NOUVELLE CUISINE
Carne, garbanzos, aceite de oliva, cebolla, ajos, medio kilo de tomates, pimiento, azafrán de la tierra, tomillo, laurel, pimientas negras, perejil, azúcar, pimentón, vino del bueno.
No le estaba resultando nada fácil deshacerse, por más que lo intentaba, del cuerpo del delito.
A
pesar de que aún disponía de un par de horas antes de que llegara su
desagradable esposa, Livingstone no creía que en ese periodo de tiempo
pudiera borrar todas las huellas inocentemente esparcidas sobre el
mobiliario de la cocina. Por el momento, solo había conseguido erradicar
el nauseabundo olor que se había extendido por todo el ámbito de la
casa como consecuencia de su escasa pericia en esos menesteres pero, así
y todo, aún quedaba lo más dificil.
Contaba con que Melanie, su esposa, al
regreso del veterinario donde hoy había llevado a Patxi en visita
rutinaria, no se acercaría por los fogones so pena de que él no se
encontrara en casa en ese momento. Sin embargo, el fino olfato del perro
podría muy bién convertirse en su peor aliado aunque, a decir verdad,
si se encontrase bajo los efectos de la anestesia, como era de suponer,
Livingstone dispondría en su favor de un valiosísimo tiempo extra hasta
que Patxi consiguiera distinguir lo que en casa se había estado cociendo
aquel día.
Justo
debajo del fregadero, por fín, halló lo que afanasomente buscaba desde
hacia largo rato. Un estropajo de los que en Canarias denominan de
"verguilla"; un estropajo metálico. Pero antes de darle uso, recordó
súbitamente que tendría que personarse en el supermercado de la esquina y
proveerse de un tarro de garbanzos cocidos con los que sustituir a los
que como prueba del delito podrían presentar en su contra ante un juez y
delatarle en caso de juicio.
No se fijó en la marca pero el precio no llegó a un euro.
De
nuevo en casa, entró olfateando en la cocina comprobando que en cuanto a
olores no tendría por que preocuparse; habian desaparecido. Extrajo el
medio kilo de garbanzos del tarro que luego ocultó y arrojó su contenido
al fondo de una nueva cacerola plana de aluminio, colocando encima de
ellos los trozos de carne que habían quedado a medio cocer.
Ahora
sí que se dispuso afanosamente a rascar el fondo de la vieja cacerola
donde previamente había hervido la carne horas antes, junto con medio
kilo de garbanzos remojados. Cuando estuvo seguro de haberla dejado como
una patena y de que ya no quedaban en el fondo vestigios de legumbres
calcinadas, solo cabía arrojar a la basura el anterior contingente
quemado de garbanzos sobre el que habían reposado los abundantes trozos
de carne y por cuya razón se encontraban a salvo de la quema.
A
buen recaudo la vieja cacerola y una vez que carne y garbanzos
estuvieron dentro de la nueva, agregó luego el sofrito recién hecho con
el resto de ingredientes, tapandola de nuevo sobre el fuego lento, como
si nada extraño hubiera ocurrido nunca.
Sonó
por fin el timbre y mientras Livingstone abría la puerta sigilosamente,
oyó como su desagradable esposa, dirigiéndose, como siempre, presa de
júbilo a Patxi, le decía:
-¡¡Que bién, Patxi!!. Papá ya ha preparado la cena para nosotros.
INGREDIENTES:
INGREDIENTES:
Carne, garbanzos, aceite de oliva, cebolla, ajos, medio kilo de tomates, pimiento, azafrán de la tierra, tomillo, laurel, pimientas negras, perejil, azúcar, pimentón, vino del bueno.
Pues la verdad es que "ropa vieja y quemada" no es lo que más me apetece cenar esta noche, así que me reservo la opción de la socorrida tortillita. Besos. Mellanie
ResponderEliminarPues la verdad, ropa vieja y además quemada no es lo que más me apetece para cenar, así que me reservo la opción de hacer la socorrida tortillita. Besos. Melanie
ResponderEliminarNo está quemada porque he sustituido todos los ingredientes
ResponderEliminarLA HERMOSA TETERA Y LA ROPA VIEJA DE HUMBOLDT
ResponderEliminarEstimado Livingston:
Cuanto me place su tema de hoy y cuántos recuerdos de mi juventud e íntimas amistades mundanas me traen.
