Ayer asistí invitado a un ensayo general del DÁCIL SEXY SEXTET.
Sus componentes, todos menores de treinta años, aglutinan tal capacidad jazzística en sus genes que les permite sin esfuerzo alguno adaptar cada una de las sincopadas composiciones de Dácil en eficaces fórmulas armónicas que resultarían de muy dificil ejecución para otros que no dispusieran, como disponen ellos, del enorme bagaje teorico-práctico musical que sería del todo indispensable no solo ya para obtener sino para emitir un sonido tan personal y, a la vez, tan fresco y colorista como el que fluye de cada unos de los distintos instrumentos de sus componentes, incluida la voz que surge de la prodigiosa garganta de Dácil. No en vano, todos ellos pertenecen a una de las mejores promociones de músicos salidos de las aulas de la muy pretigiosa Escuela Superior de Musica de Cataluña (ESMUC).
Sus componentes, todos menores de treinta años, aglutinan tal capacidad jazzística en sus genes que les permite sin esfuerzo alguno adaptar cada una de las sincopadas composiciones de Dácil en eficaces fórmulas armónicas que resultarían de muy dificil ejecución para otros que no dispusieran, como disponen ellos, del enorme bagaje teorico-práctico musical que sería del todo indispensable no solo ya para obtener sino para emitir un sonido tan personal y, a la vez, tan fresco y colorista como el que fluye de cada unos de los distintos instrumentos de sus componentes, incluida la voz que surge de la prodigiosa garganta de Dácil. No en vano, todos ellos pertenecen a una de las mejores promociones de músicos salidos de las aulas de la muy pretigiosa Escuela Superior de Musica de Cataluña (ESMUC).
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