que se aglutinan para que sus afiladas críticas al poder establecido (gobernantes, empresarios, políticos, seglares, etc.) a través de la música, cale tan hondo en el seno de la sociedad española en general, contando entre ellos a todos aquellos que durante el carnaval se dan cita en Cádiz.
¿Se puede pedir más? ¿No es esa, acaso, una forma de rapear a la española?
¿Qué decir u opinar del supuesto ácido humor de la mística, inexpresiva y ensimismada Cassandra?
A mi juicio, esta joven sólo necesitaría, -además de la benevolencia y misericordia de los fiscales-, la ayuda de un experto psicólogo que consiga recuperarla de su propio síndrome y devolverla de nuevo al mundo real, apartartandola por el momento del mito griego que la envuelve y que, por cierto, lleva su propio nombre: el mito de Casandra y que, según Wikipedia, en síntesis, dice así:
"En la mitología griega, Casandra (en griego antiguo, Κασσάνδρα: ("la que enreda a los hombres"o "hermana de los hombres") era hija de Hécuba y Príamo, reyes de Troya. Casandra fue sacerdotisa de Apolo, con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, Casandra rechazó el amor del dios; éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos. Tiempo después, ante su anuncio repetido de la inminente caída de Troya".
"En la mitología griega, Casandra (en griego antiguo, Κασσάνδρα: ("la que enreda a los hombres"o "hermana de los hombres") era hija de Hécuba y Príamo, reyes de Troya. Casandra fue sacerdotisa de Apolo, con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, Casandra rechazó el amor del dios; éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos. Tiempo después, ante su anuncio repetido de la inminente caída de Troya".
En cuanto al meteórico ascenso del entonces presidente Carrero Blanco señalado por Tip y Coll en su día, muestro aquí una lógica coartada que bien podrían haber esgrimido los humoristas en el supuesto caso de haber sido culpados por enaltecimiento del terrorismo:
ASCENSO POLÍTICO DE CARRERO BLANCO:
1939 Jefe de Operaciones del Estado Mayor de la Armada
1941 Subsecretario
1951 Ministro de Presidencia
1967 Vicepresidente
1973 Presidente del Gobierno
No quisiera sin embargo terminar este alegato sin dejar de nombrar a la “Revista más audaz para el lector más inteligente”: LA CODORNIZ.
Aunque ha quedado demostrado de manera fehaciente que en aquellos años de dictadura, el parte meteorológico presentado por la revista en su día fue todo un bulo, sin embargo, resultó ser del total dominio público lo que aquel parte entonces decía:
“reina un fresco general procedente de Galicia….”
“reina un fresco general procedente de Galicia….”
No hay comentarios:
Publicar un comentario