Uno de ellos o una de ellas le ocurrió a mi gran amigo Sir Durha-Cell, el cual cuando era pequeño y de forma coloquial, al salir de las piscinas de nuestros jardines , mirando a su madre le decía:
“Tráeme la ropa… vieja” y su madre rápidamente le alcanzaba su ropa. Todo esto en el más puro inglés, que no escribo ni describo aquí para que lo pobres castellanos lo puedan entender al releer este hermoso escrito virgianal.
La segunda o segundo gran recuerdo fue el de Mary Anne. Ella era una de las llamadas “sirvientas” de la casa de Sir O´NotSer. Era una joven de no muchos años por encima de los veinte, cuando las carnes están donde deben. Nos servía siempre el desayuno a su hora y nuestro té a las cinco o´clock. Pero aquél día fue diferente. Traía estrenado toda su ropa incluyendo cofia, delantal … etc…. Nos sirve el té en bandeja de plata dejando entrever su hermosa tetera, maravillas, ambas, de la ciencia bio - lógica y del saber hervir, servir y vivir y más cosas que ya no recuerdo ni me acuerdo por muy cuerdo que esté. Eso hizo, entre otras muchas cosas, que nuestros efluvios efluviaran y nuestros instintos se disparan hacia la leche para el té. Nos la sirvió con pastas, como siempre, o mejor dicho mejor que siempre para ella ya que terminamos poniendo la pasta nosotros. Fue tal el movimiento provocado que los líquidos al esparcirse mancharon su hermoso traje nuevo, por lo cual se vistió de nuevo pero esta vez con ROPA VIEJA. Creo que le quedaba mejor. En fin….
Estos son sólo dos claros ejemplos de ingre – dientes o de incarle el diente de la Ropa Vieja ROPA … VIEJA.
Debido al suceso anterior es por la razón de que en las Islas Canarias Humboldt diera el nombre de Ropa Vieja a tan suculento manjar, me refiero al del Té, otro día le contaré el del chocolate y el del café ambos marroquíes.
Sir Stanley Jr.
Hermosa disertación,Sir Stanley.
ResponderEliminarSeguramente, en mi fuero interno debí entender que la ROPA VIEJA mejor quemarla. ¿No le parece?.
SÓLO QUIERO TRIUNFAR CONMIGO. NADA MAS ENTENDERÉ.
ResponderEliminarPara algunos de los que usan un presente diferente a su pasado estarían muy de acuerdo con el hecho de quemarla.
¡ Qué pena me dan esas personas o "entes" !
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarVIÑA NORTE
ResponderEliminarHOY ACABO DE VER A TU SOBRINO IVAN CAMINANDO POR LA LAGUNA HACIA LA TORRE DE LA IGLESIA DE LA CONCEPCION. ENTRO A "VIÑA NORTE" (LUGAR DE VINOS) Y SALIO. YO LO VI Y CONOCI PERO ÉL A MÍ, NO.
CREO QUE LE RESULTO CURIOSO VERME A MÍ, HACIENDOLE FOTOS A LA IGLESIA DE LA CONCEPCION DE LA LAGUNA. MIRO HACIA ATRAS , HACIA MI. YO TENIA APOYADA EN UNA VALLA AMARILLA MI CÁMARA FOTOGRÁFICA HACIENDO DICHA VALLA DE TRÍPODE. ¡ QUÉ CURIOSO EL ACTO O MOMENTO VIVIDO !.
NO QUERIA INTERRUMPIRLE PUES IBA BIEN ACOMPAÑADO . ELLA LLEVABA UNA REBECA DE COLOR VERDE.
NO ESTUVO MUCHO TIEMPO EN EL ACTO.
SALIO PRONTO. TERMINE MIS FOTOS Y ME FUI EN DIERCCION CONTRARIA A LA DE ÉL.
ALGUIEN DIJO:
" ESE ES IVAN , EL DE LA TELE "
YO SONREÍ, LEVEMENTE.
ME MIRE... Y ME VI QUE ES QUE YO LLEVABA PUESTA MI "ROPA VIEJA".
Pues hablando de asuntos culinarios, parece ser que las torpezas en ésta materia no son exlusivas del sr. Livingston.
ResponderEliminarTrataba de hacer "penne arabiatta" y he terminado "haciendo penne afumata"
Sera cuestión de optar tambien por la socorrida tortillita pues como afirmaba mi padre, médico de profesión, lo huevos no eran malos ya que habían salvado a la humanidad.TG.