RETRODEZCAN

Este imperativo es del todo incorrecto pero me resulta más contundente que el original RETROCEDAN. Por lo tanto, si la Real Academia de la Lengua Española me lo permite, desde hoy en adelante haré uso exclusivo de él.
Con RETRODEZCAN pretendo dar a conocer parte de mi obra pictórica, escultórica, fotográfica y, en menor proporción, literaria y, a la vez, mantener una corriente de opinión sobre los acontecimientos de naturaleza artística de hoy día.
Espero que tomeis la sabia decisión de manteneros a una distancia prudencial de mis opiniones aquí vertidas que no siempre tienen por que ser del agrado de la mayoría; ¿o, sí?

martes, 30 de diciembre de 2008

Hija de José Carlos (pintor en el Pto. de la Cruz)

Esta niña que hoy se asoma a las páginas de mi Blog es hija de José Carlos "El pintor".
Es probable que a las nuevas generaciones no les diga nada el nombre de José Carlos pero este gran retratista, afincado a la sazón entre nosotros, contribuyó de manera eficaz a la proyección del nombre del Puerto de la Cruz más allá de nuestras estrechas fronteras utilizando como vehículo propio los numerosos retratos efectuados a otros tantos clientes y modelos que a menudo hubieron de guardar cola hasta obtener tamaño privilegio. Nadie mejor que él podría explicar en que consistió su peculiar manera de promocionar y promover actuaciones encaminadas a mantener ese espíritu tan elegante que, en su tiempo, caracterizó al Puerto.
Esa elegancia empezaba por él mismo y su entorno. Comodamente sentado en la terraza del Café de París, rodeado de cuanto precisa un buen retratista para ejercer su trabajo, incluído un intérprete, se entregaba por entero a su arte mientras en el interior del establecimiento otro no menos artísta, Leopoldo Ortí, aunque en distinta displina, nos deleitaba a lo largo de la noche con un interminable y "glamuroso" repertorio de conocidísimas y frescas melodias extraidas primorosamente del alma de su gran piano de cola hasta crear la magia, imposible de disociar, entre su propia maravillosa música y la no menos exquisita pintura de José Carlos.
Entre música, pintura, un excelente y profesional servicio que nos aprovisionaba, como en las películas, de algún que otro Dry Martini de tanto en tanto, dejábamos pasar el tiempo bajo un cielo completamente estrellado mientras los neones de la Avenida de Colón parpadeaban colores sobre el océano majestuoso.

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