En este momento me sería imposible precisar cuántos sacrificios llegó a costarme el acabar las dos carreras que figuran hoy en mi curriculum y que llevé a cabo mientras aún trabajaba en el Ayuntamiento de Mollet del Vallés y a las que nunca dejé de asistir a clase a pesar de la distancia que me separaba de las dos facultades en las que me había matriculado en distintos periodos de mi vida aún laboral. Primero en la de Historia del Arte y, algo más tarde, en la de Bellas Artes. En la segunda de ellas, sólo pude beneficiarme económicamente, en calidad de jubilado, un curso.
Luego llegaría el ministro WERT y los jubilados como yo ya no podrían estudiar gratis. Aun así hice lo imposible, económicamente hablando, para acabar con notable éxito el Grado en Bellas Artes.
Por tal motivo me sorprende enormemente que el Sr. Casado, sólo en tres meses, hubiera podido conseguir la Licenciatura o Grado en Derecho. Quizá se deba a que posea una mente tan privilegiada y un coeficiente de inteligencia tan superior a los miembros de otros partidos políticos, sobre todo de izquierdas, que éstos no se encuentren todavía a la altura de sus increíbles facultades mentales y por cuya razón aún se vean abocados a continuar ocupando la sempiterna oposición y lamentándose amargamente de sus fracasos universitarios y políticos.
El PP siempre ha querido demostrar que todos y cada uno de sus distintos candidatos a determinados puestos de responsabilidad política o carteras ministeriales se encuentran respaldados por un sólido soporte universitario fuera de toda duda. Sin embargo y tal como se ha venido demostrando, eso no ha sido siempre así; de modo que la prensa ha empezado a descubrir distintos amaños que demuestran la implicación directa de la URJC en favor de militantes como Cristina Cifuentes y, ahora, Pablo Casado, joven prometedor y supuesto candidato a ocupar la Presidencia de la Comunidad de Madrid si el tiempo no lo impide y la autoridad lo permite.
Lo que ya no se puede admitir es que en una sociedad fundamentalmente y ya sin remedio capitalista, los partidos de izquierda, incluido PODEMOS, se vean todavía obligados a tener que hacer voto de pobreza y renunciar así a una vivienda digna como la enmarcada en un proyecto familiar, a largo plazo hipotecado, y del que espero salgan airosos en beneficio de la felicidad de una pareja joven, prometedora y trabajadora.
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