La memoria me confirma que algo no va del todo bien en el Puerto. Y no lo digo sólo yo sino también mi buen amigo Salvador García Llanos cuando se queja públicamente de la mutilación gratuita de ciertas tradiciones ligadas a las Fiestas en honor de la Virgen del Carmen del Puerto de la Cruz como ha sido este año la abolición de la EXPOSICIÓN DE MINIATURAS Y REPRODUCCIONES A ESCALA DEL MUELLE en la popular pila de la Plaza del Charco, presidida por esa elegante ñamera que aún vive desde antes de mi adolescencia hasta nuestros días y que no son pocos. Aún conservo documentos gráficos de los tiempos en los que el DINÁMICO era el DINÁMICO; y si lo afirmo de este modo es porque todo aquel que hoy día tenga mi misma edad o aproximada, estará de acuerdo conmigo en tal aseveración sin menoscabo de parecer insolente aunque sí con la suficiente edad como para no prestarle como se merece la importancia que tiene tal tradición.
De tal modo que hoy me parece más que oportuno ofrecer un testimonio gráfico que no tiene vuelta de hoja a pesar, o quizá por ello, de ser en blanco y negro y de cuando el DINÁMICO, como ya he dicho antes, era el DINÁMICO, con su terraza a plain air y con la incomparable y fresca sombra con que nos obsequiaban los frondosos laureles de Indias.
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