Coincido plenamente con mi sobrino Iván en relación a la reacción que le produjo la sorprendente noticia publicada en TV sobre las multas a pagar por los "infractores" que rebuscan en los contenedores de basura algo que llevarse a la boca con el subsiguiente riesgo, no para ellos, sino, según las autoridades, para la higiene social en general por el insano deterioro que los hambrientos, con su irresponsable actitud, originan en el medio ambiente que, a la vista del resto de ciudadanos, al parecer, resulta muy pernicioso para la salud pública. ¡Como si la hambruna no fuera perniciosa en sí misma!.
Vergüenza nos tendría que dar de que, además, los necesitados se vean sordidamente sorprendidos por tamaña desconsideración ética.
¿Es posible que en lugar de remediar el hambre se penalice las ganas de comer, sobre todo, después de que el dimitido ministro de Justicia se pavoneara junto a Garzón de haber dado muerte por placer a tanto animal inocente?.
Los propios animales no se matan entre sí por placer. Solo lo hacen por hambre; y si el hambre resulta hoy día tan acuciante para la supervivencia del hombre y su familia no sería nada de extrañar que termináramos matándonos entre nosotros por un plato de lentejas. Y dicho sea de paso, no nos faltan precedentes; .......y si no, que se lo pregunten a Jacob.
La injusticia del hambre. Me hace gracia la fuerza con la que persiguen las autoridades el célebre tranquimazin. Es que los que lo consumen no usan drogas duras y el consumo de estupefacientes baja. Para muestra este botón.
ResponderEliminarDorta:
ResponderEliminarMe alegra tu comentario. Creí que estabas de viaje.
Saludos.
Acabo de llegar del Amazonas y salgo ahora para Tierra del Fuego con una nueva expedición.
ResponderEliminarEsto demuestra la hipocresia de la sociedad capitalista (globalizadora), que intenta ignorar a los más pobres. Son la plaga o como la peste, de la sociedad rica. Mejor eliminerlos!!!
ResponderEliminarYa sabes que yo no pienso así.